Sidecar
Contra el solucionismo: realidades de la lucha palestina

El reconocimiento de que la solución de los dos Estados está descartada es cada vez más común en todo el espectro político.
Recursos Palestina 2011 - 2
El dueño de una tienda de plantas en Nablus, Cisjordania, sonríe a la cámara mientras se fuma un cigarro en la puerta de su establecimiento. Álvaro Minguito
5 mar 2024 05:28

«Cada vez está más presente entre nuestras tareas inmediatas», declaró Anthony Blinken en un reciente viaje a Doha, refiriéndose a la «hoja de ruta, práctica, dotada de un plazo estricto para su cumplimiento e irreversible en pro de la constitución de un Estado palestino, que conviva en paz con Israel». Los clientes árabes de Estados Unidos también han invocado el paradigma de los dos Estados y tanto los saudíes como los cataríes han insistido en la necesidad de un «acuerdo global». En el Reino Unido, David Cameron ha declarado su firme apoyo a la creación de un Estado palestino, mientras que en Bruselas Josep Borrell ha insistido en que ésta es «la única forma de establecer la paz». Estas declaraciones pueden considerarse como un intento frenético de contención imperial. Si no puede ignorarse por completo a los palestinos, como en el marco de los Acuerdos de Abraham, mejor presionar a favor de un cuasi «Estado» palestino desmilitarizado y segmentado para que la normalización israelí pueda avanzar a buen ritmo. Biden, personal y políticamente con el tiempo tasado, está desesperado por volver a encarrilar la agenda de Jared Kushner para Oriente Próximo tras su descarrilamiento el 7 de octubre.

¿Cómo debemos responder al glorioso regreso y a la cadavérica persistencia de la solución de los dos Estados? El reflejo más común es descartarlo como una peligrosa «fantasía» imperial, basada en la formalización diplomática del régimen de apartheid para el pueblo palestino, y abogar por un solo Estado para judíos y palestinos como única alternativa realista. Esta última postura fue presentada formalmente por primera vez por el Frente Democrático para la Liberación de Palestina tras la Naksa [el éxodo palestino de 1967]. Posteriormente fue adoptada por Arafat y Abu Iyad como línea oficial de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Tras el fracaso de los Acuerdos de Oslo, los intelectuales palestinos —Edward Said, Ghada Karmi, Lama Abu-Odeh, Joseph Massad, Ali Abunimah, George Bisharat y Yousef Munayyer, entre otros— volvieron a retomar este marco. En 2002 Karmi señaló que, si bien la exigencia de una democracia laica «pueda parecer utópica», no lo es más que «la empresa sionista de construir un Estado judío en un país ajeno». El año pasado publicó One State: The Only Democratic Future for Palestine-Israel, libro en el que argumenta la «inevitabilidad» de un Estado único y democrático.

El irremediable carácter patológico de la sociedad de colonos, más claro y horripilante que nunca en estos momentos, puede constituir un obstáculo para la creación de un Estado

El reconocimiento de que la solución de los dos Estados está descartada es cada vez más común en todo el espectro político. En un ensayo publicado en el último número de Foreign Affairs se afirma que «el efecto de volver a hablar de dos Estados es enmascarar la realidad de un solo Estado, que casi con toda seguridad se afianzará aún más tras la guerra». En general, se trata de un cambio positivo, que refleja la generalización de la solidaridad con Palestina y el apoyo a la democracia multiétnica frente al supremacismo sionista. Sin embargo, existen buenas razones para que la izquierda occidental actúe con cautela. Dadas las actuales coordenadas regionales, ¿sigue siendo la creación de un único Estado para judíos y palestinos la opción más realista y basada en principios? El irremediable carácter patológico de la sociedad de colonos, más claro y horripilante que nunca en estos momentos, puede constituir un obstáculo para la creación de un Estado, tanto como lo constituye para la existencia de dos Estados la geografía colonial impuesta en los Territorios Ocupados. Si el desarraigo de los colonos de Cisjordania es imposible de imaginar, sin duda es aún más difícil prever que los israelíes acepten el fin del etnonacionalismo y cohabiten pacíficamente con los palestinos.

