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Una de las cuestiones que más ha marcado al cine de la última década ha sido el asentamiento indiscutible de las películas de superhéroes como una de las mayores fuerzas industriales, hasta el punto de que su consumo e impacto internacionales son masivos todos los años.
También se ha hecho cada vez más habitual hablar de la situación de inequidad que viven las mujeres delante y detrás de las cámaras, contribuyendo a la reflexión sobre los mensajes que vehicula la ficción y su papel como constructores de referentes capaces de influir en las creencias y actitudes de los espectadores.
De esta manera, cabría preguntarse si, aun viendo en el cine de superhéroes a personajes masculinos y femeninos librando grandes batallas juntos, esto se traduce en una representación de género igualitaria, dado que la industria estadounidense continúa generando unas imágenes estereotípicas del hombre y de la mujer en las que ella todavía es discriminada.
Si se analiza la franquicia superheroica más taquillera a día de hoy, el Universo Cinematográfico de Marvel, compuesta por las diecisiete películas que Marvel Studios ha producido desde Iron Man (Jon Favreau, 2008) hasta Thor: Ragnarok (Taika Waititi, 2017), los resultados indican diferencias estadísticamente significativas entre la representación masculina y la femenina, que no pueden ser explicadas por el azar.
AUSENCIA DE DIVERSIDAD EN TODAS SUS FORMAS
No es ninguna novedad que las altas esferas de Marvel se negaron durante años a dar luz verde a la realización de películas protagonizadas por mujeres, o que sus equipos heroicos están mayoritariamente compuestos por hombres, pero el problema va mucho más allá: solo el 25,6% de sus 622 personajes con línea de diálogo son femeninos, mientras que el 74,4% restante son masculinos.
En todos los casos estamos, además, ante personajes cisgénero y tampoco se ve a ninguno identificado narrativa o visualmente fuera del binarismo. Estos resultados están completamente alejados de la vida al otro lado de la pantalla y ratifican la ‘aniquilación simbólica’ del personaje femenino acuñada por George Gerbner en los años 70, así como de los colectivos trans y de género no-binario, entre otras identidades al margen de la normatividad. De esta forma, su existencia no es validada en las representaciones mediáticas superheroicas y son invisibilizados, negándoles una equitativa participación que puede acarrear consecuencias negativas en su día a día.
No obstante, siguiendo la línea de la infrarrepresentación femenina cabe añadir un apunte de carácter interseccional, pues se aprecia una concentración mayoritaria de personajes femeninos en la etnia caucásica o blanca (76,1%), frente a los personajes masculinos caucásicos (65,2%). Dada esta situación, grupos sociales como las mujeres racializadas son, por el momento, infrarrepresentados en mayor medida que los hombres racializados.
Continuando con la falta de diversidad, no puede identificarse la orientación sexual del 71,2% de los personajes a través de sus actitudes y comentarios sobre sí mismos o sobre los demás, pero el 28,8% restante se encuadra exclusivamente en la heterosexualidad.
Estos resultados no aseguran, por el contrario, que ninguno de los personajes sea homosexual, bisexual o asexual, si bien Marvel Studios no lo muestra abiertamente como parte de su discurso a pesar de las peticiones y el shippeo de los fans. No obstante, en el caso específico de los personajes femeninos, el dato de heterosexualidad asciende hasta el 42,8%, mientras que solo un 24% de los personajes masculinos son identificados como heterosexuales, lo que quizá indicaría que ellas aparecen más habitualmente en una relación sentimental o con un interés romántico o sexual y formaría parte intrínseca de su papel en las películas.
Sin embargo, la proporción de personajes femeninos sexualizados en pantalla a través de la fragmentación visual de partes eróticas de sus cuerpos, el uso de ropa sexualmente sugerente, el desnudo parcial o total, el atractivo y la delgadez, es casi siete veces mayor(20,1%) que la de los personajes masculinos (3,2%); incluso siendo ya una tradición para Marvel Studios que los superhéroes aparezcan con el torso desnudo en todas sus películas sin ser requerido por la trama.
Se aplica aquí, por tanto, el alarmante estándar cinematográfico de sexualización femenina que ha venido denunciando el Geena Davis Institute on Gender in Media.
