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Ecofeminismo
“Las mujeres bonitas son las pobladoras, las artesanas, las que luchan”
Se llama Mafalda Galdames Castro y es una mujer luchadora. Poeta. Madre. Tierra. Nació en Chile. Se exilió en México. Autora de tres libros. Uno de ellos, el segundo, bajo el título Mujeres bonitas. Cree firmemente que la agricultura campesina, frente a la agroindustria, enfría el planeta. Desde todas sus posiciones y cargos, encarna la resistencia y la vida contra el patriarcado, el extractivismo y el racismo colonial, en favor de las mujeres y los pueblos indígenas. La entrevistamos aprovechando su visita a Madrid durante la COP25 y la Cumbre Social por el Clima.
No es que tenga muchos sombreros para nombrarse, es que ella es resistencia y lucha. Una vida dedicada a visibilizar a quienes no se escucha. Y lo hace desde varios frentes. Mafalda Galdames es secretaria general de la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas de Chile (ANAMURI). Coordinadora para las Américas de la Marcha Mundial de las Mujeres. Integrante del equipo coordinador de la Cumbre de los Pueblos.Con firmeza y sabiduría, responde a las preguntas de Saltamontes desde el centro de medios del Espacio de Convergencia, una de las sedes de la Cumbre Social por el Clima que se celebró del 7 al 13 de diciembre, en paralelo a la COP25.
Acaba de terminar la Cumbre de los Pueblos en Chile. ¿Qué es exactamente?
La cumbre de los pueblos se convoca años tras año en paralelo a eventos oficiales internacionales para compartir experiencias desde los movimientos sociales de todo el mundo e impulsar soluciones alternativas al sistema y fortalecer tanto la organización global como la acción local con el objetivo de frenar la catástrofe socioambiental. Para esta ocasión, en Chile había previstas dos cumbres oficiales: El Foro de Cooperación Económica Asía-Pacífico (APEC) y la COP25, por lo que la Cumbre de los Pueblos se iba a celebrar de forma paralela. Sin embargo, el Gobierno chileno canceló los dos eventos oficiales por temor a las contramanifestaciones que se estaba preparando tras el estallido social del 18 de octubre. Aún así, nosotras decidimos seguir adelante y continuar con el trabajo que llevábamos haciendo desde el pasado mes de julio.
¿Una valoración de los resultados de la COP25?
Mi opinión personal es que fuimos bastante realista, sabíamos que no se iban a plantear soluciones reales; estas cumbres siempre están amarradas con el gran poder económico y los gobierno están sujetos a lo que dicen las corporaciones. No teníamos esperanza.. Nos sirve para hacer nuestras propias cumbres e ir avanzando en la concienciación, en que la gente sea cada vez más consciente y vaya pensando desde sus propios territorios cómo puede disminuir el efecto invernadero y adaptarse.
¿Está de acuerdo en que el Gobierno chileno cancelara la COP25?
Por supuesto que sí, porque quedó de manifiesto que en Chile hay una crisis social. Y la crisis social en mi país está absolutamente ligada a la crisis climática. Nosotras hablamos de emergencia y crisis climática porque en nuestro país tenemos una crisis de recursos, como con la energía y el agua… Por ejemplo, tenemos un serio problema con el agua, que fue privatizada durante la dictadura y no se ha hecho nada desde entonces. Ahora mismo, solo tienen acceso al agua los terratenientes, los grandes latifundistas que solo la utilizan en los monocultivos para la exportación principalmente del vino con la uva de mesa, el aguacate, pinos y eucaliptos. La agricultura campesina está sufriendo las consecuencias. La gente que realmente produce alimentos, que provee de alimentación diversificada para el consumo interno es la gente que no tiene acceso al agua.
¿Por qué Piñera está atentado contra los derechos humanos en Chile?
La represión policial en Chile está dirigida a dañar a las personas. La policía apunta directamente en la parte superior de las personas con sus bombas lacrimógenas y sus balines. Hasta ahora, ya van más de 270 personas con la vista dañada, parcial o totalmente. Y las mujeres, cuando han sido detenidas, han sido abusadas sexualmente. Hay pruebas e informes que lo demuestran.
