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Educación
Escuelas libres, rurales y activas: una realidad pese a las trabas de la administración
Cada vez más familias tratan de esquivar el sistema tradicional de enseñanza y buscan alternativas en escuelas “niñocéntricas” que ponen el pensamiento crítico por delante de los exámenes. El directorio ludus.org, que en 2013 registraba 40 proyectos, hoy contiene 800.
“¡Nuestra escuela es todo el pueblo!”, exclama Miguel, acompañante del colectivo Wayra, un proyecto ubicado en Juzbado (Salamanca). Para describir un día en Wayra, primero hay que decir que la hora de entrada no existe. También hay que decir que no hay profesores, sino acompañantes. Y lo último que se debe saber es que no hay temario y cada día es una aventura diferente.
“La clase comienza cuando estamos todas”, asegura Miguel. “El grupo grande llega a la escuela con los dos acompañantes que somos Pablo y yo”, cuenta. Mientras llega el resto, los niños y niñas dibujan o juegan al ajedrez en un ambiente tranquilo y los acompañantes cortan fruta o rellenan el calendario. “Luego llega escalonadamente el resto de la tropa, algunos acompañados por sus padres y madres”, explica Miguel. Y es entonces cuando arranca el día. El Ayuntamiento ha cedido sus instalaciones municipales al proyecto, así que los niños y niñas deciden si quieren ir a la biblioteca, al salón de actos, al polideportivo o prefieren quedarse en una piedra o junto al río. “A lo largo de la mañana nos vamos dispersando en grupitos de peques y adultos pero siempre metemos una propuesta organizada al día. Hoy por ejemplo hemos hecho pigmentos naturales con carbón y hemos ido a una cueva a hacer pinturas rupestres porque estamos hablando mucho del paleolítico”, cuenta el acompañante de Wayra.
Esta escuela libre, ubicada en el medio rural, defiende un aprendizaje vivencial, en el que los conocimientos se adquieren con la experimentación. Es también un sistema asambleario en el que madres, padres, niñas y niños intervienen en las decisiones. “Proponemos actividades pero siempre son voluntarias; las niñas y los niños pueden hacer lo que quieran”, explica Miguel mientras añade que las familias también participan en el día a día, por lo que pueden permitirse aceptar a más peques y cada adulto acompaña a un grupo de dos o tres. Actualmente acuden a Wayra 18 peques a diario y han constatado que su modelo tiene cada vez más demanda. “El primer curso éramos seis familias y ahora somos quince. Nosotros nacimos en 2012 a la luz de este ‘boom’ de proyectos alternativos y en los últimos años hemos visto que las iniciativas se multiplican tanto en Salamanca como en provincias limítrofes”, explica.
Un boom que se sostiene
El directorio ludus.org recoge hoy 800 proyectos. “Hace dos años eran aproximadamente la mitad y cuando echó a andar el directorio, en 2013, tenía unos cuarenta”, dice su creadora, Almudena García, que advierte de que no es un directorio exhaustivo, pero sí cree que sus datos pueden dar una idea del cada vez mayor interés por las pedagogías alternativas.Waldorf, Montessori, Reggio-Emilia, escuela bosque, Amara-Berri o educación democrática son algunas de las categorías de este directorio. “Waldorf y Montessori, que son dos de las más conocidas, son como el agua y el aceite… y curiosamente además, ambas rechazan el calificativo de alternativas que la calle les ha asignado”, dice Almudena, que también es autora de Otra educación ya es posible (2016).
“Se califica estas metodologías de niñocéntricas porque entienden que el alumno ha de ser el elemento central ”, explica Almudena García, creadora de ludus.org y autora de Otra educación ya es posible
“Detrás de la etiqueta encontramos proyectos educativos muy variopintos que tienen en común el proponer soluciones a algunos de los problemas que aquejan al actual sistema educativo, como el abandono escolar temprano, la repetición, o la desmotivación de alumnos y profesores”, explica. “Con más o menos ironía se las califica de niñocéntricas porque entienden que el alumno ha de ser el elemento central del proceso educativo, que se han de tener en cuenta sus ritmos e intereses”.
