Brasil
Río de Janeiro y su Apocalypse Now

La intervención militar ordenada por un Parlamento que cuenta con el 60% de rechazo popular y durante un gobierno cuyo presidente tiene un apoyo social de apenas el 7% y un 71% de reprobación.

Favela de Rocinha, Río de Janerio
Favela de Rocinha, Río de Janerio Álvaro Minguito
13 mar 2018 13:20

Se trata de la capital de un Estado quebrado, en buena medida por las masivas inversiones públicas para los mega eventos del Mundial de Fútbol de 2014 y de las Olimpíadas de 2016. Río es la segunda mayor concentración urbana del país, con cerca de once millones de habitantes. La mayor parte reside en la Baixada Fluminense y áreas periféricas, espacios de marcada desagregación socioeconómica y urbanística y grandes desconocidas por el turismo e, incluso, por gran parte de las capas medias de la “cidade maravilhosa”. Se trata de áreas –junto con las favelas- en las que el control territorial del narcotráfico es endémico.

Objetivos de la militarización y antecedentes

Nada indica que la intervención militar aprobada por el Parlamento nacional se oriente a proteger a la población carioca. Más bien responde a una estrategia pactada entre el Gobierno local y grandes intereses industriales y comerciales, con el objetivo de acabar con el robo de mercancías, verdadero azote que afecta al tejido empresarial. Especialmente de las esferas textil, electrónica, farmacéutica, de la alimentación, así como a las compañías aseguradoras, garantes finales del perjuicio económico.

La ocupación militar afectará al conjunto de la ciudad. A cada una de las tres fuerzas –ejército, marina y aeronáutica- les ha sido asignada un territorio específico de actuación. Las áreas marginadas de la ciudad ya han conocido ocupaciones militares y/o policiales precedentes. Durante los gobiernos del PT (Lula y Dilma) se establecieron las Unidades de Polícia Pacificadora (UPP), y como fue un período de relativa inclusión social, las poblaciones aceptaron que el Estado –proverbialmente ausente- se hiciera cargo de la seguridad de sus espacios. Acabada la fase “redistributiva” de los gobiernos petistas y llegado el gobierno de Michel Temer, los enfrentamientos violentos entre policía y narcotraficantes se volvieron moneda corriente y redundaron en oleadas de éxodo de los vecinos. El esquema de control y represión se incrementó con la ocupación militar de las áreas carentes, para el Mundial de Fútbol (2014) y las Olimpíadas (2016). A quien estuviera dispuesto a escucharlos, los habitantes de esos enclaves han denunciado diversos tipos de violencia procedentes de las fuerzas armadas.

Los asaltantes y su modus operandi

Los protagonistas son bandas de narcotraficantes que antaño se dedicaban con exclusividad al negocio de la droga y que en la última década han descubierto en el robo de productos una fuente de financiación –hacer caja- de su negocio. Hoy ambas actividades delictivas están fuertemente asociadas.
Hasta avanzados los 90, dos grandes bandos de narcos se repartieron tradicionalmente el territorio nacional: el Comando Vermelho, nacido en Río de Janeiro a finales de los 70 y el Primeiro Comando da Capital (PCC), de São Paulo, surgido en 1993. Durante décadas operaron en el marco de una difícil a inestable convivencia, signada por enfrentamientos y pactos paliativos. A los dos primeros se sumaron posteriormente Amigos dos Amigos (ADA) y otros grupos menores.

La actuación de los narcos se asienta en una lógica de “zonas liberadas”. Asaltan en carreteras y vías de acceso que atraviesan los bolsones de miseria. Las mercancías robadas son transferidas inmediatamente a mayoristas, que las comercializan en las favelas y áreas periféricas. Todos –salvo los productores y distribuidores legales- se benefician. También, por supuesto, los consumidores. En el marco de miseria, paro estructural y carencia de las mínimas condiciones de supervivencia que padecen es fácil entender que esas comunidades se presten a constituir la base operativa del negocio. 

EVOLUCIÓN ESTADÍSTICA DEL ROBO DE mercancías

En 2017, la Federación de Industrias del Estado de Río de Janeiro (FIRJAN), lanzó la campaña “Movimiento Nacional contra el Robo de Cargas”, consiguiendo congregar a más de 100 asociaciones empresariales. Y denunciaban la inseguridad al atravesar áreas metropolitanas y barrios próximos a las comunidades del Complexo da Pedreira y Complexo do Chapadão

El robo de productos fue ascendió a 10.599 asaltos en 2017, un 7,6% más que el año anterior. En 2015 la cifra era de 3.534. Entre 2011 y 2015 se estima que el desvío de mercancías habría superado un valor equivalente a 500 millones de euros. Las sustracciones se centran, por orden de prioridad, en medicamentos, electrodomésticos, ordenadores y teléfonos móviles y finalmente alimentos y vestuario.

