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Partidos políticos
La derecha aliada, la última valla de una investidura de odisea
Será la primera vez desde el fin de la dictadura franquista que todos los partidos secesionistas del Estado español voten la investidura de un presidente del Gobierno tras unas generales. En enero de 2020 se abstuvieron ERC y EH Bildu y los posconvergentes de Carles Puigdemont votaron en contra. En la moción de censura de 2018 votaron todos a Pedro Sánchez, sí, pero para echar a Rajoy y no hubo comicios previos.
Pero, ¿será la primera vez, entonces? Todo parece indicar que sí, incluso algunos optimistas, los de Sumar los que más, lo dan casi como un hecho consumado. El portavoz de los ‘comuns’, Jaume Asens, se atrevió este viernes a decir públicamente que el pacto entre los socialistas y Junts per Catalunya estaba cerrado en un 95 por ciento.
El positivo de Esquerra Republicana, un hito histórico si se analiza la relación entre el PSOE (no el PSC, sino el PSOE) y ese partido independentista de siempre (a diferencia de los que provienen de CiU, ERC desde su fundación ha sido secesionista), dio la impresión de que estábamos ante el sprint final de un sendero tormentoso y lleno de obstáculos.
Partidos políticos
XV Legislatura El PSOE y ERC llegan al acuerdo para una investidura a la que solo falta el 'sí' definitivo de Junts
Oriol Junqueras, con todo lo que representa simbólicamente para su persona para el movimiento soberanista catalán, se sentó en la mesa con Félix Bolaños, una suerte de ministro principal de Sánchez, y sonrientes rubricaron el documento. Menos de un día después, el Bloque Nacionalista Galego, ideológicamente mucho más distante al PSOE incluso que los republicanos catalanes, anunciaba su acuerdo de 23 puntos y voto positivo, dando la impresión que ya faltaba poco y nada para el clímax de investidura. Sin embargo, no iba a ser tan fácil.
La recta ¿final?
Parece que fuera la escena final que un guionista diseñó para dejar asentada una moraleja y que el espectador no se olvide de la paradoja de la política española actual: partidos de tradición más conservadora y liberal, siempre recostados sobre la centroderecha ideológica, apoyando la investidura de un gobierno que presidirá el PSOE con una vicepresidenta de origen comunista y sindical.
No puede ser casual que los tres partidos que, hasta el último momento que se escriben estas líneas al menos, no han informado formalmente su posición frente a investir o no a Sánchez sean del mismo espectro ideológico, especialmente en lo que hace a la economía y la intervención del Estado. Ni PNV, ni Junts ni Coalición Canaria quieren definirse y es posible que se estén mirando de reojo para saber cuándo lo anuncian.
A Junts, PNV y Coalición Canaria los une el pánico a su electorado que no perdonaría un apoyo a un gobierno con los de Santiago Abascal, por más que eso implique impuestos más bajos
Los tres partidos tienen también en común que rechazan de forma contundente a la ultraderecha de Vox, incluso Coalición Canaria, aunque votó a favor de Alberto Núñez Feijóo a fines de septiembre. Los tres deploran todo tipo de recentralización o marcha atrás en lo que hace a las competencias de las comunidades autónomas, y también la retórica nacionalista que suda por los poros Vox y una parte del PP. Los tres han votado a favor de varias leyes sociales progresistas del gobierno de coalición que está culminando y, ante todo, los une el pánico a su electorado que no perdonaría un apoyo a un gobierno con los de Santiago Abascal, por más que eso implique impuestos más bajos.
En este contexto, políticamente apasionante pero también extenuante, se están haciendo desear. Empezando por el PNV, y en un marco de mucha discreción, las fuentes han respondido a El Salto que es posible que el acuerdo sea “en el último minuto, como ya ha ocurrido” y no han querido decir cuáles son los motivos de que todavía no se pueda decir que se cuenta con sus votos, los cuales todos dan por positivos ya que los ‘jeltzales’ cogobiernan con el PSE en Lakua, en un sinfín de ciudades importantes y en las diputaciones.
“Lo único que puedo decir es que, hoy por hoy, no hay acuerdo y las negociaciones continúan”, responden desde el grupo vasco, sin dar siquiera un estimativo de cuándo podrían dar a conocer la noticia. El PNV no ha ocultado su interés en acercar posiciones ya que mantuvo dos reuniones, una muy pública y otra más privada, con Carles Puigdemont en Waterloo.
La respuesta del sector de comunicación del PSOE es: “No vamos a decir nada. Solo que siguen negociando allí (en Bruselas)”
Los nacionalistas canarios, más conservadores que sus otros colegas pero también muy pragmáticos, han dicho que analizan votar a favor de Sánchez aunque de ninguna manera aprobarán la amnistía. No son trascendidos, sino que lo dijo el presidente de Canarias y líder de Coalición Canaria, Fernando Clavijo este jueves. Con el PSOE también son socios en algunas ciudades y cabildos y vienen de cogobernar cuatro años el ejecutivo regional.
