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Laboral
Las calles, los carteles, la lucha, la televisión, la diversión y sus agentes sociales
Estos últimos días del año proliferan carteles de una huelga de los trabajadores de la empresa OTIS. Esta empresa (Zardoya Otis) junto a la empresa con nombre del marido de Tita Cervera (Thyssen) gestionan el mantenimiento de la mayoría de los ascensores del país. Pues bien, pese a que los medios de comunicación no parece interesar la noticia, se entiende que no han encontrado ninguna foto trucada de un ascensor ardiendo para poner en sus portadas, la plantilla de técnicos revisores de los ascensores Otis lleva desde el 22 de noviembre en huelga por la mejora de su convenio, con reivindicaciones laborales como actualización de salarios para no seguir perdiendo poder adquisitivo, nuevas contrataciones y que no haya una doble escala salarial para que los nuevos contratados cobren el 40% menos que los veteranos.
Reivindicaciones justas de las que no tendría ni el más mínimo conocimiento si no me hubiera picado la curiosidad de mirar en la web tras ver folios impresos en escala de grises con la palabra huelga en letras mayúsculas y grandes. Y es que hay que volver a las calles, empezando por la observación de farolas y paredes, a ver si se nos pega algo de la reivindicación ajena.
Otros cartelillos que en muchas ocasiones aparecen junto a esto folios, pero que ya son en color y satinados, son los carteles de la empresa Glovo, anuncian lo que denominan una oportunidad de empleo, diciendo en grandes letras sé tu propio jefe, trabaja cuando tú quieras. Si acudes a su web de empleo además te puedes echar unas risas. Te dicen que para trabajar con ellos necesitarás una sonrisa de oreja a oreja, tu vehículo (moto, bicicleta o coche), un iPhone o un dispositivo Android y ser mayor de 18 años. Este supuesto empleo me hace recordar cuando de estudiante estuve trabajando durante unos meses vendiendo convertidores de euro, despertadores, radios, juegos de cuchillos, secadores de pelo… No me exigieron moto, ni sonrisa, tampoco ofrecieron contrato, pero vamos, no tenían la cara de decirme que era mi propio jefe ni mucho menos lo que dice esta empresa en su web Glovo te ofrece una forma divertida de ganar dinero mientras disfrutas de tu ciudad y pasas más tiempo con los demás. Ahora me doy cuento que cuando iba intentando vender en algún barrio de Granada, el Albaycín, Zaidín o Almanjayar estaba teniendo una forma divertida de ganar dinero disfrutando de la ciudad donde estudiaba y pasando mucho más tiempo con los demás. Desde luego no creo que fuera tan divertido como ir en bicicleta por Úbeda lloviendo con un cajetón de color amarillo chillón enganchado en la espalda, pasando tiempo con los coches de mis conciudadanos y visitantes y dando envidia a los repartidores de pizza que no tienen de la suerte de llevar su carga en la espalda.
Los carteles de la empresa Glovo, anuncian lo que denominan una oportunidad de empleo, diciendo en grandes letras sé tu propio jefe, trabaja cuando tú quieras
En resumen, cuando miras los carteles en tu ciudad además de enterarte si se ha perdido un gato o el nombre y edad del último fallecido tienes la oportunidad de ver quién lucha por sus derechos y quienes se aprovechan de la ausencia de los mismos.
Cuando vuelves a casa y ves la televisión te das cuenta que mientras venden como un éxito que los agentes sociales y el gobierno van a derogar los aspectos más lesivos de la última contrarreforma laboral firmada por el anterior gobierno conservador, recuerdas, porque lo has visto en la calle, que algunos trabajadores luchan por tener derechos como mantener el poder adquisitivo que ni los agentes sociales representantes de los trabajadores plantean y que otros trabajadores se quedan fuera de cualquier negociación porque son jefes que se lo montan divirtiéndose por su ciudad con una amplia sonrisa.
En definitiva, las calles no han dejado de ser los lugares más importantes de socialización y aprendizaje, volvamos a ellas, con los ojos abiertos y la sonrisa de oreja a oreja, que con la máscara ni se nota.
La calle, no tiene una bomba, bum, bum
La calle, mira al niñato echando el pato
La calle, no hay más que paraos
Letra de AN-TONIO de su tema La calle y el Leto