We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Antifascismo
Pol Andiñach, ‘Cuellilargo’: “La verdadera fuerza de la clase trabajadora está en su diversidad y magnitud”
En ocasiones, las redes generan espacios de militancia, aprendizaje y debate. Es uno de los objetivos de Pol Andiñach, periodista y escritor, pero más conocido por su canal de YouTube; Cuellilargo. En él, lleva años subiendo contenido audiovisual sobre las diferentes problemáticas nacionales, internacionales, sociales y económicas. “Todo lo que ayude a desengranar las miserias del sistema”, explica.
Aunque en el canal Andiñach sea el eje central, este se ha impulsado también gracias a su compañero Pol Mallafré y a diferentes coolaboradores. “Al final depende de las fuerzas de cada momento. Vivir de las redes es complicado y el proyecto viene y va”, detalla. Además de sus vídeos con miles de reproducciones, este youtuber ha escrito Todo el mundo puede ser antifa (Plaza & Janés, 2021), un manual detallado en el que intenta demostrar cómo podemos luchar contra el fascismo en el día a día. Por videollamada, en la que se ve su clásico cartel de “trabajar menos, producir lo necesario y…” atiende a El Salto para hablar sobre la extrema derecha, la militancia o las redes sociales.
En el libro se habla del antifascismo de una forma “cotidiana”. Ese antifascismo que podemos hacer con las pequeñas acciones en el día a día. También romper con el prejuicio del ‘antifa’ encapuchado y violento. ¿Crees que se cumple el objetivo?
Esa era la idea. El antifascismo de autodefensa es súper necesario. Hay unos grupos de odio y de intolerancia que van a por nosotros, por nuestra orientación sexual, por el color de piel, por nuestra ideología política. El espíritu del libro es asumir esa autodefensa y negarles el espacio público y confrontarlos desde ahí para que no se sientan cómodos.
Necesitamos un movimiento que sea inclusivo y en el que pueda participar todo el mundo. Que una persona mayor, como mi abuela, se declare rotundamente antifascista
En una entrevista a un antifascista anglosajón escuché que tendríamos que estar más abiertos a la idea de un antifascismo de espectro completo y evitar de hacer de la violencia un fetiche, porque lo más importante es ganar. Esta confrontación les ha venido muy bien a los medios para equiparar los dos grupos enfrentados; que son todo peleas de tribus urbanas que son lo mismo. La acción directa es importante y efectiva en determinados casos, pero no se puede reducir a esto. Necesitamos un movimiento que sea inclusivo y en el que pueda participar todo el mundo. Que una persona mayor, como mi abuela, se declare rotundamente antifascista. Igual ella no va a impedir un mitin del partido o del grupo de extrema derecha de turno, pero puede hacer muchas otras cosas muy útiles para el movimiento. Hay que saber incluir a todas estas personas y toda esta diversidad en el movimiento antifascista.
Incides en el papel de los medios para generar espacios antifascistas. ¿Cómo de responsables han sido de que se reproduzcan los discursos de odio?
Fundamental. El auge de los partidos de extrema derecha en Europa Occidental no se entiende sin la complicidad de los grandes medios de comunicación que han contribuido a normalizar y a incluir dentro del debate democrático a grupos que están bastante fuera de los márgenes de una democracia respetuosa. Estos discursos tienen un fuerte componente de ataque a grupos minoritarios y vulnerables. Los medios han contribuido y normalizado discursos de extrema derecha que cuestionan la vida en dignidad de todos estos colectivos. Es muy grave incluir a estos grupos de extrema derecha como una opción igualmente respetable.
En un artículo de La Razón criticaban a TV3 por darte voz en un programa y que promovías la “persecución al disidente”. ¿Crees que tu libro funciona cuando los medios de la derecha lo ven peligroso?