Fuentes del partido respondieron a esta redacción que el único escaño con el que cuentan podría inclinarse por el positivo a Sánchez sobre todo si se activa un reclamo que, debe decirse, ellos comunican desde agosto: las transferencias de partidas presupuestarias pendientes. “La ejecutiva no tiene previsto reunirse hasta el lunes y están esperando a que se cumpla el acuerdo de transferir el dinero de los PGE de 2023, algo acordado con la ministra [María Jesús] Montero”, señalan. Daría la impresión que finalmente el voto será a favor de la investidura pero, como suele hacer CC, no prometerá aprobación de presupuestos.
Y arribamos al king maker de 2023: Junts. Las negociaciones tuvieron hace 20 días un impulso positivo con varios puntos subsanados que eran un escollo, como fue por ejemplo la incorporación de los policías a la amnistía, adelantada por El Salto hace tres semanas. Incluso algunos medios como La Vanguardia o El País aseguran que el pulso sobre aceptar un verificador (o intermediador o como se le quiera llamar) también fue resuelto y el PSOE aceptó tenerlo.
Una de las personas que están involucradas directamente en la negociación, del lado soberanista, repitió hasta el cansancio ante la pregunta que no desean que haya más fugas ni filtraciones pero se limitó a decir: “Las negociaciones siguen pero la excusa de que el problema es el caso de [Josep] Alay es un fake y proviene del PSOE”. Josep Alay es una persona del entorno más próximo de Puigdemont y es investigado en la denominada causa Voloh por presuntos desvíos de fondos públicos para el independentismo. Según algunas filtraciones ese es el escollo final que demora el acuerdo, aunque desde el Passatge de Bofill, sede de Junts, lo rechazan.
Ferraz mantiene una discreción pocas veces vista (y que explican en parte el éxito con el que vienen sellándose los acuerdos) y en las últimas horas las novedades son por cuentagotas y sólo a través de sus terminales mediáticas. La respuesta de su sector de comunicación es: “No vamos a decir nada. Solo que siguen negociando allí (en Bruselas)”. Se refiere al navarro Santos Cerdán, número 3 del PSOE y quien se fotografió con Puigdemont días pasados, lo que daba a entender que el pacto era inminente.
La opinión generalizada de todas las partes, excepto de Junts, es la misma y la grafica bien el líder de una de las confluencias que integran Sumar, al reflexionar: “El problema no es la amnistía, es la competencia con ERC”. En un mundo político en el que todos aportan matices o ideas distintas, curiosamente todos concuerdan en que a Puigdemont lo único que le importa es quedar mejor ante el electorado independentista con respecto a una Esquerra que ellos se encargan por lo bajo de tachar de dócil con el PSOE.
Es posible, igualmente, que además de la obsesión por la comunicación, haya divergencias en cuanto a la amplitud de la amnistía, la cual según el acuerdo firmado con ERC incluirá a los militantes de los CDR y de Tsunami Democràtic. Fuentes de Bruselas, en agosto, comentaron ya por entonces a El Salto que las negociaciones sobre ese perdón general habían empezado muy lejos: los socialistas comenzaron proponiendo una ley que abarcase solamente cuatro días de aquel convulso octubre de 2017.
El flanco izquierdo
El acuerdo con ERC contiene varios tópicos relevantes, además de la amnistía. Uno de ellos es la condonación del 20 por ciento de la deuda pública de la Generalitat catalana para con el Estado, pero el PSOE ha tenido la astucia de aceptar también que el mismo porcentaje sea para todas las comunidades autónomas. Una forma pícara de aislar a Génova ante los barones (el ambicioso Juanma Moreno Bonilla contaría con más de cinco mil millones de euros a favor de la Junta, por ejemplo).
La transferencia del Rodalies ha sido más escueta de lo que ERC pedía y podría quedar circunscripta a tan solo tres líneas —es verdad que las principales—. Este anhelo, que para muchos en Ferraz es insólito (“es un regalo envenenado”, opinaba un importante socialista por lo bajo) para ERC tiene un sentido político. No olvidar la vía Junqueras a la independencia: ampliar la base social de su partido en donde más difícil lo tiene, que es el área metropolitana. El sueño, nada fácil de cumplir, es mostrar que los soberanistas gestionan mejor que el Estado.
Esta semana ha quedado más desdibujado el rol de Sumar, una vez que ya se ha firmado el acuerdo de programa de Gobierno. Sin embargo, desde la cúpula de la coalición explicaban a El Salto que todavía quedan dos cosas clave pendientes: acordar el reparto de ministerios y la comisión de cumplimiento del acuerdo, que los ‘yolanders’ quieren que sea periódica y rutinaria (habiendo aprendido de la lección de la experiencia de 2020). “Todavía no están”, afirman desde ese sector.
Las próximas horas serán cruciales y la Mesa del Congreso volverá a reunirse este martes a las 10 para decidir, si se puede, la convocatoria para el pleno de investidura el mismo miércoles. El PSOE lo desea cuanto antes pero Puigdemont ya advirtió desde Bélgica que no correrá “por más prisas que tengan algunos”.