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Desde primeras horas de la tarde, el centro de Milán aparecía fuertemente blindado. Un gran despliegue policial de DIGOS [División de Investigaciones Generales y Operaciones Especiales, N. del T.], Policía Nacional, Carabinieri y Guardia Financiera) impedía el acceso a todas las calles cercanas a la Prefectura de Corso Monforte. Un blindaje de este tipo no se veía en la ciudad desde los tiempos de la Expo 2015. “¡Ni que viniera el Papa!”, se oía exclamar a algún que otro experimentado transeúnte.
Matteo Salvini, ministro del Interior e indiscutible estrella de estos primeros tres meses de gobierno verde-amarillo [respectivos colores de la Liga Norte y el Movimiento 5 Estrellas, N. del T.], se disponía a reunirse con Viktor Orbán, a su vez líder indiscutible del Grupo de Visegrado, el bloque soberanista del Este de Europa que acepta sin dudar miles de millones en subvenciones europeas para proyectos de desarrollo, pero que no quiere rendir cuentas ante nadie respecto a las obligaciones impuestas por la Unión.
Mientras que los dos líderes soberanistas se reunían en la Prefectura, a poquísimos metros de distancia, en la Plaza de San Babila, el Milán antirracista ocupaba las calles por enésima vez en pocos meses, demostrando la importancia que este tema tiene para muchísimos ciudadanos de la metrópoli. La primera manifestación del 2018 fue en febrero, justo después de lo ocurrido en Macerata. Aquel día salieron a la calle 30.000 personas. En junio, más de 5000 personas se manifestaron contra el homicidio de Soumaila Sacko, sindicalista del USB en Calabria. Hoy [29 de agosto], en San Babila se han concentrado alrededor de 15.000 personas, que más tarde han iniciado una ruidosa marcha hacia Porta Venezia. La de hoy ha sido una manifestación casi espontánea, organizada en apenas tres días.
“¡Salvini, ministro de la Inseguridad —disparos a migrantes, racismo y deportaciones— ¡No CIEs! ¡No lagers!”. Así rezaba la pancarta con la que se ha presentado a la manifestación el equipo del St. Ambroeus FC [formado por refugiados y solicitantes de asilo e inscrito a la FIGC, la Liga Italiana de Fútbol, N. del T.]. Sus integrantes realizaron un entrenamiento simbólico en la plaza antes del inicio de la manifestación.
¿Es posible que, tras la movilización de Catania [para exigir la liberación de los migrantes secuestrados en el barco Diciotti, N. del T.], se haya asistido hoy a una segunda señal del despertar de una parte de la sociedad, tras tres meses de extenuante propaganda sobre la presunta invasión extranjera? Invasión que, mirando las estadísticas, queda claro que no existe y que, aún más, en 2018 prácticamente no se han producido desembarcos. Es decir, que Minniti, ministro del Interior del último gobierno del Partido Democrático, sí que actuó contra la migración, mientras que Salvini... simplemente ha parloteado y recogido los frutos.
La movilización de ayer representa un buen punto de partida en la lucha contra la futura instalación de un Centro de Repatriación en Vía Corelli. Será importante llevar la batalla antirracista a todos los barrios y calles de la metrópoli. También y, sobre todo, a las periferias. Será allí donde tendrá lugar la auténtica batalla.