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Energía nuclear
La gran ilusión
Artículo publicado originalmente en Beyond Nuclear International.
Los equipos que trabajan en varios países en el campo de la fusión nuclear compiten entre sí. Sin embargo, esta rivalidad no se desarrolla en los campos científicos que ahora están en barbecho, sino simplemente en el plano de las relaciones públicas. Se trata de anunciar un “avance decisivo” en el mejor momento para obtener grandes presupuestos y poder continuar una investigación ciertamente apasionante para los físicos, pero completamente inútil como realidad práctica.
Ya el 12 de noviembre de 1991, el diario Le Monde titulaba: “Los europeos dan un paso decisivo en la fusión termonuclear”, antes de informar el 12 de diciembre de 1993 sobre el “contraataque” de Estados Unidos (todavía sólo una guerra de palabras): “Los americanos dan un paso decisivo en la fusión termonuclear”.
Treinta años más tarde, el mismo truco publicitario se publica en el mismo periódico, que anuncia el 13 de diciembre de 2022 “Fusión nuclear: un ”gran avance científico“ anunciado por un laboratorio americano”.
En 2021 estallaron rivalidades similares entre varios equipos: el 17 de agosto de 2021, los investigadores del NIF (National Ignition Facility, un láser de investigación del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, EE.UU.) anunciaron un “avance histórico” hacia la fusión nuclear por confinamiento inercial. Esto irritó a los físicos del famoso Instituto Tecnológico de Massachusetts, que contraatacaron el 8 de septiembre, apenas tres semanas después, insistiendo en que habían logrado un “gran avance” en la fusión nuclear.
Los equipos que trabajan en varios países en el campo de la fusión nuclear compiten entre sí. Sin embargo, esta rivalidad no se desarrolla en los campos científicos que ahora están en barbecho, sino simplemente en el plano de las relaciones públicas.
Temiendo ser humillados, los investigadores del proyecto internacional ITER de Cadarache (Bouches-du-Rhône), Francia, actualmente en quiebra total, respondieron 5 días más tarde, el 13 de septiembre de 2021, jactándose de que su imán principal, según ellos, sería “capaz de izar un portaaviones”: una notable actuación de relaciones públicas que fue recogida por la mayoría de los medios de comunicación del mundo.
Pero la comunicación no lo es todo, y el proyecto ITER sigue descendiendo hacia el abismo de la decepción: parte de la instalación, minuciosamente construida, debe desmontarse ahora para intentar reparar defectos importantes, lo que conlleva años adicionales de retraso -posponiendo así para más adelante el inevitable anuncio de su fracaso total- y nuevos miles de millones de sobrecostes presupuestarios.
Volviendo al estruendoso anuncio de este 13 de diciembre, procedente una vez más del NIF, hay que señalar que se refiere a una cantidad infinitesimal de energía, generada con gran floritura durante... unas milmillonésimas de segundo: el calentamiento global, que se supone contrarrestado por la producción “limpia” de la fusión nuclear, tiene sin duda un futuro muy brillante (y caluroso) por delante.
También es importante tener en cuenta que la administración Biden acaba de aprobar presupuestos muy elevados para seguir investigando. Por tanto, no es casualidad que los comunicados del NIF de Livermore sean tan rotundos. No cabe duda de que pronto se les concederá una financiación más importante para sus apasionantes experimentos, para gran disgusto de sus competidores estadounidenses del MIT y las lamentaciones de los desventurados científicos del ITER.
Sin embargo, ambas partes se preparan ya para la próxima ronda de anuncios que engañarán a un cierto número de crédulos en los medios de comunicación y, sobre todo, a los dirigentes políticos, que son los únicos capaces de liberar nuevos miles de millones de dólares que serán arrasados sin piedad si los átomos de hidrógeno se niegan a fusionarse.
Traducción de Raúl Sánchez Saura.