Opinión
¿Salvar Sálvame?

Sálvame cancela su emisión tras catorce años en antena, y en su decadencia se adivina también el final de un ciclo, pero su muerte se venía anunciando desde hacía ya más de un año. Los temas ya no enganchaban al público, el formato estaba agotado. Un poco lo mismo que dicen del ciclo 15M.
Salvame Ana Rosa Jorge Javier

Sálvame cancela su emisión tras catorce años en antena, y en su decadencia se adivina también el final de un ciclo, de una forma de entender el entretenimiento en televisión. A mí personalmente me importa un pepino el fin de ciclo y la guerra de productoras, lo que me duele egoístamente es que desaparezca. Me gustaba, me entretenía, me interesaba. Pero su muerte se venía anunciando desde hacía ya más de un año: las audiencias no eran los números leales de hacía cinco, ocho o diez años; los temas ya no enganchaban al público, el formato estaba agotado. Un poco lo mismo que dicen del ciclo 15M.

Sálvame llegó a emitirse hasta cinco horas seguidas cada tarde de la semana. Cinco horas al día, sin apenas guión, a golpe de una escaleta que a menudo saltaba por los aires, pero eso no importaba entonces, porque era el tesoro de la cadena, un formato mimado por Vasile y Mediaset al que se le permitió lo que nunca se le había permitido a nadie, con permiso quizá de Crónicas Marcianas.

Quienes ahora han convertido Sálvame en un producto kitsch, o queer, o en una guerra política contra Ana Rosa y su productora, probablemente rara vez se sentaron a mirarlo

Tuvo la capacidad de generar un universo de personajes propios que se mezclaban con los que rellenaban las revistas de cotilleos desde hacía décadas y de expandirlo en decenas de subproductos —realities, late nights, hasta teletiendas— que retroalimentaban ese mundo flúor, warholiano, de maricas malas y cincuentonas con cardados e iluminador, “tronistas” ciclados y juguetes rotos que batallaban por merecerse su asiento en el plató.

No se trata de divinizar Sálvame. Quienes ahora lo han convertido en un producto kitsch, o queer, o en una guerra política contra Ana Rosa y su productora, probablemente rara vez se sentaron a mirarlo o incluso lo trataron con desdén reduciéndolo a una masa de gritones. Muchos que ahora comparten los memes de Belén Esteban, que reivindican el “rojos y maricones” de Jorge Javier, o que aplauden la bisexualidad pop de Chelo Garcia Cortés, han llegado, como dice Nacho Segarra, un poco tarde a la sobremesa. 

Tampoco se trata de aplaudir su desaparición, porque hay mucho de elitismo e ingenuidad en quienes creen que el advenimiento del podcast, el twitch y las plataformas —las que sean, yo qué sé, no las consumo— liquidarán al viejo mundo. Ahí fuera hay muchas personas que siguen merendando con la tele, muchas que, como yo, preferimos el mando de la TDT que darle vueltas al catálogo de Netflix.

Quienes decretan el fin de la telebasura y reniegan de la era Vasile compran, quizá sin saberlo, el relato de la nueva directiva de Mediaset (bien cercana al Partido Popular, por cierto) que afirma que el público merece formatos más suaves, de más calidad, con menos confrontaciones, más familiares. Como si el Programa de Ana Rosa no fuera telebasura. The public gets what the public wants y viceversa, decían The Jam. 

Sálvame fue el escenario de humillaciones terribles y fue la plataforma que dio voz a personajes odiosos —como el ciclo 15M, vaya— millones de personas encontraban un sonido de fondo que llenaba los vacíos

No sé cuánto hay de verdad en las tesis que afirman que a Sálvame lo ha matado la política y el hecho de que Jorge Javier, con todas sus contradicciones, eligiera significarse a la izquierda. Ciertamente, el momento de Rocío Carrasco y su docuserie poniendo rostro a la violencia machista y disparando las llamadas al 016 nos dió una lección de humildad importante: que más valía un buen testimonio en Telecinco que millones de euros invertidos en campañas institucionales. El hecho de que Sálvame apostara por alargar la historia de Carrasco y defenderla, mientras Ana Rosa fichaba al maltratador y sus palmeras y se convertía en el azote del antifeminismo nos sugería que las dos Españas estaban peleándose vía Mediaset, y que otro Telecinco era posible. 

