We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Machismo
Los discursos de odio en la UPV/EHU: abramos la reflexión
Profesor de Derecho Internacional Público (UPV/EHU)
La última semana de septiembre ha sido especialmente revuelta en la Facultad de Derecho de la UPV/EHU, en el Campus de Leioa. Tras la contratación como profesor sustituto de derecho laboral de Álvaro Sánchez, la preocupación, primero, y la indignación, después, se ha extendido entre la mayoría del estudiantado y del personal, tanto de la Facultad como de toda la comunidad universitaria pública.
Antes de ser contratado por la UPV/EHU, el profesor había dedicado horas a verter afirmaciones denigrantes y constitutivas de un delito de odio contra las mujeres en general, las personas LGTBiQ+ o las personas no españolas, con evidente obsesión con las vascas, al tiempo que llama a la violencia y al alzamiento militar.
Antifascismo
Docente de derecho laboral Rechazo multitudinario del alumnado de la UPV/EHU al profesor “fascista” recién contratado
Quiero explicar los hechos corrigiendo varias falsedades que se han emitido desde algunos medios de comunicación de masas e incluso —y esto es más triste— desde nuestro Rectorado.
Hay que recordar y explicar cómo funcionan en la universidad pública vasca los contratos del profesorado sustituto. Cada área de conocimiento dispone de una bolsa de trabajo con un orden preestablecido, basado en méritos académicos y docentes. Las comisiones que valoran estos méritos, obviamente, no analizan la ideología de quienes se presentan y, mucho menos —afortunadamente—, estudian sus publicaciones en redes sociales. Si se produce una baja, desde personal de la UPV/EHU se procede a llamar en orden a las personas de la lista. Dado que estos contratos son indecentes en sus condiciones (800€ por 3/4 de jornada), la mayoría de las personas rechazan la contratación. Así, es fácil que personas que estén abajo en la lista —por tanto, con menos méritos o capacidad— sean contratadas.
Dado que los contratos de profesorado sustituto son indecentes (800€ por 3/4 de jornada), la mayoría de las personas rechazan la contratación. Así, es fácil que personas que estén abajo en la lista, con menos méritos o capacidad, sean contratadas
Mediante este procedimiento fue contratado Álvaro Sánchez para impartir derecho laboral hasta la reincorporación a su puesto de la profesora titular. Inmediatamente, el estudiantado detecta en Twitter publicaciones machistas, homófobas, racistas y violentas. Casualmente —o no—, al ser contratado este sujeto abre su perfil de Instagram para que sus publicaciones, aún más extensas, puedan ser leídas por todo el mundo. No pretendo extenderme en el patético y frecuentemente ridículo hasta el bochorno ajeno que contienen las mismas, pero se repiten comentarios como que las mujeres deben “parir y fregar”, “el hombre necesita a la mujer para ser hombre”, “hay que meter el ejército en Cataluña”, etc.
Ante esta actitud, el alumnado se moviliza y contacta con su profesorado, el Decanato y el Rectorado, preocupado por el impacto que pueda tener ser evaluado por alguien que desconoce el término igualdad y fomenta la discriminación, la misoginia, la homofobia y la violencia. Si bien los procedimientos son lentos para ser garantistas, estos se van iniciando con un sorprendente silencio del equipo rectoral. Para una parte del estudiantado este señor debe ser despedido inmediatamente y, sin embargo, las normas democráticas que tanto desprecia lo impiden.
No impiden, sin embargo, un posicionamiento claro de las autoridades académicas, en este caso el Decano de la Facultad de Derecho, la Directora para la Igualdad de la UPV/EHU y/o la excelentísima Rectora.