Favela de Rocinha, Río de Janerio casas
Favela de Rocinha, Río de Janerio Álvaro Minguito

El tercero en discordia: las milicias

Aparte del Comando Vermelho, del PCC y bandas menores de narcotraficantes, a partir de 2005 irrumpe con fuerza inusitada otra estructura ilegal: las milicias. Entre sus filas se cuentan policías, guardias de seguridad, militares y funcionarios del Estado, expulsados por corrupción, participación en asesinatos u otros crímenes. Por su inserción originaria estos personajes son “alguien” en su comunidad y así han podido convertirse fácilmente en líderes locales. La trama actúa como un “mini Estado” dentro del Estado.

Según diversas investigaciones –incluso del ámbito académico- las milicias operan en varios niveles. El primer nivel son los grupos de exterminio, integrados habitualmente por vecinos de las áreas afectadas, que se congregan para combatir –en la lógica de la justicia por la propia mano- tanto a traficantes como a otros perfiles de criminales (violadores, asaltantes, etc.). Un segundo escalón es el responsable por el cobro de las tasas por prestación de servicios de agua, luz, gas, TV a cabo, a bajo coste, robados de los flujos generales de las compañías y distribuidos en redes paralelas clandestinas; también se ocupan del cobro de “tasas de seguridad” a pequeños comerciantes a quienes ofrecen protección. Esto se realiza habitualmente utilizando los registros de las asociaciones de vecinos que son controladas por el entramado.

Finalmente, el tercer nivel se ocupa de la administración general y control de los servicios que las milicias prestan. Un esquema extorsivo e ilegal a todas luces. Pero, desde la lógica de las poblaciones carentes, ¿no lo es también un Estado que no ofrece empleo, ni los mínimos derechos y coberturas sociales? En los sectores donde las milicias están implantadas, los indicadores delictivos son muy bajos. La estructura también opera como plataforma de lanzamiento de candidatos a cargos electos y, según datos del Tribunal Regional Electoral, cargos públicos que forman parte –según acusaciones- de las milicias, exhiben alta concentración de votos en territorios claramente delimitados. 

EL TERROR DE LAS CAPAS MEDIAS Y SUS PREVISIBLES BENEFICIARIOS

Mientras, la élite carioca y los medios altamente concentrados que alimentan su imaginario están cada vez más obsesionadas con un monotema: la seguridad. Su seguridad. Ahora redoblan la apuesta a favor de la utilización de la máxima fuerza represiva sobre los habitantes de las favelas y de las periferias donde el dominio del narcotráfico es manifiesto. Buena parte de estas capas medias, adscriben explícitamente a la “solución Bolsonaro”, en referencia a Jair Bolsonaro, un ex militar devenido político. Uno de sus lemas estrella es “bandido bueno es el bandido muerto”. 

El escenario está servido para la debacle. Las milicias encajan como anillo al dedo en este marco. Lo que no dicen los defensores de la militarización es que con esta acción de combate a la primera línea de traficantes, las fuerzas armadas estarán dejando el campo despejado a las milicias, un modelo más acabado y perverso de criminalidad.

De este modo, la urbe carioca se convierte en modelo de control, de nuevo cuño, por la vía de la ocupación político-militar de las áreas socialmente más empobrecidas y excluidas. El mantenimiento del orden social pasa a ser facultad de la esfera privada, por vía una desregulación sui géneris, que incluye a delincuentes –ex funcionarios del Estado- que, junto a los políticos y el poder oficial altamente corrompidos constituyen la argamasa de un universo demoníaco. En la vereda opuesta a este horror, la cara amable al turismo y a los dispuestos a no enterarse de la tragedia, gozará de estándar de seguridad civilizados. La zona sur –donde reside la población acomodada- estará protegida de los trombadinhas (niños que, solos o en enjambre, se lanzan a hurtar lo que puedan en las calles y playas) y toda clase de pequeños delincuentes, oriundos del infierno de las periferias y favelas.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Brasil
Brasil El Gobierno Lula, prisionero de las maniobras del Congreso brasileño
Los líderes de los partidos de centro celebran la elección de los presidentes del Congreso y el Senado como una clara demostración del poder ampliado que poseen sobre el Gobierno para aumentar su influencia sobre los fondos públicos.
Brasil
Ana Carolina Lourenço y Fabiana Pinto “Organizar la imaginación es la lucha de nuestro tiempo”
En la vanguardia de los movimientos que plantaron cara a la extrema derecha bolsonarista, las mujeres negras cuentan con una largo recorrido en la disputa política brasileña. Un libro recoge su genealogía y sus miradas para el futuro.
Óscar
15/3/2018 20:23

