15M
El sentido político de la mudez

El 15 M marcó un punto de inflexión: por un lado, las historias de los/as manifestantes mostraron las grietas del contrato social y, por otro, se afirmaba el valor de la política al permitirnos tomar la palabra y desclasificar el orden de la vida.
Investigadora del Proyecto HICPAN, Universidad de Sevilla
12 may 2021 07:42

Me quedé sin palabras. Las perdí momentáneamente, superada por lo que estaba viendo y sintiendo. Situada entre una multitud anónima, recuerdo que Sofía, que por entonces hacía un programa de radio —“Cortina de humo”, quizás influida por Ramonet—, me interpeló, en referencia a las personas concentradas en Las Setas de la Encarnación (Sevilla) a partir de las 20:00 horas, en la semana posterior a la manifestación del 15 de mayo de 2011: ¿Qué te parece todo esto, eh?, decía emocionada. ¡Fíjate cuánta gente hay...!

No recuerdo qué gesto hice, pero sí puedo reconstruir de forma relativamente nítida mi silencio, mi mudez. Todavía percibo su huella. Debió grabar un leve balbuceo, mientras yo recurría mentalmente a Crisis de palabras de Blanchard. Había perdido la capacidad... Las palabras... Las primeras que aprendí de boca de mi madre, inservibles. Las que dotaban de sentido la memoria de lucha de la familia de mi padre, desvanecidas en el aire. Sin embargo, sentía que otros sentidos, como la vista y el oído, se activaban para ayudarme a reconocer que ese momento tenía algo de nuevo y único para mí. Estaba experimentando lo que mis antepasados habían vivido y tantas veces contado: un momento político excepcional. Y en medio de una colectividad de rostro desdibujado y sin líder.

Estaba experimentando un momento político excepcional. Y en medio de una colectividad de rostro desdibujado y sin líder

Por entonces empezaba a leer a Mijaíl Bajtín en Estética de la creación verbal y quise interpretar —siempre con posterioridad— que la traducción de ese instante suponía la asunción de un tensión paradójica: el acto de traducir, de acoger en mi pensamiento, sin embargo, siempre comprendería una carga de violencia, la de reducir a categorías. El eslogan era sintomático: “¡Democracia real ya!”, y el grito una evidencia de la indignación que gobernaba —y sigue gobernando— la vida de muchas personas sin lugar social desde el cual proyectarse dignamente: “¡Que no! ¡Que no! ¡Que no nos representan!”. El diagnóstico social era sencillamente dramático. Se iniciaba el baile de la caída de las máscaras, porque el contrato social se percibía quebrado, hecho que, por contra, abría un mapa de posibilidades hasta el momento insospechado.

El debate político se coló en las aulas y se centraba en legitimidad de una mayoría social para actuar desbordando los marcos de lo decible y lo pensable

Recuerdo cómo el debate político —en torno a la cosa pública que nos concierne a todas por el hecho de estar irremediablemente obligadas a vivir en sociedad— se colaba en las aulas, en la cafetería o en los pasillos de la Universidad y se centraba en la legitimidad de una mayoría social para actuar desbordando los marcos de lo decible y lo pensable. Y lo hacía, frente a unos representantes de la legalidad descolocados por la irrupción de un fenómeno que cuestionaba la normatividad —en el sentido foucaultiano— y la naturalización del sentido común negociado en 1978.

Marina Garcés, en su Ciudad Princesa, argumentaba, acogiendo el pensamiento de Jacques Rancière en El reparto de lo sensible, que el valor de la política se afirma cuando se cuestiona dicha normatividad: “sólo hay política cuando dejamos de ser lo que representamos y dejamos de hacer lo que nos está asignado y nos mostramos capaces de una voz y de una acción que ni teníamos ni nos era legítima”. Porque la política, esgrimía Rancière, “trata de lo que vemos y de lo que podemos decir al respecto, sobre quién tiene la competencia para ver y la cualidad para decir, sobre las propiedades de los espacios y los posibles del tiempo”. De ahí la dimensión política de hacer-nos visibles como parte de un común que reclama ser reconocido por haber sufrido algún tipo de exclusión.

