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Extractivismo
El pueblo baka sufre las consecuencias de la deforestación y la minería en Camerún
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Timothée Emini, acudió a Madrid, junto a Luc Ndeloua, para recibir el premio Mundo Negro a la Fraternidad por su labor en favor de los derechos del pueblo Baka en Camerún. Hablamos con él, que es responsable de asuntos jurídicos y políticos de la asociación Okani.
Saltamontes. Lo cierto es que en España, por desgracia, no conocemos mucho de la vida y la historia de los pigmeos. ¿Cómo es la situación actualmente?
Timothée Emini. El grupo Baka, que es uno de los grupos del pueblo pigmeo en Camerún, está reconocido históricamente como tal. Nuestros orígenes están indiscutiblemente ligados a la selva. Desgraciadamente, en un país donde la historia los reconoce como los «primeros habitantes», la configuración socio-político-administrativa nos ha marginado consciente o inconscientemente. Hemos perdido el control real, cultural y tradicional, sobre nuestras tierras ancestrales como consecuencia de las numerosas concesiones de tierras, que el gobierno se ha otorgado a sí mismo y a otras empresas forestales y mineras. Empresas agroalimentarias como Nestlé y Broli, y plantaciones de aceite de palma financiadas por empresas multinacionales de Asia y Europa. La consecuencia de todos estos casos es la pérdida de la cultura y la identidad baka, el desarraigo de nuestro modo de vida, porque ya no podemos vivir pacífica y libremente en el bosque, como siempre habíamos hecho en el pasado.
Siento una profunda tristeza por las nuevas generaciones que, en las próximas décadas, no oirán el canto de los pájaros en el bosque, no conocerán los manantiales de agua y no aprenderán a cazar, pescar, recolectar frutos comestibles y buscar plantas medicinales en el bosque.
S. ¿Esa condición de pueblo originario de los bosques no os es reconocida? ¿Cómo es el régimen de tenencia de la tierra?
T. Nosotros, los pueblos autóctonos, tenemos derecho a utilizar las tierras ancestrales que ocupamos desde hace décadas. Según el sistema de tenencia de la tierra en Camerún, estas tierras no nos pertenecen y, en la práctica, es muy complicado que se reconozca este derecho de uso porque la ley de tierras vigente en nuestro país (Ordenanza nº 74 de 06 de julio de 1974, por la que se establece el sistema de tenencia de la tierra en Camerún) es excluyente y discriminatoria en varios aspectos en función de las condiciones de acceso a la propiedad de la tierra. Esta ley ignora fundamentalmente la propiedad tradicional. El Estado goza así de un poder excesivo en el control y la gestión de la tierra. Puede expropiar poblaciones bajo el falaz argumento de la expropiación “por utilidad pública”, violando sobre todo la condición de indemnización previa. Se supone que deberían indemnizar a la población afectada antes de la ejecución del proyecto de utilidad pública, pero esto nunca sucede. Pero cuando utiliza este principio jurídico, sabemos que es la antesala de una concesión minera o forestal. El Estado también es propietario del subsuelo, por lo que puede conceder a empresas mineras el derecho a explotar oro, hierro, cobalto o diamantes, o a empresas madereras mediante concesiones en zonas ya habitadas denominadas Unidades de Gestión Forestal (UFA, por sus siglas en francés). Esto provoca la degradación del medio ambiente: la contaminación del aire y del agua, que causa graves problemas de salud a nuestra población, así como el deterioro de la flora y la fauna que nos proporcionan alimentos. Este problema es especialmente grave en el sur y el sureste de Camerún, donde se encuentran las mayores concesiones mineras de hierro.
S. ¿Qué empresas son las que reciben estas concesiones?
T. Sabemos que participan empresas chinas e italianas, por ejemplo. Sin embargo, debe de haber empresas nacionales y otras, pero es difícil conocer quién está detrás, debido al uso de subcontratistas. A estas empresas solo les interesa extraer la máxima cantidad de recursos, sin preocuparse del impacto que dejan a su paso, y estos recursos salen de todo el país. Los beneficios no se quedan en Camerún y no llegan a las poblaciones originarias, sobre todo a nosotros, las comunidades pigmeas, que solo podemos ver cómo se llevan nuestra riqueza. Hay explotaciones legales, las que concede el gobierno, pero si, por ejemplo, están autorizadas para un terreno de 200 hectáreas, se amplían fraudulentamente, bajo maniobras de la corrupción, a 500 hectáreas. En este caso, es aún más difícil saber qué empresa explota la tierra y dónde están los límites de su concesión. Gestionados en este contexto, los bosques y enormes extensiones de tierra son devastados día y noche, dejando a las comunidades pigmeas sin nada.
S. Ante este impacto tan alto en los bosques, ¿qué percepción hay en el conjunto del país sobre estas concesiones? ¿Tienen aceptación o hay rechazo?
