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Huelga feminista
La operación Araña lleva a los transportes la huelga feminista del 8M
Desde decenas de municipios de la Comunidad de Madrid, las mujeres han tomado los transportes para informar de la huelga del 8M.
En el metro, en el autobús y en el tren, varias mujeres, muchas de ellas con distintivos de color morado, cantan y reparten trípticos. Es la ‘operación Araña’, una de las acciones que se han organizado para impulsar la próxima huelga feminista del 8 de marzo en Madrid, y que tenía como punto de encuentro final, a las 14h, la Puerta del Sol.
“Yo he venido con un grupo de unas 20 mujeres”, explica a El Salto Marisa, de 62 años, a su llegada a la Puerta del Sol, diez minutos antes de las 14h. Ella y su grupo, en el que hay veinteañeras y mujeres de más se 70 años, vienen desde Puente de Vallecas. “Entrábamos a un vagón, cantábamos, hacíamos una performance, e íbamos a otro vagón”, señala. ¿Y las reacciones de la gente en el vagón? Variopintas. “Unos han reaccionado con sorpresa, otros nos pedían los trípticos y otros nos miraban en plan ‘están locas’, pero lo importante de ir en el Metro era crear una conciencia de que el 8 de marzo tenemos que salir, que nos están matando, y de que hay que hacer algo”, añade Marisol.
Marisol y María del Carmen, de 78 años, también del mismo grupo, explican que lleva un año trabajando para organizar la huelga del 8 de marzo, pero sobre todo este último mes ha sido el más intenso. También anuncian otra de las acciones que van a tener lugar: “El 7 van a salir cadena de profesoras y profesores, con alumnas y alumnas, haciendo una cadena humana por todo Vallecas”.
A unos metros de ellas están Lucía, de 58 años, y Bea, de 25 años. Son madre e hija y han venido juntas desde Villaverde, pero se sienten algo decepcionadas por la poca participación en esta acción. “Esperábamos encontrar mucha más gente, nos hemos quedado un poco plof”, afirma Lucía. “Parece que solo somos feministas el 8 de marzo”, añade Bea. Ambas participan también en los preparativos para la huelga del próximo viernes. “Hoy precisamente tenía que hacer un mural para el 8, pero me he venido para acá”, señala Lucía. Bea lamenta la falta de gente y de implicación. “Dicen que la unión sale la fuerza, pero la unión de cuatro gatos no hace nada”, concluye.
Mientras, en la Línea 12 de Metro, que recorre los municipios del sur de la Comunidad de Madrid, unas sesenta mujeres viajan de vagón en vagón, cantando y repartiendo trípticos. “Hemos recorrido todas las estaciones entregando octavillas, con pancartas y cantando canciones reivindicativas”, cuenta Marisol, de 63 años. “Cada dos estaciones bajábamos del vagón y repartíamos propaganda a la gente. Normalmente la gente nos cogía con simpatía y los trabajadores del metro también". La convocatoria de Enredadas por el Sur llevaba a los municipios del sur la operación Araña. En ella se han juntado mujeres de Alcorcón, Leganés, Getafe, Parla, Pinto, Móstoles y otros pueblos “para hacer un llamamiento a la huelga”. Han parado en 29 estaciones desde que comenzaron la acción a las 10h, acompañadas en buena parte de esas cuatro horas por dos vigilantes de seguridad mujeres, después de que les recriminaran no contar con autorización para manifestarse.
Pocos minutos después de las 14, empezaban a aparecer más personas que participan en la acción. No son muchas, varias decenas, pero se las oye. Un grupo de diez mujeres, cantando y pitando silbatos, tras recorrer la plaza se sitúan y empiezan a cantar y bailar: “Abajo el patriarcado, que va a caer, que va a caer; arriba el feminismo, que va a vencer, que va a vencer”. Le siguen algunas canciones más, bailando en corro y formando un grupo de unas treinta personas.
Elke, de 53 años, es una de ellas. Es parte de un grupo que, desde Ensanche y Villa de Vallecas, ha ido sumando mujeres hasta llegar a la Puerta del Sol. “El viaje ha ido bien. La gente respondía, algunos incluso nos pedían trípticos...Pero hemos tenido un pequeño problema en Atocha, pequeñísimo”. Elke explica que también les han puesto problemas, tanto en la estación de Atocha Renfe, como en la Estación del Arte —antes llamada Atocha a secas—. “Hemos tenido unos fans: unos los vigilantes que nos han dicho que no podíamos alborotar”.
“¿Quién les ha mandado?”, se pregunta Elke. “Cuándo vienen los chicos del fútbol gritando ‘hemos ganado, hemos ganado, hemos ganado’, por qué no les llaman la atención y a las mujeres feministas, por cantar y reivindicar nuestra lucha, nos han pedido que nos callemos?”, continúa.
Poco a poco se ha ido formando algún grupo más. Todas con una sonrisa en la cara, cantando y calentando motores para el próximo viernes.