Realmente no lo sé, porque al final estos periódicos de alguna forma usan cualquier excusa para atacar. En este caso fue por un fragmento de una entrevista manipulado y descontextualizado para hacer un titular completamente falso y tendencioso. Cambian el sentido de lo que dices, le ponen un titular llamativo y venga, a tirar. Sí que es verdad que mientras escribía el libro, muchas veces pensaba que si no tenía ninguna réplica del otro lado significaba que el libro no habría funcionado mucho. Y después, cuando la tienes, pues bueno, convives con ello, porque al final es parte del curro y la militancia, supongo.
Habéis hecho un vídeo sobre el conflicto en Ucrania. ¿Cómo de grave puede ser que el Batallón Azov, grupo de extrema derecha, gane presencia en el conflicto?
Es peligrosísimo. Hay personas de ideología de extrema derecha de toda Europa que están yendo allí a unirse a este u a otros batallones a luchar y a convivir con personas que piensan como ellos. Lo preocupante es lo que viene después: vuelven porque de repente descubren que no es el Call of Duty y la guerra de verdad es una mierda. Es una formación para ellos. Ucrania ha venido siendo el centro neurálgico de todo el movimiento neonazi europeo. Esto en ningún caso justifica la invasión rusa a Ucrania, pero al final eran grupos que estaban sin ninguna persecución ni ninguna reacción por parte del gobierno antes de la guerra. La hipocresía y la temeridad de los países europeos enviando armas que pueden acabar perfectamente en manos de estos grupos es algo muy peligroso. El relato retrata la hipocresía de la Unión Europea y de Occidente en que para salvaguardar o para luchar sus intereses se alía con quien sea, aunque sea contra el espíritu fundacional de la Unión Europea.
Viendo también la polarización y con tanta información que llega de todos los frentes, si tuvieras que recomendarle a la gente cómo tiene que informarse del tema, ¿cómo sería?
Es complicadísimo. Al final todo lo que sabemos es porque alguien lo ha visto. Sea en un vídeo, un artículo o un libro. Sin embargo, en situaciones de guerra se aumentan las armas propagandísticas de los Estados. Personalmente, creo que lo mejor es estar pendiente de las personas que van allí, aunque también están condicionadas por lo que les dejan ver los ejércitos. Esto ya se vio con la guerra de Siria. Lo que nos queda es confiar en quienes van allí y lo ven con sus propios ojos e intentan contarlo de la forma más honesta. De todas formas, hay que tener cuidado con la inmediatez de información, sobre todo en estas situaciones de guerra en las que nos afecta mucho emocionalmente.
Es importante informar desde abajo y con otra perspectiva, haciendo énfasis en cosas que los medios hegemónicos callan o no quieren señalar
En Cuellilargo lleváis tiempo dedicándoos a la contrainformación para contrarrestar el discurso hegemónico. ¿Cómo de importante es que existan estas alternativas?
Es lo que han estado haciendo muchísimos medios de comunicación desde hace décadas. Intentamos recoger esta línea de comunicación con perspectiva crítica, haciendo las cosas bien, con rigor y honestidad, contextualizando las cosas e intentando explicarlas bien, pero a la vez, como siempre un poco en oposición a la narrativa de los medios del poder. Al final, los medios están poseídos por los grandes bancos o fondos de inversión. Están ahí para hacer valer sus intereses y dar su visión del mundo. Es importante informar desde abajo y con otra perspectiva, haciendo énfasis en cosas que los medios hegemónicos callan o no quieren señalar. Creemos que no solo es posible organizarse de otra manera, sino que es necesario. El rumbo que estamos tomando como humanidad con estos poderes empresariales, políticos y comunicativos al frente, es un camino que nos lleva directo a nuestra propia extinción.
En cuanto al término de libertad de expresión, debemos saber los objetivos de quien la reclama. Si la quieres usar y para mentir, difamar, insultar y denigrar a ciertos grupos minoritarios, pues es bastante cuestionable que merezcas esta libertad de expresión. Teóricamente se defiende este derecho para llegar a acuerdos y consensos, para entenderse, avanzar en el conocimiento.
