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Ecuador
El asalto a la Embajada de México, el naufragio diplomático de Ecuador
El asalto de las autoridades ecuatorianas a la Embajada de México en Quito supuso el estallido de una fuerte crítica internacional hacia Ecuador. Una docena de policías ecuatorianos armados entraron por la fuerza a la sede diplomática en la noche del pasado viernes 5 de abril para detener al exvicepresidente Jorge Glas, sobre el que pesan dos condenas por corrupción y a quien el Gobierno mexicano le había concedido asilo político solo unas horas antes. El atropello a la Embajada de México, lejos de quedar como una anécdota, supuso la ruptura inmediata de las relaciones por parte de la Administración mexicana, que ahora pide al Tribunal Internacional de Justicia (TIJ) que Ecuador sea suspendido temporalmente como miembro de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y que se valore su expulsión. “A México se le respeta”, llegó a sentenciar López Obrador el martes durante su conferencia mañanera, en la que reveló algunas de las imágenes de lo ocurrido en Quito.
El descontento de la sociedad mexicana desde entonces ha sido claro, y la crítica no tardó en llegar al escenario internacional, donde ya ha habido un rechazo y una condena por parte de un amplio abanico de gobiernos: desde ejecutivos afines como el del brasileño Lula da Silva, hasta el del derechista Javier Milei, con quien había mantenido rifirrafes en las últimas semanas —Milei llegó a calificar al mandatario mexicano como un “ignorante”—. La entrada a la fuerza en la delegación supuso un incumplimiento del Convenio de Viena, tratado en el que se prohíbe la entrada a las embajadas de otros países sin un consentimiento previo; y al Convenio de Caracas, en el que se expresan los principales puntos sobre el asilo político. “Es un tema de la mayor gravedad en las relaciones diplomáticas”, expone Arturo López, profesor del Centro de Relaciones Internacionales (CRI) de la UNAM, que pone el foco en el campo de la diplomacia, sin dejar de lado problemáticas internacionales relevantes como la Guerra de Rusia en Ucrania o la Guerra de Israel contra Gaza.
“Cualquier persona tiene derecho a pedir asilo. La Embajada mexicana lo que hace es investigar [la solicitud de asilo de Glas], no se lo otorga directamente”
El Gobierno ecuatoriano ha mantenido con firmeza su decisión, pese a las críticas internacionales de los últimos días, que han cercado sus argumentos desde el punto de vista diplomático. El Ejecutivo de Noboa considera que el equipo diplomático mexicano abusó de las inmunidades y privilegios otorgando el asilo político a Glas. “[Lo ocurrido] demuestra la ignorancia de Noboa y de quienes le asesoran. Cualquier persona tiene derecho a pedir asilo. La Embajada mexicana lo que hace es investigar, no se lo otorga directamente”, explica Silvia Soriano, investigadora de Estudios Latinoamericanos en la UNAM. Y añade: “[La Embajada] es la única que puede otorgárselo [el asilo], obviamente porque si está siendo perseguido –o no– por el Gobierno ecuatoriano, el Gobierno ecuatoriano no puede opinar sobre esta situación”.
Noboa fue elegido presidente tras la disolución de la Asamblea Nacional por parte de su predecesor, Guillermo Lasso. Logró una victoria a través de las elecciones anticipadas de 2023, que le dieron la legitimidad para gobernar hasta el final del periodo iniciado por Lasso (2021-2025). La investigadora de la UNAM destaca la escasa experiencia política del joven presidente, que, con 35 años, solo cuenta con tres años en el campo. Considera, por tanto, que es un político “junior”, y asegura que encabeza un Gobierno aún “inexperto”. La canciller ecuatoriana, Gabriela Sommerfeld, afirmó en entrevista con la televisión ecuatoriana Teleamazonas el pasado lunes 8 de abril que la orden de irrumpir en la embajada fue dictada directamente por el presidente (“lo que nos corresponde como cancillería es asesorarle”, acotó entonces), afirmando que fue una medida unilateral.
