Movimientos sociales
El pasapuré electoral

La campaña convertida en rutina anega los cerebros. Esa es otra explicación de la vuelta del PP-PSOE.

Cartel Electoral Ciudadanos 1
Carteles electorales de Ciudadanos para las elecciones del 10 de noviembre. David F. Sabadell
Emmanuel Rodríguez

@emmanuelrog, es miembro del Instituto DM.

7 nov 2019 13:15

Cabe preguntarse si estas nuevas elecciones, las enésimas, tienen algún interés (positivo o negativo) para las iniciativas de movimiento. Cabe hacerse esta pregunta justo cuando ya no hay ninguna duda de que el tiempo de la nueva política ya es pasado. Si estas elecciones nos ofrecen una conclusión evidente es sencillamente esta: Podemos se ha convertido en el bis de Izquierda Unida que lleva tres años prometiéndonos; por su parte, el chiringuito de Errejón se nos ha mostrado como la Nueva Izquierda, sin espacio electoral y a media hora de su desembarco en el PSOE.

En esta situación, ¿algo que salvar? ¿Algo que pensar en torno al 10N? Dos perspectivas, bastante distintas.

En un sentido, las elecciones son una gigantesca encuesta sobre el estado de ánimo de una sociedad. Antes que elegir un gobierno, muestran a la clase política en su conjunto un delicado mapa de orientaciones y estados de ánimo. A la vez son un campo de pruebas para todo encuestador-gobernante acerca de los posibles sentidos y direcciones del malestar social. La maestría del político (al igual que la del sociólogo encuestador), en una sociedad afásica que dependen para casi todo de los medios de comunicación, consiste en poner palabras a flujos sociales aparentemente mudos, y de este modo orientar el voto, el resultado de la encuesta.

Bajo esta perspectiva, podríamos sugerir dos resultados de la macroencuesta del 10N, dos casillas mayoritarias en la distribución de la población. Por resumir mucho: un anhelo mayoritario de normalidad (la vuelta al bipartidismo), y un malestar social hoy expresado en los términos de la nueva derecha extrema, en forma de nacionalismo y racismo. Solo tenemos que esperar, y ver si se confirma lo que vienen señalando todas las microencuestitas de las pasadas semanas.

PP-PSOE son la normalidad democrática tal y como la conocemos en este país, estabilidad y gobernabilidad, el deseo de una vuelta a lo de siempre por falta de alternativa

Caso de que todo sea como parece, PP-PSOE superarán la barrera de los 215-220 diputados, casi dos terceras partes del hemiciclo, camino de nuevo a los 20 millones de votos. Entonces: ¿recuperación o restauración del régimen? En realidad, el régimen integra hoy a todos los partidos en liza, no hay ni uno solo (incluido la vieja izquierda abertzale, reconvertida en socialdemocracia vasca) que represente una opción antisistémica, y que tenga sus horizontes políticos más allá de la industria de la representación. Y sin embargo, la vuelta a los viejos actores conocidos PP-PSOE, identificados con las políticas de Estado expresa algo a tener en cuenta: la onda expansiva que se inició en mayo de 2011, ya no tiene más recorrido, no parece que se vayan a generar nuevos efectos inesperados, al menos en un sentido emancipador.

PP-PSOE son la normalidad democrática tal y como la conocemos en este país, estabilidad y gobernabilidad, el deseo de una vuelta a lo de siempre por falta de alternativa. Y esto aun cuando tal estabilidad diste todavía de darse por sentada. No extrañe, por tanto, que el gobierno resultante sea el de un PSOE débil con abstención del PP. Esa sería la lectura más obvia para un encuestador-gobernante experimentado.

El otro resultado previsible de la macroencuesta del 10N es que, hoy por hoy, el malestar está del lado de la derecha: pasó el 15M. Da igual que consideremos a Vox como lo que es: una escisión del PP, hecha de oportunistas y profesionales, adosada a los aparatos de Estado y a las formas más parasitarias del capitalismo patrimonial patrio, y que obviamente sería tan sumisa a la Unión Europea como cabría esperar. Lo esencial aquí es lo que Vox significa para la parte crecida de sus votantes: los significantes (pongámonos errejonianos) rebeldía, sinceridad, autenticidad, patriotismo. Lo importante es pues preguntarse por el éxito relativo de esta combinación de neofalangismo, neoliberalismo y trumpismo. Un avance: Vox es un producto exitoso de la eficacia de la guerra cultural como modo de gobierno, y de la incapacidad de la izquierda institucional para ser algo más que una simple posición cultural y discursiva, esto es, una marca en el mercado electoral, una opinión y una posición moral, un vacío de formas de lucha y movimiento, una parte obvia de la industria de la representación.

