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Cine
Los Oscar, el cine de animación y el anime: hasta aquí podíamos llegar
El cine de animación nunca ha sido bien considerado por los premios Oscar de Hollywood. El que viene de fuera de Estados Unidos, tampoco. Ni el independiente. Justo tres condiciones que reúne el cine animado japonés, con cada vez más presencia internacional y que, sin embargo, ha sido ninguneado por el potente circuito cinematográfico estadounidense salvo honrosas excepciones como El viaje de Chihiro, su director Hayao Miyazaki, y su compañía Studio Ghibli, que lograron abrir la puerta, aunque fuera solo un poco.
Si hay un escaparate mundial para el cine esos son los premios Oscar, tantas veces discutidos por su criterio pero, definitivamente, una referencia para todos. En su ceremonia de entrega el próximo 4 de marzo no veremos ninguna película de animación japonesa nominada, pese a su cada vez mayor presencia internacional y a las obras de calidad premiadas en todo el mundo que la industria nipona presenta en los últimos tempos. Nos estábamos malacostumbrando: en los últimos cuatro años siempre había habido una cinta nominada.
La animación, el “hermano pobre” del cine
Los galardones más influyentes del mundo cinematográfico se entregan desde 1929, sin embargo la categoría de Mejor Película de Animación no fue introducida hasta 2001, ni más ni menos que 72 años después. Cine de animación ha habido siempre, primero en corto y luego en largometraje, con una evolución lógica hasta lo que es hoy. No en vano, Walt Disney sigue siendo la persona más premiada históricamente con 26 estatuillas. Eso no ha sido suficiente para otorgarle un mayor protagonismo a esta forma de hacer cine.Probablemente, si los Oscar hubieran hecho un poco de caso al cine de animación extranjero, la pujante industria del anime japonés hubiera sido mejor considerada desde hace tiempo. Otra cosa es que a Hollywood no le interesara eso. Películas míticas como Akira (1988), Ghost in the Shell (1995), Perfect Blue (1997) y tantas otras fueron ignoradas por los Oscar, porque ni siquiera había categoría a la que pudieran optar. Todo dando por hecho que jamás serían tenidas en cuenta de igual a igual con películas de otro tipo en categorías como Mejor Película de Habla no Inglesa, por ejemplo. Algo que no ha pasado antes, no pasa ahora, ni pasará probablemente en mucho, mucho tiempo. Quizá nunca.En los 90 años de historia de los Oscar, tan solo La Bella y la Bestia en 1991, Up en 2009, y Toy Story 3 en 2010 han sido nominadas a Mejor Película, y nunca tuvieron opciones reales de ganar.
El cine animado siempre ha sido el “hermano pobre” del cine, así como lo es, en otra escala, el cine cómico frente al cine dramático en términos de crítica y premios. No lo es, sin embargo, a nivel de taquilla, donde vemos año tras año cómo películas animadas copan los primeros puestos de recaudación en todo el mundo.
Rompiendo barreras
Los Oscar tienen muchos condicionantes, empezando por los culturales y terminando por el proteccionismo hacia lo políticamente correcto y lo sustancialmente establecido. Dentro de esta lógica resulta difícil pensar que la industria del cine dé mayor cuota de protagonismo al cine de animación, puesto que se aleja (por su técnica y ejecución) de los estándares de lo que es la esencia del cine de acción real. Para un actor, por ejemplo, sería tirar piedras sobre su propio tejado premiar películas sin actores en pantalla. Eso entra dentro de lo razonable, sin embargo en la historia ha habido una evidente discriminación donde el cine animado nunca ha sido puesto en el mismo valor artístico ni ha sido equiparado en serio a las películas de imagen real. Hay que recordar que la animación no es un género cinematográfico, sino una técnica para hacer una obra audiovisual. Es decir, una obra animada puede ser una comedia, un drama, un thriller, etc.; pero una película de acción real no puede ser de “género de animación”, porque eso no existe.Japón intentó romper todas las barreras incluso antes de que existiese una categoría propia para el cine animado, y presentó sin éxito a Pompoko, de Isao Takahata, como su candidata a Mejor Película de Habla no Inglesa en 1995. Poco después, en 1998, repitieron candidatura animada a esta categoría con La Princesa Mononoke, de Hayao Miyazaki. Tampoco logró colarse entre las nominadas finales. Ambas eran películas de Studio Ghibli, una compañía que ha sido la única capaz de romper la maldición del anime en los Oscar. Pero eso vendría después, y de la mano del “amigo” americano.
El anime, aparte de ser extranjero para Hollywood y culturalmente aún una rareza para muchos, se topa de frente con otro de los prejuicios característicos de unos premios Oscar dirigidos a la gran industria: es cine independiente. En teoría, no tiene nada que hacer frente a los pesos pesados como Disney / Pixar, Dreamworks y las filiales de las grandes productoras estadounidenses.
