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Laboral
Secciones sindicales fuertes, democráticas y combativas
Corren malos tiempos para el sindicalismo en España. El desprestigio de los grandes sindicatos es evidente, al sindicalismo alternativo tampoco le va muy bien y apenas se producen victorias o avances en las luchas laborales. Hacen falta nuevas ideas para responder a la situación actual.
Por otra parte, en los últimos años estamos viendo victorias muy sonadas de sindicatos de otros países, especialmente en Estados Unidos y Alemania. Allí se está produciendo un renacimiento sindical en el que todas las victorias comparten una serie de características: las conquistan sindicatos combativos de reciente creación, o corrientes internas dentro de grandes sindicatos que alcanzan la dirección de su organización y la transforman. Otra característica fundamental es que las conquistas no se logran mediante negociaciones sin participación de los trabajadores, sino con el compromiso militante de una gran proporción de los trabajadores de los centros de trabajo afectados. Además, en ninguna de estas luchas falta un carácter democrático de base, de manera que son los trabajadores en lucha quienes eligen a sus representantes y ratifican los acuerdos que finalmente se negocian.
Si queremos avanzar en esta dirección, para llevar a cabo un sindicalismo combativo que tenga posibilidades de conquistar mejoras laborales es fundamental que las secciones sindicales en cada centro de trabajo sean fuertes, democráticas y combativas. Esto depende en gran medida, a veces enteramente, de la forma de actuar de los delegados sindicales. Además, puesto que cuentan con crédito horario, los delegados sindicales son quienes suelen presentarse y salir elegidos para participar en los órganos ejecutivos y de decisión de los sindicatos, federaciones y confederaciones, ya que tienen disponibilidad para hacer campaña entre sus compañeros y para acudir a las reuniones y congresos. La mala fama de los grandes sindicatos empieza a este nivel, con casos de delegados que no consiguen mejoras en sus centros de trabajo o que directamente hacen mal uso de las horas sindicales, que convierten en tiempo libre pagado por la empresa. Por otra parte, es igual de cierto que en todos los sindicatos, también en los más grandes, hay decenas de miles de delegados que dedican tiempo, esfuerzo y disgustos a la causa común. ¿Cómo puede ser que en una misma organización convivan personajes completamente corruptos con compañeros de comportamiento intachable? ¿Hay alguna forma de conseguir que aumente la proporción de delegados honrados y combativos, y de librarse del resto? Veamos un sistema que estamos llevando a cabo los sindicatos TERE y RT en los hospitales públicos madrileños Ramón y Cajal y La Paz.
Los delegados sindicales deben reunir dos condiciones: ser personas respetadas por sus compañeros de trabajo, y ser además personas que estén dispuestas a dedicar tiempo y esfuerzo a su labor.
Con el objetivo de conseguir que nuestros delegados cumplan con ambas condiciones, implementamos un sistema de primarias, seguido por mecanismos de control del desempeño, adaptados a nuestra realidad sindical y normativa.
¿Cómo nos aseguramos de que los candidatos a delegados sean personas activas y respetadas? ¿Cómo podemos dar a conocer la candidatura y generamos oportunidades para que los compañeros de trabajo empiecen a implicarse en la lucha?
Las elecciones sindicales se llevan a cabo cada cuatro años. Para poder participar, cada candidatura tuvo que presentar al menos tantos candidatos como puestos se iban a cubrir. Por ejemplo, para un comité de empresa de 13 miembros, deben presentarse al menos 13 personas por candidatura. En nuestro caso, con Juntas de Personal (el equivalente al Comité de Empresa para funcionarios) de 44 y 49 miembros respectivamente, cada persona que quería participar en las primarias debió aportar al menos 10 candidatos.
¿Cómo fomentamos que los candidatos reuniesen la mayor cantidad posible de firmas?
Todas las personas que firmaron la candidatura tenían derecho a votar en las primarias. Este detalle es importante: la votación no es abierta a todos los trabajadores, y tampoco se restringe a los afiliados puesto que cada firmante podrá votar, y es esperable que lo haga por quien le convenció de firmar. Puesto que cada persona que quiera ser delegada es responsable de reunir firmas que la avalen, estas primarias siguen un sistema de listas abiertas: cada votante distribuye sus apoyos entre las personas que considera, sin tener que votar por una lista cerrada que incluya personas valiosas y otras que no lo son tanto.
