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Alemania
La Izquierda alemana, esperanza al borde del precipicio
Desde el año 1994, las elecciones al parlamento alemán siempre se habían celebrado, con estereotípica regularidad germánica, entre finales de verano y principios de otoño. Hasta que la salida de los neoliberales del Partido Democrático Libre (FDP) del gobierno alemán en noviembre de 2024 dejó al canciller Olaf Scholz al frente de una coalición minoritaria formada por su partido socialdemócrata y Los Verdes. Una vez Scholz perdió antes de las navidades la cuestión de confianza en el parlamento alemán que él mismo había forzado, el camino quedó abierto para las elecciones anticipadas del próximo 23 de febrero.
Los rigores del invierno alemán, con días cortos y fríos, han propiciado una campaña con muy pocos eventos al aire libre. Aun así, también hay quienes salen a la calle en búsqueda de votos. Entre ellos, tres miembros de las juventudes del partido de izquierdas Die Linke que a mediados de enero hacían campaña por su partido en frente de la biblioteca universitaria de Leipzig, en el estado oriental de Sajonia.
Las elecciones llegan en un momento muy complicado para Die Linke. Por un lado, el partido ha ganado más de 6.000 miembros durante el último año y se muestra mucho más unido internamente desde el congreso anual en Halle en octubre de 2024, donde Ines Schwerdtner y Jan van Aken fueron elegidos colíderes de Die Linke. Schwerdtner trabajaba hasta hace poco como periodista mientras que van Aken fue inspector de armas químicas en las Naciones Unidas y diputado en el parlamento.
Análisis
Análisis Die Linke necesita más políticas de clase
Por otro lado, la esperanza que se vive en el partido no se refleja en las encuestas, en las que Die Linke se mueve alrededor del 4% de los votos. El conjunto del espacio político a la izquierda del FDP sufriría un importante retroceso. Mientras que los Verdes podrían experimentar una mínima caída o incluso mejorar ligeramente sus resultados, los socialdemócratas perderían unos 10 puntos desde su victoria en las elecciones de 2021.
Los jóvenes de Die Linke haciendo campaña en Leipzig saben mejor que nadie que la ciudad, y más en concreto su parte meridional, es un lugar crucial en el esfuerzo de la izquierda alemana para mantenerse en el parlamento. Esto es debido a las particularidades del sistema electoral alemán. En unas elecciones al parlamento nacional, los electores disponen de dos votos. El primero dictamina quién será el representante de cada distrito electoral, mientras que en el segundo los votantes escogen una lista de partido. Los partidos necesitan recibir más del 5% en este segundo voto para estar en el parlamento.
En las elecciones de 2021 Die Linke recibió únicamente un 4,9% de apoyo, pero se mantuvo en el parlamento porque ganó dos distritos en el este de Berlín junto con el que abarca el sur de Leipzig
Hay, sin embargo, una excepción a esta norma general, que pasa por ganar al menos tres distritos electorales de los 299 que tiene Alemania. De esta forma, Die Linke podría estar en el parlamento aún recibiendo menos del 5% de los votos en el conjunto del país. Si, por ejemplo, el partido ganara tres distritos electorales, pero únicamente un 4% del voto nacional, tendría entre 25 y 30 diputados (dependiendo de cuántos votos fueran a parar a partidos que finalmente no entraran en el parlamento) entre los 630 que componen el parlamento alemán.
Die Linke ya tiene experiencia en recurrir a los mandatos directos como bote salvavidas para entrar en el parlamento. Después de conseguir un 9,2% de los votos en 2017, en las elecciones de 2021 Die Linke recibió únicamente un 4,9% de apoyo, pero se mantuvo en el parlamento porque ganó dos distritos electorales en el este de Berlín junto con el que abarca el sur de Leipzig. Es este distrito, ganado en 2021 por el colíder del grupo parlamentario de Die Linke Sören Pellman, el que buscan revalidar los jóvenes que hacían campaña en Leipzig. Mientras reparten propaganda electoral a quienes entran y salen de la biblioteca, estos jóvenes explican que uno de los temas centrales en la campaña de las juventudes del partido es la oposición a una posible reintroducción del servicio militar en Alemania.
A finales de 2024, el gobierno alemán decidió que los adolescentes alemanes varones recibirán al cumplir 18 años un cuestionario preguntando por su disponibilidad para hacer el servicio militar, aunque la decisión es libre. Más allá van las propuestas de la Unión Cristianodemócrata (CDU), que lidera las encuestas con un 30% de apoyo y muy probablemente recuperará la cancillería con su líder Friedrich Merz. La CDU propone introducir un sistema que obligaría a los jóvenes a escoger entre un año de servicio social obligatorio o el servicio militar.
