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Ecologismo
Poder vecinal para afrontar el calor: varias asambleas recogen propuestas para combatirlo
Hay hechos cíclicos con cada estación. Llega el verano y reaparecen los pantalones cortos, los abanicos y los golpes de calor. Un meme empieza a circular cuando llega esa estación de termómetros disparados. En la imagen, Bart Simpson se queja de que es el verano más caluroso de su vida. Homer le incita a verlo de otra forma: es el verano más fresco del resto de su vida.
Lejos del “estamos todos en el mismo barco”, el calor es una cuestión, entre muchas otras, de clase. María Pastor, encargada de portavocía en el grupo parlamentario de Más Madrid en la pasada legislatura, lo explicaba así: “Afrontar la ola de calor depende de la capacidad económica de la gente, porque con aire acondicionado y piscina se lleva mejor y, sin ellos, se sufre con consecuencias muy duras”.
Estas consecuencias están medidas: riesgos cardiovasculares, dolores de cabeza, mareos o empeoramiento de otras patologías, como recogen varios especialistas en un estudio del Instituto de Salud Carlos III de Madrid.
El vivir en una gran urbe tampoco ayuda. El estudio se centra en el fenómeno de las islas de calor: una situación que se da en las ciudades altamente urbanizadas en el que varios elementos, entre ellos el asfalto, absorben calor de día y lo desprenden por la noche, impidiendo la bajada de temperaturas.
En Madrid, la diferencia entre la media de temperatura dentro y fuera de la ciudad es de 1,3 grados. En el periodo de la investigación en el que los termómetros marcaban la mayor diferencia entre dentro y fuera del núcleo urbano, esta se situaba en 7,1 grados.
Propuestas desde el asamblearismo para afrontar el calor
No hace falta manejar números para saber que el calor, en Madrid, se vive mal siendo una persona precaria. Lejos de despachos y centros meteorológicos, vecindarios se reúnen para responder a una única pregunta: ¿Cómo afrontaremos la próxima ola de calor?
El colectivo ecologista Rebelión o Extinción (XR) organiza varias asambleas en la Comunidad de Madrid: una en Alcalá y cuatro en la capital. Los barrios llamados a sentarse en círculo son Tetuán, Carabanchel, Hortaleza y Arganzuela. Quieren ir más allá del aire acondicionado —que enfría el interior, pero calienta el exterior— y encontrar soluciones colectivas.El primer bloque de propuestas recopiladas tras una de estas asambleas lleva por título “espacios verdes y zonas naturales”. En ese documento, proponen crear y proteger zonas verdes, ampliar los horarios de los parques para poder pasear en los momentos más frescos del día o renaturalizar. Esta última medida, matizan, debería ser precedida de un tope a los precios del alquiler para asegurarse de que no contribuye a la gentrificación.
Las asambleas vecinales piden espacios acondicionados para mitigar las altas temperaturas, accesibles, con zonas de descanso y agua, conocidos como refugios climáticos
También reclaman refugios climáticos. Estos son espacios con capacidad para amortiguar los efectos de la crisis climática: acondicionados para mitigar las altas temperaturas, accesibles, con zonas de descanso y agua.
“Pueden ser bibliotecas o centros educativos, nunca espacios donde se te obliga a consumir como centros comerciales”, afirma Len Jiménez, integrante de XR y participante en la asamblea de Arganzuela. La ecologista reivindica que estos refugios deberían estar incluidos en un plan municipal contra el calor.
Esta guía de actuación, según cuenta el colectivo contra la emergencia climática en su documento de propuestas, debería incluir piscinas públicas gratuitas, toldos para dar sombra en zonas sin arbolado, más fuentes y lugares acondicionados térmicamente para asistir a personas precarias durante los picos de las olas de calor.
Urbanismo
Urbanismo Refugios climáticos o qué hacer en una ola de calor cuando no tienes piscina
“Necesitamos que todas las viviendas sean resilientes. Los ayuntamientos deberían hacerse cargo del coste de las reformas para no dejar a nadie atrás”, afirma María Peña, de XR Alcalá
Pero no solo los edificios públicos deberían estar pensados para resistir el bochorno. “Necesitamos que todas las viviendas sean resilientes. Ahora los edificios de nueva construcción están mejor preparados, pero también pertenecen a clases más acomodadas. Los ayuntamientos deberían hacerse cargo del coste de las reformas para no dejar a nadie atrás. Eso es justicia climática”, afirma María Peña, de XR Alcalá.
Las asambleas populares no olvidan que uno de los factores necesarios para crear una isla de calor urbana es el asfalto. Y, para reducir su superficie, también debe hacer cambios en la movilidad. En los diferentes encuentros se hacen propuestas también en ese sentido: Hortaleza propone implementar la ciudad de los 15 minutos y Alcalá, la restricción del tráfico en todo el casco urbano.
“Pontevedra es el ejemplo de ciudad totalmente peatonalizada. Al principio había mucho recelo, pero con el tiempo pasó a ser una medida de consenso”, explica Peña
“Tenemos el ejemplo de Pontevedra como ciudad totalmente peatonalizada. Al principio había mucho recelo, pero con el tiempo pasó a ser una medida de consenso. Se puede ir andando, en bici y se respira mucho mejor”, explica Peña.
Para conseguirlo, cree que desde las instituciones se debería invertir más en transporte público ―nadie quiere hacinarse en un tren en hora punta― y hacer campañas de concienciación. “Quitar asfalto es quitar contaminación, calor y contaminación acústica”, sentencia la ecologista.
Empoderamiento vecinal
Andrés Moya se define a sí mismo como “poliactivista”. Se ha enfocado en temas de software libre y economía del bien común o economía de bienestar. Se entera de la asamblea porque pasan el cartel con la convocatoria por un grupo de contactos con colectivos de Alcalá en el que se encuentra el suyo: el Consejo de Barrio de Espartales.
El alcalaíno cuenta que llegaba ya bastante motivado: “Tenemos bastante energía en mi barrio, estamos consiguiendo reivindicaciones y tenemos ganas de expandirlo”. Define la asamblea como un espacio muy acogedor y está satisfecho con los objetivos y las propuestas de acción concretas.
“Las ideas que tuvimos estaban bien definidas y eran realizables. Además, quienes traían esas propuestas se veían con ganas de llevarlas a cabo”, explica Moya. “Me hizo mucha ilusión participar porque me recordó al 15M: tan radical, horizontal e inclusivo. Tengo muchas ganas de que las asambleas empiecen a atraer a un público más allá de los activistas de siempre”, afirma.
Desde Arganzuela, Jiménez también es optimista: “Estoy muy emocionada porque he visto a las vecinas muy motivadas. En Rebelión o Extinción queremos ser una muleta de estas organizaciones que se están gestando para hacer frente a las problemáticas de cada barrio”.
Esta ecologista cuenta que la idea de formar estas asambleas surgió en el grupo de estrategia de XR ya el pasado otoño. “Hay mucha gente que quiere actuar y no sabe cómo. Como en Rebelión o Extinción tenemos herramientas, pensamos en ponerlas a disposición de los barrios para canalizar la inteligencia colectiva hacia la acción”, declara. Por ello, invita a las personas interesadas a escribir a las redes del colectivo para ponerles en contacto con las organizaciones que vayan surgiendo en los barrios.