El pueblo palestino —en Gaza, Cisjordania, la Palestina histórica y al-Shatat [la diáspora]— determinará inevitablemente la dirección de su lucha. El solucionismo corre el riesgo de derogar este principio básico e incluso de emitir importantes juicios estratégicos y éticos en su nombre. Mientras que los modelos de dos Estados tienden a negar a los palestinos el derecho al retorno, los discursos en pro de la creación de un único Estado para palestinos e israelíes podrían significar decirles que abandonen la lucha por la descolonización, que se hagan amigos de sus opresores y que permitan que se queden todos los colonos. Tales decisiones podrían ser tomadas en algún momento por los propios palestinos y de ahí la importancia de democratizar sus estructuras políticas nacionales para permitir una auténtica deliberación popular, pero no pueden presuponerse. En este sentido, la valorización de las formas políticas del estatuto final puede implicar perder de vista los principios anticoloniales más básicos. Ello también puede descuidar las condiciones objetivas necesarias para establecer una paz duradera en la región. Ninguna «solución» que no cuente con el apoyo masivo de los palestinos perdurará y sólo el objetivo final que defienda sus derechos inalienables puede dotarse de ese prestigio democrático.

De acuerdo con estas premisas fundamentales, organizaciones como la Palestine Solidarity Campaign británica se han negado durante mucho tiempo a adoptar una posición de acuerdo con las restricciones impuestas por los debates solucionistas: un Estado, dos Estados, ningún Estado. Para Palestine Solidarity Campaign, el objetivo primordial es ejercer presión política para reparar los crímenes sobre los que se fundó Israel: la negación del derecho de los palestinos a la autodeterminación y el retorno de los refugiados.

La lucha contra estas brutalidades debe preceder a la elaboración de modelos políticos para la región; de hecho, el curso de la primera determinará invariablemente la forma de la segunda. Como dice el académico palestino Karma Nabulsi: «Soy muy laico sobre cuál debería ser la solución. A algunos les gustan mucho los dos Estados [...]. Hay quienes defienden un Estado binacional. Yo diría que es mucho más sencillo. Permitir que se rectifique la injusticia [...]. Una vez que la gente pueda volver a sus hogares, dejemos que decidan democráticamente, las personas que viven allí, qué tipo de marco desean».

Tanto la solución imperial de los dos Estados como las concepciones más honorables de la democracia secular anhelan soluciones rápidas

Esta perspectiva tiene especial relevancia para la realidad posterior al 7 de octubre. Dada tanto la fuerza histórica como la legitimidad popular de la resistencia armada palestina, no puede asumirse que el establecimiento de un Estado democrático en, digamos, las próximas tres décadas sea más plausible que la liberación de algunas tierras palestinas de la ocupación colonial. En 1974, el Programa Político de la OLP afirmaba que « la Organización emplearía todos los medios […] para liberar el territorio palestino y establecer la autoridad nacional combatiente independiente para el pueblo en cada parte del territorio palestino liberado». Esta concepción de afirmar el dominio palestino sobre porciones de tierra liberada parece ahora notablemente contemporánea. Como ha demostrado Tareq Baconi, la concepción estratégica de los fundadores de Hamás no era muy distinta, ya que su objetivo era conseguir una «retirada completa de Cisjordania, la Franja y Jerusalén sin renunciar al 80 por 100 de Palestina». Abdel Aziz al-Rantisi veía en el éxito de Hezbolá a la hora de expulsar a los israelíes del sur del Líbano un modelo de cómo podría funcionar este planteamiento.

Esta trayectoria, por improbable que sea, puede ser ahora más probable que la milagrosa desradicalización de la sociedad israelí. Por supuesto, las probabilidades siguen siendo desalentadoras, sobre todo por el triunfo de las fuerzas contrarrevolucionarias en todo el mundo árabe durante la última década. Tal vez el factor más importante y desalentador en este sentido sea la destrucción de la sociedad civil radical en Egipto bajo el férreo gobierno de El-Sisi, que, mientras no sea derrocado, podría impedir que se haga justicia a los palestinos. Sin embargo, el panorama se complica por la disminución gradual del dominio estadounidense y la sorprendente durabilidad del «eje de la resistencia». En un terreno tan sobredeterminado, no hay motivos para pensar que la lucha palestina se ajustará a teleologías o tipos ideales nítidos. Tanto la solución imperial de los dos Estados como las concepciones más honorables de la democracia secular anhelan soluciones rápidas: la primera confía en imponer «orden», la segunda en poner fin al insoportable sufrimiento causado en Gaza y Cisjordania. Pero es vital señalar que la mayoría de las concepciones palestinas de la lucha son temporalmente indeterminadas. Se trata de un proyecto de liberación nacional, que ha aprendido a desconfiar de las falsas promesas de salvación inminente. Cabe preguntarse, pues, si no hay un elemento de proyección en la búsqueda de «soluciones» rápidas, que sean más fácilmente asimilables y menos incómodas para los occidentales que una lucha anticolonial armada prolongada.

Sidecar
Artículo original: Against Solutionism publicado por Sidecar, blog de la New Left Review y traducido con permiso expreso por El Salto. Véase Perry Anderson, «La casa de Sión», NLR 96.

