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Antimilitarismo
A veinte días de que Madrid se convierta en una Feria de Armas
En menos de un mes, en Madrid se van a vender las armas que, en el mejor de los casos, ocuparán titulares de prensa en los próximos meses, en los próximos dos años. Cuatrocientos expositores pertenecientes a veinte países distintos pasan la gamuza a los nuevos rifles, granadas, tanques, misiles… para que reluzcan como nuevos que son en FEINDEF, la Feria Internacional de Armamento que se encubre bajo el nombre de Feria Internacional de Defensa. Armas para estrenar.
Cien delegaciones extranjeras, según la publicidad de la Feria, se pasearán impunemente por el recinto de IFEMA entre el 17 y el 19 de mayo, buscando, comparando y si encontrara algo mejor… a comprarlo. Estas inversiones se hacen con el dinero de una ciudadanía (son los Estados los principales clientes) a la que luego le dirán que no hay para otras cosas, las básicas, las que sostienen y mejoran la vida. Sí la hay para esos “ingenios” que la quitan. Armas y sofisticados cacharros tecnológicos para mantener lejos de nuestras fronteras a las poblaciones pobres que migran, en muchos casos como consecuencia de conflictos armados como los que alimentarán los negocios madrileños de los Señores de la Guerra.
Como viene siendo habitual también, no todas nuestras conciudadanas se callan, y Desarma Madrid comenzó anteayer la campaña para denunciar esta nueva edición de la perversa feria. Al igual que viene haciendo desde 2017 cada vez que se acerca este mercado, apoyado por siete ministerios del Gobierno más progresista de la Historia, el mismo que ha aumentado el Gasto Militar a unos niveles insoportables, sin precedentes.
Desarma Madrid comenzó anteayer la campaña para denunciar esta nueva edición de la feria de armamento FEINDEF
El Teatro del Barrio volvió a ser el escenario que acogió una mesa redonda para tratar de este asunto. En ella, además de los convocantes, la citada plataforma Desarma Madrid juntó a dos personas valientes, informadas y comprometidas: Inna Afinogenova y Raúl Sánchez Cedillo, moderada por Marta Ramos.
Josemi Lorenzo, veterano activista antimilitarista y miembro de Desarma Madrid, abrió la sesión para subrayar los datos estremecedores del avance del Informe del Instituto de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI, en su acrónimo inglés) correspondiente al Gasto Militar mundial en 2022, un dispendio que aumentó un 13% en Europa para alcanzar un nuevo máximo mundial de 2,24 billones de dólares. Frente a las macrocifras, consideraciones geopolíticas y cuestiones que a la mayor parte de las personas se nos escapan, insistió en una de las máximas de campaña del movimiento antimilitarista: La guerra empieza aquí, parémosla aquí. Muy propio cuando estamos a las puertas de una feria de armamento. Acentuó la responsabilidad que tienen los líderes políticos españoles cuando apoyan más y más envío de armamento a la guerra de Ucrania, y cuando hablan solo en términos de victoria y no de paz. Reseñó las cerca de cuarenta ferias de armamento internacional que bienalmente se celebran en el mundo, y mostró las llamativas acciones que ha realizado Desarma Madrid en el contexto de FEINDEF, convocatoria tras convocatoria, a pesar de las cuantiosas multas (Ley Mordaza) con que pretenden acallarles.
El lema pacifista “La guerra empieza aquí, parémosla aquí” cobra actualidad con las declaraciones políticas patrias que piden más y más armas para esta guerra y hablan de “victoria” y no de “paz”
Raúl Sánchez Cedillo, activista, ensayista y traductor, insumiso al Servicio Militar Obligatorio cuando había que serlo, miembro de la Fundación de los Comunes, y autor del reciente y exitoso libro Esta guerra no termina en Ucrania trató precisamente de “Las guerras del futuro”. Después de hacer un rápido repaso a la evolución del movimiento pacifista en el Estado español desde las movilizaciones antiOTAN, subrayó cómo la guerra se ha situado en el centro de la definición de lo político en nuestra sociedad, con lo que ello implica: producción de armamento y aumento del presupuesto de Defensa como objetivo vinculante de los distintos gobiernos. En su análisis, estamos inmersas en un régimen de guerra, donde no tiene cabida todo lo que salga de la lógica amigo-enemigo. La guerra es una respuesta al caos ecosistémico en que vivimos. Una antigua solución para seguir huyendo hacia adelante, ahora que el capitalismo ha caído en la cuenta de la finitud: de la naturaleza, de la energía, del agua. El fin de la era de la energía barata ha desatado una guerra sin precedentes por el control de los recursos energéticos. En este contexto, toda posición pacifista se encuadra inmediatamente dentro del “enemigo”, ya que es el alfa y el omega de una política transformadora y democrática, irreconciliable con los intereses del capital. Terminó su intervención aludiendo a la “paz constituyente” que explaya en el citado libro, una paz emancipadora basada en la construcción de contrapoderes desde abajo que incorporen singularidades diversas para desafiar al capitalismo y la guerra.
