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Coronavirus
Cuarentena y NHS: las opciones para salvar el Reino Unido
Pese a la rápida expansión del Covid-19 a través del Reino Unido, el primer ministro británico se había mostrado impasible ante las presiones ejercidas por los profesionales de la salud para implementar medidas más severas.
Finalmente, la tarde del 23 de marzo, cuando la cifra alcanzaba los 6.650 infectados y el número de fallecidos era de 335, Boris Johnson anunció el comienzo del período de cuarentena en el Reino Unido. “Debéis quedaros en casa”, afirmó rotundamente el líder del Partido Conservador durante su conferencia en Downing Street, en la cual alertó de que la policía vigilará que los habitantes cumplan con estas medidas.
Durante su discurso, el primer ministro especificó que solamente se podrá salir de casa para comprar comida o medicamentos, hacer ejercicio una vez al día, ayudar a personas vulnerables y trabajar en empleos que sean indispensables. Además, todas las tiendas que no sean de primera necesidad se cerrarán, al igual que las bibliotecas y los parques infantiles.
“Sin un esfuerzo enorme por parte de la población para detener la expansión del virus, llegará un momento en el que ningún servicio de salud del mundo pueda afrontar esta crisis”, resaltó el primer ministro, que añadió que estas medidas durarán tres semanas como mínimo.
Este cambio de actitud tan drástico por parte de Boris Johnson comenzó a vislumbrarse el domingo 22 de marzo, cuando mencionó la posibilidad de imponer un período de cuarentena. Ese fin de semana, ante el cierre de pubs, restaurantes y cafeterías decretado el 20 de marzo, miles de personas abarrotaron parques y mercadillos, y ese fue uno de los alicientes que motivó al primer ministro a cambiar su estrategia. “Si las personas no respetan la distancia de seguridad, tomaremos medidas más severas”, declaró.
El 21 de marzo, se dieron 56 muertes por Covid-19 en el Reino Unido, y en los hospitales sobrevuela el miedo de que se queden sin camas para tratar a los infectados
Ese mismo fin de semana, el alcalde de Londres, Sadiq Khan, pidió a la gente que no saliese a la calle salvo en circunstancias de extrema necesidad. Y añadió que, ante el incumplimiento de las distancias de seguridad por parte de las personas, se podrían llegar a utilizar los servicios policiales para garantizar el seguimiento de las normas.
Calificando la epidemia del coronavirus como “la mayor emergencia sanitaria, social y económica desde la Segunda Guerra Mundial”, Sadiq Khan cree que “se vivirá con las consecuencias durante muchos años”.
Por otra parte, el Gobierno conservador se ha comprometido a pagar el 80% de los salarios a aquellas personas que, debido a la epidemia del Coronavirus, no pueden ejercer su profesión.
También se han eliminado las multas por la utilización de vehículos privados en las zonas céntricas de Londres, con el objetivo de que los trabajadores eviten usar el transporte público para ir a trabajar. Aunque la reducción de la frecuencia de los trenes y el hecho de que muchos empleados no posean vehículo propio ha hecho que el transporte público esté altamente masificado, como se vieron en las imágenes de los días 23 y 24 de marzo.
También se han cerrado las escuelas, excepto para aquellos niños cuyos padres no puedan hacerse cargo de ellos al ser encuadrados en la categoría de trabajadores esenciales.
El NHS se enfrenta a la mayor crisis desde su nacimiento
La epidemia del Coronavirus está poniendo a prueba los sistemas de salud pública a nivel mundial, que se han visto mermados por los recortes económicos y las privatizaciones.
En el caso del Reino Unido, está situación se ha enfatizado desde 2010, cuando David Cameron se convirtió en primer ministro. Desde entonces, la privatización del NHS ha aumentado a más del doble en apenas una década, de £4,1 billones en 2010 hasta £9,2 billones en 2019.
Por otra parte, un estudio realizado por el Instituto de Investigación de Políticas Públicas muestra que, desde 2012 a 2019, más de 130.000 muertes en el Reino Unido podrían haberse evitado si las mejoras en el NHS no se hubiesen detenido.
Durante ese período de tiempo, han gobernado David Cameron, Theresa May y ahora Boris Johnson, y con anterioridad a ellos, el NHS vivió dos décadas de esplendor. Coincidiendo con el fin del mandato de Margaret Thatcher en 1990, se redujeron muchas enfermedades debido a la financiación en mejoras educativas y sanitarias.
Hoy en día, los trabajadores del sistema sanitario están enfrentando una tarea titánica. Al igual que en España o Italia, en los hospitales del Reino Unido apenas se puede atender a las personas infectadas.
“El NHS podría colapsar en unas semanas”, es la fatídica conclusión a la que han llegado los doctores que han participado en el reportaje creado por Intensive Care National Audit & Research Centre, que analizó el período comprendido entre el 9 y el 19 de marzo.