Archivado en: Israel Palestina Sidecar
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Sidecar
Sidecar Prioridades cruciales de la izquierda francesa
La única forma que el partido de Mélenchon prevalezca en esta coyuntura desfavorable y preserve su frágil hegemonía sobre los demás partidos progresistas es ampliar su base electoral de cara a las elecciones presidenciales de 2027.
Sidecar
Sidecar El fin de la inocencia
¿Por qué las burguesías blancas están visceralmente del lado de Israel? Una respuesta sería que las burguesías occidentales consideran que la situación de Israel está íntimamente ligada a la suya.
Sidecar
Sidecar Mar y tierra, imaginarios de la extrema derecha
Hoy en día, la preservación de la diferencia antropológica y el sentimiento de fragilidad indígena son tropos comunes en la extrema derecha europea.
Genocidio
Genocidio La Flotilla de la Libertad pospone el viaje a Gaza hasta un próximo intento
Las activistas internacionales que tienen previsto zarpar para llevar ayuda humanitaria hasta Palestina anuncian que volverán a intentar zarpar para romper el bloqueo israelí.
Palestina
Palestina Estudiar y formarse mientras sobrevives a un genocidio
La destrucción generalizada de las infraestructuras ha tenido un impacto brutal en el sistema educativo palestino.
México
América Latina México a las urnas: los claroscuros de AMLO y la primera presidenta
Todo apunta que el 2 de junio, por primera vez en la historia, una mujer llegará a la presidencia. Claudia Sheinbaum, sucesora de Andrés Manuel López Obrador, se presenta como “hija del 68” en un país todavía asolado por el conflicto interno.
Análisis
Análisis Racionar el agua, cortar derechos; historias desde Bogotá
Ante la sequía, la alcaldía de la capital colombiana arrancó con una política de racionamiento de agua. La medida ha puesto sobre la mesa las dinámicas estructurales que acompañan a la crisis climática.

Últimas

El Salto n.74
Revista 74 Cuando los algoritmos te explotan: no te pierdas el número de primavera de la revista de El Salto
De cómo los algoritmos y la IA gestionan el trabajo de cientos de millones de personas con ritmos y condiciones del siglo XIX, y de mucho más, hablamos en nuestro número de primavera. Ya disponible para socias y en los puntos de venta habituales.
Eventos
Evento Un Salto al periodismo del futuro: súmate a nuestro primer evento para estudiantes y jóvenes profesionales
El viernes 10 de mayo, El Salto organiza una jornada de periodismo joven para profundizar en temas clave, nuevos lenguajes y formatos, desde un enfoque eminentemente práctico.
Sidecar
Sidecar Prioridades cruciales de la izquierda francesa
La única forma que el partido de Mélenchon prevalezca en esta coyuntura desfavorable y preserve su frágil hegemonía sobre los demás partidos progresistas es ampliar su base electoral de cara a las elecciones presidenciales de 2027.
Galicia
Redes clientelares Todas las veces que la Xunta de Feijóo contrató a sus familiares y a los de otros altos cargos
Mientras Sánchez reflexiona sobre su dimisión tras el ‘lawfare’ contra su mujer, el líder del PP ha prometido que no consentiría a su pareja contratar con un Gobierno del que él formase parte, pero sí lo permitió con su hermana, su prima y su cuñado.
Más noticias
PNV
Opinión Más allá de la corrupción
Lo que parece perturbar al PNV es la posibilidad de que se establezca un sistema que priorice los derechos y el bienestar de la ciudadanía sobre sus intereses partidistas y clientelares
Palestina
Flotilla de la Libertad Los cargos públicos integrantes de la Flotilla a Gaza regresan a España
Mientras la flota que llevará ayuda a Gaza permanece en Estambul por los impedimentos de Israel para que zarpe, las políticas españolas deciden retornar a España, ante el anuncio de Pedro Sánchez.
Sanidad pública
Sanidad a la madrileña Vecinas y vecinos de Madrid acampan frente al Hospital Doce de Octubre de Madrid
El colectivo prevé permanecer frente al gran hospital madrileño para mostrar su rechazo al deterioro de la sanidad pública y programa actividades para los próximos tres días.

Recomendadas

Derecho a la vivienda
Derecho a la vivienda Vivir y resistir en Andalucía, la comunidad con más desahucios del Estado español
En Andalucía, la comunidad con mayor número de desahucios, se producen 11 al día. En todo el territorio surgen experiencias que luchan por la vivienda digna en un lugar donde tener un techo “se ha vuelto una utopía”.
Cine
Estíbaliz Urresola “El cine no debe quedar impasible ante las atrocidades que suceden”
La directora de ‘20.000 especies de abejas’ sigue recibiendo reconocimientos por su película, pero pide que se transformen en aplicación de mejoras concretas para el colectivo trans.