We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Brasil
No vamos a "Jair nos acostumando"
A tan solo tres días de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, Brasil contabiliza los casos de violencia política. La Agencia Pública, que realizó un seguimiento durante diez días, entre el 30 de septiembre y el 10 de octubre, reveló por lo menos 70 ataques. La amplia mayoría fue perpetrada por seguidores del líder en las encuestas, el ex-capitán del ejército de extrema derecha Jair Bolsonaro, que tiene un torturador condenado de la dictadura como principal referencia política e intelectual.
El caso más grave es el del capoeirista Romualdo Rosário da Costa, conocido como Moa do Catendê. Moa fue apuñalado en un bar por electores de Bolsonaro tras revelar que había votado a Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores. Sobre el caso, Bolsonaro afirmó que el asesino había "cometido un exceso".
Otro episodio emblemático sucedió a finales de septiembre, poco antes de la marcha #EleNão, la mayor movilización de mujeres de la historia del país. María (nombre ficticio), una de las administradoras del grupo responsable por los actos contra Bolsonaro, fue brutalmente agredida por tres hombres armados en Río de Janeiro.
El propio ex-capitán fue víctima de una puñalada el 6 de septiembre durante un mitin. El ataque fue enfáticamente condenado por sus opositores y las investigaciones indicaron que el responsable no tenía conexiones con los demás candidatos. Bolsonaro estuvo ingresado en el hospital tres semanas y fue sometido a dos cirugías en el intestino.
En lugar de repudiar la violencia, el candidato subió el tono contra la oposición. En un vídeo publicado el último domingo (día 21), Bolsonaro prometió "desterrar" a los "marginales rojos" de la patria a través de una "amplia limpieza". Y siguió: "si quieren quedarse aquí, tendrán que ponerse bajo la ley de todos nosotros. O se van fuera del país o van a la cárcel. Ustedes, 'petralhada' [en referencia al PT], van a ver una polícia civil y militar con protección jurídica para hacer valer la ley en su lomo." Antes, ya había prometido "poner fin a toda forma de activismo".
"Bolsonaro ha amenazado la supervivencia de sus opositores. Las instituciones tardaron en reaccionar, se sienten amenazadas, incluso por parte de las Fuerzas Armadas. Debemos defender el Estado Democrático de Derecho. ¿Cómo se sentirán seguras las personas si amenaza a quienes piensan diferente?", afirmó Fernando Haddad en respuesta a las declaraciones. El Partido de los Trabajadores y el Partido Socialismo y Libertad pidieron que la Procuraduría General de la República investigue el caso como incitación a la violencia.
A lo largo de esta semana, la perturbación se profundizó con la publicación de un reportaje en el periódico Folha de S. Paulo, el más leído en el país, en el que se revela que, en apoyo al ex-capitán, empresarios compraron paquetes millonarios para el envío masivo de mensajes contrarios a Haddad a través de Whatsapp, violando la ley electoral brasileña.
La periodista responsable y la dirección del periódico están bajo amenazas y ataques cibernéticos perpetrados por electores de Bolsonaro. El periódico pidió al Tribunal Superior Electoral que el caso sea investigado por la Policía Federal. Desde comienzos de este año, la Asociación Brasileña de Periodismo de Investigación (Abraji, en su acrónimo en portugués) registró 130 ataques contra periodistas en el contexto electoral.
Las amenazas también alcanzan a los y las representantes de las más altas instituciones estatales. Según el ministro de Seguridad Pública, hay cuatro investigaciones en curso sobre amenazas dirigidas a la presidenta del Tribunal Superior Electoral, la ministra Rosa Weber. El Supremo Tribunal Federal también fue sorprendido con una declaración del diputado federal Eduardo Bolsonaro, hijo del candidato a la presidencia, de que bastaría "un cabo y un soldado" para cerrar la Corte Suprema. Los jueces criticaron duramente la afirmación, calificada por ellos como "golpista", "irresponsable" e "inaceptable".
Señales preocupantes
Se han registrado episodios de violencia y amenaza cometidos por personas que apoyan al candidato Fernando Haddad, pero, en el caso de Bolsonaro, las evidencias demuestran que el odio es fomentado por el propio candidato contra las y los opositores, así como también contra personas negras, activistas, pueblos indígenas, mujeres y la comunidad LGBTI.
No se trata solo de discurso: también hay propuestas concretas. Una de ellas es la creación de un "componente de ilicitud" en casos de violencia policial, que afecta sobre todo a jóvenes negros de las periferias. En la práctica, Bolsonaro quiere que los policías involucrados en asesinatos no sean investigados. Según datos del Fórum Brasileño de Seguridad Pública, la policía mató 14 personas/día en Brasil a lo largo de 2017 (un total de 5.144 muertes, un 20% más que el año anterior).
Bolsonaro también quiere impedir que en las escuelas públicas se discutan temas como la violencia de género y la homofobia, aunque Brasil sea uno de los países más violentos también en estos ámbitos. Como muestran datos recogidos por el Grupo Gay de Bahia (GGB), 445 lesbianas, gays, bisexuales, travestis y transexuales fueron asesinados y asesinadas por motivación homofóbica en 2017 (el mayor número registrado en los últimos 38 años).
Otra de las principales banderas del ex-capitán es la derogación del Estatuto del Desarme, que impone criterios para la adquisición y el porte de armas y munición. Durante el año pasado, más de 63 mil personas fueron víctimas de muertes violentas intencionadas en Brasil.
Bajo la presidencia de Bolsonaro la violencia tiene potencial para ampliarse. Como recuerda el periodista Fernando de Barros e Silva, el brío intimidador se traduce de manera inequívoca en su eslogan: "é melhor Jair se acostumando" (es mejor que ya te vayas acostumbrando, con el provocador uso del primer nombre del candidato).
En la primera vuelta, Bolsonaro recibió más de 49 millones de votos, frente a los 31 millones para Fernando Haddad. Las encuestas le dan el 57 por ciento de los votos válidos en la segunda vuelta.