Se trata, pues, de huir del modelo tradicional. Y, aunque se puede poner en cuestión qué es eso de “tradicional”, sí es fácil buscar unos patrones que estos sistemas ponen en cuestión, como el estar agrupados por edades: “Esto es algo que cuestionan Montessori o Amara-Berri, que defienden que la mezcla de edades es beneficiosa porque permite que los mayores ayuden a los pequeños, afianzando así sus conocimientos, a la vez que a los pequeños, que toman como modelo a los mayores, les resulta muy motivador aprender de ellos”.
Este último, Amara-Berri, es un sistema que se utiliza desde 1979 en una red de escuelas del País Vasco. Aunque la innovación no acaba de calar en las escuelas públicas, Almudena cree que “se están moviendo muchas cosas pese a que no lo tiene fácil: quienes están empezando a trabajar de una manera diferente se encuentran a menudo con trabas por parte de la administración”.
Trabas administrativas
De trabas saben algo en Mayrit, una “escuela activa” y sin ánimo de lucro que echó a andar en 2015 tras dos años de gestación y por el empeño de un grupo de familias que llevaban a sus hijos e hijas a “escuelas respetuosas” en Madrid y no encontraban un lugar en el que pudieran continuar con los mismos principios en primaria. Silvia Guerrero es una de las implicadas en esta historia. “Cada niño es único y tiene unos intereses únicos, pero eso no se respeta en los colegios tradicionales, donde el currículo es muy rígido y se trata a todos por igual”, cuenta a El Salto. La forma que han encontrado para esquivar las exigencias de la Comunidad de Madrid es la creación de una “escuela internacional”. Eso les permite funcionar, explica Guerrero, “no en contra del sistema sino al lado”.¿Cómo es el día a día para el alumnado? “Pues hoy, por ejemplo, era día de lectura, porque así lo han decidido en una asamblea al comenzar el curso. Cuando lleguen van a encontrar libros que las acompañantes han seleccionado para ellas según sus intereses”, dice esta madre de dos alumnos de Mayrit. Las aulas, explica Guerrero, son multigrado (alumnos de varias edades comparten espacios), de modo que el más mayor enseña a leer al más pequeño, y de esta forma el mayor también aprende. Además, las emociones se trabajan mucho y “cuando hay un conflicto, Mayrit se para”.
Entre los objetivos está el poder ofrecer educación en la etapa de secundaria, donde la oferta escasea aún más. A la pregunta sobre si este proyecto es exclusivo para familias privilegiadas, Silvia responde plasmando sus contradicciones: “Nos da rabia porque Mayrit tiene espíritu de escuela pública, y esto tiene que ser accesible para todas las familias, pero lo cierto es que ha supuesto un esfuerzo que no todo el mundo puede asumir”.
Y es que, al no encontrar un espacio adecuado a su idea pedagógica, decidieron construir un colegio junto a un entorno natural, lo que hizo que el proyecto fuera aun más complejo. “El espacio es uno de los aspectos más relevantes para nosotros, y nuestros arquitectos se han sentado con nuestra directora para que ella les contara cómo es el día a día: el espacio se ha creado en función a esas necesidades”. Las obras han finalizado y el centro está a la espera de recibir los permisos pertinentes para abrir sus puertas el próximo curso. Mientras, el alumnado se encuentra en un espacio provisional.
