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Los discos del colectivo esloveno Laibach condensan una reflexión sobre la gestión del poder a través de los símbolos y discursos que se utilizan para su legitimación, pero no para realizar una crítica desde la óptica foucaultiana, un callejón sin salida por su reduccionismo: el poder va a existir siempre, su base es una relación entre a y b, siendo lo relevante qué se hace con él. Esa representación a través del imaginario “totalitario” es el envoltorio, el subtexto viene a descorrer el velo de la melindre socioliberal. Sus herramientas, versiones grotescas y marciales de éxitos pop, himnos nacionales y un repertorio propio que bascula entre lo altisonante, lo ridículo y lo majestuoso.
La familia Trapp huye de la democracia liberal
Tras protagonizar una serie de conciertos en Corea del Norte que dieron pie al documental Liberation Day, se halla el origen de su nuevo álbum, The Sound Of Music, recreación de las melodías que secuenciaban la huida de la familia Trapp de la Austria nazi. La censura de parte del documental vino, curiosamente, por la exigencia del grupo alemán Rammstein de retirar de este sus declaraciones en las que reconocían la influencia de los eslovenos, y no de las autoridades de Corea del Norte, mostrándose los germanos como perfectos aspirantes a protagonizar un spot de embutidos navideño.
Uno de los mayores logros de Laibach es que en más de 30 años de trayectoria han mantenido intacto el misterio que les rodea. Ese es el factor subyugante por antonomasia que surge de la relación singular entre sujeto y artefacto. Su trasvase al marco de los sesgos del oyente es el departamento que dirigen Laibach de forma férrea, el resultado de ese diálogo que establecen sus seguidores con su obra es lo que interesa a los eslovenos. Mientras, ellos permanecen mudos, dejándonos a los demás hablar.
Laibach y su sobreutilización de símbolos políticos busca una resignificación subjetiva que desvela que los sesgos del público están construidos en base al discurso que ha creado el ganador, incluso de aquellos que se creen outsiders. La confrontación entre lo colectivo y lo individual es axial en su obra, la humanidad no es ese conjunto de átomos hobbessiano en pugna a la que nuestra miopía alude como rasgos humanos, una respuesta que no vendría a ser más que los gestalts que nuestra mirada produce sometidos a una estructura. El individuo no habla, lo hace la estructura, inasible pero firme.
Eslovenia underground
La Yugoslavia socialista de Tito fue la que los manufacturó. Slavoj Zizek fue un temprano colaborador suyo. Y su juventud transcurrió por la vía de la astracanada y el estatus de disidentes oficiales adquirido a través de sus performances televisivas.
El sonido comatoso y lacerante de sus dos primeros álbumes evolucionó de la intersección entre postpunk y ruidismo al ebm y el ambient hasta unos hipotéticos ABBA comandados por Walter Ulbricht, Jrushchov y Markus Wolf. Discos como Kapital, Let It Be o WAT son muestras de lo mejor de su producción, o sus dos anteriores álbumes a Sound Of Music, Spectre y Also Sprach Zarathustra, dos álbumes antagónicos a nivel formal, muestran que están en un gran momento.
Tras los bombardeos sobre territorio yugoslavo ordenados en 1999 por el entonces secretario general de la OTAN, Javier Solana, que no contaron con la autorización previa del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, Laibach, junto a los otros dos colectivos con los que integran la Neue Slovenische Kunst, Irwin y Scipion Nasice Sisters Theatre/SNTS, a quienes el Museo Reina Sofía dedicó una retrospectiva en 2017, decidieron construir un nuevo país. La república NSK, un país situado en el tiempo pero no en el espacio físico. Disponen de himno, pasaporte y sus particulares mitos fundacionales, como todo Estado-Nación.
Zizek asistió a la inauguración de la exposición y, preguntado sobre Laibach, dijo lo siguiente: “Creo que el punto, la premisa básica de Laibach, y esto puede aplicarse no solamente a Eslovenia, sino en general a todo lo que se ha llamado ‘capitalismo tardío’, es que el sistema en sí tiene una condición inherente para su funcionamiento: que su ideología predominante no debe ser tomada en serio. En otras palabras, que el cinismo sea una de las formas predominantes de pensamiento significa que una de las condiciones para que el sistema funcione es que su ideología predominante no se tome en serio a sí misma”.
