Ecofeminismo
8M, una fecha también para cuestionar el modelo de consumo

En torno al 8 de marzo se han convocado muy diversas acciones, en lo que este año se ha denominado Revuelta feminista. Dentro de este contexto, desde la comisión de Ecofeminismos de Ecologistas en Acción, queremos visibilizar nuestra crítica al modelo de producción y distribución que provoca grandes impactos ambientales y sociales, sobre todo en las mujeres.

Trabajadoras temporales en los campos de fresas de Huelva
Comisión de Ecofeminismo Ecologistas en Acción
5 mar 2020 00:20

En torno a las movilizaciones feministas, englobadas en la Revuelta feminista, creemos importante hacer visibles nuestras críticas a las prácticas de producción, distribución y contaminación, que provocan grandes impactos ambientales, mercantilizan la vida y explotan o hacen invisibles trabajos de cuidados, usualmente llevados a cabo por las mujeres.

Creemos que es momento de dar visibilidad a, por ejemplo, la última huelga de las trabajadoras textiles de Bangladesh, o denunciar la situación de las temporeras marroquíes de la fresa. De hecho, estos dos ejemplos no son casos aislados, sino que muestran una matriz común de la explotación capitalista del medio ambiente y los cuerpos y los trabajos de las mujeres, especialmente las marginalizadas por cuestiones de etnia, clase, etc.

Queremos dar(nos) cuenta de los nexos comunes entre patriarcado, capitalismo y colonialismo, de cómo comparten cultura y prácticas de subordinación, explotación y violencia social y ambiental. Además, frente a estas lógicas, cada día y especialmente el 8 de marzo queremos mostrar que hay otras formas de consumir, saludables, sostenibles y responsables; basadas en la justicia, la solidaridad y la cooperación.

El consumo es sólo un eslabón de la sólida cadena que vincula extracción de materiales, producción, distribución, consumo y generación de residuos. Los análisis “de la cuna a la tumba”  de muchos productos, también llamados «de mina a vertedero», desvelan los daños que se producen en todos los estadios del ciclo de vida completo de los productos que consumimos. En cada uno de ellos podemos encontrar prácticas que deterioran nuestras vidas (especialmente las de la población más empobrecida, mayoritariamente, mujeres) y las de nuestro medio natural. Desde una perspectiva feminista, además, tenemos la oportunidad para dar cuenta de cómo las tareas de aprovisionamiento doméstico en el orden patriarcal caen de manera sistemática sobre las mujeres, así como las tareas de cuidados, cocina, limpieza, afectando por tanto, también, de manera desigual a los cuerpos de hombres y mujeres.

Desde la comisión de Ecofeminismos de Ecologistas en Acción proponemos que el 8 de marzo (o quizá mejor toda la vida!) dejemos de comprar lo innecesario, de consumir energía en exceso, de derrochar alimentos, de utilizar automóviles para desplazarnos, de adquirir productos fabricados por la industria que experimenta con animales, objetos a los cuales se aplica la “tasa rosa”, productos sobre-envasados, o de realizar transacciones bancarias. Son muchas las acciones posibles para quitar el alimento a un sistema que nos roba el tiempo de vida y reduce nuestras probabilidades de supervivencia.

Sin embargo, hay muchas personas, y especialmente también mujeres, dada la tendencia a la feminización de la pobreza, para las que la reducción de consumo no es una opción: que no pueden poner la calefacción o arreglarse la dentadura. Por ello, reivindicamos que los consumos necesarios para vivir respetando la vida y la tierra, no pueden ser un lujo, como no queremos que sea un lujo sobrevivir en un planeta de recursos decrecientes.

Proponemos, no sólo un momento puntual de activismo anticonsumista, sino el punto de partida de un cambio de pensamiento y de vuelta al sentido común: de abandono de hábitos de sobreconsumo. Es una ocasión para activar un proceso de deconstrucción personal y colectiva de los estereotipos que se nos han inoculado a través de constantes mensajes publicitarios. Esos que transmiten unos modelos volátiles y cambiantes, pero que tienden a mostrar a las mujeres como objeto sexual que cumple con los roles de género impuestos por la cultura patriarcal. La venta de ropa, perfumes, coches o “palitos de merluza” son ocasiones que el mercado no desperdicia para decirnos a las mujeres dónde tenemos que estar y cómo hemos de comportarnos. Las imágenes que nos transmiten, minando nuestra autoestima, tienen como objetivo estimular el consumo de productos de belleza, moda, higiene, etc., en muchos casos tóxicos para el ambiente en su fase de producción y desecho, y tóxicos también para la salud de nuestros cuerpos en su fase de consumo.

