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La Colmena
Imágenes de un genocidio
Imagenes de un Genocidio:
1996. Retrato de una familia de Cisjordania a la que los israelíes le destrozaron y quitaron su olivar; en la actualidad probablemente hayan acabado por quitarles hasta la vida...
Hoy en día, una calle de Gaza destrozada, un pequeño juega tranquilamente. Aparece una patrulla de las Fuerzas de Ocupación Israelíes (FOI); el oficial al mando coge al niño y le rompe el brazo, después le muele a patadas...
Un niño palestino huido a Rafah, de 4 o 5 años, sucio, la carita llena de churretones, un recipiente de plástico en las manos, espera tímido en la cola, apenas si se atreve a pedir comida.
En un hospital, otro niño palestino herido con sus hermanos sangrantes alrededor, pregunta llorando a moco tendido: “¿Por qué? Solo somos niños”.
Noche del 24 de febrero del 2024, al oeste de Ciudad de Gaza, una multitud de palestinos, huidos de sus hogares por los bombardeos de las FOI, se arremolinan alrededor del reparto de alimentos que lleva a cabo un convoy de ayuda humanitaria. Tanques israelíes disparan contra la multitud con cartuchos Rh 120mm de precisión de la empresa Rheinmetall (esa misma que tiene factorías en Navalmoral y el Gordo). Asesinan a 112 personas e hieren a 116. En la campaña de protesta que llevamos a cabo contra Rheinmetall, nuestr@s compañer@s insistirán en que ésta no salpique, de ninguna manera, a l@s trabajador@s de las factorías...
Un anciano palestino camina renqueante por una carretera polvorienta; a ambos lados todo es destrucción... Le para un periodista y le pregunta sobre la situación; el anciano, de cara bondadosa, se echa a llorar amargamente.
El doctor palestino Hussam Abu Safiya, director del hospital Kamal Adwan, cuyo hijo fue asesinado por las FOI con la intención de quebrarle, su hospital asaltado y quemado por las fuerzas de ocupación israelìes, sus pacientes secuestrados, camina sereno entre las ruinas para entregarse a los genocidas.
Shaaban Ahmed Al Dalu, estudiante palestino de ingeniería de sistemas de 20 años, refugiado, muere quemado en el bombardeo por las fuerzas de ocupación de su tienda de campaña en el patio del hospital de los Mártires de Al Aqsa, en el centro de la Franja de Gaza.
Wael Dahdouh, periodista de Al Jazeera, tras perder a su esposa, tres hijos y un nieto, continua informando.
Yousef Abu Rabee, joven palestino de 24 años, ingeniero agrónomo que, en medio de tanta destrucción, cultivaba huertos para dar de comer a sus paisanos, murió asesinado por las FOI en el tercer bombardeo a sus huertos.
En el éxodo, una niña de 8 o 9 años camina con dificultades cargando con su hermano pequeño...
Un Palestino recien liberado, en shock , después de incontables torturas y violaciones en las cárceles israelíes...
Otro niño palestino sin piernas y con un solo brazo, ya cicatrizados los muñones, juega arrastrándose entre escombros.
Disculpad que rompa la “paz” de este mundo occidental de Pinypon, con imágenes y contenidos tan desagradables, mea culpa.
Mientras tanto, un israelí se graba abriendo un grifo de agua en la cocina de su casa, mofándose de la suerte de los palestinos. Otros israelíes se pasean en cruceros por las costas de Gaza disfrutando de la destrucción y señalando donde ubicarán su nuevas casas.
Los occidentales miran pa otro lado. Parece que no ha bastado con 70 años dando la brasa sobre lo malos que eran los nazis, para reconocer y rechazar otro similar...
Aquí, entre los nuestros: un amigo dice que le dolería más la muerte de su perro que la de 100 palestinos; otra sugiere que las acciones y charlitas por Palestina que movemos son para entretenernos; un tipo contesta en el periódico a una acción de boicot cultural al grupo Mayumana que nos aburrimos y no tenemos otra cosa de hacer. Otra mujer, supuestamente comprometida con la causa, dice que qué puede pedirle a su hijo estudiante, solo eso: que estudie, que Palestina queda muy lejos. Otra me dice que no podemos hacer nada, y que ojalá las guerras se queden allá... ¿Cómo era aquello de “primero vinieron a por...”?
¿Cómo podemos amar a nuestros hijos sin solidarizarnos activamente con esas familias que están perdiendo a los suyos asesinados? ¿Cuándo vamos a entender que somos un todo...?
Compas anarcas: que si los de Hamas son terroristas, que si son fundamentalistas islámicos... Pienso en nuestros tatarabuelos que hace dos siglos se levantaron contra los franceses... Para poner en el trono al felón de Fernando VII...
Que si someten a la mujer... Un país, el “nuestro”, que asesina mujeres por miles...
Ya están, hablaron, los salvaguardas de la moral, de la civilización democrática, dechados de virtud; herederos, al fin y al cabo, de los del imperio de la cruz y la espada donde no se ponía el sol, vecinos de británicos y sus primos americanos, exterminadores de indios unos y otros, primos del belga Leopoldo II, el del Genocidio del Congo, colonialistas todos ellos. ¿Qué es USA sino un imperio por la pasta y el petróleo? ¿Qué es Israel sino una colonia de ellos en Oriente medio?...
No entendemos que luchen por su tierra, aunque aquí le montamos un “Puerto Hurraco” al vecino por unos metros de linde...
Los compas alemanes antifas y “verdes” solidarizándose... con los israelíes: ¡Qué cacao tienen! Condenados siempre a hacer el genocida o a posicionarse con los genocidas.
Dentro de 30 o 40 años volverán a decir aquello de que: “es que no sabía”, o “yo es que era un mandao”.
La palabra humanidad debería cambiar de significado y tener un sentido negativo.
Pero en esto, en algún lugar de Londres, un humilde barrendero es interpelado por una periodista del corazón:
―“¿Qué le haría a usted feliz ahora mismo?”
Contesta con sencillez:
―“Que pararan los bombardeos en Palestina”.