Escuela libre urbana
Pero las escuelas libres también son compatibles con los entornos urbanos. La Tribu y Tartaruga, en los madrileños barrios de Villaverde y Aluche son prueba de ello. Desde La Tribu se definen como un proyecto colectivo de pedagogía libertaria y de acompañamiento respetuoso. Apuestan por el juego libre y la libertad de movimiento por los espacios y reúnen a peques que van desde los 30 meses a los seis años. Suele haber entre 5-7 peques por acompañante y no están divididos por aulas “porque eso es lo que hace el Estado para homogeneizar”, añaden.“Tenemos dos pilares básicos que son la autorregulación, un proceso en el que cada peque conecta con una necesidad para satisfacer un deseo propio, y la no directividad, que implica que las adultas no dirijamos su aprendizaje, en la línea del autoaprendizaje”, explican Olaya y Txelu, los dos acompañantes del proyecto.
Como apuntan desde Wayra, ellos también han detectado que los proyectos de educación alternativa cada vez tienen más espacio en la opinión pública. “Puedes encontrar artículos sobre educación libre en periódicos de derechas”, ejemplifica Olaya. “Hay un auge de este tipo de proyectos y en los últimos cinco o siete años han aparecido muchas escuelas libres”, añade Txelu.
Para los acompañantes de La Tribu, la escuela libre es incompatible con el modelo estatal, basados en la jerarquía aunque algunos adopten un enfoque más innovador
Ante este aumento de la demanda, cabe preguntarse si tendrían cabida dentro de la escuela pública. Para los acompañantes de La Tribu, la escuela libre es incompatible con el modelo estatal, aunque algunos colegios están adaptando sus metodologías a este nuevo escenario. “En los colegios estatales el modelo es la clase magistral. Se puede hacer un cambio y se puede trabajar por proyectos, las peques se dividen en grupos de cinco e investigan sobre un tema. Esto implica un cambio metodológico pero la relación entre profe y alumno sigue basándose en la jerarquía”, afirma Txelu. “En la escuela pública hay una finalidad: que aprendan algo en un determinado momento. En nuestra escuela no hay tiempos límite. En lo que se basan estas pedagogías es en el bienestar del peque, es algo más holístico —añade Olaya—. Hay proyectos dentro de la pública que son muy válidos. Pero en sí mismos son contradictorios. Tienes que seguir un currículum, tienes una ratio muy alta, de hasta 25 niños con una sola maestra. Hay ciertas cosas a nivel estructural que son contrarias a este tipo de pedagogías”.
“Nuestro modelo va en contra de la propia institución. Un espacio en donde hay niños y niñas aprendiendo lo que quiere el ministerio de Educación es contrario a acompañar en el desarrollo. En la escuela estatal, ni las peques, ni las familias ni el profesorado puede decidir qué es lo que necesita cada peque en cada momento. Lo único que pueden hacer es cambiar de metodología. Pero la estructura jerárquica es esa y no se puede acabar con ello desde dentro. Iría contra nuestra propia esencia”, sentencia Txelu.
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Milena, del proyecto Tartaruga, comparte esta visión. “Hay muchas herramientas que se pueden intentar copiar desde la pública, pero hay cosas incompatibles. Cada escuela es muy diferente dependiendo de quiénes la componen en la medida en que esas personas pueden tomar decisiones, es asamblearia, horizontal… y esto es incompatible con la pública actual. Creo que hasta que no se invierta más y se reduzca la ratio va a ser imposible. Estos proyectos precisan de unas ratios más pequeñas”, asegura.
Para procurar que estas pedagogías sean accesibles para todo el mundo, muchas de estas escuelas libres se muestran flexibles con el pago de cuotas. “En nuestro caso las familias aportan una cantidad baja en función de sus ingresos. Tenemos familias que aportan desde 200 euros al mes hasta 100 euros”, explican en La Tribu. Desde Wayra cuentan que durante un tiempo la contribución era voluntaria, pero ahora existe una cuota para el sueldo de los acompañantes que varía en función de la posibilidad de cada familia.
Lo que sí es cierto es que el universo de la educación alternativa es muy amplio y hay ciertos proyectos que pecan de elitistas, tal y como relatan los acompañantes de estas escuelas. “Son poquitas las escuelas que tienen modelos accesibles, con cuotas libres o en función de ingresos como lo hacemos en estas escuelas libres”, explica Milena.