Giro a la derecha
Preguntados por las razones que han impedido a Die Linke crecer electoralmente desde la oposición ante un gobierno alemán altamente impopular, los jóvenes haciendo campaña en Leipzig apuntan al movimiento general hacia la derecha en Europa y las tensiones internas que culminaron con la marcha de Sahra Wagenknecht del partido a finales de 2023. Wagenknecht, la carismática colíder parlamentaria de Die Linke entre 2015 y 2019, fundó a principios de 2024 el Bündnis (Alianza) Sahra Wagenknecht, o BSW. Después de esto, la fracción parlamentaria de Die Linke se partió en dos, con 10 miembros formando un nuevo grupo y 28 (entre ellos los tres ganadores de distritos electorales para Die Linke en 2021) manteniéndose en el grupo original.
Uno de los subtítulos del programa electoral de la Alianza Sahra Wagenknecht reza “derechos de las mujeres en lugar de ideología de género”
Uno de los elementos que diferencia el BSW de Die Linke es su discurso antiinmigración. El partido de Wagenknecht defiende llevar los procesos de asilo fuera de la UE, tal y como Italia intentó hacer en Albania antes que la justicia italiana detuviera el proceso. El BSW también aboga por no aceptar solicitantes de asilo que hayan transitado por países seguros antes de llegar a Alemania. Teniendo en cuenta que Alemania está rodeada de países de la Unión Europea y Suiza, esto conllevaría prácticamente el fin de los procesos de asilo e incrementaría la presión sobre los países con fronteras exteriores como Italia y los Balcanes. Las propuestas del BSW en esta materia son parecidas a las de la CDU. Die Linke, por el contrario, se ha opuesto al endurecimiento de la política migratoria del gobierno Scholz.
Otra diferencia significativa entre Wagenknecht y Die Linke es el conservadurismo social de la líder del BSW. Uno de los subtítulos del programa electoral del BSW reza “derechos de las mujeres en lugar de ideología de género”. En esta línea, el BSW quiere abolir la ley de cambio de género aprobada por el parlamento alemán en agosto de 2024. Por lo que respecta a política económica, el programa del BSW es en general más reformista que decididamente de izquierdas.
Un estudio estima que, en caso de ser implementadas, las propuestas del BSW en cuanto a impuestos y salarios incrementarían un 1,4% los ingresos brutos de quienes ganan menos de 20.000 euros al año y harían caer un 2,2% las ganancias de quienes ingresan más de 250.000 euros al año. Con el programa de Die Linke, que propone un importante esfuerzo fiscal a los más ricos, quienes ganan menos de 20.000 euros al año incrementarían como mínimo un 12,4% sus ingresos mientras que quienes ganan más de 250.000 euros al año verían una reducción del 27%.
Ante una inflación que durante los últimos años ha sido más alta en Alemania que la media europea, Die Linke propone la eliminación del equivalente alemán al IVA para los comestibles, productos de higiene y billetes de tren. Otro tema que está recibiendo mucha atención en los últimos meses por parte del partido es el precio de la vivienda, que Die Linke pretende combatir con una congelación de los alquileres. A través de una página web y horas de consulta con miembros del partido, la formación política ha iniciado una campaña para que los inquilinos puedan denunciar contratos de alquiler que incumplen la legislación vigente. La iniciativa entronca con el eslogan del partido para las elecciones, “Todos quieren gobernar. Nosotros queremos cambiar”, que deja entrever la intención de ser una fuerza de oposición en el parlamento y en las calles.
Relaciones internacionales
En cuanto a política exterior, tanto Die Linke como el BSW se oponen al envío de armas a Ucrania y ponen el énfasis en la búsqueda de soluciones diplomáticas. Die Linke defiende el envío de ayuda no militar a Ucrania y la continuación de las sanciones contra los dirigentes rusos (no así contra el conjunto de la población). Por el contrario, el BSW apuesta directamente por recuperar las relaciones económicas con Moscú para volver a abastecer la renqueante industria alemana con energía barata.
Para Die Linke, como se pudo observar en su congreso anual en octubre de 2024, la posición actual en torno a Israel y Palestina es un compromiso entre distintas corrientes dentro del partido
En lo que concierne a la política alemana respecto a Israel y Palestina, Die Linke y el BSW son los únicos dos partidos con opciones de entrar en el parlamento que defienden el fin del envío de armas a Israel y el reconocimiento inmediato de Palestina como estado. El BSW utiliza normalmente una retórica más dura para criticar a Israel. Para Die Linke, como se pudo observar en su congreso anual en octubre de 2024, la posición actual es un compromiso entre distintas corrientes dentro del partido. Hay quienes querrían ir más allá, con la suspensión del acuerdo de asociación entre la Unión Europea e Israel, por ejemplo, y otros que tardaron meses antes de pedir un alto al fuego.