En 2002 El viaje de Chihiro, de Hayao Miyazaki, logró la hazaña de hacerse con el Oscar a la Mejor Película de Animación en el segundo año de existencia de la categoría. Ganó a rivales renombradas y éxitos de taquilla como Ice Age, Lilo & Stitch, Spirit, el corcel indomable, y El planeta del tesoro. Esta “anomalía” tuvo una explicación quizá poco satisfactoria para los que consideramos la película uno de los hitos de la historia del cine, y es que la interferencia de Disney en la distribución de la película fue a todas luces decisiva para conseguir el galardón. Luego, obviamente, lo ganó porque artísticamente es una película extraordinaria y fuera de lo común. Pero si Disney no hubiera estado interesada en la promoción de la película, cuando por entonces había logrado un jugoso acuerdo con Ghibli que le debería abrir las puertas del mercado asiático y anotarse el tanto de poner su nombre al exitoso cine de Miyazaki y Studio Ghibli en Japón, el Oscar para la película hubiera sido más que complicado.
Disney “vendió” bien la película a los académicos, y estos entonces se fijaron en el logro fílmico de Miyazaki. De otra forma, muchos votantes ni siquiera se hubieran molestado en verla. Porque sí, el poder de Disney es ilimitado. Tanto que ha ganado 9 de los últimos 10 premios a Mejor Película de Animación (solo se lo arrebató Rango, de Paramount Pictures, en 2011).
Más allá de eso, el Oscar abrió las puertas del mercado internacional a Miyazaki, a Studio Ghibli y al cine de animación japonés en general. El viaje de Chihiro rompió rotundamente la extendida idea de que el anime era algo barato, de escasa calidad, y plagado de sexo y violencia. Nunca se podrá valorar lo suficiente lo que este Oscar supuso para la industria del anime. Ese efecto derribó muchos muros, pero Hollywood es cerrado a sus propios círculos y, si bien Hayao Miyazaki los traspasó, a los premios estadounidenses les cuesta mucho mirar un poco más allá.
Studio Ghibli, el único estandarte del anime en los Oscar
El cine de Studio Ghibli desde el premio de El viaje de Chihiro se ha visto beneficiado por los Oscar después de muchos años de ser completamente ignorado pese a la realización de obras que seguramente hubieran podido optar a esa distinción desde 1984 con Nausicaä del Valle del Viento, pasando por La tumba de las luciérnagas, Mi vecino Totoro, Porco Rosso o la propia La Princesa Mononoke, entre otras. Miyazaki se ha llevado desde entonces una pequeña compensación con su Oscar honorífico en 2014, y logró nominaciones con El castillo ambulante en 2005 (lo ganó Wallace & Gromit: La maldición de las verduras) y El viento se levanta en 2013 (lo ganó Frozen, el reino del hielo).
Más significativo es que Studio Ghibli consiguiera cuatro nominaciones consecutivas, de 2013 a 2016: El viento se levanta, El cuento de la Princesa Kaguya, La tortuga roja y El recuerdo de Marnie. Ninguna ganó el premio, pero el sello de Ghibli demostró su aceptación en Hollywood dando entrada entre sus elegidas a películas de directores como Isao Takahata o Hiromasa Yonebayashi. De hecho, probablemente un film como El recuerdo de Marnie jamás hubiera sido nominado si no hubiera sido producido por Ghibli. Este mismo año 2018, Yonebayashi fue preseleccionado con su nuevo film Mary y la flor de la bruja (cuyo estreno en España está previsto para el verano) realizado en el nuevo Studio Ponoc. No ha resultado nominado.
Pero en todo este tiempo, ¿qué ha pasado con el resto de cine anime? ¿Qué ha pasado con las películas de directores reconocidos internacionalmente por crítica y público como Satoshi Kon, Mamoru Hosoda o Makoto Shinkai? Los Oscar, hasta el momento, les han cerrado la puerta. En el camino se han quedado películas reconocidas como Wolf Children, Paprika, Millennium Actress, La chica que saltaba a través del tiempo, Tokyo Godfathers, Una carta para Momo, Colorful, El niño y la bestia, etc. También películas de Studio Ghibli como Ponyo en el acantilado o Arrietty y el mundo de los diminutos, con amplios estrenos en Estados Unidos, hubieran podido ser nominadas perfectamente. Algunas, incluso ganar vista la escasa competencia en algunas ediciones.
