We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Soberanía alimentaria
Biela y Tierra en ruta, un libro de aprendizaje rural
El 1 de junio de 2019 Biela y Tierra empezaba el viaje para visitar en bicicleta diferentes iniciativas por el norte del estado español. Durante casi 3.000 kilómetros escribimos los 73 Cuadernos de Campo que ahora publicamos en papel, en el libro “Biela y Tierra en Ruta, nuestra alimentación como motor de cambio”. Con esta aventura ciclo viajera se dejaron de emitir 424,5 kg de CO2 a la atmósfera, al ir en bici en lugar de a motor. Y, sobre todo, recogimos infinidad de aprendizajes en base a nuestros cuatro pilares: agroecología, soberanía alimentaria, ecofeminismos y movilidad sostenible.
Ecofeminismo agroecológico
La comunidad científica y organizaciones internacionales como la FAO consideran que nuestro primer pilar, la Agroecología, es la clave para la transición hacia sistemas alimentarios sostenibles. En este ámbito, aprendimos que proteger los sistemas de producción locales, y a quienes los trabajan, debe ser prioritario para las administraciones públicas si realmente tienen en sus agendas los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Y sería muy beneficioso que sus aspectos fundamentales se incluyeran como obligatorios en el currículum educativo, porque formando a las generaciones futuras tendremos alguna posibilidad de revertir los problemas que enfrentamos.
Las personas que hacen posible El Puchero de Villasur, Cooperativa La Sazón, Dehesa La Lejuca, Quesería bajo el Roble, Ternera Valle de Aisa o Borda Matías nos demostraron que trabajan a diario sabiendo que la ganadería extensiva es fundamental en los agroecosistemas y debería estar ligada a la producción agrícola. Su desaparición pone en riesgo los paisajes, los sistemas de producción sostenibles y la utilización equilibrada de recursos. Se ha perdido el 75% de la biodiversidad cultivada y la agroecología es el punto de partida para proveernos de alimentos sanos, justos y sostenibles y luchar contra el modelo vigente.
Actualmente se crean desiertos demográficos en las zonas rurales que la agroindustria aprovecha para instalar macroproyectos, lo vimos pedaleando Teruel o Castilla y León. Mientras, en las ciudades, se generan desiertos alimentarios, desvinculando la producción del consumo, como nos explicaba Josebe de Pikunieta.
Nuestro segundo pilar, la Soberanía Alimentaria, es el derecho de las personas a definir las políticas de sus sistemas alimentarios y tener una alimentación adecuada, saludable y culturalmente, obtenida con métodos sostenibles y ecológicos. Las administraciones deben incorporar políticas alineadas con la soberanía alimentaria y divulgar este concepto, porque existe un enorme desconocimiento del verdadero impacto y fragilidad del sistema alimentario. La industrialización provoca la ruptura de la sociedad con los alimentos y la tierra.
Muchas de las iniciativas que conocimos, como El Monte de Tabuyo, Maskilu Kontserbak o Sakona Komuntzo, nos repetían lo mismo, las enormes dificultades que se encontraban a nivel burocrático, porque las exigencias de normativa son las mismas para las grandes y pequeñas empresas, cuando los riesgos y las condiciones nada tienen que ver. Es urgente facilitar y promover la venta directa de alimentos y mercados de productores, acercar a la población a otras formas de consumo. Así como definir políticas adaptadas a la realidad rural. Se necesitan normativas que prioricen la resiliencia y la sostenibilidad, diversificadoras y más flexibles para adaptarse al entorno rural.
Los Ecofeminismos, nuestro tercer pilar, ponen la vida en el centro y valoran los trabajos productivos igual que los reproductivos. Mejoran los resultados sociales, ecológicos y económicos, y permiten que las personas desarrollen su trabajo en condiciones dignas. También posibilitan flexibilidad para que todas las personas puedan participar y se basan en la horizontalidad y los cuidados. Hemos encontrado proyectos liderados por mujeres con base ecofeminista donde se construyen alternativas prácticas aunando acción colectiva y reflexión. Asturcilla, El Colletero, Ecomomegros, Chocolates Isabel o Matarrania Cosmética BIO son claros ejemplos de ello.
