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Memoria histórica
Ranilla, la vieja cárcel sevillana, futuro centro de la memoria andaluza
Félix Cervera recuerda con nitidez aquel pabellón de la vieja cárcel de Ranilla, atestada por la Huelga General de la Construcción que paralizó, en el verano de 1970, a más de dos mil trabajadores en Sevilla capital: “En menos de dos días acabamos más de medio centenar de compañeros hacinados en módulos de presos políticos” acusados, en el caso de Félix, de repartir octavillas en varias manifestaciones. Cervera recuerda la planta de la cárcel de Ranilla en forma de cruz, los módulos infinitos, las literas donde se agolpaban varios de sus compañeros (afiliados a las Juventudes Comunistas) durante días: “Allí pasábamos las horas fumando en latas como podíamos”, relata.
Cervera: “Nos castigaron por denunciar que un compañero necesitaba atención médica y nos pusimos en huelga de hambre”
Meses después, con el estado de excepción declarado en el país, Félix llegó a conocer las celdas de castigo, que se ubicaban muy cerca de lo que hoy es la actual jefatura de Policía Local en la Ronda del Tamarguillo: “Nos castigaron por denunciar que un compañero necesitaba atención médica y nos pusimos en huelga de hambre”. Eso era el franquismo; y “una representación muy fiel se vivía entre los muros de Ranilla”. Ha pasado el tiempo; casi medio siglo, pero Cervera no olvida y espera que la promesa de convertir aquel espacio en un museo de memoria saque del silencio lo que allí se vivió desde el final de la guerra.
Para muchos como Félix se trata de un edifico maldito. Los muros de Ranilla vieron la represión más terrorífica durante la posguerra y los años de auge del régimen. Fue un espacio de tortura para presos políticos a las puertas de la Transición, como ocurrió en el caso de Cervera. La historiadora María Victoria Fernández Luceño recuerda a El Salto Andalucía la importancia de este espacio de la memoria en su reciente investigación ‘Ranilla. Prisión de presos políticos del franquismo’ (editorial Aconcagua). En ella rescata datos escalofriantes como que en el padrón de Sevilla en 1940 se recogen más de mil quinientos presos hacinados en Ranilla: “Muchos de ellos estaban allí para ser juzgados en Consejo de Guerra y fueron fusilados. Aunque la cárcel fue proyectada para 400 presos, llegó a albergar a miles”, apunta la investigadora.
La tortura era práctica habitual en las comisarías franquistas de la Sevilla de Queipo de Llano
¿Cuál fue su etapa más oscura? Durante la guerra, en la Delegación Militar de Orden Público (DOP), instalada por Queipo de Llano, se imponían los fusilamientos en masa bajo la firma del capitán Manuel Díaz Criado: “Hombres y mujeres con la simple sospecha de ser izquierdistas, o bien que se opusieron o no apoyaron con entusiasmo el golpe militar, o que tenían carné de sindicatos UGT y CNT, entraban en esta prisión y de nuevo eran enviados a la Comisaría para que fueran investigados otra vez. Esto significaba la aplicación de torturas, con una crueldad tal, que no era posible resistirlas. Obtenían información de personas que reprimir y enviar al paredón o a Ranilla”, señala la historiadora Luceño.
Ranilla, museo de la memoria: una promesa para las víctimas y asociaciones desde 2006
Las promesas de realizar un centro de interpretación de la memoria en Ranilla siempre han estado encima de la mesa. El exalcalde de Sevilla, Juan Espadas, señalaba en 2018 que se crearía el “principal centro de interpretación sobre el franquismo” en Andalucía. Sin embargo, el convenio de colaboración para el desarrollo del centro se remonta a diciembre de 2006, siendo alcalde el socialista Alfredo Sánchez Monteseirín. Fuentes del Ayuntamiento señalan, a día de hoy, que tras los años de retraso “se está interviniendo desde el pasado verano en la rehabilitación del pabellón de ingresos de la antigua Cárcel de Ranilla”, donde aseguran que está prevista “la creación de un Centro de Interpretación de la Memoria Democrática: “Se trataría de un espacio que ocupa actualmente 1.538 metros cuadrados, con dos plantas y patio central ajardinado de 420 metros cuadrados”.
