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Polonia
Los polacos que mapean las comunidades de odio
Adam Łuczecki, 25, con pelo rapado, gafas redondas y jersey negro en su foto de WhatsApp —la entrevista tiene lugar por teléfono—, miembro activo de Federacja Znaki Równości (Federación Signo Igual), una organización LGTBQ de Polonia, tiene miedo de pasear de la mano con su novio en Cracovia, “por si nos increpan.” Aunque su ciudad, explica, “es bastante acogedora”, “puedes ver banderas arcoíris”, en los últimos años, dice, “la cosa ha ido a peor.” “Aquí, en el centro comunitario de la organización, por ejemplo, hubo algunos ataques, una noche rompieron las banderas arcoíris, otra vez, pegaron pósters con mensajes de odio”, explica la activista Sara Wachulec. “En mi caso, tuve un par de situaciones en las que temí por mi seguridad”, admite Adam. “Aunque nunca me ocurrió nada, sí me han dicho cosas desagradables”. En especial, añade, desde que empezaron a aparecer las llamadas “Zonas Libres de LGTB”.
Las llamadas “zonas libres de LGTBI” son municipios polacos que en los últimos años han adoptado declaraciones anti-LGBTI. La mayoría de estas declaraciones siguen “una plantilla común”, explica un informe del Consejo de Europa que, en diciembre de 2020, expresaba su preocupación “porque la creciente aceptación de las personas LGBTI por parte de la sociedad polaca y sus derechos parece haberse desacelerado o invertido.”
Las llamadas “zonas libres de LGTBI” son municipios polacos que en los últimos años han adoptado declaraciones anti-LGBTI
El documento menciona las llamadas zonas libres de LGTB, que describe como municipios en los que los gobiernos locales han adoptado resoluciones declarando que son “libres de ideología LGBT”, comprometiéndose a luchar contra la “corrección política” y la “homo-propaganda” y a “prevenir la temprana sexualización de los niños polacos”. Algunos de los textos adoptados condenan también, entre otras cosas, el “socavamiento por parte de los círculos LGBT del modelo familiar [tradicional]”.
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“Una amiga de Zakopane se tuvo que mudar”, continúa Adam, que explica que cuando el gobierno local de esa ciudad, conocida por su turismo de deportes de inviernos, firmó la declaración en contra de las personas gays, “ella quiso salir de allí lo antes posible para empezar una nueva vida”. Pero, ¿qué supone que un pueblo polaco se declare zona libre de LGTB? Según Adam, “eso es lo gracioso, que estas zonas no funcionan en absoluto”. “El gobierno no puede decirnos que nos vayamos porque la ley dice que las personas no pueden ser discriminadas, se trata más bien de políticas de odio.” “Si una ciudad dice que es ‘libre de LGTB’ de manera pública, lo que está diciendo es: “No eres bienvenido. vete a otro sitio”. “No pueden meterte en la cárcel, no pueden hacer eso, pero pueden cambiar la opinión pública y eso es lo que está pasando en Polonia”, añade.
“No pueden meterte en la cárcel, no pueden hacer eso, pero pueden cambiar la opinión pública y eso es lo que está pasando en Polonia”
“La principal preocupación de los abogados sobre las zonas libres de LGTB es que fueron diseñadas para parar los fondos a las organizaciones LGTB”, explica Sara Wachulec. “Quieren evitar que sean financiadas por ninguna entidad que pertenezca al estado”, agrega.
Lo que en la práctica significa es que los funcionarios del gobierno de esos municipios no pueden presentar medidas relacionadas con las personas LGTBQ
Lo que en la práctica significa es que los funcionarios del gobierno de esos municipios no pueden presentar medidas relacionadas con las personas LGTBQ, ni realizar actividades educativas o eventos culturales en centros municipales en contra de la discriminación del colectivo ni conceder subvenciones. Lo explica Jakub Gawron, un ingeniero que trabaja en el montaje de motores de aviones en Rzeszów, en la sección de flujo de datos, y que, en su tiempo libre, dedica parte del día a revisar las agendas de los gobiernos locales polacos y comprobar si existe algunas declaraciones nueva contras las personas LGTBQ. “Hoy pasé con ello unos 25 o 30 minutos solo”. Afortunadamente, cada vez es menos, reconoce. Pero en su punto álgido, en 2020, hubo un centenar de gobiernos locales que firmaron declaraciones anti-LGTBQ en Polonia. Su mapeo del odio ha contribuido, en parte, a dicho descenso.
