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Sindicatos
Garbiñe Aranburu: “LAB entiende el contrapoder en clave de construcción de poder popular”
Garbiñe Aranburu (Legorreta, 1973) es la secretaria general de LAB desde 20217, cargo que comparte con Igor Arroyo desde 2022. Licenciada en Relaciones Laborales y ligada al sindicato desde hace treinta años, ha conocido la precariedad cuando de joven trabajó en una casa realizando tareas del hogar y en la hostelería. Precisamente estos sectores son los que más movimiento presentan, asegura que, “en los sectores donde tradicionalmente no ha existido lucha sindical, se ha entendido que esta es importante”. LAB acaba de cumplir 50 años y es el segundo sindicato con mayor representación en Hego Euskal Herria.
Zorionak!
Eskerrik asko! Llegamos a los 50 años en plena salud, debido a las raíces y principios sólidos que tenemos asentados. Ello nos ha permitido ensanchar las ramas y superar el umbral de los 50.000 afiliados, destacando la evolución de la afiliación femenina, que ahora se sitúa en el 44%. Somos el segundo sindicato de Hego Euskal Herria y el único sindicato nacional cuya implantación en Ipar Euskal Herria ha tenido una evolución al alza.
¿Cuáles han sido los hitos de LAB a lo largo de estos 50 años?
Nombraría cuatro. El primero fue cuando nos convertimos en el sindicato más representativo, en las elecciones de 1994. El segundo, cuando hace 30 años tomamos la decisión de abordar y trazar un plan feminista para evolucionar hacia un sindicalismo feminista. Empezó desde dentro, apostando por renovar los órganos de dirección, haciéndolos más igualitarios y entendiendo que vivimos en una sociedad heteropatriarcal y que el androcentrismo no está solo fuera del sindicato. Ello nos llevó a repensar el modelo sindical.
¿Cuál fue el tercero?
La crisis de 2008, una crisis sistémica permanente que nunca finaliza y que trajo medidas muy regresivas. Fue un momento de parón, en el sentido de que fue una fase de resistencia, de recibir golpes y pararlos. Entre 2008 y 2013, convocamos seis huelgas generales. Luego, la crisis conllevó un proceso de precarización y atomización de la clase trabajadora, por lo que teníamos que repensar el modelo sindical si queríamos ser útil para toda la clase trabajadora. Empezamos a hablar de conflicto capital-vida, algo que ya se ha asimilado en el resto de sindicatos, pero cuando LAB empezó a hacer esas reflexiones era inédito hablar de ecosocialismo, feminismo y antirracismo. Nuestro tercer hito fue pensar en un sindicalismo que llegue a todas las trabajadoras, incluidas las trabajadoras del hogar y los riders. Quedó reflejado en el congreso de 2017 y el de 2022 refrendó nuestras decisiones de comprometernos a ser un sindicato antirracista, y no solo proclamarnos como tal, sino deconstruirnos de todos los tics de los que te impregna el racismo estructural.
Nuestro objetivo es desenmascarar que más de la mitad de la población vive en una situación de precariedad
¿Y el cuarto hito?
En 2000 nos organizamos en Ipar Euskal Herria, siguiendo nuestra máxima de que somos un sindicato nacional.
¿Cuáles serán los retos de la próxima década?
Las posiciones que ha defendido LAB ahora son mayoritarias y han cambiado el ecosistema sindical. Somos un sindicato independentista, de clase, que ha integrado el sindicalismo feminista y antirracista en su modelo sindical y que entendemos que nuestra misión es defender a la clase trabajadora dentro del proceso de emancipación nacional de Euskal Herria. A partir de ahí, seguiremos impulsando las luchas sociales que dignifican la vida de la clase trabajadora en un contexto nada halagüeño, con un sistema capitalista, colonial y patriarcal que debilita los servicios públicos en un planeta que no se sostiene y en un sistema que genera guerras a lo largo y ancho del mundo, como en Palestina. En ese contexto, por mucho que los gobiernos intenten dulcificar con datos macroeconómicos la situación, nuestro objetivo es desenmascarar que más de la mitad de la población vive en situación de precariedad. Nos referimos a la gente que hace tareas de cuidados involuntariamente y no remunerados, a quienes los hacen de forma totalmente explotada, a los desempleados y a la gente que cobra por debajo de 1.400 euros, junto con el debilitamiento de la sanidad pública, en una apuesta política privatizadora.
Todo mal.
Hay que seguir impulsando las luchas sindicales y sociales. Creemos que la clase trabajadora ha entendido e interiorizado el valor que tiene la organización y la lucha sindical, porque durante los últimos años y después de la pandemia ha habido un repunte de las luchas sindicales y sociales.
¿Lo veis así?
