Sidecar
Starmer: mayoría desprovista de mandato popular

¿Cómo lo ha hecho el Partido Laborista tan bien y tan mal a la vez?
Keir Starmer Partido Laborista UK
Keir Starmer, sucesor de Jeremy Corbyn al frente del Partido Laborista. Foto: Keir Starmer
10 jul 2024 11:40

¿Ha ganado alguna vez un país con este estado de ánimo? Una mayoría sin mandato y una gran victoria que no es una gran victoria. El Partido Laborista se ha hecho con el 64% de los escaños habiendo obtenido el 34% de los votos, esto es, obteniendo el porcentaje de votos más bajo de la historia para un partido que accede al poder en el Reino Unido. La participación, estimada en el 59%, ha sido la más baja registrada desde 2001 (y antes de esta fecha, la más baja desde 1885). Cuando a finales de mayo un apesadumbrado Sunak puso fin a su Gobierno, ya desastrado y en un estado calamitoso, todas las encuestas otorgaban al Partido Laborista una ventaja de dos dígitos, colocando su voto por encima del 40%. La profusión de burdos errores cometidos por Sunak, así como la enorme diferencia de financiación existente entre laboristas y conservadores, a lo cual se sumaba el tropel de empresarios y periódicos de Murdoch que estaban mostrando su apoyo al Partido Laborista, deberían haber contribuido a mantener los parámetros de voto en los rangos de ventaja ahora mismo señalados. Por el contrario, el número total de votos obtenidos por los laboristas cayó a 9,7 millones frente a los 10,3 millones obtenidos en 2019.

Nunca ha existido una brecha tan enorme entre las pluripotencias fractales de la época y la asfixiante política de la cúpula. Pocos gobiernos han sido tan frágiles al llegar al poder. No habrá luna de miel

Los conservadores se desplomaron del 44 al 24%, caída alimentada por el auge del partido ultraderechista de Nigel Farage, Reform UK, que habiendo obtenido el 14% de los votos, se hizo con cuatro escaños. El voto combinado del Partido Conservador y de Reform UK, que asciende al 38% de los sufragios, fue mayor que los votos obtenidos por el Partido Laborista, los cuales no habrían aumentado en absoluto, como señaló el encuestador John Curtis, sin los buenos resultados obtenidos en Escocia tras la implosión del Scottish National Party (SNP). Mientras tanto, la izquierda del país, a pesar de su retraso y falta de enfoque estratégico, obtuvo buenos resultados. Los Verdes aumentaron su porcentaje de votos de menos del 3 al 7% y obtuvieron cuatro escaños. Junto a ellos se sentarán en la Cámara de los Comunes cinco candidatos independientes pro palestinos, entre ellos Jeremy Corbyn, que derrotó a su rival laborista en Islington Norte por un margen de 7.000 votos. Curiosamente, el políticamente zigzagueante Workers’ Party de George Galloway no ganó ni un solo escaño, ni siquiera el correspondiente a la circunscripción de Rochdale, que este ha representado desde el pasado mes de febrero después ganar las elecciones convocadas en el mismo tras la muerte de su titular.

El giro de los conservadores hacia una guerra de clases abierta echó por tierra su discurso de «la igualación de las condiciones de juego para todos»

Nunca ha existido una brecha tan enorme entre las pluripotencias fractales de la época y la asfixiante política de la cúpula. Pocos gobiernos han sido tan frágiles al llegar al poder. No habrá luna de miel. Los laboristas y su líder son profundamente impopulares, aunque por ahora menos que los conservadores. Es preciso constatar, por otro lado, la drástica expansión de las circunscripciones marginales en las que el resultado se dirime por un reducido porcentaje de votos, donde el Partido Laborista apenas ha logrado implantarse, hecho que ha quedado disimulado por la magnitud de la mayoría que los laboristas han obtenido en el Parlamento de Westminster. En Ilford North, la candidata independiente de izquierda Leanne Mohamad se quedó a quinientos votos de desbancar al ministro de Sanidad entrante, Wes Streeting; en Bethnal Green & Stepney, la titular Rushanara Ali, que se negó a respaldar el alto el fuego en Gaza, vio reducida su mayoría de 37.524 a 1.689 votos; en Birmingham Yardley, la sectaria de derechas Jess Phillips, candidata laborista, estuvo a punto de ser desbancada por el Workers’ Party; y en Chingford and Woodford Green, Faiza Shaheen, bloqueada como candidata laborista por su propio partido por su actividad en las redes, se enfrentó a este en un juego de suma negativa, que dividió el voto y permitió a los conservadores conservar el escaño.