El futuro debe construirse sobre los derechos de la tierra, de las mujeres, de las personas y de los seres vivos. El capitalismo aplica la misma violencia a la tierra, al medio ambiente y a las mujeres. Y necesitamos salvaguardar nuestra diversidad cultural, de biodiversidad y mantener todas las lenguas para poder preservar la expresión humana, si perdemos nuestras lenguas perdemos la imaginación en el mismo sentido. El ecofeminismo agroecológico pone en el centro la alimentación, como una tarea de cuidados que implica producir, distribuir, adquirir y cocinar alimentos para nutrir, dar salud y placer.
Nuestro cuarto pilar, la Movilidad Sostenible, se centra en la bicicleta, el medio de transporte más eficiente que existe. Mejora nuestro estado anímico, libera endorfinas, favorece la reflexión y nos ayuda a integrar pensamientos y experiencias.
Los vehículos a motor son cerrados, pero en bici tienes todos los sentidos despiertos e interactúas con el entorno, tomas consciencia de que el territorio es continuo, viviendo las transiciones. El esfuerzo de tus piernas te lleva, se observa mejor el territorio y el aprendizaje es muy superior. Potenciamos la cultura cicloturista mostrando sus beneficios, para el medio ambiente y las personas. Es una herramienta transformadora que nos saca de la virtualidad y nos conecta con la realidad: la orografía, las paisanas, los campos, las estaciones, la existencia.
Mundo rural vivo, consumo responsable y producción ecológica
Estos cuatro pilares no se sostienen sin dos ejes transversales que también nos reportaron muchos aprendizajes. El primero de ellos, un Mundo Rural Vivo, nos mostró que se comparte una seria dificultad de acceso a tierra y a vivienda en los territorios rurales y que es imprescindible potenciar acciones desde las administraciones para paliar estos problemas.
Es necesaria la dignificación del campesinado y la gente que habita los pueblos. Romper estereotipos y exaltar las ventajas de habitar entornos rurales. Luchar contra su invisibilización y dotar de servicios e infraestructuras todos los territorios.
El mundo rural es fuente generadora de conocimiento especialmente en una situación de crisis climática, de escasez. Quienes conocen cómo gestionar los recursos naturales son las personas que viven en el mundo rural.
Y, por último, un Consumo Consciente y Transformador, en el que es de vital importancia el apoyo de consumidores a pequeñas iniciativas. Saber buscar qué hay detrás de los productos que nos llegan. Rechazar alimentos kilométricos y que no sean de temporada. Diferenciar entre productos devastadores del entorno y las personas de aquellos que colaboran a asentar población y gestionar los recursos naturales.
La administración debe apoyar las iniciativas sostenibles con políticas que no dificulten su trabajo diario y la sociedad también debe hacerse responsable. Es necesaria una evolución por los dos lados. Es importantes por ello la divulgación de nuestro papel como consumidores para luchar contra la emergencia climática y apoyar los proyectos sostenibles económica, medioambiental y socialmente.
El consumo responsable y la producción ecológica para construir sistemas alimentarios agroecológicos basados en la seguridad, la salud y la soberanía son aspectos de un movimiento social capaz de restaurar la huella ecológica y contribuir al cierre de la brecha metabólica entre campo/ciudad, trabajo manual/intelectual, producción/reproducción y sociedad/naturaleza.
Después de compartir estos aprendizajes mediáticamente y en nuestra web y RRSS, decidimos editarlos en papel para ser también analógicas en la comunicación. El libro, “Biela y Tierra en Ruta, nuestra alimentación como motor de cambio”, recoge toda esta información, a través de los testimonios de las iniciativas visitadas y se acompaña de las ilustraciones de Sara Chueca, Aragón; Ana Nan, Castilla y León; Bitxo, Asturias; Ane Zaldibar, Euskadi; y Miren Asiain Lora, Navarra; junto a Sara Monerri que ilustra la portada y el mapa. Ecoeditamos este el libro con la editorial Pol·len y estará en librerías en abril pero se puede pre-comprar ya a través de Verkami.