T. El relato del gobierno es que son un motor de desarrollo económico para el país, y existe el debate entre desarrollo y medio ambiente. Creemos que es posible tener un desarrollo económico sostenible respetando nuestros espacios vitales y nuestro modo de vida. Pero el gobierno no comparte esta visión, porque se siguen otorgando enormes concesiones mineras a empresas multinacionales en todo Camerún. Esta visión del progreso ve el beneficio económico donde hay un árbol. Sin embargo, para nosotros, los baka, donde hay un árbol hay comida, medicinas, cobijo, cultura, historia, biodiversidad, una escuela... En realidad, no vemos solo el árbol, sino toda la vida. Pero desde el momento en que se otorga una concesión, la empresa tiene también el poder del discurso, y la idea del crecimiento económico del país es la que se transmite por los canales oficiales.
S. Frente a esta idea de desarrollo económico impuesto para los intereses externos, se proponen alternativas, por ejemplo, en lo que se ha llamado el socialismo africano. ¿Sigue vigente este ideario? ¿Se tienen presentes figuras como Thomas Sankara?
T. Sigue estando de actualidad, pero al mismo tiempo hay una fuerte oleada de neocolonialismo, con las empresas a la cabeza. Los jóvenes están familiarizados con figuras como Thomas Sankara, y específicamente en Camerún, con Ruben Um Nyobé y Ernest Ouandié, que fueron líderes en la lucha por la independencia de Camerún. Creo que son referencias importantes de las que debemos aprender si queremos controlar el desarrollo económico de nuestra región.
S. Mientras se va construyendo ese camino, ¿qué resistencias se presentan desde las comunidades?
T. El pueblo baka es un pueblo pacífico, como se le reconoce históricamente y como se le reconoce entre los demás pueblos de Camerún. Por eso, en nuestra cultura no contemplamos organizar manifestaciones ni tener enfrentamientos directos con las autoridades administrativas locales o nacionales y/o con las empresas que explotan nuestros recursos. Ejercemos una resistencia suave, por ejemplo luchando a través de los compromisos internacionales de Camerún en materia de medio ambiente y derechos de los pueblos indígenas, acciones de defensa, peticiones contra los abusos causados por la conservación colonial militarizada y quizás, algún día, a través de los tribunales. Pero es difícil influir eficazmente en la política gubernamental, porque no tenemos representantes indígenas pigmeos en las altas esferas gubernamentales, y mucho menos en el parlamento, así que la incidencia política es complicada. Pero creemos en este camino. Se trata de un compromiso a largo plazo con la causa, y no de una percepción de resultados inmediato. Sin embargo, a pesar de esta voluntad firme de comprometernos en la defensa de los derechos de los baka y de otros pueblos, nos encontramos con muchos obstáculos. Uno de ellos es la falta de financiación, necesitaríamos más fondos para poder tener una estructura organizativa más fuerte que apoye este compromiso. Aunque estamos dando pasos. Quince asociaciones indígenas se han unido en una plataforma llamada GBABANDI, que en lengua baka se refiere a la idea de unidad dentro de una comunidad donde cada uno tiene un papel que desempeñar. El respeto de todos los roles lleva a la construcción sólida de acciones a favor de las comunidades pigmeas.
A pesar de este importante paso adelante en la estructuración del movimiento asociativo a escala nacional, sigue siendo muy difícil para una plataforma joven, con pocos recursos, influir suficientemente en las políticas gubernamentales y vigilar eficazmente las numerosas concesiones hechas a lo largo de los años con la lacra de la corrupción. ¿Dónde podemos encontrar los fondos para investigar, llevar casos a los tribunales, luchar contra casos que pueden durar décadas? Por eso necesitamos financiación y alianzas con el movimiento ecologista y social de base de otras partes del mundo.
S. Ecologistas en Acción es una organización de ecologismo social. Pretendemos proteger la biodiversidad, conjugada con una vida digna para las personas en el territorio. ¿Se considera el pueblo baka ecologista? ¿Qué opinión les merece el ecologismo?
T. Somos ecologistas de sangre y por nuestro amor a la naturaleza. Nos nace de dentro protegerla. Es nuestro hogar. Es un ecologismo que siempre ha estado situado, en su contexto, y por eso los datos muestran que donde la biodiversidad se ha conservado bien hasta hoy es donde han vivido los pueblos indígenas. Hasta los años noventa nuestra selva gozaba de muy buena salud. Para nosotros, los ríos servían para beber, pescar de forma sostenible, realizar rituales de purificación y rezar. Sin embargo, las empresas mineras y forestales contaminan los ríos sin remordimientos cuando se trata de conseguir sus objetivos económicos.
