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Ganadería
El Parlamento andaluz aprueba medidas de apoyo al sector cárnico en plena Semana del Clima
Ayer el pleno del Parlamento aprobaba por unanimidad una proposición, presentada por PP y Cs, que pedía al gobierno andaluz “fomento del consumo de carne” y “disminución de módulos fiscales” para el sector ganadero. La FAO, expertos en cambio climático y ecologistas vienen advirtiendo del impacto en emisiones contaminantes de la ganadería intensiva.
El pasado mes de agosto, el Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC), dependiente de Naciones Unidas, emitía un informe para facilitar el cumplimiento de los Acuerdos de París. En el mismo, se aludía de forma directa a la necesidad de un cambio de dieta. “Algunos patrones alimentarios requieren más agua y tierra, y provocan, en comparación con otras alternativas, más emisiones de gases que atrapan el calor”, aludiendo al consumo de carne, en especial la producida de forma industrial e intensiva. Continua el informe recomendando “dietas equilibradas basadas en alimentos de origen vegetal (como cereales secundarios, legumbres, frutas y verduras) y alimentos de origen animal producidos de forma sostenible en sistemas que generan pocas emisiones de gases de efecto invernadero”, debido a que estas “presentan mayores oportunidades de adaptación al cambio climático y de limitación de sus efectos”.
Sin embargo, a pesar de estas recomendaciones de Naciones Unidas derivadas del Acuerdo de París, en vigor desde noviembre de 2016, el Parlamento de Andalucía aprobó ayer por unanimidad una proposición que reclamaba una campaña de fomento del consumo de carne entre la ciudadanía. El texto legislativo, presentado por Partido Popular y Ciudadanos, instaba a su vez al Gobierno andaluz a “trabajar con el sector cárnico andaluz en una mesa de análisis y evaluación del impacto de ventas de productos cárnicos en los próximos meses, con el objetivo de poder justificar una posible petición de disminución de módulos fiscales a los ganaderos afectados”.
Estas medidas se aprueban con la tormenta política y mediática por la crisis de la listeriosis aún abierta. No en vano, el punto dos de la proposición pedía “una campaña de información sobre el alto nivel de autocontrol en seguridad alimentaria de las industrias cárnicas andaluzas”. Andalucía es la tercera comunidad autónoma en producción de carne, con un 10% de la producción española.
El mismo día el Parlamento se comprometía a “cumplir y hacer cumplir la Ley 8/2018, de 8 de octubre, de medidas frente al cambio climático y para la transición hacia un nuevo modelo energético en Andalucía”. La Organización para la Alimentación y la Agricultura de Naciones Unidas (FAO) asegura que el 14,5% de las emisiones de gases de efecto invernadero de origen humano corresponden al sector ganadero.
Reducción del consumo o cambio en la producción
“Me sorprende que se haya aprobado por unanimidad una cosa así”, asegura para El Salto Andalucía la que fuese parlamentaria andaluza de Equo en la anterior legislatura, Carmen Molina. La ecologista insiste en la tesis de que “hay que disminuir nuestro consumo de carne, porque consumimos en exceso y eso conlleva una serie de abusos que generan desequilibrios en ecosistemas que necesitamos conservar en óptimas condiciones, sobre todo pensando en la adaptación a las situaciones que ya vivimos de alteración climática antropogénica”.
Un prisma que no comparte Miguel Cobos, secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) de Andalucía. “El impacto de la agricultura y la ganadería en su conjunto supone en España un 12% del efecto contaminante. Nosotros en Andalucía estamos por debajo de ese porcentaje. Se esta poniendo el foco en los efectos perjudiciales cuando hay muchos efectos beneficiosos. El olivar son un 1,6 millones de hectáreas que absorben CO2. Las dehesas de Córdoba, Huelva, Jaén también. Y son ecosistemas que se mantienen por su valor económico”, asegura.
Donde sí coinciden Molina y Cobos es en que una parte de la solución es “apostar por la ganadería extensiva”. Y ahí cobra especial relevancia uno de los ecosistemas más singulares de Andalucía, endémico de la Península Ibérica, la dehesa. De los 2,4 millones de hectáreas de este hábitat del Estado español, la mitad —1,2 millones de hectáreas— se sitúan en la comunidad andaluza. Una singularidad que, sin embargo, la ha perjudicado en Bruselas, por incomprendida. “Tuvimos que traer a los señores de Bruselas aquí para que comprendiesen cómo funciona”, explica Cobos. “Nuestras dehesas se han visto perjudicadas hasta ahora por las políticas de la PAC”, cerciora Molina. Aunque, de cara a la nueva PAC a partir de 2020, el secretario general de UPA se muestra optimista de que “la dehesa quedará en buen lugar”. “Es uno de los hábitat que más beneficios aporta al medio ambiente y necesita de esa compensación en la política agraria para preservar su conservación en el mejor estado posible. Y para ello la ganadería es fundamental, porque la dehesa se mantiene porque hay una economía asociada a ella que hace posible su mantenimiento, poda, control de enfermedades como la seca”, afirma el representante de los pequeños ganaderos.
Agricultura
Un precio justo para un consumo honesto
Aunque Molina entiende que la forma de producción no es suficiente, que se requiere una disminución del consumo. “Consumir menos carne y de más calidad”. Pero la calidad hay que pagarla, y Cobos lamenta que, “en las grandes superficies, el consumidor en su mayoría no valora esa calidad” asociada a la dehesa y la ganadería extensiva, optando por productos procedentes de la ganadería intensiva, más baratos.
Unos matices que no se recogen en el texto legislativo aprobado por el Parlamento, que no pasa de una mención a la producción cárnica ecológica. Molina lamenta que la campaña que impulse el gobierno andaluz “es improbable que sea avalada por la lógica más elemental, porque la forma de producir grandes cantidades de carne es tremendamente lesiva, no solo para los animales sino para nuestra salud”.