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Gawron es parte del grupo de polacos que a mediados de 2019 decidieron mapear las resoluciones locales anti-LGTB en Polonia. Lo primero que hicieron fue crear una hoja de cálculo y añadir los enlaces a los gobiernos locales –textos, agendas, actas, grabaciones— vinculados a dichas resoluciones. A finales de año, otro miembro del grupo, Pawel Preneta, director de proyectos de Tecnología Informática, preparó un mapa interactivo con la información y así nació lo que han llamado “Atlas Nienawiści” (el Atlas del Odio).
Pawel y Jakub son amigos desde la infancia. Al poco tiempo, se sumaron al proyecto otras dos personas que conocieron en internet, Paulina Pająk, psicóloga, que se ocupó de recopilar los documentos y Kamil Maczuga, analista financiero, que se encargó del contacto con eurodiputados del Parlamento Europeo, para denunciar la situación.
“El papel de los fondos europeos es clave para la reducción de las zonas anti-LGTB”, explica Gawron
“El papel de los fondos europeos es clave para la reducción de las zonas anti-LGTB”, explica Gawron. Él, además, colabora con dos comités de seguimiento de los Fondos Europeos y con los activistas de la coalición Equality Watch, donde “nos aseguramos de que ni un solo euro llegue a los gobiernos locales con resoluciones anti-LGBT.” “Velamos por el cumplimiento de la prohibición de financiar estas zonas”, añade. Cuando empezaron en Atlas del Odio en 2019, había 80 zonas que se declararon anti-LGTBQ en Polonia; en 2020, llegaron a ser 105 terriotorios, en los que vivían unos 10 millones de personas; en la actualidad son 21, “lo que supone un 2,8% del país”, explica Gawron.
Entre ellas, en la actualidad, se encuentran: desde pueblos como Wilamowice, una comunidad rural del sur de Polonia a condados por todo el país, como Radom, Łańcucki, Przasnyski o ciudades como Wieluń, de unos 22.000 habitantes, todos con declaraciones similares. En el mapa, ciertos municipios y condados están marcados en los colores: rojo (promulgado), verde (eliminado de la agenda o rechazado) y amarillo (con findes informativos, significa que lo están vigilando). Cracovia, por ejemplo, está en color amarillo.
El Atlas del odio incluye, a su vez, enlaces a los documentos en los que los gobiernos exponen sus resoluciones. Por ejemplo, Wilamowice, uno de esos pueblos, autoproclamados “zona libre de LGTB”, en su Carta de Derechos de la Familia de los Gobiernos Locales, recoge un anexo de 2021, en el que dice: “Nos oponemos firmemente a socavar a nivel de gobierno local, los derechos de las familias garantizados constitucionalmente,” y, enumera: “La familia, el matrimonio como unión entre un hombre y una mujer (…) y el derecho del niño a la protección contra la desmoralización”.
La comunidad LGTB de Polonia sigue de cerca las elecciones legislativas de este 15 de octubre. Artur Sendyka, activista, de 22 años, recuerda que, en octubre de 2019, dos días antes de las elecciones parlamentarias, la cadena pública polaca emitió el documental “Inwazja” (“Invasión”), que muestra a la comunidad LGTB “como unos friquis y una amenaza”, lamenta. Adam tampoco se muestra optimista: “Si gana PiS [el partido “Ley Justicia”, en el gobierno] otra vez, no veo un futuro promotor para las personas LGTB en Polonia”; “Si gana KO [la centrista Coalición Cívica]”, continúa, “no lo sé, quizás va bien quizás no, dentro hay gente que odia a las personas LGTBQ y otras que dicen que quieren apoyar”. “Si gana Lewica [una alianza de izquierdas que lleva los derechos de las personas LGTB en su programa], para mí sería genial, porque es el único partido que habla abiertamente ello”, prosigue. “Y el peor escenario, para mí, es Konfederacja –la extrema derecha polaca—, “básicamente odian a las personas gais”, concluye. El 32% de los polacos apoyan el matrimonio igualitario, según una encuesta de IPSOS de junio de 2023.