¿El artículo está escrito desde Río de Janeiro o desde España? Un saludo. Óscar

0
0
Alvaro
14/3/2018 16:48

El propio estado que se retrae en esos lugares de su capacidad de protección justifica, a posteriori, y dado el resultado de su omisión como órgano defensor de las clases más desprotegidas, la inversión en ultra defensa. Obviamente presionados por aquellos que antes patrocinan sus campañas. Joder, menos balas y más libros...

3
0
Multinacionales
Multinacionales Maersk y las rutas de complicidad con el genocidio israelí en Gaza
Crece la presión internacional contra la naviera danesa que está aprovisionando a Israel de armas para cometer el genocidio de Gaza en contra de las medidas cautelares tomadas por la Corte Internacional de Justicia.
Estados Unidos
Estados Unidos La buena sintonía entre Trump y Meloni
Como era de esperar, los mandatarios mostraron afinidades políticas e ideológicas. La italiana insistió en la idea de “fortalecer Occidente”.
Valencià
València Duelo colectivo y brecha de género, las consecuencias de la dana en la salud mental
Más allá de lo material, el sufrimiento mental continúa golpeando las vidas de l´Horta Sud. Mujeres cuidadoras y colectivos vulnerables encabezan un luto que todavía no ha encontrado descanso.
El Salto n.78
El Salto 78 Nueva revista, viejas injusticias: hablemos de Violencia Institucional
En el último número de la revista de El Salto dedicamos la portada y nuestro “Panorama” a una de las violencias que sufren las mujeres solo por el hecho de serlo, la que aún a día de hoy emana de un sistema irracional y patriarcal.
Galicia
Galicia La UE cava hondo: litio gallego para el nuevo militarismo europeo
En pleno rearme ordenado desde Bruselas, Galicia entra en el tablero geopolítico como potencial proveedor de litio para la industria de defensa. Un enclave de alto valor ecológico en Doade (Ourense) se convertirá en cantera para baterías militares.

Últimas

Series
Series Masculinidad hegemónica o plomo: la sátira contra los hombres en ‘The White Lotus’
La serie culmina de forma trágica, llevando al extremo la lógica neoliberal, y se cuestiona si es posible una transformación que no termine cooptada por el propio patriarcado.
Palestina
Genocidio Israel sigue atacando hospitales, la ONU habla del peor momento en los 18 meses de asedio
No hay tregua en Gaza, donde Israel ha recrudecido las matanzas y sigue sin permitir el acceso de alimentos y productos de primera necesidad. La ONU denuncia asimismo el asesinato de más de 70 civiles en Líbano.
Opinión
Opinión La coherencia de las políticas de Trump
No se pueden entender los aranceles de Trump sin su lucha por el control de los recursos minerales, sin Groenlandia, Ucrania o la República Democrática de Congo.
València
València CGT denuncia graves incumplimientos del plan de inundaciones en la dana de València
Un informe incorporado a la causa judicial señala la falta de seguimiento de los propios protocolos autonómicos en el día de la tragedia y la víspera.

Recomendadas

Almería
Artes escénicas Almería reclama su (dancístico) lugar
A menudo relegada al olvido en los mapas culturales, esta provincia oriental sigue siendo una gran desconocida, a pesar de su riqueza histórica, su diversidad paisajística y su potencia creativa.
Series
Series Masculinidad hegemónica o plomo: la sátira contra los hombres en ‘The White Lotus’
La serie culmina de forma trágica, llevando al extremo la lógica neoliberal, y se cuestiona si es posible una transformación que no termine cooptada por el propio patriarcado.
Comunidad de Madrid
Memoria histórica Contra la basura y el olvido: tras la pista de los cuerpos y de la memoria de los brigadistas internacionales
El Salto acompaña a un contingente internacional de políticos, políticas y activistas en una ruta en memoria de los brigadistas internacionales que acudieron a luchar a España contra el fascismo, en un ejercicio inspirador para el presente.
Camboya
Camboya 50 años del inicio del genocidio en Camboya
El régimen de Pol Pot acabó con la vida de más de dos millones de personas. Solo tres integrantes de los Jemeres Rojos han sido condenados por crímenes contra la humanidad.