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Los manifestantes protestaban inicialmente por la situación económica y el alto precio de productos básicos como los huevos. El malestar contra el gobierno de Rohaní y sus políticas económicas pronto se convirtió en una protesta contra el sistema y liderazgo del ayatolá Jamenei.
¿Por que ahora?
Algunos analistas apuntaban a principios de enero a un posible colapso del régimen iraní y compararon el momento con la primavera árabe. Recordemos por eso que el país ya vivió una gran ola de protestas debido a la disputada victoria de Ahmadinejad en las elecciones de 2009, cuando se llegaron a contar tres millones de manifestantes. A diferencia de la llamada “revolución verde”, que terminó con una fuerte represión al cabo de seis meses, las movilizaciones no se concentran ahora en la capital sino que han surgido por todo el territorio y en zonas tradicionalmente conservadoras. Las protestas en 2009 fueron apoyadas mayoritariamente por la élite y clase media en Teherán. Parece que la gran parte de manifestantes proviene ahora de la clase media trabajadora tanto en áreas rurales como en las ciudades.
La economía del país creció un 12,3% en 2016 tras un año del pacto nuclear y el levantamiento de las sanciones económicas al país, pero la población no ha notado ese crecimiento que se ha concentrado en la industria del gas y petróleo. Los datos oficiales sitúan el desempleo por encima del 12%, llegando al 20% en el caso de los jóvenes (aunque otros expertos opinan que las cifras podrían ser el doble).
Tras años de justificar dificultades económicas por el bloqueo económico (aunque fuera en parte verdad), los iraníes no aceptan ahora que los beneficios se queden en las élites políticas, militares y religiosas mientras el precio de productos básicos aumentan. A esto se le añade que muchos iraníes perdieron sus ahorros cuando entidades de crédito ilegales quebraron, tras haber operado durante años bajo el consentimiento de las autoridades.
Todos estos motivos, además del perfil de manifestante, tienen fuertes similitudes con las movilizaciones ocurridas durante la primavera árabe.
La fuerza e intensidad de las protestas parece reducirse en enero, un hecho nada sorprendente al haber casi 4000 detenidos y funcionarios judiciales pidiendo la pena de muerte para los manifestantes encarcelados.
La táctica de los líderes iraníes: ¿negación, represión ¿y aceptación?
El ayatolá Jamenei acusó a los “enemigos de Irán” de interferir en el país para “crear problemas”. El presidente Rohaní dijo asimismo en una reunión con miembros del Parlamento que las protestas “no eran nada” y que “ya habían sucedido incidentes similares en el pasado de los que se encargaron”.
Sin embargo, el discurso de ambos líderes ha cambiado ligeramente ya que en los últimos días tanto Jamenei como Rohaní han aceptado que deben “escuchar y gestionar las demandas del pueblo”. La respuesta que ofrezcan ambos líderes podría ser radicalmente diferente, ya que fuera de las calles, en los despachos, se libra también una lucha de poder entre las familias del régimen.
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Susana recordándonos las palabras de ese gran pensador USAmericano: George Bush y su Axis of Evil. Quizás la autora conozca el paradero de las armas de destrucción masiva que Sadam escondió en Irán.