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Opinión
Solidaridad con Palestina: salgamos de la zona de confort
Medir la efectividad de un procedimiento, acción, técnica… no es tarea sencilla en muchos casos. Menos aún en el de la solidaridad. No es aventurado afirmar que si, ante lo que ocurre en Gaza y Cisjordania, nos quedamos en manifestaciones de solidaridad al pueblo palestino, de repudio a la masacre sionista y en peticiones de que la detengan, no lograremos una solidaridad mínimamente efectiva. Todo ello es necesario, pero no suficiente. Desde Euskal Herria no detendremos la masacre de Gaza, ni resolveremos ese conflicto histórico, previo incluso a la creación del Estado sionista. No es nuestra función. Mucho menos cuando no hemos logrado aún ejercer como pueblo el derecho de autodeterminación. Pero sí que podemos (es nuestra obligación) aportar en la lucha de liberación de los demás pueblos. Y en esa lucha se incluye la creación del Estado palestino, el retorno de las y los refugiados y la demolición de ese engendro supremacista que es el Estado sionista, como proyecto y estructura colonialista y racista que niega y, a la vez, aniquila y expulsa a la población nativa.
No es posible una solución de dos estados cuando el objetivo declarado de uno de ellos es realizar una limpieza étnica de la población árabe desde el Mediterráneo hasta el río Jordán
No es posible una solución de dos estados cuando el objetivo declarado de uno de ellos es realizar una limpieza étnica de la población árabe desde el Mediterráneo hasta el río Jordán (y bastante más allá…). Décadas de expansionismo y de progresiva reducción a sangre y fuego del limitado territorio reconocido al pueblo palestino tras la partición oficializada por la ONU en 1947 lo dejan meridianamente claro. Tres décadas después de los Acuerdos de Oslo, Cisjordania es una amalgama de bantustanes inconexos y amurallados, mientras Gaza sigue siendo la mayor cárcel a cielo abierto del mundo. En esas tres décadas, la cifra de palestinos/as asesinados/as supera los 20.000. Y subiendo…
El proyecto sionista (no confundir con el judaísmo; interesada confusión torticera y victimista para repartir diplomas de “antisemita”) lleva en su germen la destrucción del otro, el odio al árabe, la “bestialización” del árabe (nada nuevo, por cierto). Lo han demostrado. ¡Vaya si lo han demostrado y lo siguen haciendo! Destrucción del otro y de quien que se pongan por delante, incluido personal de la ONU y de organizaciones humanitarias. La supuesta solución de los dos estados es algo irreal, algo que, en el mejor de los casos, seguirá prolongando el conflicto durante décadas. Por ello, el pretendido diálogo es algo también ilusorio. “¿Puede dialogarse con el fascismo?” es una frase que oportunamente circula estos días por las redes. El Estado sionista está desatado, y tiene la vía libre, el aplauso y el abrazo efusivo de los gobiernos de EEUU y gran parte de Europa, y el posicionamiento pusilánime de otros muchos gobiernos del mundo. Los poderosos tentáculos del sionismo llegan mucho más allá del Mediterráneo y el Jordán…
Podremos juntarnos 1.000 personas, 10.000 o 100.000, pero tras la movilización (y el habitual poteo post-manifa), las consecuencias prácticas serán escasas
Desde Euskal Herria no vamos a salvar al pueblo palestino ni a lograr una solución para ese conflicto, pero quedarnos en demostraciones de solidaridad, en pedir que se detenga esta indecente matanza en streaming, en que se deje entrar ayuda humanitaria, en poner calificativos al gobierno/Estado sionista, y en que se dé cauce al diálogo, podrá servir para canalizar nuestra rabia frente a dicha atrocidad y frente al manipulador relato mediático sobre agredido-agresor, pero se quedará en eso. Podremos juntarnos 1.000 personas, 10.000 o 100.000, pero tras la movilización (y el habitual poteo post-manifa), las consecuencias prácticas serán escasas.
Ocupación israelí
Directo Decenas de miles de personas se manifiestan en todo el Estado contra el genocidio palestino
Podremos pintarnos en la cara la bandera de Palestina, exhibir oportunos carteles equiparando a Netanyahu con Hitler, y gritar más y más fuerte, intentando que nuestro mensaje se escuche en Palestina. Pero poco valor tendrá si, mientras tanto, seguimos manteniendo relaciones políticas, diplomáticas, económicas y culturales con la entidad sionista. Resulta, cuando menos, llamativa la comparación entre la enorme batería de medidas adoptadas en un tiempo record contra Rusia por la guerra de Ucrania y la inexistencia de medidas contra el Estado sionista por parte de los denominados gobiernos occidentales. Si se ha adoptado alguna medida, ha sido de colaboración para seguir reduciendo Gaza y sus habitantes a cenizas.
La colaboración Made in Euskadi con el sionismo en numerosos ámbitos no es nada nuevo. En estos mismos momentos en que el sionismo descarga toda su crueldad sobre millones de palestinas/os, CAF sigue fabricando tranvías para apuntalar la colonización de Jerusalén, productos Made in Israel se venden (y compran) en establecimientos locales, y diversas empresas vascas hacen negocios con empresas y entidades israelíes (el Plan de Desarrollo Industrial e Internacionalización 2021-2024 del Gobierno vasco incluye a Israel como país prioritario).
En febrero, el Baskonia recibirá diligentemente al Maccabi de Tel Aviv y el pabellón se llenará (¡no mezclemos la política con el deporte…!), y probablemente algún artista blanqueador del régimen de apartheid sionista participe próximamente en algún evento en tierras vascas. ¿No resulta llamativo que se obvie todo esto en parte de las movilizaciones que tienen lugar en nuestras calles y en el discurso de partidos, sindicatos y diversas organizaciones? ¿Cuántos mensajes hemos escuchado solicitando cortar todas las relaciones con el Estado sionista y sancionar a los responsables de la actual operación de exterminio? Han sido bastante escasos.
El aislamiento internacional y posterior caída del régimen de apartheid sudafricano es su principal referente
La campaña BDS (Boicot, Desinversiones y Sanciones) se puso en marcha en 2005. Impulsada por 173 organizaciones palestinas, constituye la principal herramienta que el propio pueblo palestino pone en manos de los movimientos solidarios con su causa. Multitud de organizaciones solidarias, asociaciones culturales, de estudiantes, deportivas, sindicatos, universidades y personas a nivel individual impulsan dicha campaña en todo el mundo, conscientes de la necesidad de cortar todas las relaciones con el Estado sionista y de acabar con su pretendida imagen de estado moderno y democrático.
El aislamiento internacional y posterior caída del régimen de apartheid sudafricano es su principal referente. La campaña BDS, impulsada en Euskal Herria por la Plataforma BDZ, nos ofrece la oportunidad de que nuestra solidaridad sea un poco más efectiva. Eso sí, nos pone frente a diversas contradicciones que es necesario afrontar. Ponerse del lado de Palestina pero de lado frente a la colaboración vasca con el sionismo no es una solución. Parte de la solidaridad vasca con Palestina tal vez necesite salir de su zona de confort... Palestina nos lo demanda.