Y a pesar de ello, las mujeres lideran la lucha…
Muchas mujeres fueron abusadas sexualemnte cuando fueron detenidas en las protestas. Muchas tuvieron que volver a recordar esos momentos para declarar, otras no se atreven a hablar de estos abusos. Para toda mujer la violación es un abuso que dura para toda la vida y muy difícil de olvidar. Por eso muchas están siendo acompañadas por profesionales a través de terapias. Y sin embargo, las mujeres no han bajado el nivel de lucha, están participando constantemente de forma organizada, sobre todo, desde los gremios como la salud o la educación. Un hito importante fue el 8 de marzo, antes incluso de que ocurriera todo esto, cuando más de un millón de mujeres salieron a las calles. Nostras creemos que toda estas situaciones fueron las que han dado pasado al estallido de octubre.
Estamos liderando en muchos ámbitos: desde las pensionistas, porque tras 30 años cotizados muchas se han quedado con pensiones miserables, hasta el movimiento contra los tratados de libre comercio, porque consideramos que amarran al país a precarizarnos aún más, a flexibilizar el mercado de trabajo rayando la vulnerabilidad de los derechos laborales.
¿Cómo se combate la represión?
En el cuerpo a cuerpo, la gente está indefensa ante una policía parapetada bajo sistemas de escudos, trajes antibalas, cascos… Pero en un plano más amplio, desde los movimientos sociales y ciudadanos, desde las calles lo estamos denunciado. Para empezar se presentó una acusación constitucional contra el ministro [Andrés] Chadwik, que ha terminado por ser desaforado durante 5 años, no es mucho pero es algo; y ahora lo hemos hecho contra el presidente [Sebastián] Piñera, pero no ha sido aprobada porque hubo diputados que traicionaron acuerdos, seguramente porque estaban comprados. Además ha habido comisiones internacionales para ir a investigar sobre las violaciones a los derechos humanos que han concluido con informes categóricos, afirmando que sí ha habido estas violaciones.
¿Cómo has visto la resistencia en España?
Veo que en España son las mujeres las que también están liderando, a través de los movimientos ecofeministas, la agroecología, la solidaridad para con los pueblos latinoamericanos… Me ha decepcionado un poco ver que los estudiantes de la Universidad Complutense de Madrid no se sentían llamados a participar en la carpa y en las distintas actividades durante la Cumbre Social por el Clima. Cuando estuve allí, veía que la mayoría no se acercaban. En cambio en la USACH [Universidad de Santiago de Chile) los estudiantes sí participaban, y hasta las trabajadoras se unieron a Las Tesis. Hubo alta integración entre nosotros y los estudiantes del centro universitario. No vi ese movimiento, no lo palpé en España. Aunque sí ha sido fundamental movimientos como Fridays For Future. Si es cierto que no estuve en la gran manifestación masiva del 6 de diciembre en Madrid, y no tengo ese recuerdo.
Damos un salto a la escritura. Mujeres bonitas es uno de tus libros más conocidos. Cuéntanos de qué trata
Mujeres bonitas está dedicado a las mujeres que son del pueblo, artesanas, cantoras, que trabajan la greda, que hacen cerámica, la mujer pobladora y artesana. Es decir, las mujeres que luchan.
¿Te atreves a recitar uno de tu poemas?
Por supuesto que sí:
¿Vas a seguir escribiendo?
Sí, empecé desde el exilio en México, cuando me tuve que ir con mi entonces marido y mis tres hijos. Y escribí 20 poemas en el destierro. Luego llegó Mujeres Bonitas, cuando regresé a Chile. El tercero y último se llama Hoy es el Tiempo, donde le dedico poemas a Berta Cáceres, también a tres mujeres kurdas que fueron asesinadas en Francia, que llevaban adelante la lucha por la liberación kurda.
Si tuvieras que citar una, qué alternativa viable para ayudar al planeta?
Mientras siga creciendo la agroindustria, seguiremos haciendo más grande el problema. Nosotras siempre decimos que solo la agricultura campesina enfría el planeta.