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La organización de Forest Peoples (Gentes de los Bosques), Fern, y Coal Action Network (Red de Acción sobre el Carbón) acaban de publicar Muerte lenta en Siberia. El informe observa cómo la dependencia de carbón de Europa está devastando los bosques de Rusia y el pueblo indígena shor.
Muerte lenta en Siberia dibuja una oscura mancha de polvo de carbón desde la región rusa de Kuzbass a nuestros hogares y negocios europeos, donde es consumida la electricidad. Una mancha que lleva consigo el ahogo del pueblo shor, los ríos asfixiantes, la naturaleza desplazada y los suelos envenenados a lo largo del vasto camino del ferrocarril y del mar que nos une con la tierra shor y teleut.
Valentina Boriskia es una nativa shor y antigua profesora de escuela, que vive sola con su pensión en Chuvasia. Es una de las últimas hablantes de shor en el pueblo. Sus hijos adultos viven a 25 kilómetros, donde trabajan en minas bajo tierra, ya que escasean otros trabajos. Frente a la casa de Valentina está la mina Sibirginsky. Al lado hay una pila de desechos de otra mina.
“Nuestro pueblo está rodeado de minas de carbón, y el polvo de las minas y los montones de escombros lo cubren todo”, explica Valentina.
Antes de la minería, la mayoría de Kuzbass estaba cubierto de taiga. La taiga de aquí era un bosque de poca densidad, habitado por cedros, abedules, pinos siberianos y alerces. Lobos, zorros, linces, martas cibelinas, osos pardos, ciervos rojos y corzos corrían libremente, y la zona era biológicamente diversa. Había sido bendecida con humedales, arroyos y ríos anchos y caudalosos.
Valentina continúa: “Yo solía recoger plantas de la taiga, incluyendo la kolba, una cebolla con nutrientes que nos mantenía sanos en invierno. Ahora las compro en el mercado. Solíamos comer ciervo, conejos y osos del bosque. Ya no tenemos a esos animales aquí. No quiero volver a ir al bosque, porque se ha empobrecido mucho”.
Los gobiernos y negocios de Europa quieren que creamos que el carbón es extraído de formas inocuas, pero la verdad es justo la contraria. Mientras el Gobierno del Reino Unido afirma estar protegiendo el clima al parar de quemar carbón hace años, sobre el terreno la gente de Kuzbass y otras regiones mineras sufre. Es necesario tomar acciones rápidas inmediatamente.
Si las empresas mineras consiguen lo que quieren, Chuvasia será destruida. Ya han desaparecido otros ocho pueblos shor
"El agua es lo peor. Viene de una tubería, pero no es potable y huele a huevos podridos. Antes de que empezara la minería bebíamos el agua del río Mras-Su, pero ha sido contaminada. Las autoridades de Myski dijeron que traerían agua potable en 2017, pero no ha llegado nada. Las minas también tienen un gran impacto en nuestra salud. Se me han caído los dientes y también se me está debilitando el pelo. Si las empresas mineras consiguen lo que quieren, Chuvasia será destruida. Ya han desaparecido otros ocho pueblos shor”.
La central de energía de Drax, la central de carbón más grande del Reino Unido, es uno de los consumidores finales de carbón. Actualmente, Drax quema carbón en tres de sus seis unidades, mientras que en las otras tres consume biomasa de los bosques del sur de EE UU. Las centrales en Gales del Sur de RWE (en Aberthaw) y de Uniper (en Ratcliffe-on-Soar) también están quemando carbón proveniente de Kuzbass. Como muestra Muerte lenta en Siberia, quemar carbón contribuye también a la destrucción forestal cuando se encuentra bajo ecosistemas como la taiga, como sucede en el Kuzbass ruso.
Cuando los autores del informe visitaron Kuzbass, les impactó la conexión con la taiga, y el dolor que causó su destrucción
“Los shor somos niños de la naturaleza, completamente en armonía con la tierra. Creemos que los bosques, ríos, montañas, plantas y tierra tienen almas. Pero la minería ha destruido todo esto, y con ello nuestra cultura. Parece que estas almas me hubieran dado la espalda”, cuenta Valentina.