No obstante, la situación de campaña permanente genera una distorsión. Estamos en una suerte de excepción prolongada, que se ha convertido en normalidad

Bajo la otra perspectiva, las elecciones son propiamente una modalidad de gobierno, una técnica de dominación. Y esto en el sentido de que son el gran momento de validación del gobernante-encuestador, el momento del consentimiento popular al engaño de la democracia —a lo que no es más que una oligarquía— y, por ende, la gran forma de legitimación de la misma. Baste recordar el significado del voto en los amagos de referéndum de Catalunya o las consultas plebiscitarias de Podemos.

No obstante, la situación de campaña permanente genera una distorsión. Estamos en una suerte de excepción prolongada, que se ha convertido en normalidad. En términos psíquicos, esta continuidad se parece mucho al “viento interno” que describen los psiconautas, cuando el viaje (de LSD por ejemplo) se estanca en una paranoia sin fin, cuando el flujo de pensamiento entra en parada y solo se reproduce en un bucle angustiante, lo que indica que las cosas no van bien. La fiesta de la democracia solo es fiesta si se espacia en el tiempo. Caso contrario provoca una mezcla de angustia y aburrimiento. La campaña convertida en rutina anega los cerebros. De nuevo, otra explicación de la vuelta del PP-PSOE.

En clave de movimiento, la cuestión es por qué esta técnica funciona. Dicho de otro modo, por qué todo aquello que se arremolinó alrededor del 15M no ha sabido quebrar esta técnica. No se trata obviamente de plantearse cómo anular la democracia electoral (o sí), cuando al menos mostrar un mínimo de autonomía de proyecto, de práctica e incluso de discurso frente al bucle electoral y partitocrático que llena la política hecha en la representación y en los medios.

Convendría aquí un inciso, lo que hemos llamado nueva política ha sido la forma de nuestro retorno a la democracia, nuestro particular paso por el pasapurés electoral. Ni la promesa de partido movimiento del primer Podemos, ni tampoco la inicial anomalía municipalista han logrado contribuir a la consolidación del archipiélago de contrapoderes que podría convertir la participación electoral en un monstruo con forma de quimera, mitad cabra, mitad león.

Nada complace más a la nueva izquierda/nueva política que la distinción, que el juego de la indignación y la adscripción al lado de un supuesto bien

El resultado puede resultar paradójico. La crisis de representación se está resolviendo en un doble movimiento que nos devuelve a la impotencia. De una parte, el malestar de esta crisis, sobre todo de las clases medias, deriva en afirmación identitaria y nacionalista (al modo catalán o al español, igual da), en una guerra de trapos que aluden a legitimidades fantasmales en el mismísimo culo de Europa. La política se ha nacionalizado y nos ha desprendido de toda comprensión serena de donde están los poderes y el mando real de estos tinglados llamados Estados nación. En su peor versión, esta guerra se convierte en lucha entre pobres, racismo sin disimulo.

De otra parte, la ola 15M encalla en “lo progre” como horizonte insuperable de la política. Seguramente la mayor herencia de aquel acontecimiento, la formación de una esfera pública nueva, sea hoy un charco en el que unos saltan por encima de otros a fin de hacerse reconocer su mayor eficacia discursiva. Desgraciadamente, a solo medio metro de ese charco solo se escucha una lengua extraña, cuando no el ejercicio hipócrita de lo políticamente correcto. Nada complace más a la nueva izquierda/nueva política que la distinción, que el juego de la indignación y la adscripción al lado de un supuesto bien, que se opone al mal telúrico de los primitivos, los no iluminados y los malvados por naturaleza. La deriva reaccionaria y normalizadora de la mayor parte de la izquierda, de cierto feminismo, al tiempo que la invasión de la viscosidad progre del discurso no dejan muchos elementos para la superación interna.

