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Adelante Andalucía
El andalucismo político, el 23J y el cerco al centro: La impugnación debe cambiar de bando
Este artículo fue originalmente publicado en Diario Nos, en lengua Galega, para consultar su publicación original pinche aquí.
Los resultados de las elecciones del 28M, la convocatoria de elecciones el 23J y el desarrollo de esta precampaña están afirmando la peor de las previsiones. El miedo ha cambiado de bando. La izquierda en su conjunto se ha lanzado a una campaña bajo el argumento de que vienen la ultraderecha, la ola reaccionaria, el fascismo está a las puertas y otras serie de consignas que alerta del desastre que será que la izquierda reaccionaria, centralista y de régimen pierda el poder institucional. Esto solo visibiliza la carencia de un proyecto transformación para el conjunto de pueblos del Estado. Esto solo visibiliza una defensa hiperventilada de una serie de políticas que han sido claramente insuficiente y que no ha generado apoyo ni adhesión en las masas populares. La defensa del poder institucional de la socialdemocracia del régimen se enfrenta a la desafección de los movimientos sociales, del sindicalismo combativo y de los sectores populares.
Los resultados electorales del 28M mostraron la desafección de las masas con las políticas del Gobierno PSOE-UP, castigando sobre todo al sector de Unidas Podemos que además fue a las elecciones en medio de una guerra fratricida entre los sectores más duros del consejo de administración de Podemos y la nueva recomposición liderada por el Partido Comunista Español y CCOO junto a Más Madrid, Compromís y Comunes. Esta división al interior de la izquierda institucional españolista ha llevado a que la inmensa mayoría de los co-gobiernos entre el PSOE y la izquierda hayan desaparecido. Esto también ha tenido consecuencias en Andalucía, donde el Ayuntamiento de Cádiz gobernado por la fuerza andalucista Adelante Andalucía ha sufrido la división en el espacio de la izquierda española (IU y Podemos) necesaria en la suma de concejales para el gobierno de la ciudad.
El nuevo contexto político hacia las elecciones generales del próximo 23 de julio dibujan dos escenarios completamente contrapuestos pero obligados a pensarse en un mismo paisaje. Por un lado un PSOE que se va a mantener, liderado por la figura de un Pedro Sánchez europeísta, buen gestor, feminista, joven, de perfil universitario, cosmopolita y con apoyo de las principales instituciones internacionales como el FMI, la OTAN o la Comisión Europea. Esta gran imagen tiene a su izquierda un espacio débil, de perfil bajo y de tono tibio. Liderado por una Yolanda Díaz que ha tenido que destruir a Podemos, y pagar la unidad a golpe de talonario. Las renuncias a grupos parlamentarios propios en históricos partidos soberanistas ha supuesto una re-centralización de la izquierda estatal solo soñada por los dirigentes de la izquierda monárquica española. Ha echo falta sacar del espacio de la izquierda española todo lo que ocupa hoy BNG, EHBildu, ERC, CUP y Adelante Andalucía, para que los que se han quedado dentro se hayan ajustado el cinturón como una soga al cuello.
El otro escenario que se presenta ante el 23 de Julio son una izquierdas soberanistas cada vez más amplias, más auto centradas, con proyectos más sólidos de país. EL BNG es en el parlamento gallego primera fuerza de oposición. EHBildu ha superado al PNV en Euskadi en la capacidad de interlocución con el Estado, Esquerra Republicana de Catalunya mantiene el gobierno sobre la Generalitat, y se mantiene como espacio central de la política catalana. La CUP se mantiene como una fuerza anticapitalista y rupturista con una amplia base municipalista, con capacidad de tensionar la discusión política hacia la izquierda y con un espacio sociológico y simbólico propio de la esquerra independentista.
A esto se suma que el andalucismo político está en disposición de volver a tener representación en el Congreso de los diputados, que perdió en el año 2004. La tercera ola del andalucismo está en disposición de conseguir de nuevo representación en las instituciones del Estado, recogiendo así el legado del Partido Socialista de Andalucía (PSA) y refundándolo con la tradición de las luchas sindicales nacionalistas andaluzas (SAT) y la tradición de la izquierda transformadora desde la LCR a Anticapitalistas.
Esto tendría grandes implicaciones en el pulso que las naciones sin soberanía libran contra el Estado. En el Estado español, más que un cordón sanitario al fascismo, hay que construir un cerco antifascista y democrático al centralismo español monárquico, otanista y neoliberal.
Los representantes de las naciones sin Estado, especialmente aquellas que son naciones explotadas y colonias internas, como el caso de Andalucía y Galiza, deben ser determinantes en la formación del nuevo bloque de investidura y poner las reivindicaciones históricas de las naciones oprimidas en la primera línea de la política de Estado. Nuestro programa: la autodeterminación de las clases trabajadoras. Nuestro nacionalismo, ya lo hemos dicho, es una cuestión de clase.