Un cazador autóctono sabe qué animales cazar, en qué época del año, porque están viejos o enfermos (es la gestión sostenible de la fauna salvaje), para no afectar a todo el ecosistema. Caza para comer. Esto no tiene nada que ver con la caza de trofeos o los safaris. Eso es algo terrible. Somos respetuosos con la naturaleza porque sabemos que formamos parte de ella, porque somos conscientes de que no existe el pueblo baka sin el bosque. Entendemos el ecosistema y nos comunicamos con él. Esta comprensión entra a veces en conflicto con el ecologismo occidental. Por ejemplo, durante la creación de los parques nacionales y las grandes reservas del sudeste del país, en las que el WWF participó a todos los niveles, los pigmeos baka fueron brutalmente explotados de una forma que constituyó una violación física y moral de las comunidades pigmeas por parte de quienes se hacían llamar éco-gardes (eco-guardianes) y recibían financiación de estas organizaciones europeas.
S. En todo este panorama, ¿qué papel desempeñan los encuentros internacionales como las COP?
T. Creo que las COP son foros de reflexión estratégica, política y financiera de alto nivel que influirán considerablemente en la actitud de los gobiernos y las multinacionales (empresarios) hacia el medio ambiente. Las COP sobre el clima y la biodiversidad son útiles para entender cómo funciona el mundo y redefinir las orientaciones y compromisos de los actores globales. Participar en una reunión internacional nos da una perspectiva global y no solo centrada en los conflictos locales. Sin embargo, para nosotros es muy difícil participar en estas reuniones, debido a los procedimientos discriminatorios entre Occidente y África para la obtención de visados, y también a la falta de financiación, porque participar en una reunión internacional requiere mucho dinero. Estas reuniones conllevan gastos que no podemos cubrir y, sin embargo, no podemos hablar de cuestiones climáticas o de biodiversidad sin la participación de los pueblos indígenas pigmeos de África (en particular de Camerún). Debemos incluir la realidad africana en la agenda de estas cumbres. Por ejemplo, en estas zonas y en nuestras comunidades, tenemos que entender que el cambio climático también afecta a la vida tradicional en el bosque, porque repercute en la producción forestal: se obtienen menos alimentos, menos agua, etcétera.
Las COP son muy importantes para mostrar el deterioro del mundo. Se puede ver dónde ponen el énfasis los países centrales, que siempre es en la economía. Me parece que son importantes para combatir la mentalidad de los poderosos. Parece haber una doble cara cuando se trata del clima: la retórica es una cosa, pero con sus acciones, da la impresión de que se ríen de nosotros. Y en las COP, en las reuniones de la sociedad civil, hay lugar para el cuestionamiento. En los eventos que rodean a las COP, hay un espacio para que los africanos en general hablen al mundo, pero también específicamente para que se escuche nuestra voz como Pueblos Indígenas.
S. Y a nivel europeo, ¿qué nos puedes decir sobre el Reglamento Europeo contra la Deforestación (EUDR)? Estamos ahora en un momento de presión para pedir su activación con ambición.
T. Reglamentos europeos como el EUDR o el EUTR (Reglamento de la Madera de la Unión Europea) tienen buenas intenciones. Creo que van por el buen camino, pero son difíciles de aplicar. Legislan sobre la trazabilidad de la madera y la tala legal. En teoría, sería posible saber de dónde viene y adónde va, y quién es el consumidor final de nuestros recursos forestales. Sin embargo, como ya he dicho, es difícil saber en nuestros territorios qué empresas explotan la madera, y ¿cómo participamos en el control a nivel local/comunitario? Esperamos que se encuentren medios eficaces de control, sería un gran paso adelante.
S. Muchas gracias Timothée por tu tiempo y por compartirnos esta realidad.
T. Soy yo quien os agradece por esta oportunidad.
Desde Ecologistas en Acción trabajamos para que la Unión Europea ponga en marcha cuanto antes el Reglamento Europeo contra la Deforestación y la Degradación Forestal (EUDR), que debía haber entrado en vigor el 1 de enero de 2025, pero la Comisión Europea y el Parlamento Europeo lo retrasaron un año. Ecologistas en Acción trabaja con otras organizaciones españolas en la Alianza Cero Deforestación, para que el Gobierno de España apruebe su propia ley para aplicar aquí con efectividad y recursos el reglamento europeo. Hacemos incidencia en el ámbito público con nuestras propias campañas, investigaciones y publicaciones, trasladamos nuestras reivindicaciones al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) y las autoridades competentes en los gobiernos autonómicos, y también trabajamos con otras ONGs en el ámbito europeo, para que se agilice y mejore el EUDR. Como colectivos sociales y ecologistas debemos seguir reforzando la solidaridad internacional, intercambiando análisis y realidades, para que se escuche la voz de todos los pueblos en los espacios internacionales de negociación y decisión.