Las normas democráticas que tanto desprecia Álvaro Sánchez impiden su despido inmediato, pero no impiden un posicionamiento claro de las autoridades académicas
Este silencio ha sido interpretado por una parte, mayoritaria diría, del estudiantado como pasividad, en unos casos, y colaboración, en otros. Ante esto, algunas asociaciones estudiantiles inician las movilizaciones. Por su parte, Ernai pinta el jueves la puerta del despacho de este profesor, compartido con otras tres docentes, usando pintura roja y escribe “Faxistak kanpora”. Se hace cuando no hay nadie y, por tanto, no genera ninguna tensión. Olvida Ernai que este tipo de actos —no muy graves en mi opinión— básicamente duplican el trabajo de nuestras compañeras de la limpieza, las peor pagadas de toda la comunidad universitaria y siempre mujeres.
Al día siguiente, viernes 27 de septiembre, se convoca una concentración frente a la clase de este docente sustituto. No se impide el acceso a ningún alumno como falsamente se ha afirmado, sino que los pocos asistentes que hay, al enterarse de lo que ocurre, deciden no permanecer en clase. La mayoría ya había decidido no acudir como gesto de rechazo.
La protesta transcurre durante las dos horas que Álvaro Sánchez debía impartir clase. Mientras un grupo grande de personas está fuera de la clase coreando consignas antifascistas y pidiendo a la UPV/EHU “hacer algo” y “asumir su responsabilidad”, el profesor publica bromas en sus redes sociales. En ningún momento intenta salir, luego es también falso que estuviera “encerrado”.
Al acabar su tiempo de clase, el profesor decidió salir. Se acordó con el estudiantado que lo haría con su integridad física intacta, rodeado de los agentes de seguridad y que el alumnado podría hacer un pasillo y vociferar. Tal y como sucedió
Por precaución, la seguridad privada de la UPV/EHU se coloca en las puertas del aula. Hay que reconocer el trabajo de los agentes de seguridad y del vicedecano en calmar los ánimos, al tiempo que debe denunciarse una actitud totalmente contraria de los jefes de seguridad de Rectorado. El resto del profesorado presente estábamos observando, dando la razón al alumnado en su derecho a la protesta y recordando que la violencia física era inaceptable. Violencia física que no hubo en ningún momento. Al acabar su tiempo de clase, el profesor decidió salir. Se acordó con el estudiantado que lo haría con su integridad física intacta, rodeado de los agentes de seguridad y que el alumnado podría hacer un pasillo y vociferar. Tal y como sucedió.
Una vez explicado tanto el contexto como los hechos, esta vez sin las fakes de los medios o el Rectorado, pasemos a opinar al respecto: ¿Cómo pueden gestionarse desde la universidad pública los discursos de corte fascista, misógino, violento, homófobo o discriminatorio cuando se producen fuera de la institución por parte de su personal docente?
No es casual que Álvaro Sánchez abriera su perfil de Instagram al ser contratado. Parece querer ser la nueva estrella del cuñadismo español
Vivimos un momento histórico en el que la ultraderecha se extiende por el planeta, aumentando la persecución a minorías. Hombres blancos acomplejados utilizan las redes para descargar su frustración: cuanto más igualitaria sea una sociedad, menos oportunidades tendrán las personas mediocres. No es casual que Álvaro Sánchez abriera su perfil de Instagram al ser contratado. Parece querer ser la nueva estrella del cuñadismo español. También, y esto es peor, ensuciar la imagen de la universidad pública vasca y del estudiantado. Cuenta, para ello, con la colaboración de El Correo, El Diario Vasco y grandes medios españoles.
Ya se ha explicado que una persona no puede ser despedida sin culminar el expediente necesario por sus expresiones. Podría serlo, y tal vez lo sea, cuando se analice la posible comisión de delitos o la segura violación del código ético de la UPV/EHU. Esta labor de pedagogía era responsabilidad del Decano y la Rectora. Pero ni estaban ni querían estar.
Mientras los expedientes siguen su curso, la reacción de las autoridades académicas y de toda la comunidad debería ser recoger pruebas y testimonios, impidiendo que estos mensajes entren en las aulas. Inmediatamente, debe darse voz a toda persona afectada y debemos buscar fórmulas que eviten la victimización suplementaria de colectivos ya perjudicados por causas estructurales.
