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Racismo
Mamadou Dieng: “Cuando expliqué a los policías que no podían tratarme así comenzaron las agresiones”
Mamadou Dieng es senegalés y vive en Bilbao desde el 2010. Lleva unos cinco años viviendo en el mismo piso, alquilado a Fincas Sanz, una inmobiliaria de Barakaldo. Nunca ha tenido problemas hasta que Mamadou necesitó que le arreglaran la nevera e ignoraron sus llamadas y escritos. Poco después, se enteró de que la inmobiliaria le pedía 3.620 euros. “No me explicaron de dónde salía esa deuda y, como quería arreglar las cosas, el 14 de octubre llevé a la oficina de Fincas Sanz todas las facturas mensuales que tenía pagadas desde 2018 hasta ahora”, explica Dieng. Sin embargo, nadie quiso atenderle. La excusa, que estaban a punto de cerrar. Aunque, según Mamadou, aún quedaban 10 minutos.
Necesitaba una respuesta y por eso no se fue. Entonces, uno de los trabajadores de la inmobiliaria llamó a la policía municipal. Y los problemas de Mamadou Dieng aumentaron: “Cuando llegaron solo escucharon su versión. Luego se acercaron a mí y me dijeron que, si no me gustaba el piso, me fuera, lo dejara. Y no me preguntaron nada”.
Ante las protestas de Mamadou, los policías alzaron la voz. “Les expliqué que no podían tratarme así, que si una persona de aquí se hubiera encontrado en mi situación, ellos no habrían actuado de la misma manera”, comparte a Hordago-El Salto. “Entonces empezaron a ser bordes y comenzaron las agresiones”, confiesa.
Mamadou se quejó de que le estaban haciendo daño, de que no era necesario hacer tanta fuerza. Y la policía pidió refuerzos para detenerle. “De camino a la comisaría profirieron insultos racistas, me llamaron negro de mierda”, recuerda. “También lanzaron mi móvil contra el suelo y lo rompieron”, añade.
Encerrado en el calabozo, ya en la comisaria, fue cuando supo que le acusaban de atentado contra la autoridad. Hasta entonces nadie le dijo por qué le detenían ni tampoco quisieron darle el número de identificación de los agentes. Además, tuvo que esperar varias horas hasta que le atendiera el médico por los dolores que tenía en las extremidades superiores e inferiores. Finalmente, tras llegar el abogado de oficio, le dejaron en libertad. Al día siguiente tuvo que presentarse en el juzgado, donde le notificaron la fecha de su juicio, que tendrá lugar este miércoles a la 13:30, en los juzgados de Barakaldo.
Hoy, Mamadou Dieng, calderero y activista antirracista, continúa muy afectado física y psicológicamente por lo sucedido. La organización Comunidad Negra, Africana y Afrodescendiente en Euskadi (CNAAE) apoya y acompaña a Mamadou, que se plantea denunciar en los juzgados la agresión policial.
Quinndy Akeju, afroactivista y coordinadora de la CNAAE Euskadi habla con Hordago-El Salto de la agresión sufrida por Mamadou Dieng y de la situación de la comunidad negra en general.
¿Cómo se encuentra Mamadou?
Devastado. A nivel físico le han dejado contusiones, inflamaciones y moratones en extremidades superiores e inferiores. Además, psicológicamente le han quedado secuelas, que aparecen reflejadas en el parte médico.
¿Y cómo estáis los miembros de la CNAAE?
Nos ha afectado negativamente a nivel psicológico. Ya tenemos ese sentimiento de rabia y tristeza cuando vemos ese tipo de agresiones en otros cuerpos y lugares, pero esta vez nos ha tocado más de cerca y ese sentimiento se multiplica.
¿Había tenido Mamadou algún problema con la inmobiliaria?
Ninguno. Se inventaron la deuda para echarle de casa. Él tiene los comprobantes. Pero cuando fue, no le trataron bien. Que no le quisieran atender es muy grave, porque va contra sus derechos y más si lo hace una inmobiliaria de la que depende tu derecho de vivienda.
Aunque existe, no se habla mucho del racismo inmobiliario. ¿Por qué?
Es uno de los pilares que sostiene el racismo institucional. Atenta contra un derecho básico de cualquier persona: el derecho a la vivienda. Es un tema silenciado, porque hay una invisibilización constante de los testimonios de las personas a las que les atraviesa el racismo inmobiliario. Y no solo está silenciado socialmente, porque los medios de comunicación tienen un papel importante de difusión que ahora mismo no cumplen.