La libertad de expresión está muy bien cuando tú tienes todos los megáfonos
También es lo que dices, siendo un mundo donde hay personas que encarnan muchos privilegios y otras personas que encarnan poquísimos, la libertad de expresión no opera para todo el mundo por igual. Vemos que siempre es un derecho selectivo y que cada cual lo defiende en sí mismo, pero no en los demás, ¿no? Las personas más empobrecidas y que viven en los márgenes de la pobreza interseccional tienen cero o ninguna libertad de expresión. La libertad de expresión está muy bien cuando tú tienes todos los megáfonos.
Vinculas el capitalismo con el fascismo. ¿Cómo debería cambiar el sistema para acabar con estos discursos de odio y mejorar la sociedad?
Si estos discursos son tan fuertes ha sido y es gracias al sistema. Es una máquina de generar pobreza, ansiedad y miedo; de que venga otra persona y “me quite lo poco que tengo que tanto me ha costado conseguir”. Estas emociones son el blanco para que los discursos de odio consigan sus objetivos. Es una táctica de cobardes, de fascismos, de proteger a los poderosos y de meterse con los que menos tienen. La auténtica medida para dar estos discursos y para que sigan siendo residuales es garantizar una vida digna, segura y plena para todas las personas y que sus condiciones materiales estén aseguradas. Es lo que pide la mayoría de la gente. Y tenemos los medios de sobra para satisfacerlas.
Desde cierto sector de la izquierda, a veces se critica al antifascismo que sea un movimiento de resistencia per se y que, muchas veces no vaya asociado al fin del sistema.
No lo veo muy real. En todos los colectivos antifascistas que conozco proliferan las prácticas anticapitalistas y se entiende que el fascismo es una cara del sistema. Tendrán sus contradicciones como todo el mundo, pero en mi entorno al menos veo esto.
¿Qué opinas del discurso desde una izquierda que critica las luchas feministas, antirracistas?
Que ese discurso responde solo a una parte de la clase trabajadora. Parece que a la que es hombre, blanca, cishetero y con el mono y la llave inglesa en la mano [risas]. Es una contradicción en sí misma. La clase trabajadora es plural, diversa y con identidades muy diferentes. La verdadera fuerza de la misma es esa: su diversidad y su magnitud. Estos discursos no son discursos de izquierdas ni mucho menos. Son reaccionarios.
Da la sensación de que hay una decadencia de la identidad respecto a ideologías como el marxismo o el anarquismo, sobre todo a la hora de la identificación o de la simbología respecto a décadas anteriores. ¿Crees que es así, que hay una identidad y que incluso la gente puede no sentirse cómoda para identificarse con ellas?
Sí que igual veo que llevamos muchos años con el discurso hegemónico señalando y criminalizando a todos los movimientos que cuestionan este sistema. En el Estado Español ha habido directamente una persecución y limpieza ideológica durante 40 años de dictadura. Supongo que si la hay, esta crisis de identidad tiene que ver con ese hostigamiento político, judicial y comunicativo. De todas formas, en mi entorno veo que últimamente se está perdiendo ese miedo y lo dicen de forma orgullosa. Lo veo como mucha gente, como identificándose así y bueno, con orgullo bien y abiertamente no, pero sí.
Además de este tipo de represión que han sufrido siempre estos movimientos, ¿no crees que puede faltar autocrítica en el seno de los propios movimientos, sobre todo de cara a que no cale el discurso en las clases más bajas?
La autocrítica depende de cada colectivo y cada asamblea. Material para hacer autocrítica hay. También se hace y se intenta revisar por qué solo llegamos a ciertos sectores que ya son afines y si estamos trabajando para la burbuja o estamos haciendo algo realmente transformador. Estos debates siempre se tienen que tener mientras se intenta lidiar cada uno con sus vidas. Es difícil. Todo este trabajo de base de militancia que se hace. Cuando llegas de una jornada laboral que te deja completamente exhausto y absorbido de toda la energía, pues ponerte a dinamizar una asamblea de tres horas cansa. Pero sí que es verdad que la autocrítica siempre queda en segundo plano y no debería ser así. Eso sí, debe hacerse para que sirva para mejorar y no para para destruir.
