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Balcanes
Semir Mujkić (periodista): “Los criminales de la guerra de Bosnia son una inspiración para la extrema derecha”
Hay un trauma frecuente, una espinita de culpa que estorba a muchos reporteros occidentales. Ellos van a la guerra con su pasaporte europeo o estadounidense, se alojan en un hotel, escriben varios reportajes, se marchan con su pasaporte europeo o estadounidense y no vuelven nunca. ¿Qué pasa cuando dejan de estallar las bombas y cesan los disparos? Legiones de periodistas internacionales cubrieron las guerras de Yugoslavia, pero muy pocos regresaron tras la firma del Acuerdo de Paz de Dayton en 1995. De contar la posguerra se encargan los periodistas locales, los que no tienen más remedio que quedarse y convivir con los escombros.
Uno de ellos es Semir Mujkić, editor jefe del Balkan Investigative Reporting Network (BIRN) en Bosnia y Herzegovina, el medio de comunicación que acaba de ganar el Premio Especial del Jurado en el European Press Prize. Este galardón reconoce la labor de “medios valientes que plantan cara a la censura y defienden la libertad de prensa”. BIRN es una red periodística de oenegés, financiada por donantes, presente en diecisiete países balcánicos. Su objetivo es promover “la libertad de expresión, los derechos humanos y los valores en democráticos” mediante “un periodismo de alta calidad que genere debates y aporte información rigurosa e imparcial al debate público”.
Balcanes
El coronavirus provoca una frágil tregua política en una Bosnia fracturada
El coronavirus ha apaciguado, por el momento, la situación de crisis permanente en la que sobrevive Bosnia. Un año y medio después de las últimas elecciones generales, todavía no se ha formado gobierno en un país que nunca se ha recuperado de la división que generó la guerra de la década de los 90.
Acaban de cumplirse veinticinco años de la matanza de Srebrenica —más de 8.000 bosnios musulmanes asesinados por soldados y paramilitares serbios— y a las heridas de la guerra, cuenta Mujkić, aún “necesitan mucho tiempo para cicatrizar”. Desde hace más de una década, los periodistas de BIRN cubren todos los juicios por crímenes de guerra y escuchan a las víctimas olvidadas, esas cuyo sufrimiento aún no ha sido recompensado.
¿Cuál es la situación de la libertad de prensa en Bosnia y en los Balcanes?
Bosnia y Herzegovina está considerado como un país liberal en lo que se refiere a la libertad de prensa. Rara vez se agrede o amenaza a un periodista, pero los medios están sometidos a grandes presiones de propietarios, políticos y anunciantes. Es cada vez más difícil sacar adelante un medio independiente sin presiones, y así la libertad de prensa va en declive en tanto que hay menos medios en los que un periodista pueda trabajar con libertad. En los Balcanes la situación es en general parecida a la de Bosnia, con las excepciones de Croacia y Eslovenia, donde hay más libertad, y de Serbia, donde la situación es peor que la nuestra.
¿Han sufrido en BIRN represalias o ataques de algún tipo debido a su trabajo periodístico?
No nos sentimos amenazados, pero tenemos que librar algunos obstáculos para sacar adelante nuestras investigaciones. La mayoría de las veces las instituciones no nos facilitan los datos y documentos que están obligados a proporcionar. Además, los periodistas en Bosnia estamos siempre bajo la amenaza de ser denunciados por difamación. Las acusaciones no suelen acabar en condena, pero son una forma de desgastar a una redacción por el tiempo y el dinero que conlleva defenderse. Los ataques contra BIRN tienen lugar principalmente en Serbia, donde el partido en el poder y su líder, Aleksandar Vucic, señalan abiertamente a nuestro medio.
BIRN es un medio singular porque no es una empresa periodística, sino una ONG que se financia con donaciones. ¿Podrían trabajar con la misma libertad siendo una empresa privada?
Estoy seguro de que no sería posible. Los reportajes que hacemos, sobre todo los relacionados con crímenes de guerra, no serían viables con un modelo de negocio que no fuese el de una ONG. Nadie pondría publicidad en un medio así. Además, aquí cada grupo étnico tiene sus propias verdades, y no sería viable un medio como el nuestro en tanto que habría un mercado limitado para nuestro producto. La forma en la que nos hemos constituido es la única posible de ser independientes.
Es mucho más fácil radicalizarse en sociedades frágiles. La sociedad bosnia es frágil debido a la guerra, y el Estado es incapaz de combatir la radicalización
¿Existe en los Balcanes una cultura de apoyo a los medios críticos?
Sí que hay un sector de la ciudadanía que apoya a los medios críticos, pero no tanto como en Europa occidental. Sentimos que no tenemos suficiente apoyo: la gente simpatiza con lo que hacemos, pero a la hora de demostrarlo con actos ya no tanto. No obstante, notamos que está cambiando esta cultura que tiene sus raíces en el sistema de partido único y medios controlados por el Estado durante más de cuarenta años. Tomará algún tiempo que ese cambio se haga efectivo, pero sinceramente espero que lleguemos a eso. Una parte de nuestra audiencia más joven ya tiene esa mentalidad.
