Palestina
La Universidad de Extremadura está obligada a posicionarse del lado de los derechos del pueblo palestino

Una serie de iniciativas proponen a la comunidad universitaria extremeña implicarse directamente en contra del genocidio que sufre el pueblo palestino.

Colectivo “La UEx con Palestina”


30 jul 2024 14:26

El atroz ataque genocida israelí en Gaza, que ya va por su noveno mes, no deja a casi nadie indiferente. Y a quienes formamos parte de una institución pública como es la Universidad de Extremadura, eso nos toca doblemente: como personas desde luego, y también como miembros de una comunidad que tiene una responsabilidad social clara. La universidad no puede escudarse en la neutralidad política, porque al hacerlo falta a sus obligaciones, entre otras las siguientes que figuran en la LOSU:

  • La generación de espacios de creación y difusión de pensamiento crítico. (Art. 2.2f)
  • La transferencia e intercambio del conocimiento y de la cultura al conjunto de la sociedad a través de la actividad universitaria y la formación permanente o a lo largo de la vida del conjunto de la ciudadanía. (Art. 2.2g)
  • La formación de la ciudadanía a través de la transmisión de los valores y principios democráticos. (Art. 2.2h)
  • El ejercicio de las anteriores funciones tendrá como referente los derechos humanos y fundamentales [...] (Art. 3)
Palestina
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    Sobre lo que ocurre en Gaza, intentar resumir toda la pérdida humana, no solo la personal sino la destrucción del tejido social, nos es imposible. Solo diremos que ya ha dejado un saldo de decenas de miles de víctimas asesinadas con bombas, fusiles, hambre y enfermedad con la excusa de una operación militar contra Hamás (las verdaderas y sangrientas intenciones de Israel hacia Gaza no son ni nuevas ni secretas). De hecho, previsiblemente la cifra final será mucho más elevada: un artículo de julio en la prestigiosa revista médica The Lancet estima casi doscientas mil personas basándose en situaciones similares. Y la destrucción de gran parte de la infraestructura civil de la zona más allá de viviendas, como sino hospitales, universidades (no queda ninguna en pie) y escuelas, apunta al objetivo declarado de hacer que Gaza sea inhabitable para el pueblo palestino, aunque desde el sionismo se ve Gaza como una tierra a recolonizar.

    Por cierto, el apelativo de genocidio no es en vano; tiene un significado jurídico concreto, codificado en la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio desde 1948, al que han hecho referencia tanto Sudáfrica, en su alegato contra Israel a la Corte Internacional de Justicia en enero de 2024 (lleno de evidencias sacadas de declaraciones públicas de la cúpula militar y civil israelíes), como Francesca Albanese, relatora especial de las Naciones Unidas para los Territorios Palestinos ocupados, en su informe “Anatomía de un genocidio” (ver su presentación en abril de 2024, organizada por la RUxP, de quien hablamos más abajo).

    Creemos que hay dos equivocaciones comunes cuando se llega a este punto del relato. La primera es ceñirse al discurso que quiere poner el reloj en marcha el 7 de octubre ignorando las muchas décadas de conflicto

    Creemos que hay dos equivocaciones comunes cuando se llega a este punto del relato. La primera es ceñirse al discurso que quiere poner el reloj en marcha el 7 de octubre ignorando las muchas décadas de conflicto y las muchas violaciones de los derechos humanos; retroceder, por así decirlo, al 6 de octubre significa mantener el sitio a Gaza que comenzó en 2005, a la población palestina de Gaza y Cisjordania bajo ocupación ilegal con violaciones continuas de leyes internacionales, a la población palestina refugiada en otros países en el limbo, y la la población palestina dentro de Israel en régimen de apartheid.

    La segunda equivocación es apelar a Israel, que ya tiene aprendida la lección de la impunidad desde hace décadas con la complicidad de EE.UU. y Europa. Vale la pena tener en cuenta que desde la Nakba palestina, es decir la expulsión en 1948 de tres cuartos de millón de palestinos del recién creado estado de Israel (ver por ejemplo el libro “La limpieza étnica de Palestina” de Ilan Pappé), se viene reclamando, de acuerdo a la ley internacional, que se cumpla el derecho de retorno de millones de estos, sus descendientes y otros (ver por ejemplo la resolución 194 de la ONU en 1948). Muchas otras resoluciones de la ONU, dictámenes de la Corte Internacional de Justicia, etc. son ignorados rutinariamente sin consecuencias negativas.

