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Diccionario de la Posverdad
Pedagogía educativa
La pedagogía puede entenderse como una manera intencionada de ejercer la influencia, para bien o para mal, sobre el aprendizaje y desarrollo de los sujetos humanos, especialmente durante una etapa en la que son más vulnerables.
Una pedagogía educativa, que se propone favorecer la autonomía y el desarrollo de la personalidad de cada sujeto, es la ciencia y el arte de ejercer la influencia, precisamente para ayudar a que el sujeto humano descubra, identifique y controle libre y conscientemente los influjos múltiples, omnipresentes, internos y externos, conscientes e inconscientes, simples o complejos, que van conformando su vida, su manera de percibir, interpretar, tomar decisiones y actuar en la compleja realidad que habita.
Aprendizaje educativo
El aprendizaje será educativo si abre en cada individuo, y en cada grupo, el proceso que le ayuda a convertirse en sujeto relativamente autónomo, consciente, informado, sensible y abierto al mundo natural y cultural, así como compasivo y comprometido con el universo de los otros y de sí mismo.
Lo que importa no son sujetos atiborrados de información, sino personas que sientan, piensen y actúen de modo informado, crítico y creativo
La extrema y creciente complejidad, las ilimitadas y desiguales posibilidades, el cambio acelerado, la intensidad de la incertidumbre y la magnitud de los riesgos del mundo digital actual, contaminado de posverdad, requieren el desarrollo en los ciudadanos contemporáneos de recursos y capacidades cognitivas y socioemocionales de nivel superior. Lo que, a mi entender, supone incorporar de manera crítica y creativa las adquisiciones más valiosas de la historia de la humanidad, así como el desarrollo de la actitud y la capacidad de abrirse al descubrimiento de lo desconocido.
Aquí se sitúa, en mi opinión, la responsabilidad principal de la Pedagogía educativa: asumir de manera intencional y sistemática la responsabilidad de provocar, promover, orientar y ayudar a cada estudiante en la reconstrucción consciente y libre de sus modos habituales, subconscientes y automáticos de pensar, sentir y actuar adquiridos en su prolongado y singular proceso de socialización. Es decir, promover la reconstrucción consciente e informada del sistema complejo de recursos (conocimientos, habilidades, emociones, actitudes y valores) que utiliza cada individuo para diseñar y experimentar su propio camino, su propio propósito, su singular proyecto de vida.
La pedagogía se entiende como una manera intencionada de ejercer la influencia, para bien o para mal, sobre el aprendizaje y desarrollo de los sujetos humanos
En concreto, lo que realmente importa no son sujetos atiborrados de información o que conozcan las habilidades críticas o creativas, sino personas que sientan, piensen y actúen de modo informado, crítico y creativo. Lejos de las posiciones dogmáticas, sectarias y excluyentes, que han dominado, con frecuencia, el panorama pedagógico habitual, me parece necesario apostar por un sano escepticismo y sutil sentido crítico, construido sobre el contraste y la cooperación, para poder ofrecer planteamientos más holísticos e integrados, respetuosos con la complejidad y pluralidad tanto de la personalidad humana como de los contextos naturales y sociales que habita y construye.