¿Cómo lo ha hecho el Partido Laborista tan bien y tan mal a la vez? El porcentaje de votos del partido suele caer durante la campaña electoral. Sin embargo, la cuestión más profunda fue la base sobre la que el Partido Laborista se presentó a las elecciones. El factor decisivo ha sido la crisis del coste de la vida y su metabolismo político. En periodos de baja inflación, las subidas de precios erosionan el poder adquisitivo de quienes ocupan posiciones más débiles en la estructura económica, pero en 2021-2022, a medida que la combinación de la crisis de la cadena de suministros y la especulación empresarial disparaba los costes y hacía sentir sus efectos, incluso una parte de la clase media se resintió de la situación, mientras que el intento del gobierno de utilizar como chivo expiatorio a los trabajadores en huelga generó poca simpatía. El giro de los conservadores hacia una guerra de clases abierta echó por tierra su discurso de «la igualación de las condiciones de juego para todos» y desmintió los guiños y las ofertas efectuados a los británicos de a pie.

La locución «pequeño cambio» es el punto fuerte de Keir Starmer: pequeño cambio respecto al último gobierno, pequeño cambio en el gasto, pequeño cambio en el porcentaje de votos

El Partido Conservador respondió a esta crisis recurriendo a sí mismo y a su carismático pero díscolo líder, Boris Johnson. El resultado fue el catastrófico periodo de Liz Truss. Presentándose como una reaccionaria «antiglobalista» en sintonía con las preocupaciones de la base electoral conservadora, que se ha salvado de lo peor de la crisis pero que se halla estancada en relación con la creciente riqueza de los superricos, Truss aplastó al favorito de los medios de comunicación, Rishi Sunak. Pero su gobierno, tras aprobar un minipresupuesto que incluía recortes fiscales por valor de 45 millardos de libras desprovistos de toda financiación alternativa, se vio inmediatamente sometido al tipo de agresión institucional que suele reservarse a la izquierda. El sector financiero, el Banco de Inglaterra y los medios de comunicación nacionales no tardaron en atacarla. Sunak fue aupado al cargo de primer ministro prescindiendo de toda votación entre los miembros del Partido Conservador, mientras este nombraba a un nutrido grupo de partidarios de las políticas de austeridad en el Departamento del Tesoro. La estrategia seguida desde entonces, que continuó durante el periodo previo a las elecciones, ha sido combinar el sadismo fiscal con una guerra cultural ineficaz. El resultado ha provocado una realineación del centro político en torno al Partido Laborista, lo cual ha transformado el cálculo electoral.

A partir de ese momento, los laboristas podían presentarse a las elecciones sin un mandato. Y así el Partido Laborista abandonó sus compromisos de gasto más ambiciosos, en particular los 28 millardos de libras destinados a inversiones ecológicas, y se posicionó como una opción segura y de gestión para el establishment. Su oferta al electorado fue reveladora: una política que «pisaría con más cuidado» la vida de las personas. En una campaña basada menos en las políticas públicas propuestas que en las buenas vibraciones, ofreció un manifiesto insultantemente vago. Sus compromisos en materia de tributación y gasto público ascendían tan solo al 0,2% del PIB: un pequeño cambio dada la crisis de las infraestructuras, la sanidad, las escuelas, el agua y la vivienda británicas. En realidad, la locución «pequeño cambio» es el punto fuerte de Keir Starmer: pequeño cambio respecto al último gobierno, pequeño cambio en el gasto, pequeño cambio en el porcentaje de votos. El cansino mantra laborista ha sido el «crecimiento». Nunca se explicó, nunca se explica, cómo va a conseguirse este, dada la falta de voluntad mostrada por los laboristas de hacer tributar realmente a las rentas más altas o a los beneficios empresariales para así financiar así la inversión necesaria, salvo ofrecer vagas referencias a la normativa sobre planificación urbana.