Esas generaciones que habían nacido en libertad, que habían sido educadas para no hablar del orden global neoliberal, se permitieron tomar la palabra en las plazas públicas y, como quien participa de un juego, comenzaron a desclasificar lo categorizado, a discutir, no sobre las políticas que mitigarían las desigualdades, sino sobre los modos de exclusión que nos definen como “desechos”, decía Bauman, por desarrollar itinerarios educativos y de vida heterodoxos, por resistirnos a la exacerbación del yo o simplemente reivindicar lo que hace humana a toda persona: el derecho a tener derechos.

15M
Un década del 15M El 15M como modo de vida
Ante el auge creciente de VOX, el ‘statu quo’ parece incapaz de combatir su neofascismo. Por eso, quizás es mejor caminar preguntando, inspirados por esos pasos lentos que van lejos y que el 15M ha ido trazando.

Como todo fenómeno temporal, las concentraciones se desintegraron y la vida pareció reconducirse por los cauces habituales, con nuestras rutinas institucionalizadas. No obstante, el 15M marcó un punto de inflexión en nuestra historia política inmediata, que no acaba en el surgimiento de nuevos partidos ni en la reacción que funda el neofascismo español, buscando administrar la pobreza mediante la exasperación de una identidad nacional excluyente. Frente a ello, se ha tejido un relato abierto a partir de la experimentación de poder ser —desde la diversidad sociocultural que nos contiene— en colectividad.

El 15M nos permitió repensarnos y aprender a vernos como potencia capaz de crear nuevos marcos desde los cuales gestionar la vida, que no la muerte

El 15M marcó mi primera experiencia política. La experimentación del vínculo, saber-me una y, al mismo tiempo, parte de un común, habernos permitido repensarnos atravesando las categorías que socialmente nos definen —el género, la raza y la clase— y aprender a vernos más allá de las mismas como potencia capaz de crear nuevos marcos, desde los cuales gestionar la vida, que no la muerte. Así, cuando acude el silencio hoy, ya no me asiste ningún temor ni sorpresa. Solo me preocupo de reconocer el eco de las voces en que se transfigura ese silencio. Porque en aquellas semanas perdí mis palabras, pero aprendí a encontrarme en las de otras voces. El sentido político de mi mudez era la acogida.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Kabilas de mesa camilla
Kabilas de mesa camilla ¿Ramadán mubarak? o ¿ramadán digital?
La omnipresencia hace que las pantallas lo ocupen todo, incluso ese vacío que deja la abstinencia de comida y agua, y donde se supone que cada criatura se encuentra con lo que emana de sí misma.
Kabilas de mesa camilla
Kabilas de mesa camilla ¿Por qué lees a Nawal El-Saadawi?
¿Sabéis a quien no leo? A la Europa islamófoba que usa la vivencias de las mujeres como argumentos falaces en debates amarillistas que no aportan nada y que para colmo son tan machistas, o más, como el islam del que quieren salvarnos.
Entrevista La Poderío
Entrevista La Poderío “Existe una mirada en el cine que antes no existía, porque antes no estábamos”
Nofuentes tiene los pies en Málaga, pero vuela a Latinoamérica, donde estuvo viviendo muchos años y se curtió. Película en la que curra, película que resuena, como ‘Incanxul’, que ganó el Oso de Plata en Berlinale.
Senegal
Migraciones El mito de la migración ordenada: la denegación de visados por el Consulado de España en Dakar
Maltrato institucional. Estas dos palabras son las más escuchadas cuando se pregunta a personas descontentas con el Consulado de España en Dakar. Cada vez más personas denuncian denegación de visados que no consideran justificados.
LGTBIAQ+
Juicio el 9 de mayo Lidia Falcón pide cinco años de cárcel a una mujer trans por un tuit de 2021 que no la menciona
La activista antiderechos Lidia Falcón denunció a Diana Juan Cano en 2021 por un tuit que apenas tuvo repercusión. La acusación pide una pena de cinco años de prisión y 50.000 euros de indemnización.
Comunidad de Madrid
LGTBifobia Femen protesta contra las terapias de conversión en un acto de la familia de psiquiatras Rojas Estapé
El movimiento Femen ha querido denunciar públicamente la relación de esta familia con sectores ultraconservadores de la Iglesia y su postura abiertamente contraria a los derechos del colectivo LGTBIQ+
La vida y ya
La vida y ya Espacios de encuentro
Me contaba que, al final del día, le dolían mucho las manos y que había dejado de escribir. Que ya no llevaba el cuaderno pequeño que tenía para anotar ideas que luego se transformarían en artículos o poemas.
Galicia
Galicia Cuidar sin derechos: la lucha de las trabajadoras en las residencias privadas de Galicia salta a la huelga
Sin tiempo ni medios para ofrecer unos cuidados adecuados, alertan de una situación insostenible en los centros y denuncian la privatización de un servicio a costa del bienestar de las personas mayores y dependientes.