La rehabilitación del edificio debería finalizar en septiembre de 2022
La inversión del consistorio asciende a 1,1 millones de euros para “la rehabilitación del edificio”, que finalizaría en septiembre de 2022. En paralelo, la Oficina Municipal de la Memoria comienza a desarrollar “el documento de definición de propuestas para el Centro de Interpretación de la Memoria, con la participación del propio Consejo Municipal de la Memoria Democrática”. En este documento se basará el Plan Museológico y el Plan Museográfico que se están desarrollado en el estudio previo de la segunda fase de las obras de rehabilitación y adaptación del Centro de la Memoria.
Sin embargo, no existe hasta el momento ninguna definición clara de lo que podría ser el Museo de Ranilla. Sin especificar medidas o ideas concretas, el Ayuntamiento recalca al Salto que “este inmueble será un referente de la memoria histórica a nivel autonómico y se hará con la participación de las entidades memorialistas”.
Propuestas para el futuro museo de la memoria en Andalucía
El Salto Andalucía da a conocer algunas de las propuestas que coordinadores de entidades memorialistas, investigadores y arqueólogos tienen en mente sobre lo que podría ser uno de los centros principales de memoria a nivel nacional y pionero en Andalucía.
Cecilio Gordillo, como coordinador del grupo para la Recuperación de la Memoria y la Historia Social de Andalucía del sindicato CGT-Andalucía y uno de los promotores del proyecto memorialista “Todos los nombres”, que alberga a día de hoy datos de 111.628 personas desparecidos y víctimas del franquismo, señala que su “grupo trasladaría al espacio importantes recursos propios e iniciativas que vienen ejecutándose desde hace más de quince años, como la página web de ‘Todos los nombres’, y podría ser la sede de varias exposiciones de carácter permanente o itinerantes como es la de El Canal de los Presos”.
Cecilio Gordillo propone llamar “Parque de la Memoria Histórica” a los jardines que rodean el edificio de Ranilla
Gordillo apunta la necesidad de que se concentre en “el edificio anterior un Archivo Histórico, una biblioteca de la memoria, una sala de investigación y que sea sede para el movimiento asociativo”. Además, llamaría al actual parque que linda al Centro Cívico de Ranilla “parque de la Memoria Histórica”.
Juanma Guijo, arqueólogo y coordinador de la exhumación de fosas como Pico Reja, señala a El Salto Andalucía que, ante la posibilidad de que Sevilla sea una de las primeras ciudades con museo en esta materia “no debería olvidarse el aspecto multiforme de la Memoria, como la represión política y económica, exterminio, trabajo esclavo, detenciones y desapariciones forzadas, represión hacia la mujer, exilio y condiciones sociales”. Las víctimas deben tener un “espacio personalizado, con material gráfico de personas desaparecidas, exiliadas o víctimas de algún tipo de represión”.
Además, Guijo puntualiza que no se pierda el aspecto didáctico y “que no solo se consideren elementos inertes en el museo, sino también elementos interactivos que sumerjan a las personas visitantes en las realidades que se describan” de la represión.
La historiadora María Victoria Fernández Luceño espera que el museo de Ranilla se materialice en un espacio para investigadores
La historiadora María Victoria Fernández Luceño espera que el museo de Ranilla se materialice en un espacio para investigadores: “Que sea un centro de investigación en primer lugar de la cárcel” y tenga todos los documentos de la misma. “Los expedientes que dependen de Interior y hoy están en el Archivo Provincial deben ir a Ranilla, por lo que ha de tener un archivero que los controle”. Es primordial que todo se pueda materializar en un único espacio y así facilitar la investigación de expedientes de la época.
José Luis Gutiérrez, investigador memorialista, añade que el museo debe “compaginar la tarea expositiva de una muestra permanente sobre la represión del franquismo en Andalucía o en Sevilla, si hay ámbito local, junto a exposiciones temporales de determinadas cuestiones sobre represión de género, las huidas, o el exilio”. Gutiérrez afirma que Ranilla podría ser un “centro de recogida de material sobre la memoria histórica referido a Sevilla y a su provincia que se pusiera a disposición de los familiares e investigadores y que, a su vez, sirviera de centro de referencia para que las asociaciones, tanto de familiares como de investigadores, puedan expresar sus iniciativas”.
Sin perder el carácter público de esta prisión, declarada Lugar de Memoria Histórica de Andalucía e incluido en el Catálogo General de Patrimonio Histórico, el futuro museo “debe ir más allá de la administración y de lo público, teniendo en cuenta la opinión de las asociaciones memorialistas que han sido fundamentales para que el movimiento memorialista esté hoy de actualidad”.