A finales de la campaña, sin embargo, quedó claro que los laboristas esperan que los gestores de activos lideren el repunte de la inversión del sector privado. El jefe de BlackRock, Larry Fink, que ha dado su apoyo a Starmer, ha presentado a su empresa como un medio de proporcionar recursos para la inversión verde sin necesidad de aumentar los impuestos a los ricos. «Podemos construir infraestructuras –escribe Fink en el Financial Times– desbloqueando así la inversión privada». Se trata del absurdo despilfarro de la «asociación público-privada» a gran escala. BlackRock ya es propietaria del aeropuerto de Gatwick y tiene una participación sustancial en el ruinoso sector británico del agua (el 70% de la cual pertenece actualmente a gestores de activos), que presenta especiales problemas en el desastroso sistema de alcantarillado existente. Como escribe Daniela Gabor, «es probable que los beneficios que BlackRock espera generar invirtiendo en energía verde tengan un coste enorme». Por su parte, Brett Christophers ha indicado en su crítica de la «sociedad de los gestores de activos», que los propietarios están muy alejados de las infraestructuras que controlan, teniendo, por lo tanto, muy pocos incentivos para cuidarlas. Se limitan a crear vehículos financieros para reunir capital de inversión, exprimir el activo por lo que vale y seguir adelante. Esta es la gran idea en la que el Partido Laborista basa su frágil fortuna: no es de extrañar que los laboristas no quisieran explicársela al electorado.

El peligro obvio es que un gobierno impopular, complaciente ante la desproporcionada mayoría de la que goza, imponga sistemáticamente una agenda que la mayoría no quiere y que hará que la mayor parte de la gente esté peor. Si la izquierda, dormida en los laureles mientras espera que llegue su hora, no cambia drásticamente su modo de actuar y opta por un modelo de acción mucho más eficaz, olvidándose de las campañas de masas pasajeras, será la hora de los estafadores farragosos construidos en sintonía con el lado más oscuro de las pasiones públicas. Grace Blakeley ha advertido que Starmer puede ser el próximo Olaf Scholz o, podríamos añadir ahora, el próximo Emmanuel Macron. Sin embargo, la izquierda lleva décadas advirtiendo al centro en vano. A pesar de todo su cacareado «pragmatismo», los centristas son en el fondo absolutistas por necesidad, incluso más rigurosamente deterministas y lineales en su lectura de la historia de lo que lo fue el estalinismo en su apogeo. En repetidas ocasiones los centristas han caminado voluntariamente hacia el olvido electoral para imponer la austeridad y la guerra, con su «morituri te salutamus» resonando a su paso en los pasillos del poder. Starmer hará lo mismo y cualquier persona de la izquierda que todavía ligue su fortuna a la suya se hundirá con él.

Sidecar

Artículo original: Majority Without a Mandate publicado por Sidecar, blog de la New Left Review y traducido con permiso expreso por El Salto. éase Daniel Finn, Starmer vs. Corbyn: de los usos políticos del antisemitismo y Torturar la evidencia, lawfare y mediafare en Reino Unido, Sidecar/El Salto.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Sidecar
Sidecar El mismo filo de la navaja: Starmer contra la izquierda
Desde el principio de su liderazgo, Starmer y su equipo decidieron confundir el apoyo acrítico a Israel con una postura ecuánime contra el antisemitismo para poder utilizar esta confusión como un arma con la que matar a la izquierda.
Sidecar
Sidecar Control de daños en la República Islámica de Irán
El Estado iraní se enfrenta a una plétora de contradicciones estructurales. La elección de Masoud Pezeshkian, un reformista, representa el modo elegido para intentar superar esta crisis múltiple.
Sidecar
Sidecar Victoria aplazada de la izquierda francesa
Al disolver la Asamblea Nacional, Macron, el 'enfant roi' del Elíseo ha roto sus juguetes y ha pedido a otros que los arreglen.
Guerra en Ucrania
Guerra en Ucrania Trump y JD Vance matonean en un show televisivo a Zelensky, que se va de vacío de la Casa Blanca
El presidente de Ucrania abandonó Washington DC sin firmar el pacto por el que se comprometía a vender los recursos minerales del país a cambio de garantías de seguridad.
Gobierno de coalición
Gobierno de coalición El PSOE da muestras de cansancio con Yolanda Díaz
Tanto en Moncloa como en Ferraz la opinión sobre la gestión política de la vicepresidenta está en mínimos. Sin criticar su labor en Trabajo, la tropa de Sánchez ya anhela un socio que impulse la unidad a su izquierda con la mira puesta en el 2027.
Palestina
Palestina Illan Pappé: “No esperaba esta magnitud de indiferencia europea ante lo que está sucediendo en Palestina”
El historiador de origen israelí no se ha sorprendido la violencia cometida por Hamás en octubre de 2023 ni de la reacción de Israel o el apoyo a Estados Unidos, pero sí de cómo ha abordado la cuestión la sociedad europea.
Turismo
Turismo depredador Poca agua, mucho turismo: la crisis hídrica amenaza las islas Eolias en Italia
Las islas italianas del Mediterráneo están acusando especialmente las consecuencias de la turistificación, pero también de una crisis hídrica sin precedentes provocada por el cambio climático. Es el caso de las islas Eolias, en el norte de Sicilia.
Argentina
Argentina Gauchito Gil, uno de los nuestros hace milagros
En enero, más de 620.000 personas llegaron a Mercedes, una localidad de la provincia de Corrientes, en Argentina. Caminando, de rodillas, a caballo, para agradecer y hacer promesas a un santo popular: el Gauchito Gil.

