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Temporeros
Miles de temporeras marroquíes llegarán a Huelva en las próximas semanas. ¿Volverán a sufrir abusos?
El pasado 26 de febrero, el diario marroquí Al Massae comunicaba que —en la provincia de Khemisset, cerca de Rabat— se abría el plazo para inscribirse con el fin de participar en la campaña de recogida de la fresa en Huelva. En su breve noticia, el periódico alertaba de las estrictas condiciones que se le iba a exigir a las 350 temporeras que se esperaba contratar en la operación. Por ejemplo, las candidatas no podían superar los 45 años. Estas 350 mujeres formarían parte de uno de los primeros contingentes de temporeras que llegarían a los campos de la fresa de un total de 19.179 de mujeres que se espera harán la temporada este año. Se trata del número de participantes más alto en la historia de una práctica que va a cumplir dos décadas, y que está siendo cuestionada con fuerza desde el pasado año: la del contrato de mano de obra extranjera en origen, en particular de trabajadoras marroquíes que han tenido un rol prominente en el auge del sector de la fresa en la provincia de Huelva. El “oro rojo”, como se dio a llamar a estas frutas cuando empezó el ciclo de exportación y el cultivo de la fresa, se expandió por los campos onubenses, ha generado grandes beneficios a cambio de emplear mano de obra barata.
El número, esas 19.179 previstas, lo dio Abdelmounaim Al-Madani, el secretario de la Agencia Nacional de Promoción del Empleo y las Competencias (ANAPEC). 2001, el año en que entró en vigor el acuerdo entre los dos países, fueron 200 las temporeras que llegaron al campo. El mismo periódico facilitaba los datos, las recolectoras serían contratados por tres meses, de abril a junio y dispondrían de un salario cotidiano de 37 euros por día. Su alojamiento y alimentación correría por cuenta de sus empleadores. La ANAPEC ha venido anunciando en los últimos meses que hará un seguimiento de las mujeres que recluta este año para que no se repitan los abusos registrados en el pasado. Queda por ver si existe la suficiente voluntad política y los mecanismos para fiscalizar que se cumplan los derechos de estas mujeres.Temporeros
Vidas exprimidas en temporada de cosecha
El régimen agrario en la Seguridad Social y la Ley de Extranjería son soportes de un sistema de producción que se nutre de la explotación de mano de obra migrante.
“Vamos avanzando, ya tenemos una sección sindical en una de las empresas, tenemos esperanza en que los trabajadores se organicen”, cuenta Filigrana“Vamos avanzando, ya tenemos una sección sindical en una de las empresas, tenemos esperanza en que los trabajadores se organicen”, cuenta Filigrana, quien lamenta un sesgo inquietante en cuánto quién se organiza, los autóctonos, mientras que se dificulta la participación de colectivos migrantes. “Lo que cuentan desde dentro de las fincas es que hay una segregación absoluta, ya no solo con migrantes y autóctonos sino entre nacionalidades, marroquíes, autóctonos y otro tipo de personas migrantes. Están los de Europa del Este con los de Europa del Este, los africanos con los africanos. Es una estrategia antisindical de la patronal, igual que en un Carrefour puedes ver cinco uniformes diferentes de cinco empresas diferentes, son las mismas causas”.
Las denuncias
Según Filigrana, el factor principal que permitió que se visibilizaran los abusos que las trabajadoras venían sufriendo fue la emergencia del feminismo. “Yo creo que el movimiento feminista fue el altavoz principal, sin eso creo que no hubiera ocurrido, porque la situación en Huelva es de hace años, ha habido sentencias ya firmes por temas de acoso sexual, no es nada novedoso lo que ocurre”. El pasado 10 de marzo, la visibilidad de la problemática superaba otro hito. El periodista Jordi Évole le dedicaba al tema una edición de su popular programa Salvados. Un empresario, varias trabajadoras, vecinas de Cartaya, los testimonios se sucedieron durante la emisión, un programa al que Filigrana, buena conocedora del tema, le reconoce la calidad. Pero ya una década antes de que el año pasado trascendieran situaciones de abuso, algunas periodistas e investigadoras habían intentado arrojar luz sobre el tema.“Para que la mano de obra marroquí vuelva a Marruecos a final de temporada, España contrata madres de familia”, explicaba un artículo publicado en 2008 por la periodista Nadia Messaoudi, cuando el contingente llegaba a las 12.000 mujeres. El reportaje ya registraba las falencias en los alojamientos de las temporeras o su aislamiento, preguntándose si esa forma de trabajar, no constituiría una forma de esclavitud moderna.La maternidad, así rasa, sin más, no parece suficiente mérito para disfrutar de un billete a Huelva. En Salvados —tras una importante secuencia en la que se ve la enorme fila de mujeres esperando su oportunidad— cuando se infiltran en la selección de trabajadoras, se les pregunta por el número de hijos, si han pasado por alguna cirugía y se les analiza las manos. Si este tipo de preguntas se hiciesen en una selección laboral en territorio español, es muy probable que obligaría a recular a cualquier organismo.