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Un Ecuador cercado
Sommerfeld apuntó en la entrevista que Noboa “estaba defendiendo la democracia, la seguridad del país”, unas declaraciones en línea con el argumentario expuesto por su Gobierno, que exponía como causa principal la lucha contra la corrupción y el conflicto armado. Soriano pone en tela de juicio esa explicación, e ironiza sobre cómo José Adolfo Macías Villamar, alias Fito, el criminal mas peligroso del país pudo escapar de una cárcel de alta seguridad de Guayaquil; mientras que el exvicepresidente (sujeto de “fuga inminente”, según Noboa) no pudo hacerlo por salvoconducto, legalmente. “Creo que esta lucha contra la corrupción es un eslogan”, opina Soriano.
La violencia desatada en el país, y agravada por hechos como la huida de Fito llevó a que Noboa impusiese un estado de excepción en el país el pasado 8 de enero. Expertos consultados por El Salto apuntan a que el escenario que vive el país está derivado de la corrupción presente en autoridades como el ejército o la policía. López considera que lo ocurrido en la sede mexicana podría estar dirigido a trasladar la excepcionalidad que vive Ecuador al ámbito de las relaciones diplomáticas: “Me parece que justo por ahí va la estrategia de México de decir que esto no puede normalizarse”, indica.
El país sudamericano ha vivido una concentrada transición política en los últimos años. La llegada de Rafael Correa (2007-2017) al Gobierno de Ecuador puso a la izquierda en una posición dominante en el país, marcando el desarrollo de un movimiento catalogado como correísmo. La victoria del exvicepresidente Lenin Moreno (2017-2021) en las urnas supuso el declive de esa corriente correista, por el alejamiento de las posturas con el que fuera su líder entre 2007 y 2013. En 2021, Guillermo Lasso ganó la presidencia, marcando una derechización en la línea gubernamental ecuatoriana, que se mantuvo tras la disolución del Parlamento Nacional y con la llegada al poder de Noboa.
El próximo 21 de abril una consulta popular busca enmendar una profundización en el estado de excepción y en los privilegios y competencias de las Fuerzas Armadas
El próximo 21 de abril resalta en el calendario ecuatoriano. Una consulta popular busca enmendar una profundización en el estado de excepción y en los privilegios y competencias de las Fuerzas Armadas. El profesor del CRI subraya la importancia que podría tener la mediática irrupción en la Embajada de México: “[Noboa] busca establecer un marco mental que lo fortalezca de cara a esa consulta. La gran mayoría de los medios de comunicación corporativos avalaron y fueron una caja de resonancia del discurso y del comunicado de Noboa, donde básicamente decía que la decisión era producto de defender el estado de derecho, la dignidad del gobierno y el pueblo de Ecuador”. En un comunicado y utilizando abiertamente este suceso como pretexto, Noboa reclamó al pueblo ecuatoriano la importancia del voto –obligatorio– para la consulta (“hay que entender que nos estamos jugando el país”, exponía en la misiva).
Un periodo de incertidumbre
Las tensiones entre México y Ecuador han ido bullendo de forma intensa en las últimas semanas. Las palabras de López Obrador en las que dio a entender que Noboa logró la victoria en las urnas gracias al asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio —asesinado por el crimen organizado en agosto— dieron lugar a que Ecuador nombrara persona non grata a la embajadora de México, Raquel Serur. “Es una medida que prevé la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas y eso implica que la embajadora debe abandonar el país en un plazo breve”, explicaba el comunicado de la cancillería, en el que especificaba: “No significa romper las relaciones diplomáticas”.
El exvicepresidente Jorge Glas llegó a la Embajada mexicana en diciembre para solicitar protección tras una orden de captura solicitada por la Fiscalía. En ella, el Ministerio Público no especificaba el porqué se procesaba al político. La consecución del asilo político otorgada solo unas horas antes del asalto a la sede mexicana fue la gota que colmó el vaso y la tensión entre los dos países, que rompieron relaciones tras la introducción policial. Glas se encuentra ahora encarcelado en La Roca, una prisión de máxima seguridad ubicada a las afueras de Guayaquil. Desde el pasado lunes, el exvicepresidente tuvo que ser hospitalizado (por una sobredosis de ansiolíticos y antidepresivos, según un parte policial; por una descompensación, según la versión del Servicio de Personas Privadas de Libertad) y ha iniciado una huelga de hambre.