¿Por qué sigue habiendo este tipo de incidentes?
Los ha habido, los hay y los seguirá habiendo porque no hay una conciencia real de lo que está pasando. Además, las instituciones tampoco ponen de su parte para saber lo que está pasando. Y, si lo saben, no ofrecen soluciones ni unas sanciones proporcionales a la gente que inflige este tipo de violencia, como el racismo inmobiliario y el racismo institucionalizado en la policía.
La policía insultó a Mamadou llamándole “negro de mierda”.
Es una forma de debilitar mentalmente a la persona agredida. De hacerle sentir que está siendo sometida. También busca la superioridad, es su manera de decir que ellos son los policías blancos, que están por encima de nosotros. Intentan que pensemos que somos así, inferiores. Y cuando vives en una sociedad que constantemente te lo recuerda es duro. Además, te lo está diciendo una persona que tiene el poder institucional para justificar cualquier conducta que tenga sobre ti.
¿Por qué la policía, en estos casos, utiliza tanta brutalidad?
Creo que usa la brutalidad porque existe una criminalización y una deshumanización constante de los cuerpos negros africanos. Y la policía tiene el poder de hacerlo, porque está respaldada por las instituciones, por el sistema judicial, porque permite que sean legítimas. Al final, basándose en los estereotipos de agresividad que hay contra los cuerpos negros, se permite a la policía realizar este tipo de brutalidad racista.
«La policía usa la brutalidad porque existe una criminalización y deshumanización de los cuerpos negros africanos», denuncia Quinndy Akeju, coordinadora de la CNAAE Euskadi
Cuando vivís o veis situaciones como esta, ¿qué sentís por la policía?
La policía inflige un tipo de violencia institucional sobre los cuerpos negros que no permite la creación de un vínculo de confianza, porque son una amenaza directa. No nos sentimos protegidos. Y nos preguntamos quién nos protege frente a la policía cuando es ella quien nos violenta, quién está ahí para protegernos si el mismo cuerpo de seguridad del Estado que se supone tiene que hacerlo, como civiles que somos, inflige una violencia brutal sobre nosotros.
En este caso, apeláis también a la justicia social, ¿no?
Sí, porque la justicia institucional sabemos a quién ampara y a quién va a beneficiar. Así que tenemos claro que la justicia real está en la sociedad, que es donde han nacido los movimientos sociales para los cuerpos negros, como el Black Lives Matter o el panafricanismo.
¿Vais a interponer algún tipo de demanda contra los policías o la inmobiliaria?
Lo merecerían, porque atentaron contra la integridad física de Mamadou. Se vieron vulnerados varios de sus derechos: si te esposan, te tienen que informar del porqué. Además, le llamaron “negro de mierda” en varias ocasiones e hicieron saber a Mamadou que las agresiones físicas que le estaban infligiendo eran intencionadas. Le estaban pisando el tobillo, y cuando nuestro compañero dijo que le estaban haciendo daño, le respondieron con un “te jodes”.
“Quién nos protege de la policía cuando es ella quien nos violenta”, pregunta Quinndy Akeju, coordinadora de la CNAAE Euskadi
Este miércoles está previsto que se celebre el juicio contra Mamadou. ¿Cómo lo afrontáis?
Hicimos una reunión a la que asistieron varias personas representantes de diferentes movimientos sociales de Euskal Herria para elaborar una estrategia de actuación. Hay varios movimientos sociales de Barakaldo y Bilbao con los que estamos uniendo fuerzas para llevar a cabo una estrategia bien definida. Nuestro objetivo es hacer justicia por Mamadou. El juicio será este miércoles por la tarde, a la 13:30, en el juzgado de Barakaldo. Quien quiera puede venir a mostrar su apoyo.
¿Cómo puede la gente solidarizarse con Mamadou?
Estamos abiertos a cualquier tipo de apoyo. Hay cosas que ya se pueden hacer en el grupo de trabajo que hemos hecho para acompañar su causa. Luego también pueden asistir a la concentración. Y además el apoyo y difusión por redes sociales es muy importante, porque la campaña tiene que llegar al máximo número de personas posible. El hashtag que utilizamos es #justiciaparamamadou. Y también es clave que se comparta.