Música electrónica
GL!TZ, una fiesta electrónica que pone la igualdad y lo común en la pista de baile

La fiesta GL!TZ pretende, desde la pista de baile, “crear, desear y sentir nuevos imaginarios que pongan en jaque, desplacen, cuestionen el imaginario cisheterocapitalista impuesto”. El sábado 3 de junio celebra en Madrid su primera edición.
 Fiesta de música electrónica Fèmmme Fraîche en Londres, promovida por la dj Michelle Mannetti
Una fiesta Fèmmme Fraîche en Londres, promovida por la dj Michelle Mannetti, que el sábado 3 de junio actúa en Madrid. Foto cortesía de Michelle Mannetti.
2 jun 2023 06:00

El colectivo de agitación musical electrónica Others to the Front —los otros al frente, recordando el grito de la cantante punk Kathleen Hanna de Bikini Kill animando a las chicas a ocupar las primeras filas en sus conciertos— organiza su primera fiesta GL!TZ el sábado 3 de junio en Madrid, en la sala MUV de Vallecas, donde actuarán Michelle Mannetti y Maire Malarie, llegadas de Londres, la dj vasca Landa, Materia Hache y Percolator Jr. 

Según sus promotores, GL!TZ persigue consolidar una pista de baile justa y segura para todas las personas que quieran participar. El método es la autogestión para construir comunidades de iguales, a la manera en que se ha hecho históricamente en las raves, fiestas electrónicas celebradas en los márgenes de la cultura popular. Y los objetivos, claros: disfrutar de la música y el baile en un entorno en el que se pueda confiar. “La pista de baile es el hábitat de la comunidad donde las relaciones sociales, políticas, afectivas, sexuales se atan a la cadencia incesante del bajo, que nos llama a mezclarnos en el dancefloor. Nadie es más ni menos que nadie en la pista de baile”, se lee en el manifiesto lanzado por Others to the Front, donde el colectivo también explicita que GL!TZ es una acción en la que se puede “crear, desear y sentir nuevos imaginarios que pongan en jaque, desplacen, cuestionen el imaginario cisheterocapitalista impuesto”. Musicalmente, la fiesta se nutre de house y techno, con un cierto retorno a los orígenes de estos ritmos en Detroit o Chicago.

Según sus promotores, GL!TZ persigue consolidar una pista de baile justa y segura para todas las personas que quieran participar. El método es la autogestión para construir comunidades de iguales, a la manera en que se ha hecho históricamente en las raves

Michelle Mannetti y Maire Malarie son dos artistas afincadas en el Este de Londres, en Hackney, un barrio atravesado desde hace tiempo por las corrientes culturales subterráneas y más recientemente por la presión inmobiliaria que está provocando una huida de sus habitantes a zonas en las que vivir sea más barato. Una transformación urbana que se repite a lo largo de muchas ciudades en todo el mundo. “Se está volviendo mucho más caro vivir, por lo que muchas de las personas creativas se están mudando, el dinero se está moviendo hacia adentro, por lo que el proceso de gentrificación está cambiando la dinámica de la zona. Las cosas que hacían que la zona fuera interesante y creativa están desapareciendo poco a poco. Yo aguanto, pero no creo que pase mucho tiempo hasta que el paisaje sea completamente distinto. He visto qué pasó a Soho, luego a Shoreditch y ahora a Dalston y Hackney, todo ello en un periodo de 15 años”, reconocía Mannetti, DJ residente en la rave Adonis y promotora de Fèmmme Fraîche, una de las mayores fiestas queer de Londres, en una entrevista publicada en la página web de Others to the Front.