Sí, durante los dos últimos cursos. Nos gusta resaltar además que, parte de esos conflictos, se han dado en sectores feminizados y precarizados, no solo de los cuidados, sino también en el comercio y la limpieza. En los sectores donde tradicionalmente no ha existido lucha sindical, se ha entendido que esta es importante. Ha habido un empoderamiento, las trabajadoras no son ciudadanas de segunda y contribuyen a mejorar la negociación colectiva y elevar las condiciones salariales.
Ahí tenemos la primera huelga feminista general, el pasado 30 de noviembre.
Es una huelga pionera que ha conseguido poner en la agenda política la agenda de los cuidados. Es determinante politizar la crisis de los cuidados, más en una sociedad cuya evolución demográfica nos lleva envejecimiento social. El empoderamiento para mujeres y la respuesta que han dado es muy importante. Si no hay transformación en el modelo de cuidados, se queda en pura retórica de la igualdad entre hombres y mujeres, cuando recaen principalmente en las mujeres, bien el ámbito privado de forma no remunerada o en el mercado laboral de forma precaria y con formas de explotación muy graves. Hay que colectivizar los cuidados, hablar de reducción de la jornada laboral, de políticas de conciliación que hasta ahora no han funcionado y reclamar un sistema publico- comunitario de cuidados. La huelga ha servido para un proeceso de concienciación, politización y empoderamiento.
¿El Gobierno vasco es la nueva patronal?
El Gobierno vasco, y el PNV concretamente, apuesta claramente por privatizar y hacer negocio con los cuidados. No ha habido una apuesta por construir un sistema publico. Mediante la privatización ha intentando eludir su responsabilidad política.
Laboral
Espacios masculinizados Liderazgos feministas en el sindicalismo: del ¡escúchame! a la portavocía compartida
Sucediste a Ainhoa Etxaide, que legó un liderazgo feminista muy potente del que ella misma ha alertado de la dureza que supone ponerlo en marcha y mantenerlo en un espacio mixto y masculinizado como es un sindicato. ¿Qué tal estás?
El sindicato empezó su evolución feminista hace 30 años. Desde entonces, han ido cambiando las formas de militar, de vivir dentro del sindicato, con un mayor reconocimiento tareas de cuidados y he vivido esa evolución en positivo. A Ainhoa le tocó dar la cara y, gracias a ella y a otras muchas, las que hemos cogido el relevo nos ha tocado seguir con esa labor por con un camino adelantado. Es verdad que esa transformación de un sindicato más sostenible para vivir es palpable, pero luego cuando salimos a la opinión pública y vamos a reunirnos con la patronal, en ese ecosistema heteropatriarcal, todavía queda mucho camino por recorrer. Mientras, nos tenemos que manejar en esas situaciones, tejer alianzas entre nosotras y reivindicar nuestro papel y forma de hacer.
La clase trabajadora ha entendido el valor que tiene la organización y la lucha sindical
¿Las coportavocías que anunciasteis en el último congreso son una solución?
La doble coordinación permite hacer una dirección más colegiada, es un activo. La gente está más motivada y detrás de eso hay un modelo para hacer una dirección más feminista, sostenible y eficaz. Creo que ha sido un acierto dar ese paso y hacemos una valoración muy positiva.
La semana pasada no firmasteis el convenio colectivo que puso fin a la huelga indefinida de las ambulancias. ¿Cómo están las relaciones de LAB con CC OO y UGT?
En ese conflicto quiero destacar que estábamos todos los sindicatos. Ha sido un conflicto duro, de huelga indefinida, pero a lo largo últimas semanas hubo movimientos de negociación de ELA con CC OO y UGT, esa ELA que tanto critica las alianzas CC OO y UGT… Allá donde coincidimos en métodos de lucha no excluimos, pero dentro sindicato no existen formas de hacer maneras que ha hecho ELA, porque ese acuerdo se ha gestado a espaldas de LAB con CC OO y UGT y, en un conflicto de tanta dureza, esto es muy grave. Algunos contenidos, si no se hubiera roto esa intersindical, podrían haberse mejorado.
Preguntaba por ese convenio precisamente porque ELA sí lo firmó. Tras vuestro divorcio público durante dos años, ¿hay visos de una relación más cordial?
Somos dos sindicatos de clase e independentistas, o que nos autodenominamos independentistas, pero con estrategias totalmente diferentes. Legítimas, pero distintas. LAB entiende el contrapoder no en clave resistencialista, LAB entiende el contrapoder en clave de construir poder popular y disputarle al capital en todos los ámbitos: en los centros de trabajo, en las instituciones y en las calles. Y LAB entiende las alianzas en esa lógica para impulsar un cambio político y social en pro de avanzar un proceso de liberación nacional de este país, siendo un agente activo. Y la principal diferencia con ELA es esa, o al menos así lo vemos desde LAB. ELA no está siendo un agente activo. A partir de ahí hay que desdramatizar el momento en el que estamos en cuanto a las relaciones entre ELA y LAB. Es obvio que no hay condiciones para avanzar en alianzas en clave política, social y sindical, en clave más estratégica, pero eso no puede decirse que se tejan alianzas en otros ámbitos de la negociación colectiva. Desde nuestro punto de vista, hay tres cuestiones en las que deberíamos aunar fuerzas.