Según este informe, el número de pacientes con coronavirus en situación crítica se fue duplicando cada tres días en el Reino Unido. Finalmente, se pasó de 50 a 196 pacientes que requerían atención inmediata. De todos ellos, el 54% se trataron en Londres, la ciudad más afectada del país por la epidemia. Sin embargo, los doctores estiman que en unas semanas la situación será similar en el resto de la nación británica.
El pasado 21 de marzo, se dieron 56 muertes por covid19 en el Reino Unido, y en los hospitales sobrevuela el miedo de que se queden sin camas para tratar a los infectados. Por ello, el vicepresidente de la Asociación Médica Británica, Simon Walsh, advirtió que “a menos que las medidas del gobierno cambien de manera significativa, las demandas terminarán siendo excesivas”.
Además, uno de los graves problemas del NHS es la falta de empleados. Solamente en Inglaterra, en 2018 se necesitaban cien mil empleados más, como se observa en un reportaje financiero realizado por el NHS. Entre estos trabajadores, se requerían 35.000 enfermeros y diez mil doctores.
Debido a la escasez de personal sanitario para hacer frente a esta crisis, se han enviado cartas a más de 65.000 doctores y enfermeros jubilados en Inglaterra y Gales para que puedan regresar al NHS. De momento, 12.000 personas han aceptado volver para ayudar a combatir la epidemia.
La cifra de camas en la Unidad de Cuidados Intensivos que posee el Reino Unido es de 6,6 por cada 100.000 personas, menos que Alemania, 29,2, Italia, 12,5, y Francia, 9,7
También se ha establecido un acuerdo con el sistema de salud privado para proveer al NHS con profesionales y facilidades durante un plazo mínimo de 14 semanas. De esta manera, diez mil enfermeros, más de 700 doctores y 8.000 empleados en otros servicios sanitarios se pondrán al servicio del NHS para tratar de erradicar la pandemia. Además, el NHS tendrá acceso a 8.000 camas de hospitales y 1.200 respiradores.
Carencias de recursos y deudas financieras
El pasado domingo, Jeremy Corbyn lamentó la situación de vulnerabilidad que está enfrentando el Reino Unido tras “diez años de austeridad”. Elogió a los trabajadores del NHS, pero admitió que “la escasez de camas” representa una triste ilustración de la situación actual de los servicios sanitarios.
Por otra parte, un informe elaborado por el NHS muestra que el déficit económico en 2018 fue de £931 millones, el doble de lo previsto, mientras que en 2016 la cifra fue de £2,45 billones.
Las declaraciones ofrecidas por el líder del Partido Laborista van en consonancia con los datos ofrecidos por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), un organismo compuesto por 34 estados y que tiene como objetivo coordinar sus políticas económicas y sociales.
Esta institución muestra que la cifra de camas en la Unidad de Cuidados Intensivos que posee el Reino Unido es de 6,6 por cada 100.000 personas, un número inferior respecto a otros países como Alemania, 29,2, Italia, 12,5, y Francia, 9,7.
Actualmente, más del 80% de las camas de la UCI están ocupadas en el país británico, y eso ha obligado a aplazar otro tipo de tratamientos menos urgentes durante un plazo de tres meses. Se estima que el 20% de los infectados por Coronavirus necesita tratamiento hospitalario, y el 10% requiere cuidado inmediato.
Por otra parte, Inglaterra tiene uno de los niveles más bajos de camas convencionales en hospitales, 2,3 por cada 1.000 personas. Como se especifica en el informe, está por detrás de otros países como Japón, Corea del Sur, Rusia o Francia, que tienen 13, 12, 8 y 6, respectivamente. Incluso Estados Unidos, una nación altamente criticada por su sistema de salud, posee 2,77 camas por cada 1.000 personas, y en España la cifra asciende a 2,96.
Todo ello es una muestra más de la crisis profunda que vive el NHS, cuya realidad se observa además por la falta de trabajadores. En un sondeo en el que se analizó a 21 países sobre el número de doctores y enfermeros en proporción al número de habitantes de cada nación, el Reino Unido se situaba en penúltima posición, solo por delante de Polonia.
Mientras que la media de las naciones representadas en esta muestra es de 3,6 doctores y 10,1 enfermeros cada 1.000 habitantes por país, en el Reino Unido la cifra es de 2,8 doctores y 7,9 enfermeros.
El índice más bajo de satisfacción de la década
El futuro del NHS es el aspecto social que más preocupa a los británicos, como se plasma en una encuesta realizada por Ipsos MORI antes de las elecciones del año pasado. Pese a que el Brexit fue el tema que más repercusión tuvo a nivel global, en el sondeo se muestra que, aun así, los ciudadanos otorgaban más importancia al NHS, como ha venido sucediendo durante los últimos diez años.
