We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Derecho a la vivienda
Democracia de propietarios y rentismo popular
El aumento del parque de vivienda en alquiler está llevándonos a una situación inédita en España, donde, a nadie se le escapa, la vivienda es un pilar económico y un problema político de primer orden. Aprovechamos la visita de Pablo Carmona Pascual, quien recientemente ha publicado La democracia de propietarios. Fondos de inversión, rentismo popular y la lucha por la vivienda (Traficantes de Sueños) para discutir con él sobre este tema urgente, sobre el que muchas cosas están cambiando muy rápido y de forma difícil de revertir.
Como nos explica Carmona mucho ha cambiado en el mercado inmobiliario respecto a la fotografía que sigue fijada en nuestra retina del crack de 2008. Desde entonces, la construcción de vivienda ha perdido peso, pero lo han ganado la de hoteles, pisos turísticos, locales comerciales, etc. Y también se han incorporado nuevos agentes: más fondos buitres, servicios inmobiliarios de bancos y otros monstruos alimentados con el despiece de la Sareb (o banco malo). Conforme menos gente puede pagar una casa, más gente se ve obligada a entrar por el embudo del alquiler y, así, esto ha dejado de ser un refugio para los tiempos de ajuste a un sector ultra-rentable cuyos precios están fuera de cualquier control.
Pero sobre todo, la realidad habla de una cosa: la centralidad y el liderazgo de un sujeto a quien nadie quiere mirar: el casero-pequeño propietario. Mientras las luchas por la vivienda se hacen, bajo el signo hipotecario, contra bancos y fondos de inversión, la polaridad del 99% contra el 1% funciona como un tiro, pero, conforme quienes aprietan las tuercas del alquiler son pequeños propietarios – la mayoría entre 2 y 5 en alquiler – el consenso del 99% se rompe y se abre una brecha en las reivindicaciones de derecho a techo frente al derecho a especular. Una división social que impide que el tema sea transversal y tenga así representación política entre una política centrada en la agenda de las clases medias. Y un muro que no deja de crecer en torno a maximizar la protección a la propiedad sin que la acción del Estado sea capaz de proveer toda la vivienda asequible necesaria.
En este contexto de fortalecimiento del patrimonialismo familiar, se abren dos tendencias posibles: la consolidación de un pacto de defensa de la propiedad entre propietarios/as de clases medias y agentes financieros, por una parte, o, por otra, de las clases propietarias y las no propietarias en torno a mejoras en el empleo, en la seguridad de bienestar más allá de las rentas inmobiliarias y en la emancipación respecto a la disciplina familiar (tal como discutimos a propósito del libro de Emmanuel Rodríguez, La sociedad de clases medias).
Cualquiera de estas dos opciones depende, en la práctica, del impulso de los movimientos de vivienda en la autotutela de sus derechos - tomar el derecho a la vivienda por la propia mano, más allá de los apoyos públicos -, como principal vía del sindicalismo de inquilinos/as; algo que, a juicio de Carmona, cambia las estrategias diseñadas desde 2008. En cualquier caso, se trata de un cambio radical del panorama de la década anterior: un fantasma dentro de la casa encantada de nuestra imaginación política, cuando nos habíamos acostumbrado a la idea de que todo el problema estaba ahí fuera.
EPISODIOS RELACIONADOS