    Es por eso que creemos que solo la presión continuada de la comunidad internacional puede contribuir decisivamente a que todas las partes colaboren en buscar una solución al conflicto histórico que respete los derechos de todas las personas de la región y aquellas que tienen derecho a volver a ella. En ese sentido, en 2005 numerosas organizaciones de la sociedad civil palestina hicieron un llamamiento al “Boicot, Desinversión y Sanciones contra Israel Hasta que cumpla con la Ley Internacional y los Principios Universales de Derechos Humanos” (texto completo en https:// bdsmovement.net/call#Spanish). El BDS es una táctica nada reciente, habiendo formado parte de la lucha para terminar con el apartheid en Sudáfrica en la década de 1990, la lucha por los derechos civiles en EE. UU. unas décadas antes, y la propia revolución estadounidense en el siglo dieciocho, por ejemplo.

    ¿Qué hacer, entonces, desde la universidad?

    Una posibilidad es no hacer nada, dejando el asunto en manos de quienes la administran (el equipo rectoral, órganos de gobierno...). Parece claro, por lo visto en este caso y otros anteriores, que eso significa aceptar la inacción. Pero ¿qué puede hacer si no una universidad? Vemos una doble vertiente. Por formar parte del tejido social y económico de la región, su influencia no es nada despreciable. No solo en cuanto a empresas y otras entidades con las que se relaciona; también, de manera directa, con el gobierno autonómico.

    Por otra parte, es una de tantas instituciones a nivel global donde se genera y difunde conocimiento, y muchas de ellas sí están actuando. Tenemos los ejemplos estadounidenses, especialmente importantes dada la clara complicidad de EE. UU. con Israel en el plano militar, con dinero y armas, y en la diplomacia internacional, con presiones a otros países y el uso del poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU. Esas luchas estudiantiles, en muchos casos contestadas con violencia institucional y de otras organizaciones, se han extendido a muchos países, entre otros España (ver a modo de ejemplo el artículo “18 noches en el lado correcto de la historia” de la Acampada por Palestina en Madrid).

    Existe una Red Universitaria por Palestina que cuenta con más de cuarenta nodos y promueve la adopción de medidas coherentes con la estrategia BDS. A instancia suya, varias universidades promovieron en la Conferencia de rectores de universidades españolas la adopción de demandas sobre la masacre en curso

    Además de estas protestas, existe una Red Universitaria por Palestina RUxP que cuenta con más de cuarenta nodos y promueve la adopción de medidas coherentes con la estrategia BDS. A instancia suya, varias universidades promovieron en la Conferencia de rectores de universidades españolas (CRUE) la adopción de demandas sobre la masacre en curso, lo que se tradujo en un comunicado de la CRUE en mayo de 2024 (ver en este artículo el análisis de ese comunicado por parte de miembros de la red). Curiosamente, la participación de nuestro rector como miembro de la CRUE se interpretó en algún medio de comunicación como una adopción de esas demandas por parte de nuestra universidad, (ver “La Universidad de Extremadura se une al compromiso de suspender la colaboración con las universidades israelíes”).

    Proponemos, como punto de partida:

    • La apertura de espacios de aprendizaje y debate que permitan a toda la comunidad universitaria, y también al resto de la sociedad, la comprensión del conflicto, tanto en su sangrienta iteración actual como en su contexto histórico. Más allá de esto, el papel de los medios de comunicación, la fortificación de la cultura del pensamiento crítico y el debate, el conocimiento de los movimientos sociales pueden conseguir de sus gobernantes y líderes no electos, las consideraciones morales, la familiarización con los aspectos legales, etc. son aspectos fundamentales para la ciudadanía; es una oportunidad para trascender la concepción de la universidad como fábrica de mano de obra cualificada.
    Tenemos la libertad de asumir que no podemos hacer nada, pero eso supone un lujo que no se puede permitir la población palestina
    • La adopción de medidas de presión a las entidades con las que la Universidad de Extremadura se relaciona y que a su vez que colaboran con el estado israelí. Destacamos una: el Banco Santander, que no solo financia la industria armamentística israelí (ver el informe “Banca armada”) sino también otros proyectos que se basan en la ocupación ilegal de territorio palestino (ver por ejemplo el informe “La complicidad del sector financiero español en la ocupación de Palestina. El caso de la energía solar y greenwashing”). Por esto y por más, hagamos que la UEx transmita el claro mensaje de que no quiere colaborar con quienes se lucran de la complicidad.
    • La interpelación al gobierno de Extremadura para que cese las relaciones con Extremadura- Israel hasta que este último cumpla la legislación internacional, y para que se pida al gobierno nacional hacer lo mismo.
    • El estudio y adopción de otras medidas que aumenten la presión para terminar urgentemente con el genocidio de Gaza y con el cumplimiento de la legislación internacional.

    Invitamos a toda la comunidad universitaria (estudiantes, profesorado, personal administrativo y de servicios, etc.) a unirse escribiéndonos a uexconpalestina@protonmail.com y contándonos su disponibilidad, ideas y dudas. También, a difundir este artículo y el vídeo explicativo de nuestras intenciones. Tenemos la libertad de asumir que no podemos hacer nada, pero eso supone un lujo que no se puede permitir la población palestina.

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