El pueblo indígena y su modo de vida sostenible ha sido ridiculizado, y ahora son forzados a trabajar en las mismas minas de carbón que están destruyendo sus aldeas y han envenenado los ríos.
“Nuestra cultura también cambió con los Soviets. En tiempos soviéticos éramos vistos como maleducados, analfabetos, sin lengua e inútiles. Trajeron gulags aquí y trajeron a gente que habían detenido muy lejos para llenarlos. Mi pueblo solía vestir generosamente, con grandes ornamentos de joyas y perlas. Pero incluso para la generación de mis padres, la gente dejó de vestir esas cosas. Yo no tengo ninguna de esas cosas porque mi familia las tuvo que vender cuando las cosas se pusieron difíciles”.
La administración dice que el último libro escolar de shor se lo comió una vaca; eso es todo lo que les importa enseñar en nuestra lengua
El impacto de la minería es profundo. Según el grupo medioambiental ruso Ecodefensa, por cada tonelada de carbón producido, son alteradas seis hectáreas de tierra. Las minas están deliberadamente situadas cerca de concentraciones de personas, para que instalaciones como carreteras, agua, electricidad y fundamentalmente mano de obra sean baratas. En todo Kuzbass, la historia es parecida a la del pueblo de Valentina.
Valentina explica que los visitantes han cambiado el lugar: “Aunque nuestro pueblo es mayormente shor, la mayoría de gente no habla la lengua. Solíamos conseguir documentos oficiales en lengua shor. Había colegios que enseñaban en shor, pero esos han cerrado. La administración dice que el último libro escolar de shor se lo comió una vaca; eso es todo lo que les importa enseñar en nuestra lengua. A partir de 1990 teníamos la ley que protegía a los pueblos minoritarios, pero es solamente una declaración pública. La única ley que funciona de verdad es la ley del poder”.
Protestas en solitario
La gente de Kuzbass se ha estado uniendo para protestar contra la invasión de las minas. Esto incluye a Valentina participando en protestas sola. Como las protestas de más de una persona están fuera de la ley en Rusia, protestan solos y por turnos.
“No tenemos escapatoria, no hay ningún sitio al que podamos ir. Estoy cansada. Luchar contra la empresa de carbón además de ocuparse de la casa a mi edad es difícil. Vivir en Chuvasia, sobre todo en invierno, es duro. Quemamos carbón de las minas en nuestras estufas, pero mantener el fuego necesita de mucho trabajo y yo ya no soy joven. Tengo arañazos en los brazos por el trabajo, y de cortar madera. En invierno también tendré que quitar la nieve para poder salir de mi casa. Quiero venderla y dejar este pueblo, pero la empresa minera no quiere comprarla. ¿Quién más querría?”.
Necesitamos respetar los derechos humanos de todos los que viven cerca de las minas de carbón, para que las compañías mineras y los gobiernos que las apoyan los respeten. Esto supone poner fin a la destrucción de bosques por carbón que tiene lugar en Kuzbass y en todo el mundo, una prohibición mundial sobre nuevas centrales de carbón, y un compromiso para eliminar paulatinamente las instalaciones existentes tan pronto como sea posible. Esto aumentará nuestras posibilidades de mantener el crecimiento de la temperatura global por debajo de los dos grados.
Coal Action Network apoya que comunidades del Reino Unido, Rusia, Colombia y EE UU luchen contra las minas a cielo abierto que alimentan a las centrales de carbón que aún quedan en el Reino Unido. Actualmente, están trabajando activamente para detener la apertura de una nueva mina a cielo abierto en el condado de Durham. El Reino Unido afirma ser líder mundial porque eliminará el carbón para 2025. Pero para la gente como Valentina, que vive en primera línea de la extracción de combustibles fósiles, esa fecha queda demasiado lejos.
artículo publicado originalmente en la web británica red pepper.