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La escuela pública tiene su origen en los campamentos militares primero, y en las estructuras tayloristas de la industrialización después, es decir, que la organización escolar está sedimentado en la idea de formar obreros, de ahí la el currículum escolar sesgado, el recreo de 30 min (con sirena incluida), el autoritarismo de los docentes, las jerarquías, etc. La escuela pública se atribuye la capacidad de incluir, pero no incluye, sino que organiza y homogeniza esa diversidad, porque no tiene ni formacion, ni recursos materiales ni humanos para construir una escuela que trabaje para el desarrollo humano. La escuela pública también trabaja para el capital.
Elitismo, sin cambiar la educación pública no se cambia el mundo, solo crea más odio entre los padres que no se lo pueden permitir
Cada vez hay más escuelas públicas cuya pedagodía es meyormente alternativa. ¿A qué viene lo de elitista?
Si, mucho elitismo, pero lo primero es la felicidad de mi hijo que seguro que hace más bien por el mundo que un niño traumatizado en un sistema sin sentido que lo único que te enseña cuando has acabado secundaria es a restar y sumar, y eso ya lo sabía hacer mi abuela sin ir al colegio. En conclusión, en el actual sistema de enseñanza no te enseñan nada interesante. Eso sí, traumatizan a los chavales con deberes absurdos y los adiestran para ser otra ovejita del sistema, idolatrando al más "listo" de la clase y menospreciando al más "tonto" de la clase. Para cambiar sistema primero habrá que cambiar uno mismo, pero una cosa está clara, si donde estoy me están maltratando iré a otro lugar donde me traten con amor y con cariño y el mundo ya irá cambiando.....
Mi hija hora tendrá que ir a salud mental pàra paliar los daños de lo que tu llamas escuela pública. Y para que la madre no se queje mucho, la quitamos de medio, no será por mecanismos administrativos del estado democrático.
Quizás es porque estos proyectos educativos no reciben apoyo administrativo, y si lo reciben, incluida con la coacción pertinente y la mal llamada escuela de todos, que solo es una escuela en la que la participación de las familias esta limitada a la obligación de llevarles a nuestros hijos a sufrir , aunque ellos no quieran. Y a aguantar todo tipo de injusticias, por el bien del estado. Y sino gusta, a la carcel y a internados del gobierno!!???.
Hola! Soy uno de esos maestro s segregadores y homogeneizadores de la pública. Lo primero que hacemos cuando viene un niño senegalés, ecuatoriano, gitano o de otra procedencia es blanquearlo con Ariel y enseñarle los principios del régimen. Somos unos cabronazos por qué nos dejamos la piel enseñándoles a leer y a sumar junto con sus compañeros. He conocido decenas de proyectos como alternativos y libertarios en mi larga vida, todos curiosamente ausentes de diversidad. La escuela pública es el lugar de encuentro de todas y todos, luchemos desde las APAS y los claustros por la escuela que queremos y no nos dejemos seducir por unos proyectos que no dejan de ser elitistas y profundamente neoliberales
Por maestros como tú,, con los comentarios que haces, la escuela publica va como va....
Muy interesante y necesario el artículo. Sólo añadir que en el directorio ludus.org no están todos los proyectos. Este directorio es de pago y hay escuelas alternativas que no eligen esta forma de publicitarse y deciden no pagar esa cuota publicitaria. Por tanto incluso es mayor el número de escuelas alternativas. Yo creo que no hay ningún registro que recoja todos los proyectos de este tipo.
Buenas tardes, disculpa, me podrías ayudar ? dónde podría encontrar un listado de escuelas libres, proyectos, escuelas alternativas para la ESO ?
Gracias.