No me olvido de que Sálvame fue el escenario de humillaciones terribles, sobre todo a mujeres, y fue la plataforma que dio voz a personajes odiosos —un poco también como el ciclo 15M, vaya— pero en su cotidiana compañía millones de personas encontraban un sonido de fondo que llenaba los vacíos, que les transportaba a otros problemas que no eran los propios, que nos acurrucaba en el sofá, en bragas en las siestas de verano.

Sálvame hablaba de género, de sexo, de familias, de poder, de masculinidades en crisis, de salir de armarios, de adicciones, de arruinarse, de separarse, de operarse la papada. De la vida

Sálvame hablaba de género (mucho) y de relaciones personales, de sexo, de familias, de poder, de masculinidades en crisis —ay, Matamoros—, de salir de armarios, de adicciones, de amistades rotas, de morirse de cáncer, de hacerse vieja, de arruinarse, de separarse, de operarse la papada, de traiciones y reconciliaciones. De la vida, vaya, aunque distorsionada y con colores chillones. Hubiera sido de agradecer que la izquierda hubiera disputado esos espacios, en vez de despreciarlos. Que hubiera estado atenta a las tardes de Sálvame y a las mañanas de Ana Rosa y en cómo iban narrándonos la vida, en vez de menospreciarlos como producto para marujas, lumpen y encefalogramas planos.

Violencia machista
Rocío y el segundo tirador
Mi intención con este texto es decir que, si bien con Rocío Carrasco se está indicando que los agresores actúan amparados por un factor estructural, se está, a la vez, diluyendo ese factor.

Cuando arrancó Sálvame, en 2009, muchas todavía no nos creíamos demasiado eso de que venía una crisis económica, ni entendíamos lo que significaba entrar en recesión. Pero 2009 fue el año en el que el paro se disparó en un millón de personas y comenzó, para muchas, la catástrofe. Desde entonces han pasado tantas cosas, tantas, mientras Sálvame ha seguido existiendo al fondo del salón, viendo pasar las tardes de tedio, o de soledad, a veces con el volumen silenciado, a veces a todo trapo; a veces aburridísimo, otras veces ciertamente entretenido, algunas, simplemente, analgésico, balsámico.  

Y vendrán otros programas, con las mismas caras y con otras nuevas, como cada vez que se cierra y abre un ciclo. Como el ciclo 15M. Pero espero que del auge y caída de Sálvame hayamos sacado algún aprendizaje. Cambia lo superficial, y cambia también lo profundo, y en este caso, cambian ambas, porque en lo superfluo resultó que habitaba, cada tarde, lo profundo. 

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Periodismo
Maruja Torres “En la izquierda tenemos afición por automutilarnos”
A sus 81 años, Maruja Torres sigue siendo referencia indiscutible en el periodismo por su mirada aguda e independiente. Autora de varios libros, se declara políticamente “socialdemócrata radical” y es muy activa en redes sociales.
A Catapulta
A Catapulta Á dignidade polo camiño da excelencia
Yolanda Castaño visita A Catapulta para conversar sobre a súa profesión: a poesía
Agus
8/5/2023 10:38

La siguiente jugada, si no la están preparando ya, será la docuserie de Ana Obregón para agitar la movilización social a favor de los vientres de alquiler. Al tiempo...

0
0
spuknik
7/5/2023 12:31

Lo más triste de esta historia es que todo se empieza a fraguar tras la destitución de Paolo Vasile por la caida de audiencias frente a A3 Media, con motivo de la colosal serie de Rocío Carrasco. La ultraderecha del PP y VOX machacaban a diario contra La Fábrica de La Tele, productora de la serie y de Sálvame. El nuevo director de Mediaset ESP es Borja Prado, cuyo padre pagó penas de prisión, se comió el marrón del Campechano, era su amigo íntimo, y visto lo visto su lacayo. Borja prado es conocido por sus preferencias hacia la ultraderecha, al contrario que Vasile que pasaba de política. La productora de Ana Rosa, ahora controla las mañanas y las tardes de Telecinco, además del fin de semana, mediante "Fiesta". De facto la amiga de Villarejo, con un marido imputado por presunta corrupción, y muy cercana al PP y las Cloacas, es la dueña de Mediaset, como ya lo era de medio Tele Madrid e incluso de los informativos de RTVE gracias a los favores de Pedro Sánchez, para que Podemos no tenga ninguna via de información hacia los ciudadan@s. Esa es nuestra triste realidad mediática, en esta semi-dictadura llamada ESP.

