We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Filosofía
Filosofías milenarias incooptables y su vigencia desde todos los mundos
La presente “escribanía” —como metodología que recoge las voces descolonizadoras de colectivos no académicos y de otras academias— retoma los elementos fundamentales desde los que los pueblos milenarios Afro-Abya Yala buscan crear un calendario propio en femenino, artesanando la palabra para defender la vida.
Hacen parte de la presente escribanía voces de comunidades en resistencias y re-existencias tejidas entre pueblos y entre mundos, especialmente en encuentros que van tematizando y creando un calendario propio en femenino, artesanando la palabra para defender la vida.
En contraste con la exotización de los pueblos, la guerra mediática y las maneras de poner el lente sucio en cuerpos y territorios despojados por las colonias del pasado, del presente y del no-futuro en las políticas del desarrollo, la civilidad y el progreso; filosofías inscritas en pueblos milenarios Afro-Abya Yala, urbano-populares y urbano-disidentes, hacen teorías de los pasos como políticas de vida en medio de las políticas de muerte, desindividualizando el sufrimiento al identificar su formas de fabricación re-auto-colonizantes.
En procesos de investigación desde las acciones colectivas, parideros de investigación y genealogías inter-contextuales y genealogías inter-generacionales de historias vivas, evidenciamos que la muerte de lideresas y líderes está asociada a las nuevas formas de despojo, de destierro, de acaparamiento de tierras en mundos en los que el río no se negocia, el territorio no tiene precio.
A diferencia de las luchas partidistas de actores armados y políticos, las luchas ancestrales autonómicas —especialmente de mujeres con guardias milenarias y sus bastones de mando— han sido objetoras culturales, objetoras de consciencia, denunciando que la militarización de los territorios está al servicio de los grandes capitales legales e ilegales y sus estrategias de destierro.
Ampliar las lógicas y las dialógicas hacia filosofías que caminan los plurales abajos implica apelar a los procesos de auto y co-determinaciones en asambleas, circuitos de economías solidarias y para la defensa de la vida, re-habitando la tierra, sanándola y creando alternativas a la explotación, el acaparamiento, el sobreconsumo y el desuso.
Sentipensar sin dicotomías es una de las premisas más importantes que nos deja el legado de las filosofías milenarias desde el pensamiento nasa (Colombia) y las “filosofías de los ríos”.
Sentipensar sin dicotomías es una de las premisas más importantes que nos deja el legado de las filosofías milenarias desde el pensamiento nasa (Colombia) y las “filosofías de los ríos” —como las describió Orlando Fals Borda en la Historia doble de la costa—. Más acá de los saberes dialógicos y síntesis del materialismo histórico, aportan con ellas tetralécticas, dialécticas abiertas, dualismos sin maniqueísmos-fundamentalistas.
Romper con los esencialismos, vengan de donde vengan, implica traer escuchas renovadas de las ciencias milenarias que se fundamentan en el respeto a los secretos como parte de los aprendizajes enraizados. No todo se puede develar-des-ocultar como aspira la hermenéutica: “cada quien tiene sus dones para aprender y compartir, si no tienes buen corazón, no puedes conocerlos” (Mujeres en la Universidad del Río Yurumanguí).
Transiciones civilizatorias desde el sentipensar
La traducción mantiene la versión ingenua de los diálogos comunicativos olvidando las estructuras sutiles de poder encubiertas en los gestos dominantes y en las injusticias básicas. No podríamos equiparar diálogos entre iguales, ni siquiera en un supuesto epojé en medio de la impunidad de clasismos, racismos y despojos historizados en el pasado y en el presente. En esta misma dirección, hay palabras que son intraducibles en los lenguajes del colono; simplemente porque en sus mundos no existen: nosotrar, reciprocar, entongar, enmingar… Aprender de las otras formas de hacer política en asambleas, juntas barriales, verbenas, festejos, trabajos comunitarios, redes virtuales, decisiones ancladas al cuidado entre niños, niñas, jóvenes y ancianos, son prácticas de sanación de deudas históricas frente al clasismo y racismo en rostros migrantes en los nortes y en los sures.
En contraposición, tejidos informales contrastan, confrontan e interrumpen los imaginarios y prácticas de mundos vitales al anunciar significados, sentidos, reinventando el futuro plural posible. De este modo, desde el sentipensar enraizado en las luchas cotidianas en la base de la base y en la autocrítica, caminamos algunas transiciones civilizatorias:
1) De interpretaciones-hermenéuticas de expertos a comprensiones colectivas en territorios para la defensa de la vida; de conocimientos meramente académicos a procesos rigurosos y legítimos que logran reparar las deudas históricas del pasado, del presente, descolonizando los futuros, colmándolos de esperanzas.
