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Antiespecismo
Cien cerdos mueren en un accidente de camión tras horas sin atención veterinaria
La mayor parte de los animales fueron abandonados a su suerte, encerrados agonizantes dentro del camión, sin ningún tipo de auxilio, ni atención veterinaria. Amontonados unos sobre otros, sufriendo aplastados por el peso de los cuerpos de sus compañeros, exhaustos y heridos permanecieron así, encerrados durante horas.
Solo una docena de cerdos sobrevivió.
Un camión cargado con 170 cerdos volcó ayer en la autopista A6. El transporte, conducía a estos animales a terminar con su vida en un matadero situado en la provincia de Cuenca. Tras el accidente el asfalto se llenó de charcos de sangre y cadáveres.
Los cerdos supervivientes fueron subidos a otro camión a golpes, según relatan activistas de la organización Igualdad Animal que se desplazaron al lugar de los hechos. En el siguiente vídeo se ve claramente cómo los operarios tratan a patadas a estos animales.
Una vida marcada por la explotación y el sufrimiento
Los cerdos son animales con plena capacidad de sentir dolor. Sufren de manera similar a la nuestra. Cada herida, cada golpe, cada hueso roto, les duele igual que nos dolería a nosotras y nosotros. También son capaces de sentir el miedo, la angustia y el estrés vividos. Si esta situación no la desearíamos para nosotras y nosotros mismos, no es justo que la toleremos y la justifiquemos en otros individuos.
Los cerdos accidentados han sido tratados como mercancía, como meros recursos para beneficio del ser humano. Son considerados poco más que materia prima para la elaboración de productos. Nos comportamos como si no fueran capaces de sentir todo lo que se les hace, su sufrimiento está normalizado, forma parte de nuestra cultura.
Sin embargo los estudios científicos revelan que la mayoría de las especies animales experimentan sufrimiento físico y psicológico ante situaciones dolorosas. Los cerdos tienen sistemas nerviosos muy similares a los nuestros, que responden igual que lo haría el nuestro ante una experiencia dolorosa. No son, ni mucho menos, objetos inertes a los que se pueda dejar cinco horas abandonados a su suerte en el interior de un camión accidentado.
¿Cómo es la vida de los cerdos?
En la actualidad, la mayoría de los cerdos son criados en granjas industriales. En el estado español, el 98% de las cerdas pasan gran parte de su vida enjauladas. Primero son inseminadas por la fuerza, con fines reproductivos y pasan varios meses al año inmovilizadas en las jaulas de gestación, unos armazones de hierro que les impiden girar su propio cuerpo. Un tiempo después son trasladadas a las jaulas de maternidad. Allí dan a luz y amamantan a sus crías de las que son separadas alrededor de 21-25 días después. En ese momento vuelven al área de apareamiento donde son inseminadas de nuevo, una y otra vez, en un ciclo que solo termina cuando dejan de ser rentables y son llevadas al matadero.
Los lechones son confinados hasta que su peso es suficiente para ser llevados al matadero. Pasan su corta vida encerrados sin siquiera ver la luz del sol y son privados dolorosamente de sus vidas a una edad muy temprana (entre 4 y 7 meses).
En las granjas, durante el transporte y en los mataderos reciben agresiones y abusos de todo tipo. A pesar de la publicidad de la industria cárnica que nos incita a mirar para otro lado, las personas somos conscientes de que nada remotamente parecido al “bienestar” puede ocurrir dentro de un matadero. Situaciones éticamente injustificables y violencia que jamás admitiríamos si fueran dirigidas contra individuos de la especie humana.
Sin embargo, la especie a la que pertenece un ser sintiente, no es más razón para negarle la protección de sus derechos básicos que lo es la raza, género u orientación sexual. Si fuéramos verdaderamente imparciales, rechazaríamos toda discriminación, incluyendo la basada en la especie.