Últimas

Eventos
Evento Un Salto al periodismo desde el barrio: acompáñanos en un directo sobre periodismo situado
El Salto organiza un evento centrado en el potencial de los formatos sonoros para transmitir información veraz y fiable de forma cercana. Para hacer periodismo desde el barrio y barrio desde el periodismo.
València
València Convocan una huelga general contra Mazón el próximo 29 de mayo
CGT, CNT, COS e Intersindical llaman a la movilización por la gestión de la Dana, los recortes y la situación de acceso a la vivienda.
Opinión
Opinión “Tener correa” y la ridiculización del afecto
Existe una presión muy fuerte sobre los propios hombres para que no amen demasiado, no cuiden demasiado. El ideal de “libertad masculina” tradicionalmente se entiende como independencia, desapego, y muchas veces, desinterés.
Que no te lo cuenten
Que No Te Lo Cuenten De armas y crisis climática
VV.AA.
Repasamos la actualidad política internacional y miramos los visibles efectos de la crisis climática en la costa mediterránea
Opinión
Opinión Las sáficas también somos trans, deseamos trans y amamos trans
Resulta irónico que a quienes tanto nos han cuestionado la identidad de “mujeres de verdad” en función de nuestra expresión de género o la vida que decidimos emprender no levantemos antorchas al ver el mismo odio operando con estrategias similares.
Más noticias
Francia
Francia Militantes e intelectuales exigen la absolución de Anasse Kazib, perseguido por su apoyo a Palestina
El Estado francés utiliza el tipo penal de “apología del terrorismo” para perseguir a personalidades y colectivos que han mostrado su apoyo a Palestina y su repulsa al genocidio cometido por Israel.

Recomendadas

Guinea-Bissau
Internacional Guinea-Bissau arranca una ola de represión tras el sabotaje popular de una mina de arena en un parque natural
Una acción liderada por las mujeres del pueblo de Varela provocó un incendio en la bomba de extracción de la mina de arena pesada. El Gobierno ha llevado a cabo la detención de 16 personas, entre las que se encuentran líderes locales.
Galicia
Galicia Vigo, A Coruña y Ourense compraron material policial a Israel por medio millón de euros en solo cuatro años
El alcalde ourensano, Gonzalo P. Jácome, adjudicó un contrato por 70.000 euros días después del siete de octubre. Abel Caballero firmó otro de más de 200.000 euros y la alcaldesa de A Coruña siguió la estela con un contrato de 170.000 euros.
Turquía
Pinar Selek “Turquía sigue gobernada en base al miedo”
La profesora y socióloga turca, quien ha sufrido además de cárcel, un acoso judicial por 27 años, habla de la falta de independencia del poder judicial, del adoctrinamiento social y de la formación de la sociedad turca.