Recordamos que el consumo es un acto político, una «pequeña» acción que puede transformar la huella negativa que deja nuestra compra en un acto con un impacto positivo. Este acto político puede saltar de escala si se organiza de forma colectiva y se extiende como una mancha de aceite. La alternativa está en nuestras manos: poner el freno, reducir el consumo, ganar a más personas para nuestra causa.

Después del 8M será necesario que sigamos activas para mantener estas prácticas: reducir, reutilizar lo que tenemos antes de reciclar, darle una nueva vida, reparar, oponernos a la obsolescencia no sólo de la tecnología, sino también de las modas; intercambiar, compartir, donar, reducir los residuos… Y denunciar cualquier producto cuya producción y distribución no haya respetado los derechos de las personas, del ambiente y de todos los seres vivientes. Esto supone cambiar nuestra forma de consumir y de pensar para convertirnos en agentes activos del cambio, no sólo por motivos ideológicos y éticos, sino también por el placer de compartir y ganar tiempo y calidad de vida al consumir más responsablemente. Compartir bienes y servicios es una práctica que no sólo resuelve necesidades con menos recursos, sino que fortalece nuestras redes sociales. ¡Dos por uno! (como en el súper, al que no iremos). En lugar de confundir la felicidad con el poseer, de asimilar la satisfacción personal a la adquisición de bienes y servicios, deseamos visibilizar prácticas de vida y de consumo donde la fuente de satisfacción personal individual y colectiva esté en las relaciones interpersonales, las redes sociales y familiares, en el entendimiento, la solidaridad y la actividad colaborativa.

En oposición a los mercados que subordinan la vida de las personas al beneficio monetario, queremos visibilizar otras prácticas que pongan en el centro las vidas de las personas, del planeta y de todos los seres vivientes. Reivindicamos ese otro consumo, de prácticas justas y sostenibles desde el punto de vista socioambiental: el que apoya y paga justamente a las mujeres del Sur, el de los proyectos agroecológicos, el comercio de proximidad, las cooperativas de energía limpia, los grupos de consumo y la economía social, o el transporte colectivo y ecológico.

Por todo esto aprovechamos el 8 de marzo para reclamar otro modelo de consumo. Porque necesitamos otra forma de organizar las relaciones y la economía. Porque no queremos que haya más ropa manchada de trabajo precario ni fresas recogidas entre tóxicos, dolor y miedo.

En marzo y siempre.

* Un texto similar a este fue publicado en marzo del año pasado en la Revista El Ecologista.

Sobre este blog
Consumo que Suma es un espacio, coordinado por el área de Consumo de Ecologistas en Acción, en el que reflexionar sobre el consumo en un sentido amplio y plural, pero siempre desde un punto de vista político, incluyendo análisis en torno a la sociedad de consumo que tanto condiciona nuestra forma de vivir, la denuncia de sus impactos sociales y ambientales o la propuesta de alternativas que sirvan para sumar en el avance hacia un mundo mejor. En este blog se quiere dar voz a aquellos colectivos y personas que trabajan estos temas. Para hacernos llegar tus artículos nos puedes escribir a consumoquesuma@elsaltodiario.com
Ver todas las entradas
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Huelga feminista
Represión Siete participantes de la huelga feminista del 2018 son condenadas a un año y medio
La sentencia exige a las activistas catalanas más de 26.000 euros de indemnización a la empresa ferroviaria, así como hacer frente a las costas judiciales.
8 de marzo
8 de marzo Los feminismos andaluces llenan las calles un 8M marcado por el apoyo al pueblo palestino
Decenas de miles de mujeres se movilizan en las convocatorias del 8M de los feminismos diversos centrados en denunciar el genocidio en Palestina y la defensa de los derechos de las mujeres trans
Represión
Euskal Herria Denon Bizitzak Erdigunean Donostia celebra un guateque para pagar las multas de la huelga feminista general
El goteo de multas ha empezado esta semana. La primera asciende a 800 euros, 400 con pronto pago. El 30 de noviembre hubo 24 identificadas y 5 detenidas solo en la capital guipuzcoana.
#48306
2/3/2020 17:38

Osea que el articulo pide que no seamos demagogas por un dia, me parece bien pero el resto del año no nos juzgueis con lo que hagamos fijaros solo en lo que decimos, asi podremos seguir siendo demagogas como todas somos de verdad

0
2
#48305
2/3/2020 17:34

jajajaaj H&M jajaajja fresas de invernadero jajajaja que buen articulo de humor

0
4
#48276
2/3/2020 12:30

Y el día siguiente volver al trabajo... en serio, deberiamos aprovechar estos momentos para paralizar el pais y seguir en huelga ad infinitum.

