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València
Más de 100.000 alarmas resuenan en València para pedir la dimisión de Carlos Mazón
A las 20:11h del 29 y 30 de noviembre, el sonido de las alarmas sincronizadas resonó en múltiples localidades y ciudades del País Valencià, replicando el aviso tardío de la Generalitat Valenciana. Es la misma hora en la que se activó el sistema ES-Alert, cuando la catástrofe ya estaba en pleno desarrollo. “Las alarmas sonaban mientras la gente ya se estaba ahogando”, lamentan con rabia las plataformas convocantes de las manifestaciones de este fin de semana.
En las calles de los municipios afectados por la dana ya se podía leer en las paredes: “Tornarem més forts”. Así lo advirtieron y así lo han hecho. Un mes después de la catástrofe, las poblaciones damnificadas siguen sin recibir suficiente ayuda y el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, sigue sin dimitir tras la criticada gestión de la tragedia. Es por ello por lo que la ciudadanía valenciana ha vuelto a salir a las calles a modo de protesta durante este fin de semana.
Contínua la manifestació per la #MazonDimissió pic.twitter.com/2Cp58ZTesY
— El Salto País Valencià (@ElSalto_PV) November 30, 2024
La primera jornada de manifestaciones se llevó a cabo el viernes 29 de noviembre con concentraciones una treintena de ciudades y municipios afectados de todo el País Valencià. En ellos resonaron de manera simbólica las alarmas durante un minuto, acto al que sucedió un minuto de silencio acompañado de las luces de las velas durante la vigilia que conmemoraban a las 220 víctimas contabilizadas hasta el momento, incluido el trabajador que falleció tras el derrumbe de un colegio durante las labores de ayuda en la dana.
El president Carlos Mazón boca abajo se ha convertido en la imagen protagonista de estas movilizaciones convocadas por una red de más de medio centenar de movimientos cívicos
Ese mismo eco se repitió en la manifestación del 30 de noviembre en València. El cap y casal se convirtió durante la tarde del sábado en el epicentro de la manifestación donde cerca de 100.000 personas, según la delegación del gobierno, marcharon en una demostración masiva de unidad y protesta.
El president Carlos Mazón boca abajo se ha convertido en la imagen protagonista de estas movilizaciones convocadas por una red de más de medio centenar de movimientos cívicos, sociales y sindicales, quienes han aglutinado alrededor de 150 organizaciones en defensa de las personas damnificadas y en denuncia de las políticas de Carlos Mazón y su Consell. La histórica movilización del pasado 9 de noviembre ya logró reunir a 130.000 personas bajo el grito unánime de “Mazón dimisión” y, esta vez, se ha alcanzado una cifra similar, ampliando incluso el recorrido para evitar el colapso.
Son muchos los motivos que han llevado al pueblo valenciano a lanzarse a las calles pidiendo la dimisión y depuración de responsabilidades del que, un mes después de la Dana, sigue ocupando el cargo de presidente de la Generalitat Valenciana. La catástrofe de finales de octubre dejó un saldo devastador: más de 220 personas fallecidas, centenares de desaparecidas y miles de personas sin hogar ni recursos básicos. Pero lo que ha provocado la indignación de la ciudadanía no es solo la magnitud del desastre, sino la falta de respuestas del gobierno autonómico.
Las nulas ayudas y el goteo de recursos destinados a la recuperación de las personas damnificadas por la Dana contrasta con la rapidez con la que Mazón ha actuado para adjudicar contratos a dedo, eliminar el tope salarial a los altos cargos de su gobierno o eludir su responsabilidades culpando a otras entidades de su nefasta gestión.
La lentitud en la llegada de las ayudas prometidas, la falta de alternativas habitacionales para los damnificados o la exclusión de colectivos afectados por barreras burocráticas han sido algunas de las claves que han impulsado estas movilizaciones ciudadanos. “Estamos aquí porque la emergencia no ha pasado”, declaraba Carles, una de las personas damnificadas que ha podido acudir a la manifestación. "Las familias aún esperan colchones y suministros básicos, las escuelas no están en condiciones para garantizar la estabilidad emocional de los niños y muchas personas afectadas ni siquiera tienen acceso a viviendas temporales”, describe el manifestante.
Entre los reclamos también se incluía la creación de un plan de choque y una investigación independiente sobre la cronología de los hechos, que incluye la polémica decisión de no suspender actividades escolares ni laborales el día de la catástrofe, a pesar de las alertas meteorológicas. Una decisión que, según los convocantes, “priorizó el capital económico sobre la seguridad de la ciudadanía”.
“Mi marido no se ha muerto, a mi marido lo han matado”, pronunciaba con rabia mientras abrazaba a su hija la mujer de una de las personas fallecidas el pasado 29 de octubre
Desde esculturas embarradas hasta flores y velas, el recorrido de la manifestación ha dejado a su paso desde la Plaza del Ayuntamiento de València hasta la Plaça de la Verge múltiples homenajes a las personas voluntarias, conmemoraciones a las víctimas y críticas al abandono institucional. Para concluir la manifestación, una vigilia impulsada por las familias de las personas fallecidas dibujaba una cruz en conmemoración de las víctimas mortales que se ha cobrado la Dana. “Mi marido no se ha muerto, a mi marido lo han matado”, pronunciaba con rabia mientras abrazaba a su hija la mujer de una de las personas fallecidas durante el pasado 29 de octubre.
Sin transporte público, sin alternativa habitacional, sin colegio y sin esperanzas en el propio gobierno, el pueblo valenciano ha protagonizado un fin de semana más de protestas. Un mes después de la Dana que asoló el territorio, la ciudadanía ha salido a las calles en un clamor colectivo que, aunque nacido de la tragedia, representa el empoderamiento del pueblo valenciano que se hace plenamente partícipe de la democracia. “Estas movilizaciones son una forma de canalizar la rabia y el duelo y organizarlas de la misma manera que se está organizando la ayuda, de forma autónoma con solidaridad y el apoyo mutuo”.