Apenas queda tiempo para recordar que en política no hay moral, solo poderes anudados a vínculos sociales heterogéneos. La politización del malestar no se puede resolver en el discurso, ni tampoco en la presunción moral, se resuelve en las luchas, en la organización, en la construcción de comunidades concretas y lo hace mediante formas de cooperación y autoorganización que están por inventar. Faltan instituciones populares capaces de afrontar este reto: sindicatos sociales, sindicatos de precarios, movimientos de migrantes, centros sociales, ateneos, etc. Sobran otras muchas cosas, que apenas tienen sentido más allá del narcisismo intrínseco a la forma subjetiva de las redes sociales.

Quizá el tiempo de la crisis de las clases medias, y con ella de la zona 15M, esté pasando rápidamente a la historia. Quizá venga un tiempo de ambivalencia radical, en el que veremos luchas difíciles de interpretar en las claves buenistas y ciudadanistas que nos dejó aquel acontecimiento. Luchas más violentas, más brutales, menos “de izquierdas”. De momento, la clases medias se inclinan otra vez por la normalidad, al tiempo que una parte del malestar reclama para sí la autenticidad nacionalista de otro tipo de corrección política: antiprogre, autoritaria y racista. De nada servirá decirles que ellos son los malos y nosotr*s l*s buen*s.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Partidos políticos
El evitable ascenso de Vox en 2019

El año ha estado decisivamente marcado por la emergencia del partido de Santiago Abascal. Hasta cinco elecciones han puesto a prueba la crisis de representación que vive España.

Elecciones 10N
Cuando la izquierda gira al centro
Cuando las supuestas (o reales) izquierdas giran al centro pierden la capacidad de mantener vivas las esperanzas y las aspiraciones y deseos de una transformación de la realidad.
JOSÉ REPISO MOYANO
8/11/2019 14:24

Los VALORES DEL FRANQUISMO estaban seguros con FRANCO en el centro de las atenciones o en el Valle de los Caídos; por eso, todos los franquistas decían y decían sin parar siempre ése "¿por qué remover los muertos o la dura historia?" para que todo siguiera igual o los valores del franquismo asimismo siguieran igual y SEGUROS con un dejar todo como está, el cual beneficia pillamente a ellos.
Pero ahora los valores del franquismo gracias a VOX se refuerzan, sacando frases y los valores de la Falangue y persiguiendo a inmigrantes o a lo no es puramente nacionalrracista.
Sí, ahora depende de esos responsables o irresponsables votantes el que haya una ética reacción; pero, aunque reacciones, los valores del franquismo ya tienen MARCA y MARKETING imborrables, y vencedores por tal "imagen" rescatada en el centro de una democracia. José Repiso Moyano

0
0
ktx
7/11/2019 18:45

Un análisis de la situación que comparto. La impotencia real de las instituciones....

3
0
#42681
7/11/2019 18:32

Hay intituciones populares, existen, pero no somos capaces de convencer, implicar, comprometer en un mundo en donde la mega-máquina domina el 90% de los impulsos informativos diarios. Esa es la clave.

4
0
xkalibourbon
7/11/2019 14:05

Lo que perfectamente desnuda esta maravillosa columna es que vivimos en un permanete carnaval de disto-realidad edulcorada por las vedettes de los medios de (des)información...
Tenemos una sociedad rota por su contrato social peleando en el fango (también global) del sálvese quién pueda, ¿qué puede salir mal?

8
1
A, nó, ni, ma
7/11/2019 13:59

Un magnífico resumen para constatar que hemos pasado de pegar una patada al tablero (proceso constituyente, PP/P$0€ la misma mierda és, asaltar los cielos, no es una crisis es una estafa, no hay pan para tanto chorizo, etc...) a una absurda enfermedad de 'encuestitis' aguda liderada por vendedores de crecepelo electoral.
Muchas gracias al autor por ofrecer una mirada con perspectiva diferente.

5
0
scorpia
7/11/2019 13:38

Muy identificada con esta mirada crítica al status actual de la cosa 'política'..
En algún momento pareció que la grieta se podía abrir para desbordar, pero eso se ha cerrado sin negar que pueda reabrirse de alguna otra manera ante la neoderiba reaccionaria, la cuestión será repasar lo que ya hemos perdido por el camino y comprobar si hemos aprendido alguna lección.