2) De las disciplinas (inter-trans) a los entrecruces entre ciencias, filosofías milenarias y la indisciplinariedad, despedagogizando la pedagogía, descurriculizando los currículos, recuperando la rigurosidad y el placer de aprender en solidaridad con dones y sabidurías contemporáneas y ancestrales que sentipiensan con el río. La potencia de las luchas cotidianas de las mujeres, hombres, jóvenes que levantan sueños, sentidos, esperanzas con(s)cientes, en el sentido de sentir-con; con(s)ciencias, también ciencias al servicio de las resistencias, la alegría y armonías en los territorios de vida.
3) De meramente pensarnos como individuos a aprender de las subjetividades colectivas (persona vinculada a su historicidad como pueblo, tierra, territorio) hacia la configuración de colectivas subjetividades (múltiples voces y luchas en nosotros que nos habilitan al auto-reconocimiento, la recuperación de las historias que suturan tejidos socioterritoriales rotos desde el lugar no colonizado e institucional del relato).
4) De luchas sectarias a ontologías matrízticas de redes intergeneracionales en la humildad de los ‘abajos’ que tejen quehaceres autonómicos sin presupuestos externos, en gestaciones insobornables porque se encargan de cuidar la red de la vida. Las ontologías matrízticas entendidas como las formas de transitar hacia relaciones de desubordinación frente al control y la explotación en cualquier ámbito de la vida humana y no humana.
5) De las economías acaparadoras, extractivistas y de explotación de la gente y de la tierra a circuitos de economías ancestrales y urbano-disidentes entre vecinos, amigos, colectivos cercanos, abaratando el mundo y desde la abundancias de la tierra, los territorios de vida.
6) Del poder institucional a las formas de hacer autonomías en plural y en presente en pequeñas revoluciones de la vida cotidiana tejidas entre personas, colectivos, pueblos, comunidades.
7) De las versiones del mundo caducas y oscilantes hasta el vértigo que divide una realidad pretendidamente universal normativa y normalizante en público/privado, socialismo/capitalismo, biótico/abiótico, hacia la ampliación de los significados de la democracia desde las prácticas comunales de la asamblea, las formas de trabajo autónomo y de relacionalidad propia de los buenos vivires, como formas de re-habitar el mundo en resistencia a la versión monocivilizatoria del desarrollo patriarcal y estadocéntrico.
8) Solo nos quedan las desobediencias creadoras, tejiendo desde adentro con, desde, entre comunidades y subjetividades en resistencias plurales y en horizontes políticos más acá del Estado, desde una ontología matríztica-uterina que sutura tejiendo brechas y fronteras inter-generacionales, genealogías de historias vivas de luchas con ancestrxs y para lxs renacientes, como plantean las Mujeres Negras en Defensa de la Vida y los Territorios Ancestrales en el norte del Cauca.
9) Más allá de la justicia entendida como castigo, venganza y látigo que aprendimos del colono, y de las dicotomías y separación pendular idealizadas desde lo institucional y las organizaciones sociales, nos quedan por cruzar fronteras en disputas fértiles y aprendizajes mutuos de humildad en el camino de reparar las impunidades intergeneracionales desde la afirmación de la dignidad y las esperanzas que guardamos como gestaciones, natividades y crianzas de los otros pasados, presentes y futuros que somos y estamos siendo.
La traducción mantiene la versión ingenua de los diálogos comunicativos olvidando las estructuras sutiles de poder encubiertos en los gestos dominantes y en las injusticias básicas.
¿A quién le duele el río?
Afectos radicales de cuerpo en cuerpo, de comunidad en comunidad, dan cuenta de dolores y alegrías, indignaciones y autonomías colectivas como plantean los pueblos en las cuencas del Pacífico colombiano en asambleas cuando presencian alguna violación de la tierra, del cuerpo de mujeres, feminicidios, juvenicidios, infanticidios: ¿a quién le duele el río? ¿a quien le duele esa niña?
Todas estas son luchas incompletas, en permanente conflicto y cooptación, pero desde el lugar aún no colonizado, en silencios elocuentes que apelan a la sub-alter-natividad y las ontologías matrízticas que crean puentes, cruzan fronteras artesanadoras, dispuestas a crear acontecimientos para reparar las deudas históricas y las asimetrías entre países colonos y países colonizados.