1
0
Gobierno de coalición
PSOE-Sumar El Gobierno toma nota de la presión social y cambia su discurso sobre vivienda
En la semana en que los sindicatos anunciaron la histórica manifestación estatal del próximo 5A, la ministra Isabel Rodríguez sube el tono.
Madrid
La burbuja del alquiler Sumar, Podemos y sindicatos de inquilinos presionan para convertir en indefinidos los contratos de alquiler
Sumar lanza una propuesta legislativa para transformar en indefinidos los contratos de alquiler, una de las principales demandas de la manifestación por la vivienda del 5 de abril. Una moción de Podemos, rechazada en el Congreso, pedía lo mismo.
Cine
Kamal Aljafari “Palestina está en la raíz de la situación actual del mundo”
Kamal Aljafari lleva toda su carrera trabajando con materiales de archivo, indagando en las imágenes e interviniendo en ellas para preservar memorias en desaparición y para oponerse al proyecto colonial sionista y su falseamiento del pasado.
Líbano
Ocupación israelí Israel incumple el acuerdo de paz y mantiene tropas en el sur de Líbano para “vigilar” a Hezbollah
El Ejército sostiene la ocupación de cinco colinas a lo largo de la frontera tras evacuar sus soldados de decenas de municipios. Miles de civiles regresan a sus casas para descubrir que lo han perdido todo.
Opinión
Derecho a la vivienda Flex Living: el caballo de Troya de la precarización del alquiler
No es una respuesta moderna a las nuevas formas de habitar la ciudad. El ‘flex living’ no es más que la última jugada del sector inmobiliario y los grandes fondos de inversión para maximizar beneficios a costa del derecho a la vivienda.
Opinión
Opinión La unidad del anarcosindicalismo es la acción conjunta
Al hilo de supuestos movimientos desde la CGT hacia la unificación con CNT es necesario diferenciar entre lo que es una relación en clara mejora y lo que sería un proyecto real en marcha.
Galicia
Memoria histórica Cultura, exilio y lucha de las bibliotecarias gallegas durante la Segunda República
Durante los primeros años treinta, las bibliotecas se convirtieron en espacios de trabajo ideales para un modelo de mujer que aspiraba ser independiente y que había manifestado un claro compromiso político. La Guerra acabó con todas sus aspiraciones.

Últimas

Galicia
Galicia La Xunta de Feijóo, condenada por negar visitas a una mujer que murió de cáncer por tener covid-19
La jueza dice que la situación exigía “flexibilizar” las medidas de prevención. Falleció a inicios de 2022 en el Hospital Álvaro Cunqueiro durante los últimos meses de la administración del jefe del PP con Julio García Comesaña de conselleiro.
Egipto
Egipto Ashraf Omar continúa en prisión provisional por dibujar
Ashraf Omar, caricaturista político del medio digital AlManassa, sigue en prisión preventiva indefinida tras ser arrestado violentamente en su domicilio el 22 de julio de 2024.
Comunidad de Madrid
Sanidad Pública Sindicatos piden el cese de la dirección del Hospital 12 de Octubre tras las obras de remodelación
Los problemas con las nuevas instalaciones han cristalizado en una unión sindical que ha reclamado formalmente el fin de la cúpula de dirección tras ser “ignorados” de manera “sistemática”.
Justicia
Justicia Rubiales, condenado por agresión sexual y absuelto del delito de coacciones
18 meses de multa con cuota de 20 euros al día por un delito de agresión sexual. Es la condena al expresidente de la RFEF Luis Rubiales por los hechos ocurrido en la ceremonia de entrega e medallas del pasado mundial celebrado en agosto en Sidney.
Tribuna
Tribuna Verde de ecosocial, verde de educación pública
En nuestras aulas se ha colado una prisa ansiosa, que juzga al alumnado como un gasto, que lo dirige, poco a poco, a un mundo laboral tecnoptimista y completamente atomizador.

Recomendadas

Feminismos
Ana Bueriberi “El activismo tiene que ser colectivo: para contribuir al cambio es imprescindible despersonalizar la causa”
La periodista madrileña Ana Bueriberi reconoce que no sintió la discriminación hasta que llegó a la Universidad. Hoy, desde el proyecto Afrocolectiva reivindica una comunicación antirracista, afrofeminista y panafricanista.
Inteligencia artificial
Militarismo La máquina de los asesinatos en masa: Silicon Valley abraza la guerra
Las fantasías distópicas sobre los futuros usos de las máquinas en la guerra están más extendidas que el relato de lo que ya está pasando en los campos de batalla.