Para leer el top 40
Su representación del totalitarismo pone frente al espejo la interesada construcción del término. Uno de sus elaboradores, junto a Hanna Arendt, fue el exmiembro de las juventudes fascistas españolas, Juan J. Linz, padre de la ciencia política española al servicio del franquismo en Estados Unidos. Su misión, que el franquismo fuera catalogado tan solo de autoritario. Linz determinaba que los sistemas totalitarios tenían los siguientes atributos; partido único de masas, caudillo carismático que controla el partido, ideología oficial, control de la economía por parte del partido, control de los medios de comunicación por parte del partido, control de las fuerzas armadas por parte del partido y sistema policial de control social. Cambien partido por “mercados”, ideología oficial por liberalismo y caudillo carismático por pura ilusión fabricada a través del control de los mercados de los medios de comunicación.
El totalitarismo, por tanto, cambiaría de forma y apariencia, pero no su naturaleza, que actualmente, debido a la privatización del desarrollo tecnológico, pulveriza lo expuesto en esos reportajes sobre la Stasi con los que nos obsequia todas las semanas la prensa.
Laibach revelan cómo la ideología consiste en una estructura específica de la experiencia histórica que subyace al poder de una determinada clase social y, como esta, desdibujando las fronteras de ese objeto ideológico lo pretende hacer pasar por orden natural. Sus versiones de “One Vision” de Queen, “Life Is Life” de los one hitwonders Opus, “Simpathy For the Devil” o “Final Countdown”, todas ellas burdas e inflexibles inciden en que su “mensaje” de libertad no tiene otra misión que imponer un pensamiento único por la vía del poder blando que despliega la industria cultural. El impagable detournement de “One Vision”, de Opus Dei —uno de sus peores álbumes—, bautizada en alemán “Geburt Einer Nation”, en el que introducen las frases “One race one hope/One real decision”, que son una refinada descripción de la actitud de Queen, grupo que actuó tanto en la Sudáfrica del apartheid como en la Argentina de Videla.
De Mabuse a Laibach
Su impasible dramatismo glosa un mundo idéntico pero de forma no-idéntica, con un procedimiento puramente brechtiano asaltan la glorificación pueril y acartonada que hiciera Riefenstahl del poder. El fruto de ese distanciamiento hace que esa contradicción resulte fructífera, se convierte en un medio para construir y derribar al mismo tiempo: en cuanto “suplemento” de la realidad, postula su sólida existencia y al mismo tiempo la desenmascara como tullida e incompleta.
Por ejemplo, su descripción de la colonización y control de casi toda disidencia que se presenta como desideologizada. Disidencia que hoy día solo se expresa en forma de indignación, un gesto puramente nihilista, no de organización, se encuentra descrita en “Hell: Symmetry”, canción de su álbum WAT, puro ebm de cuarto oscuro que hace transpirar las paredes de tu mente. Publicada en 2003, y ya parecía hablarnos de la irrupción en tromba de la extrema derecha en los parlamentos y las guerras culturales. “Tomaré tus pensamientos, y los haré míos, voy a hablar tu idioma, y lo haré mío, sonará diferente, claro y crudo... sonará más fuerte, una vez sea mio... tomaré tu ira, ¿y yo?, La haré mía, la demonizaré y se multiplicará, entonces tus deseos absorberán esa ira... voy a alimentar tu hambre, con una rima vacía, voy a transformar tus deseos en delitos públicos, te robaré tu tiempo, y lo haré mío”.
Resumiendo, Laibach vendrían a ser, según el método de la critica textual, y recurriendo al repertorio hermenéutico que permite la metaintertextualidad posmoderna (acotando la definición para un campo semántico de deconstrucción a priori), lo que convendría denominar como una pasada.
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Por que tienen que escribir con una terminologia que no entiende nadie, escucho Laibach desde hace 20 años y este texto no explica nada de lo que la banda es, toca tener al lado el diccionario real de la lengua española para entender lo que escriben, esto es musica no un analisis filosofico que solo entienden intelectuales.
aquí explicaban hace muchos años (y se puede entender si tienes 2 dedos de frente) que es y a que se dedica Laibach https://www.youtube.com/watch?v=z_p4qxltmkA