El proyecto periodístico de BIRN combina la memoria histórica —crímenes de guerra, juicios a los culpables, historias de las víctimas— con la actualidad —corrupción, terrorismo, democracia—¿cuál es la relación entre estas dos vertientes de su trabajo periodístico?
Todo está conectado. El nivel de corrupción que hay en Bosnia y en toda la región es característico de países en transición que intentan recuperarse de guerras y grandes crisis. La guerra destruye la vida de la gente y sus trabajos, pero el proceso de recuperación es también muy difícil.
Es mucho más fácil radicalizarse en sociedades frágiles. La sociedad bosnia es frágil debido a la guerra, y el Estado es incapaz de combatir la radicalización. Para nosotros estos son asuntos cotidianos, y nuestra experiencia cubriendo juicios de crímenes de guerra puede aplicarse a otros temas. Llevamos quince años cubriendo ese tipo de procesos, y cuando empezaron en Bosnia los juicios por terrorismo ya sabíamos cómo abordar un tema tan difícil por nuestra experiencia previa. Cubrir crímenes de guerra y entrevistar a sus víctimas, con lo delicado que es, es muy similar a hablar con una persona que ha vuelto de combatir en Siria o Ucrania, con terroristas o activistas de extrema derecha.
Hay estimaciones que aseguran que Bosnia ha perdido más de un millón de habitantes la última década, y si son ciertas estamos avanzando hacia una sociedad muy triste
Bosnia es uno de los países que más población pierde, muy especialmente jóvenes con estudios que se marchan al extranjero ante la falta de oportunidades, ¿cómo afecta eso a la vida política y cultural del país?
Negativamente. La gente que se está yendo son mayoritariamente jóvenes con una buena educación que son críticos con los líderes políticos bosnios, por lo que el país está perdiendo un potencial para el cambio. Es muy desalentador ver el número de jóvenes que se están marchando, todos lo sentimos. Hay estimaciones que aseguran que Bosnia ha perdido más de un millón de habitantes la última década, y si son ciertas estamos avanzando hacia una sociedad muy triste. Tenemos pueblos completamente vacíos y algunas ciudades casi lo están buena parte del año.
Algunos de mis mejores amigos se han marchado y no lo hicieron por falta de trabajo o malos salarios, de hecho tenían trabajo y buenos sueldos pero no querían seguir viviendo así. Querían una vida “normal”, sin tener miedo a una nueva guerra ni aguantar las narrativas nacionalistas. No puedo culparlos, pero los echamos mucho de menos.
La consecuencia es la apatía y una gran oportunidad para que los nacionalistas permanezcan en el poder mucho tiempo. Para los políticos locales da una mala imagen pero, por otra parte, la tasa de paro es menor en tanto que hay menos gente y, tristemente, eso es una victoria para ellos.
Leyendo tus investigaciones se llega fácilmente a la conclusión de que hay al menos dos grandes potencias interesadas en influir en Bosnia: Rusia y Arabia Saudí: ¿Qué intereses tienen en Bosnia y cómo intentan defenderlos?
Es cierto que Rusia está interesada en Bosnia desde hace tiempo, pues intenta posponer o incluso cancelar la integración del país en la OTAN. Creo que ese es el principal objetivo de Rusia en Bosnia y por eso apoyan a Milorad Dodik, que también defiende que Bosnia no entre en la OTAN. En definitiva, lo que Rusia intenta hacer aquí es minimizar la influencia de Estados Unidos y la Unión Europea.
Respecto a Arabia Saudí no estoy tan seguro de que tengan mucha influencia, ni siquiera de que estén intentando conseguirla. Generalmente, su interés se limita a cuestiones religiosas. Turquía sí que tiene más intereses e influencia en Bosnia, no en vano apoya al SDA (Partido de Acción Democrático), el partido gobernante. También vemos que China está intentando tener voz en Bosnia.
Pese a todo, Estados Unidos y la Unión Europea siguen siendo los aliados más importantes de Bosnia. Ellos son quienes aportan ayuda financiera y tienen más presencia que cualquier otro país.
Cuenta en sus reportajes que unos 200 bosnios fueron a Siria a luchar con el Estado Islámico, algunos de los cuáles volvieron luego a Bosnia, y ha escrito también sobre los clérigos salafistas, ¿hay un problema en Bosnia con el radicalismo islámico o se trata de casos aislados?
Bosnia es uno de los países más pobres de Europa, pero también uno de los pocos que ha repatriado a sus ciudadanos, excombatientes del Daesh, y a sus familias desde Iraq y Siria. Hay que apreciar todos los esfuerzos realizados a este respecto, pues muchos de ellos han regresado y ya no son una amenaza.
Daesh
Patrick Cockburn “Sugerir que hay un ‘choque de civilizaciones’ es jugar el juego que quiere Daesh”
Bosnia tiene un problema de radicalismo en la misma medida en que lo tienen otros países europeos. En algunos aspectos somos un país más vulnerable y en otros tenemos una resistencia a la radicalización mayor de la que cabría esperar.