LA NARRATIVA DE MARVEL STUDIOS CONTINÚA RECURRIENDO A ESTEREOTIPOS
Pero las diferencias significativas no concluyen ahí, sino que se dan también al echar un vistazo a los rasgos de personalidad predominantes en los personajes. Así, los personajes femeninos obtienen medias de puntuación más altas que los personajes masculinos en bueno, débil y maternal, mientras que ellos puntúan más alto que ellas en los rasgos perverso, agresivo, irresponsable, intolerante, desleal y valiente.
Yendo un poco más allá, igualmente se evidencia una acentuada desigualdad en el establecimiento de objetivos narrativos para los personajes, algo que tiene que ver con el trabajo que sobre el guión se realiza para darles complejidad y desarrollo.
De esta forma, solo un 34,6% de los personajes femeninos cuentan con uno o varios objetivos, frente a un 63,5% observado en los personajes masculinos. Si ni siquiera la mitad de las mujeres vistas en estas películas tiene una misión o quiere conseguir algo, las probabilidades de estar ante personajes pasivos son más elevadas, pues no habría nada que las incitara a moverse o a actuar por propia voluntad y se dejarían llevar por la narración.
Además, esta persistencia de estereotipos tradicionalmente asociados a lo femenino y a lo masculino entronca con la función narrativa principal de los personajes del Universo Cinematográfico de Marvel, profundamente determinada por su género: mientras los personajes masculinos están distribuidos a lo largo del bando de los héroes y del bando de los villanos, los femeninos se ven prácticamente excluidos de este último. Esto asienta la idea de la bondad y el cuidado femeninos como paradigma inamovible e impide generar unas caracterizaciones más diversas similares a las de la contraparte masculina.
Cabe destacar que el porcentaje de personajes femeninos como Bien amado, una función de objeto que personifica el deseo romántico o de otro tipo del sujeto heroico y que le mueve a actuar, es mayor (6,3%) que el porcentaje de Heroínas (3,8%).Esto, por supuesto, no se da a la inversa, donde el porcentaje de Héroes es mayor (7,4%) y en el caso del Bien amado es meramente anecdótico (0,4%). El lugar de cada uno de los géneros está, así, perfectamente delimitado.
Por otro lado, a los personajes femeninos les ha tocado muy poco de la maldad y la perversión de los antagonistas, habiendo un único caso hasta el momento de mujer villana frente a la que ha venido siendo la norma hasta la fecha con uno o varios villanos masculinos por película.
No obstante, donde más destacan los personajes femeninos con función clara es como parte del Entorno del héroe/heroína (15,7%), que aglutina a personajes necesarios para que los sujetos heroicos puedan llevar a cabo su tarea y que, en las mujeres, está concentrado en la asistencia subordinada, mientras que en los personajes masculinos (16,4%) se observa mayor diversidad, habiendo también notables jefes del héroe/heroína que le envían en su misión y proveedores de conocimiento y tecnología. Y ya, por último, la proporción de personajes femeninos que no poseen una función definida (69,2%) sigue siendo mayor que la de los personajes masculinos (60%).
Asimismo, la desigualdad se muestra de forma más patente todavía si exploramos específicamente el círculo heroico, la atracción principal de este tipo de películas. Al menor número de heroínas habría que sumar que en el 100% de estos casos se pone en duda su papel o su valía como defensoras en algún momento. Este cuestionamiento heroico, sin embargo, solo se da en el 44,1% de los personajes masculinos encuadrados en la misma función.
En concreto, a las superheroínas de Marvel no se les permite escapar a sus pasados turbulentos sin algún ápice de duda sobre su papel o su lealtad, lo que dificulta que se vean legitimadas a nivel público en la propia diégesisy deban demostrar que son dignas de confianza. Se confirma, pues, el argumento que Julie D. O’Reilly popularizó sobre la lucha constante de la superheroína por reafirmar su valor heroico, algo que no sucede igual con los superhéroes masculinos, que o bien no son cuestionados o ven plenamente legitimadas sus identidades heroicas incluso cuando alguien duda de ellos.
