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Palestina
Campaña de boicot a la empresa de seguridad G4S: un triunfo de la Campaña internacional de Boicot, Desinversiones y Sanciones a Israel-BDS
De 2010 a 2016 el movimiento internacional de BDS llevó a cabo una campaña de boicot a la empresa de seguridad G4S, con un éxito sin precedentes que inspira y alienta otras campañas del movimiento en defensa de los DDHH y los derechos del pueblo palestino. Calentando motores para la campaña internacional de embargo de armas a Israel, BDS Madrid y Desarma Madrid os invitan a la Mesa redonda “El rol de Israel en la política securitaria global y el comercio mundial de armas”, que tendrá lugar el próximo jueves 24 de octubre a las 19:00 en Traficantes de Sueños.
Los procesos de subcontratación de servicios públicos, servicios sociales, servicios de prisiones y de seguridad, de corte ideológica neoliberal, han apuntalado el poder de las empresas, con un impacto económico, social y político muy negativo sobre la vida de las personas. Movidas por la avaricia y los beneficios, el respecto por los derechos humanos no figura entre los primeros puestos de sus agendas, aunque algunas hayan empezado a defenderlos “de boquilla”.
Para los activistas por la justicia, presionar a los gigantes corporativos para poner fin a los abusos de los derechos humanos puede parecer un reto enorme. Así es exactamente, cuando la presión se centra en la criminalidad de las empresas de seguridad privadas, cuyos valores se apoyan en la ideología de la seguridad en un mundo neoliberal, donde los Estados utilizan la subcontratación como un mecanismo para evitar tener que rendir cuentas por la represión y la violación de derechos.
No obstante, el éxito de la presión ejercida sobre G4S, una de las empresas de seguridad privada más grande del mundo y que opera en 90 países, para que pusiera fin a la mayor parte de sus negocios con el régimen colonial de asentamientos de Israel, brilla como un ejemplo pequeño pero altamente significativo de la victoria de los pueblos contra la criminalidad empresarial. En 2016, tras una campaña global de 6 años, la empresa sucumbió a la presión y vendió la mayor parte de sus operaciones en Israel por un valor superior a los 100 millones de euros. La empresa había prestado servicios y equipamiento a las prisiones israelíes, donde aún miles de prisioneros palestinos, incluidos niños, siguen encarcelados y sometidos a todo tipo de represión; así como a puestos de control y checkpoints a lo largo del Muro de Separación de Israel, anexionando más tierras palestinas y encerrando a comunidades palestinas en pequeños enclaves en Cisjordania y Jerusalén Este. Además, la empresa sigue involucrada en la formación de la policía israelí en su academia de Jerusalén.
El éxito de la campaña se sustenta en unos cuantos elementos que van más allá de la victoria decisiva inmediata. La campaña amplificó las voces palestinas y construyó una solidaridad transversal contra la represión y el desposeimiento. A continuación, detallamos algunas de ellas con el fin de favorecer el aprendizaje para futuras campañas.
Liderada por el pueblo palestino
G4S fue identificado como objetivo por la organización palestina Addameer – Asociación de Derechos Humanos y Apoyo a los prisioneros. Addameer se topó con G4S en el marco de su trabajo a favor de los prisioneros políticos encarcelados en cárceles israelíes, y a raíz de la investigación de los abusos contra estos prisioneros. Más tarde, la campaña fue apoyada por el Comité Nacional Palestino de Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) – BNC, que junto con Addameer se coordinó con otros colectivos a nivel internacional para presionar a G4S y poner fin a su complicidad con el proyecto colonial de asentamiento de Israel, que cuenta con más de 70 años de duración.
En abril de 2012 la campaña recibió un gran impulso, con la adhesión de 12 organizaciones palestinas que hicieron un llamamiento de boicot a G4S en solidaridad directa con unos 2.000 prisioneros políticos palestinos, quienes habían lanzado una huelga de hambre masiva para exigir el fin del uso de la detención administrativa por parte de Israel. Únicamente en base a “pruebas secretas”, los detenidos administrativos son encarcelados indefinidamente y sin juicio; de los 5000 prisioneros políticos palestinos que a julio de 2019 se encuentran en cárceles israelíes, 460 están retenidos bajo detención administrativa. Los prisioneros hicieron numerosos llamamientos a los/as activistas para denunciar a G4S por su papel en el sistema carcelario israelí, convirtiéndolo en el blanco principal durante los días de acción coordinadas a nivel internacional en la jornada del 17 de abril, Día de los prisioneros palestinos.
Solidaridad transversal
La implicación de G4S en el proyecto colonial de Israel es sólo un aspecto de la cartera de abusos de derechos humanos de la empresa. Más allá del territorio palestino, G4S es acusada de mala praxis en cárceles privadas, en el traslado de refugiados y en centros de deportación en el Reino Unido, los Estados Unidos, Sudáfrica y Australia. El personal de la empresa está implicado en el asesinato de Jimmy Mubenga, un padre de 46 años, hecho por el cual nunca han tenido que rendir cuentas; Mubenga falleció en manos de vigilantes de G4S mientras estaba siendo deportado por la fuerza del Reino Unido.