Poéticas cotidianas y críticas existenciales nos indican transiciones civilizatorias contundentes más allá de la otrorización, vinculando sus luchas en nosotrxs, la nosotrocidad que hablan los pueblos tzeltal Mayas o las prácticas del Yembé —cultivo colectivo— y el ubuntismo —soy porque somos, soy porque pertenecemos— que trenzan la diáspora del Afro en todos los continentes.
La armonía no es algo dado sino algo que se cría —dicen los pueblos del Puno—; de este modo, las prácticas del Ayllu —vínculos y crianzas mutuas entre humanos y no humanos— en los pueblos Aymara del lago Titicaca nos inspiran a crear puentes entre fronteras, transgrediendo las estructuras de poder jerárquico subordinante e intersectan en los buenos vivieres en la siembra: el resguardo de semillas, lo que se come-sana en el tejido de la red de la vida, como nos dicen la red de mujeres sanadoras mayas de Guatemala.
Actualmente, dichas voces intersectan artes-ciencias-vida. En versiones más urbanas, dichos conocimientos y filosofías las rememoran ambientalistas, muralistas, dramaturgos, poetas, cineastas, red de huerteros que, más allá de la propaganda y las transacciones mercantilizadas, tramitan nuevos imaginarios para habitar la casa, la escuela, el barrio, la calle, creando escenarios políticos, colectivocracias que hacen vigilancia a la vigilancia desde sus co-auto-gestiones-gestaciones y autonomías insobornables.
Medios libres y alternativos —como la radio y el cine comunitario— expresan transgresiones estéticas desde la vigencia de la ancestralidad en la bioconstrucción, escribanías, oralización de la escritura, trilogías en múltiples expresiones de autonomías audiovisuales, las prácticas artesanadoras como las realizan las danzarinas en la vinculación espiritual terrenal.
De igual forma, pluriversidades de a pie, autoconvocadas, sin intermediarios institucionales o de celebridades académicas, indican un lugar vital de transfiguración de las formas de relación que se encargan de cuidar los mundos nuevos reinventados desde los abajos, con otros modos, formas, tiempos diferentes de la burocracia institucional o la supeditación del aprendizaje a la paga, sin perder de vista las lógicas aniquiladoras que pueden darse al interior de los mismos procesos no institucionales.
Tejer implica ser políglotas y apelar a las sabidurías plurales que al crear conjuntamente con-versas (versar con) más que pretender consensos y disensos amplían los significados y sentidos para borrar la impunidad desde la dignidad y el auto-reconocimiento de dramas en coincidencia, comprensiones colectivas para despatriarcalizarnos y descolonizarnos con y en las luchas de pueblos sin dueños en nosotrxs, no meramente para los pueblos como grupos étnicos desconectados de nuestras realidades, sino como parte de las historias que nos constituyen y nos posibilitan reimaginar, reinventar y rehabitar desde plurales mundos-vidas.
De las historias que nos constituyen, que no se dicen sino que se hacen, y desde silencios que sostienen la vida y logran crear nuevos relatos porque logran hacer algo diferente de lo que criticamos, re-vinculando saberes desde lo más sencillo y contundente de las revoluciones concretas de la vida cotidiana. Desde lo subalterno que nos habita, nos deselitiza y nos concreta, autonomías colectivas en plural y en presente como transiciones civilizatorias que requerimos para vivir en la abundancia y la alegría de la minga, el tequio global, el entre saque —sacar sólo lo que el río permite— resguardar semillas milenarias extintas por las multinacionales, hacer policultivos, volver a ensuciarse las manos con la tierra, con la siembra en las ciudades, los andenes y en los barrios, son estos algunos ejemplos, de autonomías, cuando comenzamos a cuidarnos todxs entre todxs.
NOTA: Este texto retoma reflexiones fruto de conversaciones con el Tejido de Colectivos-Universidad Manizales (Caldas y suroccidente colombiano); la Universidad de la Tierra (Oaxaca); Seminario Otros Horizontes Políticos: Más allá del el capitalismo, el patriarcado y el estado; la cooperativa RETOS (Chiapas); la Campaña Otro Pazífico Posible y el Colectivo Otras Negras y Feministas, especialmente, las resonancias en la lectura de Elba Mercedes Palacios.