Análisis
Análisis ¿Qué está pasando en Alemania? La izquierda alemana, la organización desde abajo y las garras del Estado
El BSW superó claramente a Die Linke en las tres elecciones regionales del este de Alemania el pasado septiembre, consiguiendo entre un 12% en Sajonia y un 16% en Turingia. La nueva formación política venía de emerger con fuerza en las elecciones europeas con un 6,2% de los votos. Hasta principios de noviembre, el BSW parecía tener asegurada la entrada al parlamento. Desde entonces, el partido ha bajado en las encuestas, con valores alrededor del 4%. Uno de los motivos puede ser la pérdida de parte de su identidad anti-establishment con la entrada del BSW en los gobiernos de Brandemburgo y Turingia o la menor presencia mediática de Wagenknecht en los últimos meses. Tampoco ayudan las acusaciones de corrupción contra la vicepresidenta de Turingia y otro ministro, ambos del BSW.
Las finanzas del partido pueden haber jugado también un papel en la tendencia a la baja durante esta campaña electoral. Aunque el BSW se ha beneficiado de una donación de cinco millones de euros de una pareja de millonarios, no tendrá acceso a los fondos públicos que le pertenecen por sus resultados electorales hasta después de las elecciones alemanas. El BSW sigue teniendo más posibilidades que Die Linke de cruzar el umbral del 5%, pero la opción de ganar tres mandatos por distrito electoral está descartada en su caso.
Un año después de su creación, el BSW tiene poco más de un millar de miembros en toda Alemania porque el partido acepta nuevas entradas con cuentagotas
Wagenknecht ha anunciado que su formación política buscará un nombre menos personalista después de las elecciones. Hasta ahora, y sin indicaciones claras de que esto pueda cambiar, el partido está claramente hecho a su imagen y medida. Wagenknecht aparecía en la mayoría de pancartas electorales del BSW antes de las elecciones europeas y las elecciones regionales en el este a pesar de que no se presentaba como candidata. La forma en la que Wagenknecht fue recibida en el congreso de su partido a principios de enero, por ejemplo, es más propia de una estrella de rock o una líder espiritual.
Un año después de su creación, el BSW tiene poco más de un millar de miembros en toda Alemania porque el partido acepta nuevas entradas con cuentagotas. Según la dirección la dirección del partido, esto se debe a que quieren evitar ser infiltrados por radicales si el crecimiento es demasiado rápido. No obstante, abundan quienes han apoyado económicamente el partido o están colgando pancartas electorales sin haber sido aceptados como miembros y, por tanto, sin disponer de derecho a voto en el partido. Numerosas quejas apuntan a que los líderes del BSW quieren mantener el control total de las listas de candidatos y el curso general del partido.
Si analizamos los tres principales competidores de Die Linke en la búsqueda de votos, Wagenknecht es una personalidad conocida para la mayoría de los alemanes. Lo mismo sucede con el candidato de Los Verdes y actual ministro de economía, Robert Habeck, y el canciller Scholz, que lidera a los socialdemócratas. Más allá de propuestas concretas, Die Linke deberá conseguir que quienes lideran su candidatura, el colíder del partido van Aken y la colíder del grupo parlamentario Heidi Reichinnek, sean un poco menos desconocidos para el gran público cuando llegue el día de las elecciones.
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El esfuerzo tiene una complicación añadida debido a la política oficial de Die Linke de no aceptar donaciones económicas de empresas y lobbies, lo que conlleva menos fondos para publicidad electoral. En TikTok, normalmente muy dominado por la extrema derecha de Alternativa por Alemania (AfD), la comunicación política atrevida y directa de Reichinnek tiene 317.000 seguidores (70.000 más que hace dos meses). Este parece ser uno de los caminos a seguir para Die Linke, al menos para llegar a los votantes más jóvenes.
La noche electoral del 23 de febrero promete ser larga en la Karl-Liebknecht-Haus, la sede nacional de Die Linke en Berlín. Cada día que pasa hace más improbable que las primeras proyecciones de los resultados electorales muestren a Die Linke superando el 5% de los votos con holgura. Aunque el umbral del 5% no es inalcanzable, la posibilidad más realista de entrar al parlamento pasa por ganar tres mandatos directos, y aquí la diferencia entre ser oposición parlamentaria o únicamente extraparlamentaria puede depender de centenares de votos en los distritos claves.