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Elecciones del 26 de mayo
Pactos vascos
Los partidos políticos trasiegan con guiños mientras calculan de reojo cómo quedarán las matemáticas electorales la noche del domingo. ¿Gasteiz tendrá alcaldesa de EH Bildu con apoyo del PNV o alcalde nacionalista con soporte de la izquierda abertzale? O, ¿del PNV con muleta socialista?
Si vives en Euskal Herria, quizá has soñado con un gobierno, una diputación o un puñado de municipios (como el Ayuntamiento de Errenteria, puntal de luz) gobernado por fuerzas de izquierdas. Las elecciones de mañana pueden asentar a EH Bildu en los municipios, donde en los anteriores comicios ya eran la segunda fuerza (23%), por detrás del PNV (33%), y ver hasta qué punto el proyecto Elkarrekin Podemos arraiga entre el electorado ahora que dispone de marca propia (3%, con Irabazi).
EH Bildu cuenta con con tres resultados históricos: el pasado 28A le arrebató a Javier Maroto (PP) el escaño al Congreso. En 2015, su cabeza de lista en Iruñea, Joseba Asirón, se erigió en alcalde aupado por la versión navarra del PNV (Geroa Bai) y los votos de Aranzadi e Izquierda-Ezkerra. Y, en 2011, la izquierda abertzale consiguió por primera y única vez la Diputación de Gipuzkoa, que solo había sido gobernada por el PNV, excepto en 1985 (EA). En Bizkaia, el PNV, con la fuerza de su electorado y las maniobras de sus pactos, ha sabido mantenerse impertérrito durante 40 años en el gobierno foral. Toda la etapa democrática tras el franquismo. Y recordemos que la pasta, en Euskadi, la mueven las diputaciones.
EH Bildu y Elkarrekin Podemos quizá pueden sumar en Llodio (Araba), Ortuella y Barakaldo (Bizkaia) y Zarautz (Gipuzkoa), como ya hicieron en 2015 en Errenteria
Quizá por ello, por ese fino entramado de pactos, favores y guiños, el PNV es la niña bonita de todos los partidos políticos, con una excepción: Elkarrekin Podemos (18% de los votos al Congreso en las pasadas elecciones al Congreso; 29% si nos remitimos a 2016). El grupo parlamentario que preside Lander Martínez ha dicho clara y tajantemente no a pactar con el PNV. El partido nacionalista vasco es el único partido tradicional que aún mantiene su rédito electoral intacto, a pesar de que bajo la alfombra empieza a acumular pufos y escándalos. Ni CIU, ni el PP han aguantado tanto como la derecha nacionalista vasca. ¿Por qué entonces la izquierda abertzale deja la puerta abierta a pactar con el PNV? Por la cuestión nacional, así lo afirma Bea Ilardia, cabeza de lista en Juntas Generales de Bizkaia de EH Bildu (17%, al Congreso) en entrevista a Hordago. El respeto a la autodeterminación es la única línea roja que no están dispuestos a cruzar. Una línea roja, a priori, poco molesta en política municipal.
Quizá sea una línea estratégica de comunicación la que impide a Elkarrekin Podemos y a EH Bildu proclamar a los cuatro vientos que, en estas elecciones municipales y forales, estarían dispuestos a caminar de la mano para echar, tras 40 años de absoluta hegemonía, al PNV. O quizá sea que se disputan parte del electorado: hay votantes que más que la cuestión nacional, priman el carisma de los líderes de cada partido y el trabajo realizado por cada grupo. O dependen, simplemente, de con qué pie se han despertado la mañana de elecciones —el voto indeciso de cada partido se sitúa, como mínimo y en cualquier elección, en al menos el 20%—.
La cuestión es, ¿darían los números para expulsar al PNV de alguna diputación y gran ciudad el próximo 26 de abril? Rotundo no. De hecho, es más posible que el PNV entre también en el de Gasteiz mediante la alternativa a la navarra: si la candidata de EH Bildu, Miren Larrion, consigue los buenos resultados que se esperan, el PNV podría permitir su investidura y gobernar en coalición. O al revés, en función de los números. Respecto a un posible tripartito de izquierdas, que el PSE, que tan a gusto parece sentirse formando gobierno con el Partido Nacionalista Vasco en la CAV, se plantee pactar con las dos fuerzas de izquierdas parece una quimera. Quizá aquí el trifachito no existe, pero conviene recordar que el PSE es el único partido de la CAV que apoyó el artículo 155 en Catalunya, y seguramente por eso se ha llevado un pellizco de la debacle vasca del PP (puede que alrededor de 25.000 votos).
Al PNV, ¿le convendría ceder sus votos para que gobierne la ciudad un alcalde socialista? ¿O preferiría aliarse con EH Bildu, como en Iruñea? La opción navarra en Araba parece poco probable debido al tirón del voto socialista en la capital alavesa, donde el 28 de abril aumentó en siete puntos respecto a 2015. La tercera opción sería que PSE, EH Bildu y Elkarrekin Podemos se alinearan contra las derechas del PP y del PNV. Pero ahí está la línea roja. La cuarta opción pasaría por un pacto entre PSE y Elkarrekin Podemos, a lo valenciano. Pero que la derecha salga del Ayuntamiento de Gasteiz no parece muy probable. Es más creíble que el PNV esté jugando a dos bandas ahora mismo, guiñando el ojo tanto al PSE como a EH Bildu.
Ante los otros posibles escenarios tras el 26 de mayo, queda la esperanza de que, donde EH Bildu y Elkarrekin Podemos pueden sumar, se atrevan a juntar votos en Llodio (Araba), Ortuella y Barakaldo (Bizkaia) y Zarautz (Gipuzkoa), como ya hicieron en 2015 en Errenteria, Gipuzkoa. En Iruñea y, todo apunta a la renovación del pacto entre EH Bildu y Geroa Bai.
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