6
0
Cine
Kamal Aljafari “Palestina está en la raíz de la situación actual del mundo”
Kamal Aljafari lleva toda su carrera trabajando con materiales de archivo, indagando en las imágenes e interviniendo en ellas para preservar memorias en desaparición y para oponerse al proyecto colonial sionista y su falseamiento del pasado.
Paterna
Paterna Vandalizan el muro de Paterna donde el franquismo fusiló a 2.238 personas
El paredón amaneció este viernes con grandes letras pintadas con spray negro donde se podía leer “Sagredo eres maricón y tarado”, en referencia al alcalde del municipio.
Opinión
Derecho a la vivienda Flex Living: el caballo de Troya de la precarización del alquiler
No es una respuesta moderna a las nuevas formas de habitar la ciudad. El ‘flex living’ no es más que la última jugada del sector inmobiliario y los grandes fondos de inversión para maximizar beneficios a costa del derecho a la vivienda.
Opinión
Opinión ¡Que vivan los aranceles!
Que Trump propugne aranceles no debe hacernos caer en la trampa de defender los intereses de los grandes oligopolios.

Últimas

Madrid
La burbuja del alquiler Sumar, Podemos y sindicatos de inquilinos presionan para convertir en indefinidos los contratos de alquiler
Sumar lanza una propuesta legislativa para transformar en indefinidos los contratos de alquiler, una de las principales demandas de la manifestación por la vivienda del 5 de abril. Una moción de Podemos, rechazada en el Congreso, pedía lo mismo.
Comunidad de Madrid
Movilización por la educación 23F: el día que una veintena de colectivos llenarán de verde Madrid para defender la educación pública
La comunidad educativa de todos los niveles en la enseñanza se prepara para una movilización que arrancará a las 12:00 horas desde Atocha hasta Sol, en la región que menos invierte en educación por estudiante.
Política
El Salto Radio Podcast | ¿Cancelar la cancelación?
Hablamos con Antonio Gómez Villar, a partir de su libro “Cancelar no es transformar” sobre malos entendidos y límites de esta acción política
Opinión
Opinión ¡Que vivan los aranceles!
Que Trump propugne aranceles no debe hacernos caer en la trampa de defender los intereses de los grandes oligopolios.
Galicia
Memoria histórica Cultura, exilio y lucha de las bibliotecarias gallegas durante la Segunda República
Durante los primeros años treinta, las bibliotecas se convirtieron en espacios de trabajo ideales para un modelo de mujer que aspiraba ser independiente y que había manifestado un claro compromiso político. La Guerra acabó con todas sus aspiraciones.
Comunidad de Madrid
Sanidad Pública Sindicatos piden el cese de la dirección del Hospital 12 de Octubre tras las obras de remodelación
Los problemas con las nuevas instalaciones han cristalizado en una unión sindical que ha reclamado formalmente el fin de la cúpula de dirección tras ser “ignorados” de manera “sistemática”.
Opinión
Opinión La unidad del anarcosindicalismo es la acción conjunta
Al hilo de supuestos movimientos desde la CGT hacia la unificación con CNT es necesario diferenciar entre lo que es una relación en clara mejora y lo que sería un proyecto real en marcha.

Recomendadas

Líbano
Ocupación israelí Israel incumple el acuerdo de paz y mantiene tropas en el sur de Líbano para “vigilar” a Hezbollah
El Ejército sostiene la ocupación de cinco colinas a lo largo de la frontera tras evacuar sus soldados de decenas de municipios. Miles de civiles regresan a sus casas para descubrir que lo han perdido todo.
Feminismos
Ana Bueriberi “El activismo tiene que ser colectivo: para contribuir al cambio es imprescindible despersonalizar la causa”
La periodista madrileña Ana Bueriberi reconoce que no sintió la discriminación hasta que llegó a la Universidad. Hoy, desde el proyecto Afrocolectiva reivindica una comunicación antirracista, afrofeminista y panafricanista.
Inteligencia artificial
Militarismo La máquina de los asesinatos en masa: Silicon Valley abraza la guerra
Las fantasías distópicas sobre los futuros usos de las máquinas en la guerra están más extendidas que el relato de lo que ya está pasando en los campos de batalla.