En el canal intentáis contextualizar todo con argumentos sólidos, citas, datos… Y los vídeos acaban siendo entre ocho y quince minutos. Escapáis del “te lo cuento en un minuto”.
Es lo que hicimos nosotros también al principio. Veníamos de la escuela de hacer vídeos súper rápidos, breves e inmediatos; con muy poca información y que fueran fácilmente consumibles por redes sociales. Es como una jungla en la que tienes que captar la atención de la gente para que escojan mirar lo tuyo en lugar de las 3.000 opciones que tiene alrededor. Un vídeo de uno o dos minutos no puede explicar un tema complejo. Ahora intentamos que el vídeo dure lo que tenga que durar. Tenemos la suerte de que hay una base ahí de gente que le gusta y le interesa y confía en lo que hacemos.
¿Cómo proliferan en las redes los discursos de odio?
No hay que pensar en las redes sociales como espacios que quieren un debate democrático sano y avanzar en los derechos humanos y el progreso de la humanidad, sino que hay que tener siempre claro que son espacios que son propiedad privada, con muchos beneficios e intereses. Tienen el objetivo de maximizar beneficios al máximo posible e intentan siempre promocionar los algoritmos. El contenido de la confrontación y del ‘zasca’ funciona mucho porque retiene la atención. Apela a las emociones. Este tipo de contenido, que es muy marca de la casa de la extrema derecha, se permite perfectamente en redes sociales porque les da estos beneficios y es un contenido que les funciona muy bien, no por estos motivos. Por eso salen cuentas y el argumento de no darles caso.
Siempre da la sensación que el cierre de los vídeos da un tono esperanzador, con soluciones. También Layla Martínez hablaba en Utopía no es una isla de la necesidad de generar utopías y no tantas distopías. ¿Hace falta dejar de ser esa izquierda enfadada y tener más esperanza?
Es importantísimo. Tenemos que agarrarnos a algo hacia donde ir. Y que podamos proyectar, ¿no? Fue algo que nos vino también de nuestra audiencia en plan “mola mucho el rollo crítico que os lleváis, pero os pasáis y acabo de mala hostia o con depresión viendo vuestros vídeos”. El mundo es una mierda y está bien saberlo, pero también nos hicieron llegar esta crítica. Pues sí. Nos parece importante darle un giro al final, proponiendo soluciones o dar mensajes esperanzadores y de ánimo. Las soluciones están allí, se pueden hacer y llevar a cabo. Para poder resistir necesitamos saber hacia dónde queremos ir.
Relacionadas
Memoria histórica
No olvidamos ¿Pistola o papel? Hoy toca papel
Opinión
Opinión Quan isc a buscar l'alegria (carta de amor a València)
Antifascismo
Discursos de odio La UPV/EHU despide al profesor ultraderechista de Derecho
“En una entrevista a un antifascista anglosajón escuché que tendríamos que estar más abiertos a la idea de un antifascismo de espectro completo y evitar de hacer de la violencia un fetiche, porque lo más importante es ganar.”
Tomemos el ejemplo de la lucha y su éxito por la liberación animal, que no discrimina campos de batalla ni ideologías. Todo el mundo puede formar parte. Están lxs héroes y heroínas del Frente de Liberación Animal, de acción directa no violenta, y luego grupos como PETA que trabajan con famosxs, desde la legalidad y el mainstream y, en su caso y siendo esto extremadamente importante, apoyan a su manera los esfuerzos del FLA, apoyo que es recíproco, consiguiendo así que lucha de ambos sume y no reste para el fin común: la liberación animal.
La esperanza claro que es importante: el fascismo nos derrotó pero ni de lejos acabó con nosotrxs. Lo que hicieron lxs compas, nuestrxs hermanxs de hace casi 1 siglo, que ahora empezamos a recordar por fin, lo hicieron bien y nosotrxs podemos hacerlo mejor todavía!! Adelante!!