¿Cuáles?
El primero de ellos, aunar fuerzas y dar una respuesta lo más contundente posible entre LAB y ELA ante el ataque a la normalización del euskera que está habiendo en este país, debido a la ola judicial que existe, y junto con el movimiento euskaltzale. En segundo lugar, el tema de los cuidados. Venimos de una huelga feminista general, tenemos diferentes estrategias en la negociación colectiva, pero debemos estar por encima de todo eso y, junto con el movimiento feminista, debemos tejer alianzas para seguir impulsando la transformación de los cuidados hacia un sistema público-comunitario. En tercer lugar, tanto ellos como nosotros defendemos un Salario Mínimo de 1.400 euros ante la evidencia de que aquí la la realidad socioeconómicas es diferente y que tenemos derecho a defender nuestro salario y por ello hemos hecho una propuesta jurídica que hemos trasladado al resto de sindicatos para poder trabajar conjuntamente. A día de hoy no hay una alianza en clave estratégica, pero puede haber temas que se trabajen conjuntamente.
En 2022, LAB acordó suspender su participación en las EPSV al debilitar el sistema público de pensiones. ¿Cómo valoráis la propuesta de EH Bildu de las EPSV como vehículo de inversión empresarial destinando el 5% de los ahorros en fondos de pensiones privados a participaciones empresariales en un fondo soberano?
Ese sistema no es universal, se instaura vía negociación colectiva y mucha gente queda fuera, por lo que es otra fuente que genera brechas entre trabajadoras, sobre todo, entre los sectores más feminizados y precarizados. Por eso hemos tenido una posición muy crítica y decidimos salirnos de los órganos de dirección de esos organismos. Nuestra apuesta es una Seguridad Social propia, una transferencia que está incluida en el Estatuto y aún no se ha materializado. Nos unimos a las reivindicaciones del movimiento de pensionistas para complementar la pensión mínima y, a partir de ahí, hay que explorar cómo complementarlas.
¿Cómo valoras la reforma laboral de Yolanda Díaz?
No ha servido para revertir relaciones laborales precarias. Los datos de desempleo han mejorado a costa de parcializar las jornadas y con un aumento de los fijos discontinuos. Los datos de desempleo han mejorado a costa de extender la precariedad laboral, por lo que han dejado de ser una variable válida para evaluar el empleo y desempleo. Ahora tenemos que poner el acento en otras cuestiones. Aparte, para LAB era muy importante evitar la estatalización de la negociación colectiva y blindar un marco propio, que aún no se ha hecho.
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Un sindicato como LAB, que es "nacional", con distintos ritmos y entes, es verdad que alguna "contradicción" pueda surgir. Ser el mayor sindicato dentro de la administración Foral Navarra, dice bastante del trabajo realizado para que el funcionario lo crea su apoyo principal.
Hasta que NO se tengan las competencias desarrolladas del Estatuto, los bandeos para buscar soluciones serán necesarios. Baste recordar la "enseñanza", que desde que Felipe González firmó el "Concordato" con la Santa Sede y su Ministro Alfredo Pérez Rubalcaba "instauraron" la enseñanza "concertada", dándole al dogmatismo religioso la llave de la educación sectaria y su financiación con dinero público.
Esas connotaciones en "Vascongadas" siguen, ya que el "tradicionalismo" del PNV "mima" los centros religiosos, que como excusa, dice: "Defienden el Euskera". Por eso pillaron al lehendakari Urkullu (fuera de agenda) visitar al Rector de un centro del Opus Dei que. . .¡Segrega por sexos! El Euskera en los centros públicos a costado "dios y ayuda", para hacerse ver y fortalecer.
Lo mismo la educación de adultos en Euskera, fue un organismo "popular" AEK la que lleva el peso de recuperación de la lengua, ayer, hoy y mañana. Los Gobiernos del PNV crearon (para neutralizar AEK) HABE y solo sirvió para colocar parientes y afiliados afines. Ahí, andan metidos, sin dar respuestas de País alargando su agonía sin querer compartir la "esencia" de un Pueblo milenario como su lengua el Euskera.
En esa defensa Sí deben de estar ELA, LAB y otros sindicatos minoritarios.
¿Cómo encaja la supuesta lucha contra la precariedad con el apoyo a la enseñanza privada subvencionada y segregadora que defiende LAB y que quedó reflejado en el acuerdo firmado con el PNV en Arantzazu?