Últimas

Oriente Próximo
Oriente próximo Abdullah Öcalan llama a deponer las armas para lograr la plena democracia para el pueblo kurdo
El líder del Partido de los Trabajadores de Kurdistán llama a la disolución de la organización. Ankara dice que “estudiará” la situación, que también influye sobre Siria, Irán, Iraq y la situación en los países de Oriente Próximo.
Palestina
Palestina Israel prohíbe regresar a los 40.000 palestinos desplazados en el norte de Cisjordania
El ejército de Israel desplaza a miles de sus casas en campos de refugiados en diferentes ciudades de Cisjordania ocupada. Mientras, Israel presiona para no llegar a una segunda fase de alto el fuego.
Ley de dependencia
Derechos sociales Reclaman más financiación para la ley de dependencia ante el nuevo anteproyecto
Bustinduy garantiza como universales servicios como la teleasistencia o recibir sanidad se resida donde se resida, en referencia a los protocolos del covid en las residencias.
Opinión
Opinión De Errejón a Monedero: reflexiones sobre el ciclo del desasosiego
¿Qué pasa cuando quien abusa ha sido o es tu compañero de filas, tu colega, alguien que se consideraba feminista, y no una caricatura facha o un incel de manual? ¿Cómo manejamos la complejidad?
Barcelona
Activismo Absueltos los ecologistas que pintaron el megayate de Walmart en Barcelona
La sentencia afirma que la acción no constituye un delito de daños leves, ya que “la pintura biodegradable fue fácilmente limpiada con una manguera de agua”.
Sanidad pública
Barómetro sanitario La mitad de las personas que piden cita en el centro de salud esperan más de seis días para ser atendidas
De media, la población espera 8,7 días para ser atendida por su médico o médica de Atención Primaria, cuando hace diez años la espera media era de 3,5 días.
Ecuador
América Latina El final abierto de las elecciones en Ecuador
El 13 de abril, la correísta Luisa González y el multimillonario y actual presidente Daniel Noboa se disputan la presidencia de Ecuador en la segunda vuelta. Todas las miradas están en la posición del poderoso movimiento indígena.

Recomendadas

Andalucismo
Día de Andalucía ¿Por qué Andalucía sigue celebrando el 28F?
Las andaluzas y andaluces celebramos el día de Andalucía entre los actos institucionales y las reivindicaciones políticas, reflexionamos sobre la vigencia y la influencia política de este día.
Pensamiento
Mar García Puig “Habitar la metáfora es un peligro que merece la pena”
La escritora catalana Mar García Puig publica ‘Esta cosa de tinieblas’, un breve ensayo narrativo que defiende el poder liberador de la metáfora frente a una pureza simplificadora y paralizante.
Guerra en Ucrania
Geopolítica Trump fuerza a Zelensky a hipotecar la explotación de minerales críticos a cambio de su apoyo
Según el borrador del acuerdo comercial presentado por EE UU, esta potencia deberá obtener el 50% de todos los beneficios de las nuevas explotaciones minerales de Ucrania.
Represión
Represión Javitxu, desde la cárcel de Zuera: “Lo que peor llevo es estar lejos de la gente que más quiero”
Francisco Javier Aijón, Javitxu, es uno de ‘los seis de Zaragoza’. Entró en la cárcel el pasado mayo con una condena de casi cinco años basada en las declaraciones policiales durante el juicio.