Todavía hay muchas historias sobre la guerra por contar y los juicios por crímenes de guerra están lejos de haber acabado
¿Cómo es la relación de Bosnia con la Unión Europea?, ¿hay sentimiento pro-europeo en la población o predomina la desconfianza?
Esa es una cuestión compleja en Bosnia, pues ninguno de los tres principales grupos étnicos tienen la misma opinión sobre la UE. Mientras que la mayoría de los bosniacos (bosnios musulmanes) y croatas están a favor de unirse a la OTAN y a la UE, los serbios no están tan convencidos. Milorad Dodid, el principal líder de República Srpska, sostiene posturas anti-OTAN a la vez que defiende la integración en la UE sin hacer gran cosa por conseguirla.
Hay un gran sentimiento de que deberíamos unirnos a la UE, pero falta voluntad política para llevar a cabo los cambios necesarios. He de decir que la desconfianza hacia la UE está ganando terreno, pero en general prevalece la opinión contraria, pues la gente sabe que es de la UE de donde recibimos buena parte de la ayuda financiera.
Recientemente, con motivo del Nobel a Peter Handke, la guerra de Bosnia volvió a aparecer en los medios internacionales. ¿Les molesta que su país solo sea noticia para hablar de la guerra o, por el contrario, creen que todavía hay mucho que decir sobre lo que pasó es Bosnia entre 1992 y 1995?
Mi perspectiva es diferente desde aquí. Somos un país en transición, y los procesos de justicia transicional son cruciales y están lejos de haber terminado. Es la cuestión más importante del país, pero parece que no lo estamos haciendo del todo bien. Todavía hay muchas historias sobre la guerra por contar y los juicios por crímenes de guerra están lejos de haber acabado, así que este todavía será el tema principal por algún tiempo.
El caso de Handke no se le puede atribuir tanto a Bosnia como al auge del revisionismo y la negación del genocidio en Europa. Handke es un problema europeo más que bosnio. Como europeos, deberíamos discutir qué implica darle un Nobel y si es algo que alienta el negacionismo del genocidio. Esa es una cuestión civilizatoria, no local, pues puede afectar a toda Europa. Ya hemos visto cómo los criminales de la guerra de Bosnia son una inspiración para la extrema derecha. Basta con ver al terrorista de Christchurch, que estaba inspirado por Radovan Karadzic. Este ejemplo muestra que no podemos aislar hechos y tendencias en un solo país.
Cientos de familias siguen buscando a sus desaparecidos; se siguen encontrando fosas comunes
Con la perspectiva que dan estos 25 años, ¿cree que ha funcionado el acuerdo de Dayton para la pacificación de la convivencia?, ¿ha habido justicia para los culpables y reconocimiento de las víctimas?
Los acuerdos de paz consiguieron parar la guerra pero han fracasado a la hora de resolver los grandes problemas de nuestra sociedad. Fueron concebidos como una solución temporal, no como una constitución permanente, y por eso no debemos tomarlos como tal. Los acuerdos deben mejorarse si quieren cumplir los objetivos para los que fueron concebidos.
En lo que atañe a los juicios, Bosnia es un modelo casi único de persecución de crímenes de guerra, pues el número de personas y crímenes investigados y con sentencia es significativo. Según los datos de la fiscalía del Estado, más de 850 personas han sido condenadas a más de 2.700 años de prisión por crímenes de guerra. No obstante, todavía hay muchos casos por resolver, y por eso escribimos sobre las víctimas olvidadas, las víctimas de esos crímenes que nunca fueron castigados.
Las víctimas esperan que todos los crímenes sean perseguidos, pero lo cierto es que es difícil conseguirlo. Es por ese motivo que deben crearse otros mecanismos de justicia transicional, y eso es lo que nos falta en Bosnia.
¿Sigue pesando el recuerdo de la guerra en la vida cotidiana de los bosnios?
Sí que lo está, y lo estará todavía muchos años en la medida en que fue la mayor tragedia de una generación. Las heridas que dejó la guerra necesitan mucho tiempo para cicatrizar. El recuerdo de las personas queridas que fueron asesinadas aún sigue fresco. Cientos de familias siguen buscando a sus desaparecidos; se siguen encontrando fosas comunes. Para avanzar aún debemos hablar mucho sobre los crímenes que se cometieron e investigar más de lo que lo estamos haciendo ahora.
¿Cómo está afectando el auge de fake news y la crisis de la verdad a la memoria de la guerra en Bosnia?
Siempre han existido, pero ahora con las plataformas digitales las mentiras se difunden mucho más rápido. La gente tiende a creer en teorías conspirativas, que son mucho más sencillas que intentar entender cómo hubo alguien capaz de asesinar cientos de personas, niños incluidos, en un lugar y en pocos días. Vemos cada vez más que se niega el genocidio como hecho establecido y probado en los tribunales.