De esta manera, la austeridad que ha sufrido el NHS ha provocado que los índices de satisfacción por parte de la sociedad británica sean los peores en más de una década, como se observa en la encuesta British Social Attitudes.
En cuanto a las razones positivas acerca del NHS, la gente mencionó la calidad del cuidado, el servicio gratuito, la variedad de tratamientos disponibles y el comportamiento mostrado por los trabajadores. Por otro lado, los aspectos negativos señalados fueron los tiempos de espera excesivamente largos, la falta de empleados, la escasa financiación económica y el malgasto de dinero.
Por otra parte, los recortes económicos han provocado la disminución de recursos en otros ámbitos esenciales como los ayuntamientos locales o los servicios de policía, que a su vez repercuten a la hora de lidiar con situaciones de emergencia.
A consecuencia de este problema, 320.000 personas están sin hogar y 1,2 millones subsisten a través de los bancos de alimentos, como se muestra datos en la web de Joseph Rowntree Foundation, una ONG que combate la pobreza en el Reino Unido.
La situación desesperada que se vive en el Reino Unido, donde han circulado fotos de enfermeros cubriéndose las cabezas, con bolsas de residuos sanitarios ante la falta de protección, contrasta con la mejora experimentada en China, donde la pandemia está siendo eliminada de manera eficiente. La labor del país asiático ha sido elogiada por la Organización Mundial de la Salud, que ha calificado estas medidas como “las más ambiciosas, ágiles y agresivas para contener una epidemia en la historia”.
Los inmigrantes financian el NHS
Pese a los constantes intentos de diferentes miembros del Partido Conservador por reducir la llegada de inmigrantes al Reino Unido, los datos muestran que es precisamente este grupo quién aporta más a los servicios públicos como el NHS.
Para valorar el impacto de la inmigración en el país, se elaboró un informe por parte de Oxford Economics donde se muestra que los inmigrantes europeos que viven en el Reino Unido, en comparación con un adulto medio británico, contribuyen de manera anual con más de £2.300 netos a los servicios públicos.
En toda una vida trabajando, un inmigrante europeo que haya llegado al Reino Unido en 2016 terminaría contribuyendo al sistema británico una cifra neta de £78.000. Por otra parte, un inmigrante de fuera de Europa otorgaría una contribución positiva de £28.000 a lo largo de su vida, mientras que un ciudadano británico no proporcionaría beneficios al sistema, ya que el balance neto sería de £0.
Sumando a todos los inmigrantes que llegaron en 2016 al Reino Unido, terminarían aportando £26,900 millones a las finanzas públicas del país durante su estancia.
Respecto al reportaje, Ian Mulheirn, Director de Consultoría en Oxford Economics, explicó que “los inmigrantes europeos contribuyen sustancialmente, mitigando la carga fiscal y favoreciendo a otros contribuyentes”.
También explica que “esta contribución persiste a lo largo de una vida: la mayoría de estos inmigrantes tienen estudios, y muchos de ellos abandonan el Reino Unido antes de que su coste por jubilación empiece a pesar en las finanzas públicas”.
Habiendo realizado este reportaje a petición del gobierno para evaluar las consecuencias del Brexit, su conclusión es evidente. “Si el Reino Unido reduce la inmigración proveniente de Europa, la carga fiscal tendrá que incrementarse en otros ciudadanos”.
Una historia al servicio de la población
Ahora que el NHS enfrenta la mayor crisis de salud en sus más de 70 años de existencia, conviene recordar que este sistema de salud surgió para restaurar el país tras la Segunda Guerra Mundial. Se necesitaban medidas esenciales en ámbitos de vivienda, educación y salud, entre otras. Ante la magnitud del desafío, Aneurin Bevan, el Ministro de Sanidad del Partido Laborista, fundó el NHS en 1948, que consistía en un servicio de salud gratuito disponible para todos, que se financiaría con el pago de tasas.
Habiendo crecido en el seno de una familia pobre de clase trabajadora en Gales, mientras su padre arriesgaba su vida diariamente en las minas de carbón, Bevan se implicó de joven en los movimientos socialistas del país. Su historia es una evidente analogía con la realidad perfectamente ilustrada en la película ¡Qué Verde era mi Valle!.
Indudablemente, el NHS significó un nuevo comienzo, a través del cual se implementaron medidas en hospitales, se mejoró en los cuidados mentales y se instauraron mayores servicios de ambulancias.
Aquel 5 de julio de 1948, surgió una revolución socialdemócrata en la que no importaba la clase social ni el origen étnico y se formó una unión imprescindible para alcanzar el bienestar en el país. Fue la llama que revivió al Reino Unido tras el conflicto bélico.