Desde los años 70, Hackney fue un hervidero cultural calentado por los soundsystems y por una multitud de clubes donde la diáspora anglocaribeña se recomponía como comunidad. También se localizaban allí muchas emisoras de radio piratas que emitían continuamente drum and bass. En Hackney nació el grime, un cruce de distintos estilos electrónicos y de hip hop que marcó los primeros años del siglo XXI y se convirtió en la banda sonora de las periferias multirraciales londinenses. El cantautor británico Billy Bragg, conocido por sus letras comprometidas, aseguraba en una entrevista a El Salto en 2017 que “la música política en Reino Unido ahora es el grime. Muchos artistas de grime, no chicos blancos con guitarras, han grabado vídeos de apoyo a Jeremy Corbyn, que no es un político mainstream. Si buscas política en grupos de guitarras, estás buscando en el lugar equivocado. En el grime, para la audiencia negra de los suburbios, la música sí sigue cumpliendo ese rol de vanguardia, es el modo en que se comunican”.

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Hackney también ha sido el hogar de espacios queer alternativos a los clubes gay tradicionales del centro de Londres. The George and Dragon o Boombox marcaron una época. Como muchos otros locales underground, los garitos queer más celebrados del barrio fueron cerrando, hasta que dos veteranos de la escena, Dan Beaumont y Matt Tucker, abrieron en 2009 Dalston Superstor, espacio queer que desde un primer momento aspiró a aglutinar a la comunidad queer del barrio y ampliarla, llevando su radio de influencia a todo Londres.

En ese ecosistema, que se consolidó y creció, Marie Malarie y Michelle Mannetti son dos nombres reconocidos en un panorama musical que sigue atado a viejas inercias. “Los carteles de hombres blancos cis existen y siguen siendo la norma en muchos festivales de música electrónica”, asumía Mannetti en la entrevista citada, en la que también reconocía que, pese a los avances, aún queda camino por recorrer: “Recuerdo que antes de convertirme en DJ solo había un puñado muy pequeño de mujeres o de DJ marginades que pinchaban con regularidad, ahora hay muchas más y mucho más visibles”.

“Creo que después de la pandemia, en la escena queer en particular, muchos maricas jóvenes y frescos empezaron a abrirse paso como promotores, con ideas emocionantes un poco más fuera de lo común”

Mannetti también apuntaba a un cambio reciente en esa escena de música electrónica londinense, registrado tras la experiencia del confinamiento en el año 2020. “Creo que después de la pandemia, en la escena queer en particular, muchos maricas jóvenes y frescos empezaron a abrirse paso como promotores, con ideas emocionantes un poco más fuera de lo común. También creo que después de la pandemia, el público de los clubes y las fiestas parece más joven. Es como si los más mayores se hubieran dado cuenta de que ya no tenían necesidad de salir de fiesta y, al mismo tiempo, los más jóvenes, a los que se les había arrebatado esa necesidad, estuvieran más hambrientos de fiesta que nunca. Pero también sentí que el sentido de comunidad, la importancia de tener a tu familia elegida a tu alrededor y los lugares seguros para cultivar la autenticidad son aún más fuertes después de la pandemia”.

Others to the Front empezó a caminar en Madrid a principios de 2021. En marzo organizaron una velada en Specka, pero todavía con mascarillas y asientos. No resultó el baile que esperaban, pero durante los meses posteriores fue prendiendo la llama “de algo que terminó por explotar en septiembre de 2021, con la intención de queerificar y politizar las pistas de baile de Madrid poniendo a la otredad al frente”. Su presencia en la escena de música electrónica de Madrid ese año y el siguiente fue HOLE, un espacio “para la expresión de otres, tanto en la cabina, como en la pista, que tradicionalmente no han cabido en los criterios de selección tradicionales de los clubes”, explican.

También han celebrado eventos con colectivos afines como Xoxa NYC, Bleak.WTF de Berlín, House of (S)PUNK de Barcelona o N1GTHNO1SE de Madrid y han publicado veinte entregas del podcast House of Others. Tras el cierre de HOLE en marzo, GL!TZ, con el lema Por una pista de baile que merezca ser bailada, es la nueva apuesta del colectivo en la que quieren presentar la dimensión local y comunitaria de la escena queer-rave transnacional.

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