La guerra es una respuesta al caos ecosistémico en que vivimos. Una antigua solución para huir hacia adelante cuando el capitalismo ha caído en la cuenta de la finitud de la naturaleza, de la energía, del agua
La última en intervenir fue Inna Afinogenova, la joven periodista rusa, pero de larga trayectoria (llegó a ser subdirectora de la web del canal Russia Today), que emigró a España en marzo de 2022, tras denunciar la invasión de Ucrania, y ahora comienza nueva experiencia formando parte de Canal Red.
Con su tono sereno, convincente, trató de la militarización de la sociedad rusa y del culto a las armas que ella vivió desde que nació (en la república de Daguestán), y que pudo comprobar en toda su plenitud cuando estudió en Moscú. Al hilo de su propia biografía explicó cómo se acaba naturalizando la violencia a través de las armas, cuando lo que se celebraba en principio el 9 de mayo era la victoria sobre el nazismo. La propia revolución soviética, así, acabó instrumentalizada por el militarismo. Todo ese arsenal, glorificado, puesto al servicio del patrioterismo, acabará siendo utilizado con la excusa que sea. Las armas sirven para matar… y para morir. En este caso, con una guerra que ni siquiera es nombrada como tal por el gobierno ruso (“operación especial”), como en tantos otros lugares, añadimos.
Seguidamente explicó la censura en su país hacia las atrocidades de “los dos ejércitos” (el estatal y el de mercenarios de Wagner), similar a la que sufrimos “del otro lado”, donde al parecer el ejército ucraniano es un dechado de virtudes y respeto a los derechos humanos. La propaganda de guerra es capaz de conseguir que, en muy poco tiempo, muchas de las personas que estaban en contra de esta masacre se hayan puesto a favor. Comparecer para decir estas cosas en público tiene un valor añadido, dada la persecución mediática que está sufriendo y el consiguiente acoso en redes, y eso lo supo ver el público, que la arropó cariñosamente, como se vio en la extensa rueda de intervenciones que siguió a las exposiciones.
La propaganda de guerra es capaz de conseguir que, en muy poco tiempo, muchas de las personas que estaban en contra de esta masacre se hayan puesto a favor
Las intervenciones indagaron en la situación del pacifismo en el Estado español, por la situación de otras guerras actuales, y se puso el acento en la compartida afirmación de que ojalá sólo los gobiernos apoyaran las guerras. La mística de la violencia, desgraciadamente, ha impregnado la sociedad y no solo es patrimonio de ideologías conservadoras o reaccionarias. Es el resultado de la eficaz militarización social.
La mesa redonda se celebró, como hemos dicho, en el Teatro del Barrio. Hemos pasado por alto que fue el pasado 25 de abril, fecha de conmemoración de la Liberación de Italia (del fascismo) y de la Revolução dos Cravos, la incruenta Revolución de los Claveles de la vecina república portuguesa. Y el público, cuando se cerró el acto, entonó el Grândola, vila morena de Zeca Afonso.
Comienza la campaña de denuncia contra FEINDEF, el aquelarre que IFEMA, participado mayoritariamente por la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de Madrid, acogerá para que los Señores de la Guerra hagan sus negocios. Y no será vender claveles.
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Parte del antimilitarismo y del pacifismo del estado español perdieron legitimidad y credibilidad por su inacción ante la guerra de Siria. Que no haya habido una seria autocrítica pública por ello se puede comprender. Que aún se confíe en quienes desinformaron entonces, no: ahonda en el descrédito al seguir ignorando ante la gente la atroz guerra desinformativa de entonces, que incluso llegaba a insultar a sus víctimas civiles considerándolas terroristas. Inna calificaba como inexistentes los bombardeos sobre población civil que ordenaba Putin a la aviación rusa en Siria, y lavaba la cara también al otro sátrapa, Asad. ¿De eso no se habló en el Teatro del Barrio?¿el resto de participantes en el acto no les pareció importante que se aclarara? Mal camino, desde luego.