Caso aparte es Your name. La película dirigida por Makoto Shinkai en 2016 se convirtió en la más taquillera de la historia del anime, reconocida también por la crítica. Fue preseleccionada al Oscar el año pasado, pero no logró la nominación. En su lugar, estuvieron nominadas La tortuga roja, Kubo y las dos cuerdas mágicas, La vida de Calabacín, Vaiana y Zootrópolis, que finalmente fue la vencedora. ¿No merecía Your name, con todo lo logrado, su repercusión mundial y su calidad cinematográfica, la nominación? Probablemente sí.
Resulta más que llamativo que ningún largometraje animado japonés fuera de Studio Ghibli haya sido nominado al Oscar en 17 años desde que existe la categoría de Mejor Película de Animación. Posiblemente, algún año, incluso alguno hubiera podido optar a categorías como Mejor Película de Habla no Inglesa o Mejor Banda Sonora, pero actualmente eso es una quimera, no por méritos artísticos, sino por el propio sistema.
Por contra, en estos años hemos visto nominadas películas de discutible calidad por el simple hecho de ser conocidas y de grandes estudios estadounidenses. Han estado nominadas al Oscar, por ejemplo, películas como Kung Fu Panda 2, El gato con botas (la estadounidense, no el clásico japonés, obviamente), Los Croods, Gru 2: Mi villano favorito o Cómo entrenar a tu dragón 2, entre otras. Incluso ha habido ganadoras discutibles como Happy Feet, Wallace & Gromit: la maldición de las verduras, Rango o Brave.
Escándalo en las votaciones
En 2018 han sido nominadas Coco, Ferdinand, Loving Vincent, The breadwinner y El bebé jefazo. Sin margen de error, la ganadora será Coco, de Disney / Pixar. Pero cabe preguntarse si Ferdinand o El bebé jefazo merecían la nominación antes que algunas preseleccionadas, especialmente las japonesas En este rincón del mundo, uno de los filmes anime más destacados de los últimos años; o A Silent Voice, una obra de gran calado. No es extraño, no obstante. En los últimos años ha habido escandalosas filtraciones sobre lo que opinaban votantes anónimos de la Academia acerca de ciertas películas nominadas. Y en el caso de la animación fueron sangrantes y discriminatorias. Scott Feinberg, de The Hollywood Reporter, viene haciendo encuestas anónimas en las últimas ediciones a algunos de los miembros de la Academia con derecho a voto, que le dejaron declaraciones tan despectivas como esta: “¿Dónde está nuestro Buscando a Nemo de este año? No es una selección muy buena. Me gustó Song of the Sea y El cuento de la princesa Kaguya, pero voto a Cómo entrenar a tu dragón 2 porque es muy entretenida y funciona a todos los niveles, aunque podría estar mejor a nivel de historia”.
Hay votantes que directamente admiten que no han visto todas las películas y aún así, votan. Otro hacía una declaración bastante vergonzante: “Vi las cinco. Me gusta sentarme con los pequeños de la casa y verlas. A todos nos encantó Big Hero 6 y no hubo mayor discusión o pelea al respecto. Los chicos la vieron tres veces, ¿qué te dice eso?”, vinculando su voto al de sus hijos, algo manifiestamente poco profesional y que ningunea la importancia del premio y sus méritos cinematográficos, aparte de obviar que el cine de animación no es solo para niños.
En esa línea, pero aún más insultante, un miembro comentaba: “Solo he visto las que mi hijo quería ver, así que no vi Los Boxtrolls, pero vi Big Hero 6 y Cómo entrenar a tu dragón 2. A los dos nos gustó Big Hero 6, la encuentro más satisfactoria. Creo que se le ha dado la espalda a La LEGO Película (…) y no entiendo cómo no puede estar por encima de esas dos putas películas de chinos que nadie ve [en referencia a la japonesa El cuento de la princesa Kaguya, y a la irlandesa Song of the Sea]. Había gente que no sabía ni lo que eran”. Ese año ganó finalmente Big Hero 6, de Disney. Ninguna novedad.
Tanto Hayao Miyazaki como Isao Takahata han sido invitados a pertenecer a la Academia como miembros de pleno derecho, pero ambos lo rechazaron de forma coherente con sus principios. Miyazaki ni siquiera se presentó para recoger su Oscar por El viaje de Chihiro en 2002, como protesta por el papel de Estados Unidos en la guerra de Irak, lo que deja a las claras que nunca se ha sentido demasiado unido al país norteamericano ni a su industria cinematográfica. Aún así, guarda buena relación con John Lasseter, de Pixar, y fue el que le convenció para finalmente acudir en 2014 a Los Angeles y recoger su segundo Oscar, esta vez honorífico.
Tampoco podemos pedir peras al olmo, pero sí un poco de seriedad y profesionalismo en unos premios Oscar que significan mucho para películas, directores, productoras, espectadores y un largo etcétera de personas implicadas. Para muchos cineastas significa un antes y un después en su carrera. Para toda la industria del anime, sin ir más lejos, el reconocimiento a El viaje de Chihiro supuso un cambio positivo incalculable como para que los miembros de la Academia se lo tomen a broma. Miembros de la Academia que, no olvidemos, son gente del cine, lo cual es más grave.