También se comprueba que los personajes masculinos y los femeninos no tienen superpoderes en igual proporción, ya que, mientras el 22% de los masculinos sí muestran algún tipo de habilidad sobrehumana, solo se observa esto mismo en el 10,1% de los personajes femeninos. De esta manera, las mujeres del círculo heroico están sobre todo encuadradas en el combate y el espionaje, más alejadas de la posibilidad de lo extraordinario que proporcionan estas habilidades. No obstante, los largometrajes más recientes han introducido a nuevas mujeres superpoderosas, así que quizá se intuye cierta evolución a este respecto que solo podrá ser confirmada con el tiempo.
Sin embargo, el 37,5% de estos personajes femeninos con superpoderes son mostrados en algún momento como incapaces de controlarlos, frente a un mero 15,7% visto en el caso de los personajes masculinos con superpoderes.
En este sentido, es habitual que los personajes masculinos comiencen con dificultades para usar correctamente sus habilidades y, cuando alcanzan el control, demuestren una maestría superior a la de quienes les rodean. El caso de los personajes femeninos es diferente, pues la incapacidad para controlar sus superpoderes suele poner en peligro su propia vida o la de los demás y a veces está directamente asociada a su condición de damiselas en apuros necesitadas de rescate o de ayuda por parte de los héroes para poder controlarse, como ya adelantó Carol A. Stabile.
ENTORNOS PREDOMINANTEMENTE MASCULINOS
Adentrándonos en lo social, se puede afirmar que el 90,7% de los personajes masculinos se relacionan principalmente con otros personajes masculinos y también el 82,4% de los personajes femeninos se relacionan principalmente con personajes masculinos. Todo esto salta a la vista en los grupos heroicos, compuestos por personajes masculinos con una o dos excepciones femeninas, lo que perpetúa el Principio de Pitufina acuñado por Katha Pollitt en los años 90 y señala un grave problema: el aislamiento femenino en entornos masculinos se traduce en la carencia de redes de relación y apoyo con otros personajes de su mismo género, pues no se les permite moverse en los mismos círculos y, por tanto, no comparten experiencias.
Además, se ratifica porque las películas tampoco pasan el test de Bechdel: solo un 28,9% de los personajes femeninos hablan, en algún momento, con otro personaje femenino, mientras que el dato de personajes masculinos que hablan con otro personaje masculino asciende al 90,3%. Así, lo habitual en el caso del hombre resulta ser ocasional en el de la mujer.
Sin embargo, sobre la importancia que le dan al género opuesto en estas conversaciones no hay una dependencia mayoritaria en ninguno de los dos casos, si bien un 41,3% de los personajes femeninos hablan únicamente sobre un personaje masculino o su relación con él y, en contraposición, solo un 22,2% de los personajes masculinos mencionan a algún personaje femenino.
En definitiva, el universo cinematográfico de Marvel reproduce una imagen de género desigual en la que se perpetúan dinámicas narrativas que favorecen a los personajes masculinos sobre los femeninos, construidos estos últimos en mayor medida a través de estereotipos.
Teniendo en cuenta que esta es la franquicia superheroica más consolidada a día de hoy, y que ha sido enteramente dirigida por hombres, su discurso podría contribuir de forma negativa en la consecución de una sociedad más igualitaria al estandarizar para un público masivo de todas las edades esta representación de género en absoluto equitativa y carente de diversidad identitaria.
Tras casi diez años de producciones, Marvel Studios necesita un cambio de estrategia si no quiere quedarse obsoleta dentro de un contexto industrial en el que la competencia ha batido récords económicos y culturales con Wonder Woman (Patty Jenkins, 2017) y el público, por fin, parece cuestionar la idoneidad del mundo reflejadoen la ficción.
Marvel ha ido dejando pasar la oportunidad de ofrecer más referentes positivos y empoderantes para una audiencia femenina cada vez más interesada en estos largometrajes, que ha tenido que deconstruir de manera activa su propia relación con la obra superheroica para no verse afectada por sus mensajes latentes mientras admiraba a sus heroínas.
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Una pregunta, ¿Cuántas mujeres coleccionan cómics Marvel y cuántos hombres coleccionan cómics Marvel?
No hay más preguntas.
Es un buen artículo y estoy de acuerdo con lo que trata de proponer, aunque tengo un par de objeciones. Creo que el principal problema está en la cantidad de personajes femeninos más que en cómo están representados, ya que Marvel Studios acostumbra a aprovechar el female gaze en sus películas.