La campaña palestina contra G4S se construyó sobre la base de y en conexión con estas luchas. Articular un interés compartido para luchar contra una empresa que se beneficia globalmente de la represión ayudó a resaltar la intersección ideológica y el hilo común entre la lucha de liberación palestina y estas otras luchas. En el Reino Unido, por ejemplo, la coalición #StopG4S se formó reuniendo a activistas anti-racistas y anti- deportación con activistas de solidaridad con Palestina. El espíritu de unidad en la lucha y la resistencia se expresó también en una declaración de 1000 activistas negros/as, artistas y académicos/as que puso de relieve a G4S como un blanco común:
“Aunque reconocemos que la configuración del apartheid en Israel/Palestina es diferente de la de los Estados Unidos (y de Sudáfrica), seguimos viendo conexiones entre la situación de los palestinos y de las personas de color (…). El uso generalizado por Israel de la detención y el encarcelamiento de los palestinos evoca al encarcelamiento masivo de negros en los Estados Unidos, incluido el encarcelamiento de nuestros propios revolucionarios”.
El sacar la grave situación de los prisioneros palestinos del aislamiento mediante la articulación de la transversalidad entre su represión y la que se ejerce contra los/as migrantes y los/as prisioneros/as en otras instalaciones operadas por G4S y en otros lugares, fortaleció la campaña y forjó una solidaridad política significativa que sigue existiendo más allá de la campaña y de G4S como blanco específico.
Tácticas diversificadas
La enorme envergadura de las operaciones de G4S la hizo susceptible de convertirse en blanco de un gran número de actores a través de diversas tácticas, causando grandes pérdidas financieras a la empresa y dañando su reputación. La estrategia colectiva centrada en G4S impulsó numerosas acciones que, aunque pequeñas en sí mismas, tuvieron un impacto acumulativo.
Una de las tácticas principales de la campaña fue centrarse en los accionistas asistentes a las reuniones anuales de la empresa, e incidir sobre accionistas individuales. Las juntas generales anuales se convirtieron en un lugar habitual de protesta y en una oportunidad para presionar directamente a los representantes de la empresa. Además, los/as activistas compraron acciones de la empresa, lo que les dio acceso a la junta y la posibilidad de formular preguntas, leer declaraciones e interrumpir los debates en los puntos del orden del día. Además de la acción directa durante las juntas de accionistas, se realizaron acciones creativas en el exterior para llamar la atención de los asistentes y de los medios. La táctica funcionó: periódicos como el Financial Times, The Guardian y The Independent empezaron a cubrir el asunto con regularidad. En 2014, la venta por la Bill Gates Foundation de todas sus acciones en G4S por valor de 150 millones de euros fue un golpe reputacional y financiero para la empresa.
Otra táctica fue centrarse en los contratos de la empresa. G4S perdió millones de euros en contratos rescindidos por universidades, organizaciones benéficas, sindicatos, empresas privadas y agencias de la ONU en todo el mundo. Entre estos contratos se cancelaron decenas de contratos con sindicatos estudiantiles y ayuntamientos en el Reino Unido, empresas privadas en Sudáfrica y agencias de Naciones Unidas en Jordania, incluidas UNICEF, UNOPS y UNHCR.
Los/as activistas también presionaron a las instituciones representativas en sus propios países para desinvertir en G4S, entre otros a la Iglesia Metodista Unida de los Estados Unidos, que vendió todas las acciones de su fondo de inversión en G4S con un valor de 18 mil millones de euros, al igual que la Institución Pública de Kuwait para la Seguridad Social (Kuwait’s Public Institution for Social Security) (PIFSS).
Para quienes quieren transformar el mundo en un lugar más justo e igualitario, la naturaleza global del capital y la criminalidad empresarial suponen una oportunidad para unirse a la lucha y la solidaridad. El calentamiento global y el ataque al derecho de las personas a la libertad de movimiento son sólo dos de las principales luchas políticas a las que tenemos que hacer frente actualmente. Con sus formas características, incluso siniestras, las empresas con fines de lucro se han anunciado como “proveedores de la solución”.
En tierras ocupadas palestinas se están instalando paneles solares fabricados por sociedades anónimas, como la suiza ABB y la alemana SMA Solar Technology, en beneficio de la agenda energética verde israelí y a costa del pueblo palestino. Ambas empresas han firmado los Principios Rectores de la ONU sobre las Empresas y los Derechos Humanos. Al involucrar a Palestina en la conversación sobre la justicia medioambiental, los/as activistas pueden ampliarla para que sea una conversación que sobrepase las fronteras nacionales y desafíe las raíces del poder corporativo.
Otro frente es la lucha contra la violencia infligida por la Fortaleza Europa a los y las refugiadas y solicitantes de asilo. Los países europeos están desplegando el sistema Elbit para vigilar sus fronteras; Elbit suministra al mismo tiempo el 85% de los aviones no tripulados del ejército israelí, tecnología para el muro de separación de Israel que serpentea a través de Cisjordania ocupada y el sistema de detección de túneles desplegado como parte del sistema de alta tecnología que mantiene asediadas a unas 2 millones de personas en Gaza.