Decían mis alumnas que se sentían insultadas y amenazadas en calidad de mujeres. ¿Debemos asumir con naturalidad que un sujeto responsable de esta situación imparta clase y evalúe? El equipo rectoral ha salido a defender al agresor por haber sufrido un escrache pacífico mientras ha ignorado durante una semana la violencia que las frases del docente estaban suponiendo en sus destinatarias. A menudo, reconocer públicamente un problema ayuda a minimizarlo. El estudiantado necesitaba que las autoridades académicas dieran un paso al frente y protegieran al alumnado. No lo han hecho y la tensión y el enfado ha aumentado.
No cambiemos el foco de lugar, el problema no es el escrache sino quien presuntamente comete delitos de odio
La primera lección que debemos aprender de esta situación: la UPV/EHU no iguala a agresores con agredidas. La equidistancia no era éticamente aceptable en los tenebrosos tiempos de ETA o de las torturas policiales. La universidad pública siempre debe estar con las víctimas. Esta semana hemos fallado. Arreglémoslo.
El alumnado de la UPV/EHU, pese a los intentos constantes de criminalizarlo, es pacífico. Pero es alumnado universitario y, por definición, es ruidoso, a veces exagerado, y siempre crítico con la autoridad. Sólo quien en su etapa universitaria miró hacia otro lado ante las injusticias se sorprende por un escrache. La democracia no es que el alumnado obedezca ciegamente las normas. Es que las cuestione, las tensione y las ponga al límite. Esto permite, precisamente, un desahogo y una reflexión para que podamos reformar normas que se han quedado anticuadas. Las protestas ante esta situación han dibujado una laguna jurídica: no hay un modelo ágil que proteja al alumnado de discursos de odio o de profesorado que aborrece la igualdad. Cambiemos eso. Junto al estudiantado.
Periodismo
Olatz Silva Rodrigo, periodista “Hay que hablar con las narrativas del amor”
También el estudiantado puede reflexionar. La ultraderecha utiliza los mismos métodos en todos los lugares. Provocar con mensajes de odio tan exagerados que tienen la capacidad de prender la llama o hacerse virales tras la reacción de las demócratas. Como en este caso, en realidad son mensajes que ocultan un bajo nivel intelectual y la incapacidad para encarar un debate. Asimismo, las ganas de protagonismo de sus autores indican una obsesión enfermiza por ser el centro de atención, seguramente por no ser capaces de tener relación de ningún tipo en condiciones de no violencia.
Tal vez el alumnado pueda aprovechar todas las debilidades discursivas, éticas y relacionales para enfrentar los discursos de odio. Nada como la risa, la burla, el desprecio y la inteligencia para hundir a un InCel ultra. Pongamos a los bufones en su lugar.
Vaciemos de alumnado el grupo de Álvaro Sánchez, ofrezcamos cambios de matrícula, docencia online desde el campus de Gipuzkoa, evaluemos al alumnado que así lo considere por personas comprometidas con los derechos fundamentales y la igualdad.
No es el primer caso de profesor que quiere extender el odio. Reflexionemos sobre cómo reaccionar. Hagámoslo de manera colectiva. Como centro del pensamiento crítico de Euskal Herria. No cambiemos el foco de lugar, el problema no es el escrache sino quien presuntamente comete delitos de odio. Digamos en alto que en la UPV/EHU nadie va a ser discriminada por ser mujer u homosexual. Y pongámonos a ello.
Vaciemos de alumnado el grupo de Álvaro Sánchez, ofrezcamos cambio de matrícula a grupos en euskera o inglés, ofrezcamos docencia en castellano desde el campus de Gipuzkoa aprovechando los recursos online que creamos en la pandemia, evaluemos al alumnado que así lo considere por personas comprometidas con los derechos fundamentales y la igualdad. Hagámoslo desde mañana mismo. O no nos quejemos de que el alumnado tome las riendas. Las toma porque no hay nadie al mando. Bien por ellas y ellos.