Hola,
de donde eres? Nosotros tenemso una bonita escuela en Barcelona, si me contestas te paso la info. Gracias! :-)
Me. Gustaría saber información de la escuela en Barcelona. Estoy cansada de que mis hijos de primaria se pase tres horas en la tarde haciendo deberes. Y la profe como un militar
Kaixo,egunon!!!! Por favor me podrías pasar info de la escuela de Barcelona???tengo un hijo en primero de eso en un instituto público estatal y quisiera un cambio urgente,gracias,un saludo
En Ludus también hay proyectos de secundaria, los puedes consultar aquí: https://ludus.org.es/es/projects?age=admits_teenagers
Ludus nació con el proposito de ayudar a difundir otro tipo de educación y dar a conocer a los proyectos que la estaban llevando a cabo.
Como algunos de estos proyectos, en sus inicios era gratuito e intentó ser sostenible mediante colaboraciones voluntarias. Lamentablemente, no fue posible mantener este modelo debido a que estas colaboraciones fueron muy escasas. Por eso ahora para darse de alta en Ludus hace falta suscribir un plan. En cualquier caso, como no queremos que nadie se quede fuera por motivos económicos, hay diferentes tipos de suscripción con precios más que asumibles que nos permiten seguir llevando a cabo nuestra labor de difusión.
Cada día somos más personas las que no estamos dispuestas a aceptar los mínimos que el Estado nos obliga a aceptar para "cambiar las cosas desde dentro", así que de momento, nos quedamos fuera:
http://llavorsjugant.com/
Proyectos segregadores??? Gracias a estos proyectos se ve luz al final del camino aunque sea algo... Es cuestión de emergencia tener las riendas de la educación de nuestros hijos e hijas sin delegar ni un ápice al estado.
Es un nuevo elitismo. Aprendamos de elementos de estos centros para mejorar la enseñanza pública, pero no olvidemos que estos proyectos por muy chupiguays que son, no dejan de ser tan segregadores como los del Opus.
En países donde la educación se plantea como un aprendizaje para la vida, donde las protagonistas son los peques que adquieren herramientas para desarrollarse como personas con sentimientos, inquietudes y habilidades propias, estos proyectos en lugar de ser elitistas, son lo natural, lo público, y lo accesible. Desgraciadamente en los países donde la educación sirve para crear seres obedientes, sin criterio, incapaces de pensar por sí mismos y torpes en su relación con sus propios sentimientos, los proyectos que se salen del sistema tienen grandes dificultades para llegar a toda la población. Aún así, muchos de estos proyectos hacen grandes esfuerzos por ser asequibles y hacerse cargo de las necesidades de todos sus miembros.
Totalmente de acuerdo, estos niños no viven en el mundo. Estoy seguro que no harán estudios de Formación profesional, ni trabajaran de electricistas. Serán soñadores que vivirán del dinero no de los padres sino directamente de los abuelos.
Si aceptamos el mundo como una selva competitiva en la que sólo sobreviven los "fuertes", los que ignoran sus sentimientos y los de otros, los que aspiran a salvarse a sí mismos y a los suyos por encima de cualquier consideración de los demás, pues sí, estos proyectos no encajan. Efectivamente, eso explicaría las políticas Europeas de inmigración, la guerra de Siria y el odio creciente entre comunidades. La educación que sigue las reglas del juego es, probablemente, la que mejor se ajusta a nuestra civilización. Así estamos.
interesante artículo, y sorprendente la cantidad de escuelas de este tipo que ahí y lo desconocidas que son
Tarea pendiente: proyectos así, pero de titularidad pública para hacerlos asequibles a más criaturas...
haberlas hailas, como asmeigas galegas, es tarea de profesorado y familias que cada vez seanmas!
Entre tanta toxicidad informativa, es un respiro agradabilísimo saber que hay otros caminos, otras vías y vidas, otros proyectos alternativos e interesantes. Y és importante que un medio de cominicación nos lo cuente. Gracias.