0
2
Sobre este blog
Consumo que Suma es un espacio, coordinado por el área de Consumo de Ecologistas en Acción, en el que reflexionar sobre el consumo en un sentido amplio y plural, pero siempre desde un punto de vista político, incluyendo análisis en torno a la sociedad de consumo que tanto condiciona nuestra forma de vivir, la denuncia de sus impactos sociales y ambientales o la propuesta de alternativas que sirvan para sumar en el avance hacia un mundo mejor. En este blog se quiere dar voz a aquellos colectivos y personas que trabajan estos temas. Para hacernos llegar tus artículos nos puedes escribir a consumoquesuma@elsaltodiario.com
Ver todas las entradas
Genocidio
Genocidio El TPI emite la orden de detención contra Netanyahu y Gallant por crímenes de guerra
La Sala de Cuestiones Preliminares del TPI rechaza las impugnaciones de competencia formuladas por el Estado de Israel y emite órdenes de arresto contra Benjamin Netanyahu y Yoav Gallant.
COP29
Cumbre del clima La COP29 encara su última jornada con un final agónico sin acuerdo en los temas clave
Los borradores de los textos de negociación sobre la mesa quedan muy lejos de un acuerdo sobre financiación climática en línea con las necesidades para que el planeta no rebase los 1,5ºC de calentamiento medio.
Crisis climática
Informe de Unicef El cambio climático multiplicará por tres la exposición de los niños y niñas a las inundaciones para 2050
Es la proyección que hace Unicef en su informe 'El Estado Mundial de la Infancia 2024'. La exposición a olas de calor extremas será ocho veces mayor para 2050 respecto a la década del 2000. “El futuro de todos los niños y las niñas está en peligro”, advierte la agencia de la ONU.
Barcelona
Derecho a la vivienda El hartazgo por la vivienda impagable se da cita este 23 de noviembre en Barcelona
El amplio movimiento por la vivienda catalán, sindicatos y organizaciones vecinales, sociales y soberanistas demandan soluciones urgentes ante una crisis de vivienda sin solución a la vista
Tribuna
Tribuna Vivienda: es hora de organizarnos
La situación de crisis inmobiliaria nos exige leer el momento para acertar en las batallas que debemos dar ahora, reflexionar sobre los modos de acción colectiva y lograr articular una respuesta política amplia.
Turismo
Opinión Abolir el turismo
VV.AA.
Lleguemos a donde lleguemos, no puede ser que sea más fácil imaginar el fin del capitalismo que el fin del turismo.
Comunidad de Madrid
Sanidad Pública Los sindicatos denuncian a la Comunidad de Madrid por exponer a sus sanitarios a “gravísimos” riesgos
Solicitan la mayor indemnización económica pedida contra una administración por no contar con un verdadero plan de prevención de riesgos laborales para atención primaria.
Racismo
Racismo institucional Diallo Sissoko, una víctima más del sistema de acogida a migrantes
La muerte de este ciudadano maliense durante su encierro en el CAED de Alcalá de Henares ha puesto de manifiesto algunas de las deficiencias del sistema de acogida a migrantes en el Estado español.

Últimas

Palabras contra el Abismo
Palabras contra el Abismo Lee un capítulo de ‘Café Abismo’, la primera novela de Sarah Babiker
El barrio es el espacio físico y social en los que transcurre ‘Café Abismo’, la primera novela de la responsable de Migraciones y Antirracismo de El Salto, Sarah Babiker.
Violencia machista
25 de noviembre Con el lema “Juntas, el miedo cambia de bando”, el movimiento feminista llama a organizarse este 25N
En un año en el que ha vuelto al primer plano el debate público sobre la violencia patriarcal sistémica que siguen padeciendo las mujeres, la marcha del 25 de noviembre vuelve a las calles el próximo lunes.
Más noticias
Comunidad de Madrid
Paro del profesorado Nueva jornada de huelga en la educación pública madrileña
Este jueves 21 de noviembre el profesorado se vuelve a levantar contra las políticas del gobierno de Díaz Ayuso, que mantiene paralizadas las negociaciones para mejorar sus condiciones laborales.
València
dana A las 20:11, era tarde
Todavía conservamos el horror de cientos de coches amontonados y arrastrados por la riada. Es por esos millones de turismos y sus emisiones ─aunque no solo─ que vivimos en un planeta que se está calentando demasiado rápido.

Recomendadas

Memoria histórica
Memoria histórica Museo del franquismo, ¿eso dónde está?
España sigue ajena a la proliferación mundial de espacios museísticos dedicados a dictaduras y resistencias democráticas.
València
Dana y vivienda “La crisis de vivienda multiplicada por mil”: la dana evidencia el fracaso de las políticas del PP en València
La dana ha dejado a miles de familias sin hogar. Ante la inacción de las instituciones, han sido las redes familiares las que han asumido el peso de la ayuda. La Generalitat, tras décadas de mala gestión, solo ha podido ofrecer 314 pisos públicos.