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La estrategia Bannon o la actualización de las leyes de la propaganda de Goebbels nos ha metido en una ratonera. Si contestamos a las decenas de noticias falsas diarias, abrimos debates que solo sirven para dejar que los reaccionarios se expliquen con más mentiras bien dirigidas; si negamos la posibilidad del diálogo, tal posición se usará en nuestra contra para cambiar las tornas y acusarnos de censores, antidemócratas o vaya usted a saber qué.
Esto ya funciona a nivel usuario, la matraca de “los ofendiditos” ha calado con facilidad entre interlocutores que antes carecían de argumentaciones para defender posturas abusivas. Ahora, aunque siguen sin esgrimir argumento alguno, solo han de invocar el tropo del “ofendidito” para que algún testigo formal o pasajero de la conversación se ponga del lado del violento, del reaccionario o del simple privilegiado inconsciente. Lo usan columnistas de mediana edad en busca del flequillo perdido, youtubers con aspecto de pajeros de parque público y aprendices de incel diseminados por redes sociales. De lo pequeño a lo grande. De las frasecitas de andar por casa a lo institucional.
En agosto, 172 personas permanecieron hacinadas, hambrientas y asustadas a bordo del barco Open Arms, esperando que la burocracia europea les garantizara un puerto seguro y atendiera sus necesidades. No fue extraño leer declaraciones de cargos públicos recién elegidos, generalmente miembros de Vox o del Partido Popular, en las que se trataba a quienes exigimos que se diera una solución digna e inmediata a estos seres humanos varados en la miseria, de irresponsables, de frívolos y en las que, además, se nos instaba a “meter en nuestras casas” a esos pobres caídos en desgracia. Frasecita a euro que de repente sirve como valor político, como argumento institucional y como cierrabocas.
El lenguaje importa y se mueve en todas direcciones. Simplificar los debates o aceptar discutir lo indiscutible crea monstruosidades como estas. De los “ofendiditos” a “mételos en tu casa”, el campo abonado de lo “políticamente incorrecto”, que no es más que la venia que los miserables se dan a sí mismos para poder ejercer en público como tales.
La exigencia de los ofendiditos —feministas, personas LGTB, gente racializada, discapacitadas y un montón de realidades escondidas debajo de la alfombra de la lucha de clases— por ser sujetos políticos con capacidad de transformación de la sociedad en la que viven es indiscutible y toda oposición a algo tan sencillo, venga en la forma que venga, es colaboracionismo con el sistema: capitalismo e imperialismo criminal.
Del mismo modo, pararse siquiera a discutir qué hacer con el Open Arms y sus pasajeros dejó al descubierto las vergüenzas y las miserias de quien lo hizo. Traigan a esas personas a tierra inmediatamente. A Denia, a Barcelona, a Cádiz, a donde sea, porque estas ciudades son nuestras casas, porque este país también es la casa de quienes abominamos de las fronteras y las injusticias; todo el que quiere que “metamos en casa” a los refugiados da por sentado que esta tierra es suya y de los suyos, que para eso ganaron la guerra. Esta tierra es de todos y de todas, es nuestra casa y estamos tardando en dignificarla ayudando a quienes lo necesitan.
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Aspectos sentimentales aparte, entendiendo que casi todo el mundo inteligente y más o menos honesto deseamos lo mejor a todas las personas en tanto no jodan la marrana a los demás....
Después de las fotos y abrazos de rigor, después de la ducha caliente, la ropa limpia y el bocadillo, qué les vamos a ofrecer a las miles o millones de personas africanas están viniendo o vendrán, dada la triste realidad del continente ?
No es curioso que decenas de miles de jóvenes españoles, bien formados por la enseñanza pública, tuvieran que irse fuera a buscarse la vida, mientras aquí andamos discutiendo sobre esto ?
Para acabar con el problema de Africa, primero abría que terminar con la corrupción de los regímenes africanos, las gerras internas y los usos tribales. También con el Isis y con las potenciias extrangeras, las multinacionales extractivasy con....muchos mas problemas propios del continente. Aportar dinero no soloo no basta sino que es improcedente.
Me parece interesante la denuncia del relato. En general, los neoliberales están ganando esta batalla del relato. Quizas por causa de la simplificación (inconsciente o utilizada como estrategia?) del relato, quizás porque apela a sentimientos (seguridad, sobre todo) que humanizan el instinto salvaje de supervivencia, la lucha por los recursos, el egoismo esencial de los individuos de toda especie.
Apelar a sentimientos como la empatía, la solidaridad, el disfrute de lo colectivo, de lo plural, es algo parecido a clamar en el desierto en estos momentos. Es urgentisimo reconstruir el relato desde la izquierda, volver a rescatar el valor de lo que nos hace humanos frente al valor de lo que nos hace simples vivientes.
Hubo un tiempo en la historia en que la apelacion a los valores que nos hacen humanos tuvo éxito. Grandes cambios en la historia se impulsaron bajo el anhelo de valores como la igualdad y la fraternidad. Imaginar un mundo mejor es necesario para hacer un discurso político. Debemos empezar por imaginar ese mundo, para luego valorar las posibilidades de compartirlo. Debemos imaginarlo juntos
Qué la lucha no es esta, aquí perdemos. La lucha está en Africa, hacer viables esos países y luchar contra la colonización económica. En último término no se trata de que vengan todos, sino de que nuestras empresas los dejen en paz y no les robemos sus recursos. Si no paramos eso, hemos perdido antes de empezar
Partiendo de que hay que ayudar a esas personas. No comparto para nada el artículo, basicamente usa el drama de la emigración para dividir el mundo en dos y justificar la decisión de no debatir opiniones contrarias a los que dicta la ideología asumida. Curioso que hable de propaganda y haga propaganda... Y ojo que mi casa está abierta para todxs los que vengan
Para nada. Dice nada de eso el artículo que lo que hace es criticar las coletillas sencillas para desarticular sin argumentación alguna posicionamientos bien argumentados. La referencia a los refugiados lo ha puesto como ejemplo.
Perdona la apreciación, pero estoy seguro que ni tu casa ni la de nadie está abierta a todxs lxs que vengan. Todxs (como escribes tú) somxs solidarixs hasta cierto punto. También egoístas a partir de cierto punto. Con esto quiero decir que es imposible atender la totalidad de atenciones requieren los millones de personas de África vienen hasta aquí. Como dicen algunos comentarios, la solución pasa por arreglar allí los problemas.