El verdadero problema es la falta de personajes principales femeninos.
Respecto a cómo van vestidas no sé si puedo estar de acuerdo, necesito más información sobre ese porcentaje en particular.
No veo problema en lo de los superpoderes.
Eso sí, el futuro pinta brillante, pues estos problemas eran en gran parte causados por los ejecutivos de Marvel Entertainment de los que se libraron hace 2 años, creo que ya están dispuestos a cambiar las cosas, como se puede ver en Black Panther.
estan adaptando comics en donde un 1/4 de los personajes principales eran mujeres
esto no tiene nada que ver con desigualdad, las historias estaban escritas de esa manera, uno podria crear mas historias donde haya mas mujeres que hombres, que sean mitad y mitad, o de por si, historias solo con mujeres y otras unicamente con hombres, los escritores tienen derecho a escribir sus ideas como se les plazca, son libres de hacerlo.
Y otra cosa, el hecho de Wonder Woman fuera una gran pelicula, no es el simple hecho de que fuera mujer, sino... porque ella es una gran y talentosa directora.
a la gente se le debe valorar por lo que es capaz de hacer, por sus cualidades y su talento, sin importar su genero, edad, pais, o religion.
Más allá de lo de "totalitaria ideología de género", que es de una estupidez supina, el comentario anterior tiene parte de razón.
Las películas Marvel adaptan los comics Marvel. Sin más. El origen de todos los males que destaca el artículo está en los tebeos, unos tebeos que tienen su origen en los años 60. Desde entonces se ha avanzado un montón, la Marvel se ha ido modernizando con los tiempos (Da bastante vergüencita leer el tratamiento dado a toda una superheroína como Sue Storm de "Los Cuatro Fantásticos" en los primeros cómics).
La editorial, como la sociedad, ha cambiado. Los cómics Marvel de la actualidad no tienen nada que ver con los de hace 20 años, aunque haya cánones y estereotipos difíciles de cambiar como la sexualización de los personajes (son héroes del cómic, tanto ellos como ellas tienen cuerpos perfectos). Las películas solo cogen una parte y la más canónica, el universo comiquero es mucho más amplio, con mujeres líderes, mujeres poderosas, mujeres villanas y personajes con distintas orientaciones sexuales. Cabe destacar que también es cierto que los fans más "cipotudos" no ven ciertos cambios con buenos ojos, otros los aplaudimos porque para eso seguiríamos leyendo los mismos cómics de los 60 sin avanzar ni un ápice.
No obstante, y eso le doy la razón al comentario anterior a pesar del odio que se le percibe a todo lo relacionado con la "ideología de género". La gente lo que quiere es ver sus cómics de siempre en pantalla. Sin más. Y esa gente son mujeres y hombres aficionados a los tebeos de superhéroes, un hobby, por cierto, tradicionalmente masculino aunque por suerte, y cada vez más, eso esta cambiando. Son muchas las mujeres las que se incorporan al hobby y parte de "culpa" la tienen las adaptaciones cinematográficas.
Por eso la gente, los aficionados y aficionadas a los cómics, quieren ver en el cine a su Capitán América. Y aunque en los cómics el escudo del Capi lo haya terminado portando Sam Wilson, un hombre afroamericano, los fans de los tebeos quieren ver a Steve Rodgers, el capitán de toda la vida.
Y aunque haya un Spiderman negro y latino, Miles Morales, la gente quiere ver tradicionalmente al original, Peter Parker (Aunque eso vaya a cambiar a finales de este año en la nueva película de animación de Spiderman). El Thor original sigue siendo un diOs del Trueno, en los cómics ya es una diosA. Imagino que, con el tiempo, veremos a una mujer empuñando a Mjolnir en pantalla, pero en las primeras adaptaciones, la gente lo que quiere ver es al Thor original.
Lo dicho. Muchos de esos males ya estaban en los comics, se han ido corrigiendo con los años, pero los personajes originales son los que son y son los que los aficionados y aficionadas al cómic quieren ver en el cine, de igual forma que pondrían en grito en el cielo si se conviertiese a la Princesa de las Amazonas de Temyscira en un Príncipe.
Va a ser porque en los comics es así, qué cosas... a los aficionados nos gusta que sean más fieles a los comics que a la totalitaria ideología de género