“Este modelo establece unas condiciones que hace que el perfil de mujeres que se contrata sea de mantenedoras del hogar, que no van a denunciar, que van a retornar“El modelo de contratación y de negocio, según está pensado, lo que busca es el máximo beneficio de las empresas. A nosotras nos parece que es positivo que exista un modelo que posibilite que las mujeres marroquíes vengan a trabajar”, pero esto habría que analizarlo con perspectiva de género, indica Aintzane Márquez, integrante de Women's Link y abogada de cuatro de las mujeres que denunciaron el año pasado. “Este modelo establece unas condiciones que hace que el perfil de mujeres que se contrata sea de mantenedoras del hogar, que no van a denunciar, que van a retornar porque al final de lo que ellas ingresen aquí en la temporada depende sus familias el resto del año”, esta vulnerabilidad, según la abogada, es lo que posibilita condiciones laborales muy abusivas . “La explotación laboral establece una jerarquía de poder de la que se aprovecha la jerarquía del género”. Dicho de otro modo: “Lo que le diferencia de la explotación laboral que pueden sufrir otros hombres migrantes dentro de otros muchos sectores laborales es que las mujeres sufren violencia específica por el hecho de ser mujeres, que se manifiesta como violencias sexuales, acoso sexual...”
Migración
Movilizaciones tras el archivo de la causa de las temporeras marroquíes
Y ahora qué
“Ellas encuentran siempre dificultades al llegar. Especialmente en términos de condiciones de trabajo extenuantes además tienen una mobilidad reducida. Entonces hay al mismo tiempo una parte positiva y otras negativa, es necesario ante todo pensar en los derechos de las mujeres y mejorar sus condiciones de vida de manera global”. Así contestaba la investigadora Chadia Arab, autora de Damas de Fresa, Manos de Hada, en entrevista con la publicación marroquí Tel Quel. Intentaba resumir un vasto trabajo de campo en el que recogió muchos testimonios con el fin de trascender la discusión teórica y escucha las razones y experiencias de un colectivo particularmente silencioso que atraviesa año tras año las mismas dificultades.“Es triste que tenga que ser a través de denuncias que las situaciones cambien, pero nosotras creemos que que salgan en los medios, que haya debate social, que se tenga conocimiento de los casos, es lo que genera el cambio. Por ejemplo, el nuevo convenio colectivo de trabajo en el campo de Huelva recoge un protocolo de prevención de acoso. Situaciones similares a los casos denunciados. Eso es indicativo de que no se estaban haciendo bien las cosas”, valora Marquez. “Ahora lo importante es que no se quede en papel mojado y se pongan en marcha los protocolos”, concluye.Información para las temporeras, mecanismos para fiscalizar que no se den situaciones de abuso, es lo que el SAT exige a la administración. También esperan que haya inspecciones de trabajo en las fincas. “El modelo ya es cruel”, sostienen Filigrana. “El contrato en origen, aunque es legal, porque la Ley de Extranjería —de la cual pedimos la derogación— lo permite, tienen un fin utilitarista extremo de la mano de obra extranjera, y además todo está pensado para que no se puedan quedar”, cuenta respecto a lo que define como “migración a la carta”. De momento, considera urgente que los patrones muestren información que demuestre que no se dan situaciones de abuso.“Sería fácil que la patronal salieran a decir, mira, aquí están los contratos, aquí están las nóminas, aquí están las transferencias de las nóminas de todas las trabajadoras según convenio, pasen con las cámaras y vean cómo son las casas”, ironiza la activista. Esto es algo que no se ha dado, por eso, dice Filigrana, el SAT está seguro de tener razón, que no se cumple el convenio con las trabajadoras marroquíes, que se dan abusos laborales. “Yo lo que quiero es que venga la patronal a demostrarme que estoy equivocada y tener que pedir disculpas públicamente. Eso me encantaría”.Temporeros
Las mujeres eran manos
El régimen de inmigración temporal, por el cual las jornaleras marroquíes vienen ocupándose desde 2005 de la recogida de la fresa en Huelva, permite que estas mujeres, para ser contratadas, deban dejar su humanidad en la frontera, desligadas de su red y de su entorno.
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Brutal como invisibilizais el hecho que mucha de la visibilizacion del año pasado fue por las movilizaciones del movimiento antirracista y del toque de atencion que las mujeres racializadas antirracistas dieron a esos feminismos de los que habláis. Brutal ver como un medio que se dice de los movimientos ningunea continuamente a los movimientos antirracistas y solo se citan cuando es del todo inevitable