Para garantizar una representatividad lo más justa posible, evitando que una posible corriente mayoritaria acaparase todos los puestos, o que lo hiciesen los trabajadores de un departamento especialmente grande dentro del centro de trabajo (en el hospital La Paz el servicio de urgencias cuenta con más de 300 trabajadores, mientras algunas plantas tienen 15), seguimos el sistema Dowdal. Cada votante podía apoyar a un máximo de cinco candidatos, por orden de prioridad. Su primera opción recibió 100 puntos, la segunda 50 puntos (la mitad), la tercera 33 puntos (un tercio), la cuarta 25 puntos (un cuarto), y así sucesivamente.
Con las puntuaciones obtenidas en la votación se decidió el orden de la candidatura para las elecciones sindicales.
Tras las elecciones, es fundamental que los delegados rindan cuentas de su labor ante los afiliados y activistas, en lugar de recibir un cheque en blanco para los próximos cuatro años. Todas las personas que hacen uso de las horas sindicales presentan un informe mensual explicando en qué las han empleado, qué días y en qué horario. Estos informes son accesibles para todos los trabajadores del lugar de trabajo. Cada año celebraremos una nueva votación. Según la legislación española, las elecciones sindicales se llevan a cabo cada cuatro años, por lo que no sería posible cambiar los nombres que aparecen en la candidatura. Por lo tanto, las votaciones anuales son un referéndum revocatorio: si un delegado recibe más votos negativos que positivos, debe dimitir de su puesto en el Comité de Empresa o la Junta de Personal. Además de los delegados que salen elegidos para Comités y Juntas, las secciones sindicales tienen derecho a nombrar delegados de sección sindical y delegados de Prevención de Riesgos Laborales. Estos dos tipos de delegados sindicales pueden ser nombrados y destituidos por las secciones sindicales entre todos los miembros de la plantilla, por lo que para estos puestos, nuestras votaciones anuales sí que son abiertas a quien quiera presentarse, aunque no formase parte de la candidatura inicial a las elecciones.
Por último, los cargos de delegado sindical están sujetos a una revocabilidad permanente: pueden ser destituidos en cualquier momento si así lo decide la asamblea de afiliados.
Implantar procedimientos como este en los sindicatos puede servir como garantía para evitar su burocratización: si son los afiliados quienes deciden quién es delegado, también están decidiendo quién va a tener disponibilidad para participar en los órganos de decisión del sindicato. Elegir a los delegados mediante un sistema proporcional garantiza el derecho a la tendencia, que es fundamental para que puedan existir corrientes renovadoras dentro de las grandes organizaciones. No es casualidad que el artículo 72 a) de los Estatutos Confederales de UGT prohíba expresamente la existencia de tendencias organizadas, o que su Reglamento de la Sección Sindical estipule en su artículo 5 c) que los nombres que contienen las candidaturas a las elecciones sindicales pueden ser vetados por la federación.
A la inversa, la histórica huelga de 2023 de trabajadores de la industria automotriz de Estados Unidos tiene su origen en una sentencia judicial que, tras décadas de burocratización y varias condenas por corrupción, obligaba al sindicato del sector UAW (United Auto Workers) a celebrar un referéndum para que los afiliados decidiesen si los altos cargos del sindicato se eligen por votación directa. Tras adoptarse esta medida, salió elegido como presidente del sindicato Shawn Fain, miembro de la corriente Unite All Workers for Democracy (UAWD). A continuación, y con pocos meses de preparación, este sindicato llevó a cabo la mayor huelga en 25 años, conquistando aumentos de sueldo del 25% (y del 50% en el caso de los trabajadores eventuales) en los convenios colectivos de los tres mayores fabricantes de automóviles del país. En la misma línea, Sean O’Brien fue elegido presidente del sindicato Teamsters en el año 2022 con el apoyo de la corriente TDU (Teamsters for a Democratic Union), rompiendo así una racha de varias décadas de control del sindicato por parte del infame Jimmy Hoffa (tan corrupto que una película sobre la corrupción sindical lleva su nombre) y de su hijo, James Hoffa Jr. La nueva dirección del sindicato encaró las negociaciones del convenio colectivo con la empresa UPS preparando a sus 340,000 afiliados para la huelga, incluso llevando a cabo “piquetes de práctica”. Los directivos de UPS, viendo que la amenaza de huelga era creíble, accedieron a firmar un convenio colectivo histórico que supuso aumentos de sueldo y mejoras en las condiciones laborales por valor de 30.000 millones de dólares.
La pluralidad y la democracia interna de los sindicatos empiezan en cada sección sindical, en cada centro de trabajo. Garantizar la pluralidad en los sindicatos proporciona oportunidades para que incluso las organizaciones más grandes, burocratizadas y corruptas puedan recuperarse y volver a ser una herramienta útil para los trabajadores.