Por otro lado, sería bueno que películas animadas que realmente destaquen y sean auténticamente un logro cinematográfico, puedan pujar con el cine de imagen real. Un cine de imagen real cada vez menos real, en el que algunas películas ya son hechas en porcentajes muy altos con técnicas de animación digital. ¿Hasta qué punto largometrajes como Avatar, de James Cameron, son cine de acción real y no cine animado? ¿La única barrera es la presencia de actores reales en entornos creados digitalmente casi en su totalidad? Antes o después el cine tendrá que enfrentarse a esta disyuntiva a la hora de categorizar sus premios. Aunque lo más difícil será cambiar la mentalidad de los que votan. Y eso poco tiene que ver con el cine.
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Saludo desde Colombia... El hecho factico y real es que el anime de origen japones se está difundiendo.. Hace poco tuvimos la oportunidad en Colombia de ver toda una gama de películas de anime por televisión abierta... Con una muy buena sintonia.. Lo peor que le podría pasar es que Disney o alguna similar se metieran de lleno... No les deben interesar los premios... El cariño del público se lo han ganado
siempre terminan nominando las mismas 5 peliculas que nadie ve en todas las categorias
dejan muchas otras categorias por fuera y demas
a mi los oscar son solo de nombre porque que de verdad escojan lo mejor de peliculas y actuaciones junto con efectos y musica/maquillaje es pura mentira
es que los oscares no premiain a muchas categorias, o muy rara vez lo hacen, con categorias como, horror, o de super heroes y demas son contadas las veces que tienen reales oportunidades la mayor parte del cine
a mi no me gustan los oscares se que muchas peliculas son buenas y tienen tremendas interpretaciones por parte de los actores pero otras no u otras no son del conocimiento popular y pues no muchos las conocen
sin contar como dije todas las categorias que dejan por fuera
Excelente , siempre he pensado que la animación japonesa está por sobre la laminación americana , si dejamos de lado los aspectos técnicos lo que más me llama la atención son las historias y como van mutando a medida que avanzan , de mis 45 años por lo menos llevo 35 viendo anime, el que también me a ayudado cuando a que mis estudiantes puedan comprender algún contenido, siempre trato de utilizarla para que tengan otro punto de vista . En fin solo puedo decir que me encanta el anime 😍😍 tiene excelentes historias, excelentes profesionales que nos entregan incalculables obras de arte.
Exelente análisis condesando lo que en realidad es la industria cinematográfica de Hollywood en un breve pero sustancial artículo.
El Óscar es tan visiado e injusto como otros premios de gran "prestigio" como los novel por ejemplo
¡Peor fueron los Goya, que un año se lo dieron a Goomer porque no había ninguna otra película de animación!
Me encantó tú artículo, siempre había pensando en esto pero no sabia de las vergonzosas declaraciones de algunos votantes que resumen todo perfectamente. una de mis mayores decepciones con los Oscar fue cuando ganó frozen y Big Hero6. Este año no solo es injusto que no nominaran a las que mencionas, sino que considero que loving vicent es una película hermosísima y una obra de arte que debería de tener más oportunidades reales de ganar. además ?para cuando el Oscar honorifico al gran Isao Takahata?
La perfección hecha artículo! Los Oscars siempre han sido polémicos, y que hayan dejado pasar la oportunidad de premiar grandes peliculas de anime (ya sea Your Name, La Princesa Kaguya o cualquier otra), demuestra su poca seriedad. ¿Y los comentarios anonimls de quienes votan? VERGONZOSO!
Gran artículo Alvaro!
Muy bien dicho Álvaro.
Tienes totalmente la razón.
Es triste y a la vez vergonzoso como el jurado actúa de forma poco profesional.
Si no ganó Your Name ya poca expectativas tengo yo en los Óscar. Espero cambiar de opinión al respecto con el tiempo...
Con mucha razón escribes esto, Hollywood debería reconocer el anime, no solo como posibles nominados o candidatos a los Oscar, sino como cultura y arte en general, que eso, a muchas obras americanas les falta y bastante.
También debo decir que algunas de esas supuestas "películas de chinos que nadie ve" son y serán mucho mejores en todos los sentidos que miles de las películas que tanto les gusta promocionar. Un gran ejemplo sería "Your Name", sin ir más lejos.
Espero que el día en que la cultura nipona sea reconocida mundialmente con el respeto que se le merece no esté muy lejos (aunque claramente se ve que no es así), y también espero que cuando ese día llegue, Hollywood se arrepienta de sus acciones y de sus palabras.